CORRESPONDENCIA
Lunes, 10 de Julio de 2006
Sobre los enfermos psíquicos.- Culkin
Acabo de leer el escrito de Oráculo sobre los enfermos psíquicos en el Opus Dei y me he quedado petrificado. A medida que iba leyendo la parte del libro “Experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas” dedicada a la atención espiritual de los enfermos psíquicos iba sintiendo un agobio asfixiante imaginándome en esa situación: Que si ofrezcas todo por los pitables, que si quieres haz la charla tres veces por semana, que si ponte el cilicio media hora menos pero no dejes de ponértelo, que si echa una cabezada después de comer pero quiero verte puntual en la oración de la mañana, que si por unos días no hagas la lectura espiritual pero ¡ojo¡, sólo por tres días, no vaya a ser que los demás residentes de esta casa saquen la falsa impresión de que los directores no damos importancia suficiente al plan de vida, que si no dejes de sacar propósitos sencillos pero bien concretos en el examen de conciencia, que si lleva a la oración estos temas, que con el santo y seña no te agobies pero intenta repetirlo doscientas veces… Menos mal que, al final, parece que se le anima a seguir las mociones y luces del Espíritu Santo, aunque con toda la retahíla anterior no sé si le quedará ya algún papel que jugar en la vida del pobre enfermo. ¿Qué tipo de vida espiritual se vive y fomenta en el Opus Dei? Parece que la reducen a un contínuo hacer: hacer las normas, hacer la charla, hacer apostolado, hacer la oración, hacer corrección fraterna, hacer mortificaciones…. ¿Dónde queda Dios? ¿Dónde su iniciativa y su acción en las almas?, ¿Dónde el gozo de saberse profundamente querido por El, más todavía cuando se sufre en el cuerpo o en el alma?
Desde luego, con un panorama así, es imposible que alguien que sufre una enfermedad psíquica se pueda recuperar. Es más, se comprende cada vez mejor que haya tantas personas con psicopatologías en el Opus Dei.
Culkin
Felicitaciones y reflexiones sobre la verdad.- Marcus Tank
FELICITACIONES Y REFLEXIÓN SOBRE LA VERDAD
Hay que agradecer a Claire Fisher su aportación del viernes día 7 sobre las prelaturas personales, tan diáfana como oportuna. Facilitar el conocimiento de la verdad es algo que hace libres. En este caso revela también las sucias maniobras de una institución que no ha cesado de engañar a miembros y no miembros desde el principio. Mentir y desinformar a los suyos adquiere todavía mayor gravedad. Porque en los documentos y guiones que los directores proporcionan a los ponentes de charlas y demás medios de formación, se habla de la Prelatura como estructura jerárquica. Y esto es un fraude, se mire como se mire, pues aquí no caben interpretaciones de los textos conciliares y legales. Sospecho que va a cumplirse pronto lo del famoso refrán: Antes se alcanza a un mentiroso que a un cojo.
De modo que la web se ha convertido y es, de hecho, un gran foro de libertad: el único lugar donde puede decirse la verdad sobre el Opus Dei. La existencia de este areópago y su creciente interés se lo debemos en gran parte a Agustina, quien con su dedicación abnegada y constante se ha convertido en un ejemplo para todos los medios de comunicación. A ella mi felicitación más sentida. También deseo felicitar a cuantos se esfuerzan en contribuir al esclarecimiento de la verdad con sus testimonios y análisis.
En cualquier iniciativa movida por una sincera preocupación por el bien de los demás, por un amor desinteresado y recto, acaba saliendo a relucir la verdad, que es inseparable de la caridad. La caridad, por pequeña que parezca al principio, es siempre semilla de grandes logros. Su fecundidad resulta insospechada y absolutamente incontrolable. Y así mi pensamiento se dirige ahora a la Iglesia, donde la fraternidad tiene como fuente inagotable a Cristo. Me atrevo a afirmar que la Iglesia resucita en el mundo actual gracias a iniciativas como la de Agustina. Y mis lectores sabrán perdonar el descontrol “místico” de los pensamientos que ahora siguen.
La Iglesia necesita purificarse de pesos muertos y lastres del pasado que matan la libertad y obstruyen la acción del Espíritu Santo. De instituciones opresoras donde lo humano prima sobre lo divino —¡paradojas del Opus Dei!— o también de actitudes y posturas neoconstantinianas, que promueven las organizaciones de “poder terreno” disfrazadas de estructuras eclesiales. La única estructura propiamente eclesial es la sacramental en sentido estricto: éste es un pensamiento nítido en la producción teológica de Ratzinger. El servicio a la Iglesia necesita quitar lo que sobra, lo que no permite la manifestación de una auténtica caridad, que es la acción de Dios en la historia. Y, yendo todavía más al fondo de la cuestión, añadiré que, si la creación es el amor de Dios en acto, la estructura de todo lo creado es libertad, pues amor y libertad son inseparables. El amor no puede ser impuesto, sería en sí mismo contradictorio. El amor es libre. No es de Dios aquello que asfixie la libertad y autonomía personales. De aquí la importancia de un auténtico foro de libertad y de respeto, donde la gente pueda expresar lo que sinceramente piensa.
Marcus Tank
Mi captación por el Opus Dei a los 15 años.- Isabel Nath
MI CAPTACIÓN POR EL OPUS DEI A LOS 15 AÑOS
Isabel Nath, 10 de julio de 2006
Tenía 14 años en 1979 y había estudiado toda la vida en un colegio del Opus Dei.
Tal vez por haber estudiado en colegio de solo-chicas no tuve ninguna relación importante con ningún chico (hubo un ‘noviete’ que duro más bien poco…). A esas edades pienso que todos en general nos sentimos más a gusto con ‘los nuestros’, los de nuestro mismo sexo, pero si salvo primos y algún vecino no has tratado nunca con chicos todavía más. Te sientes más seguro de ti mismo rodeado de ‘semejantes’...
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Sobre La Hermandad Secreta de Torre 2.- Psilogop
Hola, estoy investigando sobre el mundo "oculto" del Opus Dei.
He leído los artículos de Alancourt y quisiera conocer más sobre La Hermandad Secreta de Torre 2. Si es posible, quisiera mantener un contacto vía mail con el autor de esos artículos.
Quisiera conocer, también, más sobre la vida en los colegios mayores de La Obra en el Campus de Pamplona, así como las historias o vivencias de numerarios o afines que hayan intentando el suicidio (además de casos de suicidios) como consecuencia de su paso por el Opus.
Muchas gracias,
Psilogop
Ayuda.- Sy
Queridos todos,
Les escribo porque necesito que me aconsejen. Conozco a una persona numerari@ que pidió la admisión hace alrededor de un año (quizás menos). Esta persona está harta y ya lleva varias semanas sin hacer sus normas. Cómunicó al/la director@ de su centro que quería salirse y le fue dicho que estaba bien, solo que de arriba habían decidido retrasar su admisión (ni siquiera la ha hecho) algunos meses más; que tiene que aguantar hasta entonces porque no se puede salir antes. El escenario está claro, la ayuda la necesito yo.
Por un lado, quisiera contactar a esta persona, que es menor de edad, y decirle que se puede ir cuando quiera porque no está atado de ninguna manera al opus. Por el otro, no sé si debería meterme... No estoy seguro si la vocación al opus en realidad existe, pero si existiera no me gustaría interponerme a la voluntad de Dios. La familia de esta persona es muy influyente en el opus, las amistades de esta persona son casi todos numerari@s y siento que está en mis manos darle consejos. Es un martirio horrible aguantar varios meses viviendo esa vida sin quererla. A mí me hicieron aguantar como 1 mes y al final estaba que me mataba. Gracias por su ayuda. Me apasiona contemplar el crecimiento de la web.
Un abrazo a todos,
SY
La personalidad de José María Escrivá. Nota al escrito de Marcus Tank.- Oraculo
LA PERSONALIDAD DE JOSÉ MARÍA ESCRIVÁ
NOTA AL ESCRITO DE MARCUS TANK DE 5 DE JULIO DE 2006
Oráculo, 10 de julio de 2006
Se preguntaba Marcus Tank sobre el acierto o no de sus escritos en torno a los engaños del Opus Dei, de un lado, y la biografía y acción fundacional de Escrivá, de otro. Aquí van unas líneas en las que deseo manifestar expresamente mi opinión, como en parte Segundo hacía ya el viernes pasado.
Pienso que las tesis propuestas en los escritos de Tank son certeras, especialmente valiosas por su apertura hacia una búsqueda desinteresada para la comprensión plena de la realidad. O sea, que los dos nos encontramos en idéntica disposición observando el fenómeno y, al mirar, parece que los dos estamos viendo lo mismo. Y, para que esto no quede en una mera declaración genérica, casi como adhesión ciega a los puntos de vista ajenos, añado unos comentarios en la estela de esos escritos.
Considero un acierto que se hayan subrayado las dimensiones de astuto engaño que acompañan muchas actuaciones de José María Escrivá durante toda su vida y, por extensión, en su “fundación” una vez hecha institución. Son engaños porque encierran mentiras deliberadas, pues no hay peor mentira que una consciente verdad a medias. En las biografías hagiográficas sobre Escrivá esto llega al paroxismo, pues ahí encontramos “un personaje” que ni es real ni en buena parte se corresponde con lo acontecido aquí abajo, en la historia de los humanos.
No necesito discutir la santidad actual del hombre: es decir, el hecho de que Dios le haya otorgado ya la bienaventuranza, al igual que su misericordia habrá hecho con millones de otras personas anónimas —estoy seguro— que han precedido o seguido a Escrivá en la existencia. En esto ha quedado comprometido el juicio definitivo de la Iglesia, con toda la fuerza de su autoridad divina, para quienes la aceptan. Pero sí digo que la “historia” narrada por la institución—incluso en los procesos de beatificación y canonización— sobre el personaje, y que sigue repitiendo, en buena parte no se corresponde con la realidad de lo acontecido en el tiempo de la historia.
¿Qué es entonces la devoción al “San Josemaría”? Entiendo que o bien es la proposición objetiva de un ideal a seguir, o bien es la asunción subjetiva de esos anhelos, pero entonces por un doble motivo: porque es “ideal” —no real— y porque “lo narrado” se ha propuesto como regla imitable. Lo ficticio está en que el “ideal” se supone real (subjetivo) en la persona de carne y hueso José María Escriba Albás, pero sin la deseable acribia. No pienso discutir sobre devociones, pues la vida espiritual de cualquier persona me suscita un profundo respeto, ni en mi ánimo está remover los motivos de las devociones particulares de cada quien, o los métodos por los que excita su fe. Sí me interesa, en cambio, el personaje real de carne y hueso. Y ahí vengo a coincidir con los enfoques de nuestro amigo Tank.
Como él, de las fuentes o de los recuerdos extraigo algo muy diferente al “San Josemaría” de consumo espiritualista, pietista. Verdad es que lo tenemos más fácil quienes conocimos al personaje en vida. Mi percepción es la de un hombre que hoy consideraríamos “fascistón” de temperamento —por favor, no se mezcle esto con las connotaciones políticas del término— y también de carácter, con una muy reducida formación teológica, en exceso dogmática y apologética: un antimodernista beligerante. Su comprensión de la fe cristiana apostólica se vierte siempre en teorizaciones doctrinales. Fue un activista con “cabeza cultural” del Antiguo Régimen. Quedó marcado indudablemente por la experiencia traumática de la persecución religiosa española de los años treinta. Y organizó conscientemente las cosas del modo que conocemos, pensado que así obraba bien, al igual que otros —en otros tiempos— pasaron a cuchillo a judíos, herejes o infieles, en nombre de Dios. Su gobierno práctico se reduce a utilizar toda la estrategia y medios seculares —la astucia y el poder, sobre todo— para “objetivos buenos” que habrían de alcanzarse humanamente: es decir, por el propio esfuerzo.
Por eso su fe en la Iglesia pneumática —la sacramentalidad como “estructura”— era muy débil. Y de ahí sus desconfianzas, su afán de controlar y amarrar todo, y también su versatilidad para cambiar de “doctrinas” o de fórmulas canónicas según conveniencias. En esto parece consistir la tan cacareada mentalidad laical que sustenta la secularidad de su espiritualidad: su institución habría de “luchar” con los mismos métodos del mundo y en esto consistía estar sirviendo a Dios desde “dentro del mundo”. Por eso también, quizás, Escrivá vivenciaba su Obra como la “tabla de salvación” para la Iglesia o para la Humanidad, como aún hoy muchos lo piensan en la Prelatura del Opus Dei, con notable mengua de la pretendida humildad colectiva. Pero este enfoque de su misión carismática no deja de ser una exageración, nada divina, porque muy poco tiene de iluminación sobrenatural: en cambio, sí tiene mucho que ver con los desequilibrios del carácter de Escrivá, con sus gustos y rarezas, sus cosmovisiones humanas, y aun con los complejos de su personalidad.
Así las cosas, el problema actual es doble. Primero, el hecho de que se hayan institucionalizado las actitudes del “fundador”, cimentando su bondad en su presunta santidad, hoy ya declarada por la Iglesia, aunque este juicio eclesial no pueda convalidar las falsificaciones de la historia. Y, segundo, la realidad del mito: es decir, que el “personaje” sea un modelo irreal de diseño, cuya “elaboración” se ha forjado unida a la consolidación de esos otros hábitos institucionales, como si éstos fueran expresión carismática de la “vida” (biografía) fundante. Es exactamente lo mismo que estaban haciendo los Legionarios de Cristo con su Fundador, tomando ejemplo en la experiencia del Opus Dei, aunque a mitad de camino el tiro les salió por la culata. Si los procesos de Escrivá se hubieran hecho con la honestidad que requiere el método científico, inmunes de influencias calculadas e interesadas, es muy probable que aún hoy estarían atascados. La historia real hubiera impedido entonces la edificación y la promoción del mito y, desde luego, la consolidación de los defectos institucionales. De haber sido así, hoy sería más fácil la crítica y la reforma de los dislates de la institución, habitualmente forjados —y sostenidos con habilidad— a espaldas de los jerarcas de la Iglesia. Pero la historia no tiene marcha atrás.
¡Qué útil sería rescatar los votos —dictámenes— negativos de aquellos dos Consultores de la Congregación romana que, en su día, se opusieron en conciencia a la canonización de Escrivá, con harto enfado de algunos! En fin, a la vista de este panorama, no es fácil rectificar el rumbo. Y, pienso, será necesario que el “edifico construido” —la “imagen artificial” forjada— se derrumbe enteramente, para que de nuevo pueda construirse luego en alguna dirección buena. Larga tarea, sin duda, que difícilmente podrá evitar las crisis internas o las purificaciones “providenciales”. Mi confianza es que Dios proveerá por encima de nuestros esfuerzos.
Oráculo
Nota de Agustina. Tenemos el voto 'suspensivo' de un Consultor del "Congreso especial de la Congregación para la causa de los santos, sobre la heroicidad de las virtudes de mons. Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei". Lo publicó la revista italiana "Il Regno". Aunque haga un link aquí, lo coloco también a continuación de tu escrito para que sea un documento independiente que va a ir a los "Libros silenciados". Está en italiano, en formato PDF (1,27 MB), directamente fotocopiado del original.
Voto 'suspensivo' en la Causa de Beatificación de Mons. Escrivá.- Agustina
CONGRESO ESPECIAL DE LA CONGREGACIÓN PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS, SOBRE LA HEROICIDAD DE LAS VIRTUDES DE MONS. ESCRIVÁ DE BALAGUER, FUNDADOR DEL OPUS DEI
VOTO SUSPENSIVO En formato PDF, (1,27 MB) y en italiano
Fuente: IL REGNO, 9, Anno XXXVII, nº 682, Maggio 1992
Sobre los enfermos psíquicos.- Ramón
He leído la web y la verdad es que las comuniciones son cada vez de más nivel y profundidad.
Simplemente quisiera reseñar dos cosas:
- En el mensaje de Oráculo sobre los enfermos psíquicos se hace una referencia al propio Escribá como "patología fundacional" de la cosa.
¿No es el Fundador mismo la muestra primera de ese tipo de enfermos? Las intemperancias de su carácter o los altibajos de su humor caprichoso parecen haber sido transformados en actos de virtud, como de quien defendía así el “espíritu” de su carisma, al igual que las “biografías oficiales” han eliminado sus patologías depresivas, constatadas, muy en paralelo con las del actual Prelado. Pero esto apenas engaña ya a nadie que posea una información directa o cercana. ¿No arrastra acaso la propia fundación un “rasero patológico” de medida de la normalidad que los está haciendo a todos un poco locos? ¿O acaso un mucho?
Desde Marx estamos acostumbrados a una lectura materialista de la historia: esto sucedió así porque se daban razones objetivas para que sucediera. De este modo, olvidamos muchas veces el factor humano, el carácter de los propios protagonistas, que queda también marcado en sus decisiones. Por ejemplo, si Julio César hubiera sido más pusilánime, nunca hubiera cruzado el Rubicón...
En el caso de las fundaciones de movimientos o colectivos humanos, quedan marcados fuertemente por las circunstancias en que nacieron (el pueblo judío en Egipto, el movimiento obrero en la miseria de la Revolución Industrial) pero también por el carácter y las costumbres de sus fundadores, que son gente carismática. Éstas penetran de una manera sutil en los usos de los que les siguen, y pueden llegar a imprimir más carácter que la propia doctrina del fundador. Quizás el Opus, fundado por alguien intemperante, rígido, obsesivo, haya heredado muchas caracteristicas de su fundador. No en vano sus sucesores han sido gente de la primera hornada (Alvaro del Portillo) o que convivieron con él (Echevarría).
Las contradicciones en los hechos son evidentes: un movimiento laical administrado por un prelado presbítero (que encima insiste en el cargo de "Monseñor") y una élite de "liberados" con votos como los religiosos. Un movimiento "civil", en el que no existe la democracia interna para la elección de cargos, sino misteriosos canales de designación vertical, de arriba para abajo. Un movimiento laical en el que no existe debate ideológico y en el que las decisiones colectivas no se someten a una asamblea representativa, y que las decisiones sobre las vidas individuales vienen de fuera.
Lo que dicen los escritos del santo marqués (sermones, meditaciones, que con frecuencia se "entresacan" para dar una imagen favorable), con frecuencia contienen importantes contradicciones. Por ejemplo, ensalza la libertad individual, el pluralismo ideológico (en los años 70 no iba a decir otra cosa), pero en la mayoría rechaza la propia decisión y el libre albedrío. Glorifica la vida en el mundo, pero la disocia de la vida corriente. Pretende ser un apostol de la vida corriente, pero luego se queda en los usos y costumbres de la España misérrima de los años 40 y 50. Ensalza el amor, pero deja el amor de la pareja para la clase de tropa; fomenta la amistad, pero sólo como utilidad y manipulación, etc...
En ese contexto, no es de extrañar que las contradicciones hagan explotar las mentes y las almas.
- Que suscribo plenamente los comentarios de Alberto Moncada de la última semana, pongo mi firma junto a la suya. Sólo quiero añadir que la relación de comensalismo/ simbiosis Vaticano - Iglesia institucional - Opus es de ida y vuelta. La jerarquía eclesiástica se vale del Opus y similares, pero ellos acaparan su cuota de poder dentro de ella, por lo que las estructuras sufren los mismos males de estas organizaciones: esclerosis, dogmatismo, falta de miras... con el resultado visible: abandono de los jóvenes y las mujeres, y desafección de los elementos más concienciados. ¿por qué no le sorprende a nadie el aprecio de la sociedad civil por los misioneros y su desprecio por la jerarquía eclesial?
Besos, orejas
Ramón
Recomiendo un libro.- Ramón
El regreso del Hijo Pródigo. Meditación ante un cuadro de Rembrandt
Henry J. M. Nouwen.
Editorial PPC. Coleccion Sauce ISBN 84-288-1151-2
"Durante mucho tiempo consideré la baja autoestima una virtud. Me habían prevenido tanto contra el orgullo y la presunción que llegué a considerar que despreciarme era algo bueno. Pero ahora me he dado cuenta de que el verdadero pecado es negar el amor de Dios hacia mí, ignorar mi valía personal. Porque sin reclamar este primer amor y esta valía, pierdo el contacto con mi verdadero yo y empiezo a buscar en lugares equivocados lo que sólo puede encontrarse en la casa del Padre"
El autor, sacerdote holandés, tras una profunda crisis personal, dejó la docencia en las universidades norteamericanas para trabajar como voluntario en la comunidad de enfermos mentales "El Arca", en Canadá. En ese momento, descubrió este cuadro que le acompañaría durante todo su proceso espiritual. Primero en un cartel, luego en el propio museo, más adelante en su despacho, el cuadro le acompañó durante sus últimos años.
El autor relata su propia experiencia espiritual meditando sobre este cuadro de Rembrandt que se guarda en el Hermitage. Analiza los personajes, sus actitudes, las implicaciones que tienen para nuestra vida. Dentro del cuadro veremos toda la rica simbología que, sin darnos cuenta, nos está transmitiendo el pintor, que ya se encontraba próximo a su muerte. Los compara con la atormentada biografía del propio Rembrandt.
Nos invita a hacernos con los personajes del cuadro: ser hijo pródigo, a no ser el hermano mayor; pero sobre todo a convertirnos en el Padre Bueno.
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