Bueno, ya tuve mi “bautismo de sangre” en la web y màs de una persona no està de acuerdo con lo que escribì el pasado miércoles. A mì me gusta màs encontrarme de acuerdo con la gente que lo contrario, pero es lógico que si escribo correos como el de la otra noche, lo mìnimo que me puede pasar es despertar la reacciòn de los demàs. Vale. Lo acepto. Pero si tenemos que no estar de acuerdo, por favor, que sea por lo que he dicho realmente y no por otras cosas distintas que no pienso en absoluto.

Isabel me dice que el tema del sexo suele ser un tema de los màs dificiles de acoplar para los ex, y estoy totalmente de acuerdo con ella. Hay muchas intervenciones mìas en este sentido en la web desde cuando participo, o sea desde el comienzo de la web misma. Lo mismo vale para lo que me dice Antrax olvidándose de mis intervenciones cuando Epi –creo- sacò el tema politico, o de otras referidas a la homosexualidad, o a las relaciones sentimentales entre ex, y mismo al problema del control de la natalidad. Por lo tanto le agradezco a Antrax que respete mi opiniòn, pero quiero subrayar que mi opiniòn no es que aquì se hagan sòlo discursos autoreferenciales, endocentristas y ombliguistas. Mi opiniòn es màs bien que cuando cada uno se exprime acerca de algo, y otros le contestan aceptando su opinión o en desacuerdo con ella, y cuando cada uno ha tenido ocasiòn de matizar o explicar sus razones, que vayamos para adelante aceptando que los demàs no tienen por qué cambiar su opinión por la nuestra. Por algo serà que queremos ser pluralistas.

Y lo que querìa decir cuando escribì que me habìa dado un poco de vergüenza aquella tarde encontrarme en la web no era que me daba vergüenza hablar de condones, sino que desde hacía màs de una semana habìa un intercambio de correos que iban repitiendo siempre los mismos argumentos. Y la sensaciòn que tuve aquella noche –con perdòn- fue la de encontrarme en un gallinero, en el que cada gallina hacía tanto ruido que no lograba escuchar lo que decían los demàs. Me imaginé lo que iba a pensar alguien que entrara por primera vez en la página, y tuve un poco de vergüenza. Y por otro, lado muchos sabeis si estoy o no orgullosa de participar de opuslibros.

Y concediéndome el lujo de ser un poco polémica, Isabel, no estoy de acuerdo contigo con esta distinciòn que haces entre cosas teóricas –las intervenciones a las que yo me referìa- y cosas prácticas. Muchos de los argumentos aportados en pro y en contra del uso de condones son muy teóricos. Pero que si tener fe implica aceptar acatamiento o no a las enseñanzas màs integristas y tradicionalistas de la iglesia, o si se puede ser buenos hijos de la misma intentando desde dentro dar un testimonio de fe auténtica y a veces crítica con el aparato institucional –temas que se trataban en algunas de las intervenciones a las que me refería-, tengo que decirte que me parecen asuntos muy prácticos y concretos.

De todas formas creo que esté bien hablar de todo, pero sin dejarnos atrapar por polémicas que nos hacen alargar innecesariamente los temas cuando ya nada de nuevo se aporta al debate.

Lo que no sé es si tengo derecho yo de intervenir diciendo “que por favor, ya vale con este tema”, porque me parece que si los Orejas, por respeto al pluralismo, se limitan a unos pocos criterios para determinar qué publicar y qué dejar de publicar, de vez en cuando tenemos que ser nosotros los participantes los que hagamos notar que un tema ya está suficientemente hablado o comentado y que seguir interviniendo sobre el mismo, ya no aporta nada nuevo a la discusiòn.

De todas formas en algo me habré equivocado para haber despertado reacciones tan iguales en personas distintas, y agradezco la posibilidad de poder matizar mejor lo que pienso, y pedir perdón si hace falta.

Aprovecho para agradecer a Galileo la profesionalidad y el rigor con los que ha tratado el tema de la depresiòn.

Un abrazo cariñoso para todos,

Aquilina

Hola MALU:

No he podido contenerme y me he registrado para contestarte, y es que se puede decir que creo entender por lo que estás pasando. No tanto como que me sucede lo mismo, pero creo estar viendo una situación en tu historia, que vivo casi cada día.

En su día yo pedí consejo a estos geniales orejas, porque la actitud de esa persona que tengo cerca (numerario) me provocaba una tremenda inestabilidad ya no sólo en el trabajo, sino también en el resto del día (y la noche).  Aprendí que en primer lugar, es él quien más sufre, y yo no soy nadie para avivar ese sufrimiento. No olvides eso nunca.

Ese juego de seducción del que hablas, creo conocerlo aunque no me atrevo a denominarlo así, puesto que lo considero inocente: un juego de miradas constante, esa delicadeza en el trato, ligeros y accidentados roces entre las manos, mensajes de correo en el trabajo... mutuos, por supuesto. Cosas que los que conocemos "poco" del tema, no consideramos normales en un numerario. Pues bien... quiero pensar que esta relación es una válvula de escape para toda una vida normalizada, sin cruzar ninguna barrera. No esperes cada día "algo más", y no me refiero por supuesto a nada carnal, no esperes que verbalice sus sentimientos hacia a ti, ya que o lo hace seguro de que va a dar un cambio en su vida, o al día siguiente te machacará el corazón (por indicación de alguien, si su sinceridad en el centro es tan salvaje como debiera).

Creo que debes disfrutar de lo que buenamente pueda darte (que te aseguro que lo que tienes con él es mucho más de lo que tiene permitido) y ser paciente. También conozco esa admiración, pues yo la tengo, pero por favor que no te ciegue, que la mayor parte de los chicos que acuden a un centro, experimentan lo mismo (yo misma recuerdo que quería ser como "ellas" cuando iba al club).

No desesperes y sigue ahí, a su lado, que en el fondo es lo que más necesita. Piensa que su lucha interior es enorme, y a pesar de ello prefiere "estar cerca de ti" durante una horas, aunque luego sufra por ello. Si estás enamorada supongo que esta paciencia que te pido es un sinvivir, pero con la ayuda de Dios encontrarás la paz necesaria para llevarlo. Jamás le des la espalda, porque aunque no te lo diga a ti, yo creo que estás en su corazón y a éste, no se le programa con la misma facilidad que a la mente. Que Dios te Bendiga.

Vicky

-Colocado en los Recursos para seguir adelante el libro:

El arte de amargarse la vida (PDF, 280 K)
Paul Watzlawick
Editorial Herder

Paul Watzlawick (Austria, 1921) estudió filosofía, filología y psicología. Es miembro fundador del Mental Research Institute de Palo Alto, California.

¿Quién no ha convertido alguna vez los sucesos cotidianos en insoportables y los eventos triviales en desmesurados? Amargarse la vida es muy fácil. Pero desarrollar el arte de amargarse la vida de manera sistemática y consistente demanda cierto aprendizaje, muchas veces inconsciente y, las más, de manera consciente.
La trama de fondo se ancla en la explicación de los juicios que usualmente efectuamos acerca de la conveniencia o disconveniencia de los eventos que ocurren a nuestro alrededor. El libro anima a ser creadores de nuestra propia felicidad y dejar de construir la desdicha.