CORRESPONDENCIA
16-junio-2004
(de Rapelu) Tantos casos similares.
Cada relato que aparece en esta web me sorprende por lo de
parecido y similar al resto de los publicados. Parece como
si a todos nos hubiera ocurrido lo mismo. Los que de vez en
cuando escriben insultando y negando la mayor debieran con
tranquilidad al menos leer y tranquilamente descubrir tantas
coincidencias.
Sin embargo, pienso (contra los que buscan la causa en la
institución) que muchos de los errores y horrores que
se comentan provienen más de las personas concretas
que han ejercido de directores-as durante algún tiempo.
Y es lógico. Todos recordamos la cantidad de personas
buenas que hemos conocido y tratado al cabo de los años
y es casi imposible discutir de la bondad de la prelatura
como tal. Hay pocas instituciones que se puedan definir como
malas de por sí.
También es cierto que una vez dejamos de ser fieles-de
se hace un vacío alrededor cuanto menos, sorprendente,
y esto afea en algo tal bondad. No existes. Y si por cualquier
motivo, por tu trabajo, sigues con alguna notoriedad, te sigues
relacionando con la gente, el como si no existieras curiosamente
lo siguen intentando, y más sorprendente. Al final,
la verdad, es que son pocos los que te siguen saludando con
cariño.
Pero lo que ya, al cabo del tiempo, me sigue impresionando
y veo que no se trata de un caso aislado, es que cuando decides
irte te animen a ir al siquiatra. En mi caso me dejaron como
una piedra, no me lo podía creer y menos que me lo
dijera quien no me conocía de nada. Te dicen: debes
de estar mal, ya lo veía yo, pues es de locos irse
al cabo de 27 años
. Aunque nunca lo hayas
necesitado y si Dios quiere no lo necesites
Y si no
es eso, se busca, en el caso de hombres, una causa femenina
(seguro que no eras sincero
, ¿como
se llama ella?). De hecho, mi consejo para evitar disgustos
es decir que te vas y que te casas dentro de dos meses
y así te dejarán más tranquilo pues la
locura del corazón hasta hay algunos que lo entienden
y evitar por todos los medios explicar la realidad de las
cosas, lo que te agobia, lo que ves mal, etc.: pues hay que
contar con que te enfrentas a mucha esquizofrenia, entre otras
cosas. Y auténtica locura en otros casos, pero de los
que no acuden al siquiatra pues son de los que hacen
cabeza.
He vivido casos auténticos de estos locos
donde no eran ni diez ni veinte los que iban a la delegación
a decir que zetano estaba algo ido
pero ni caso: prima
la aparente piedad y la loca obediencia a las notas recibidas
antes que al raciocinio.
Han sido situaciones tan extrañas en tantos años
que daría lugar a libros
pero pocos tienen la
gracia y estilo de Satur. Y es cierto que si a alguien le
tocó un loco por mucho tiempo es para volverse idem.
Sin embargo he de reconocer que en mi caso en más de
quince casas distintas y con más aún de directores,
sólo dos fueron especialmente raros. Recuerdo unos
de esos dires enloquecidos que obligaba a todo el centro a
ver vídeos durante las tertulias
pero qué
videos! A mí no se me olvidan algunos de un tal P.
Lorin SJ que desde un teatro con telas color rojo fuerte de
fondo gritaba y gritaba sobre el pecado. Cuando le comenté
que no me gustaban y que no me quedaba me costó una
bronca en público
y éste público
por cierto no eran adolescentes, sino señores con profesiones
liberales, y de más de 40 años
tremendo.
O cuando se ponía en la puerta físicamente para
que no salieras sin decirle dónde y con quién
ibas
Las protestas en la delegación daban igual,
lo llevaron a otro centro y punto.
Rapelu
(de Santi) Testimonio
Hola, soy un estudiante de 18 años.
Estoy haciendo primero de Ingenieria Informatica y voya estudiar
varios dias a un colegio mayor que está por plaza castilla.
No soy numerario ni creo q tenga voacion, aunq nunca se sabe,
no sé, Dios sabrá.
El caso he tenido amigos que se metieron como aspirantes
y que la obra les ayudo un monton. Luego vieron que no era
su vocacion y se fueron. Pero siguen llendo por el club sin
nigungun problema.
Es verdad que los numerarios a veces son un poco pesados
empeñandose en que vayas a circulos y viendoa v er
si tienes vocacíón. Yo estube algun tiempo pasabndolo
mal porque no queria ir, pero no me atrevía a decirselo.
Luego descubrí que solo es un problema de personalidad,
lo unico que pasaba es que yo no sabia decir que no cuando
no me apetecia o no tenia tiempo.
El caso es que ahora estoy superfeliz. A mi la obra me ha
ayudado mucho y conozco a muchisimas personas como yo y creo
q eso no sale reflejado en vuestra pagina. Poneis a los numerarios
como seres malevolos y ellos solo tratan de ayudar. A mi me
parecen unas personas acojonantes que dedican toda su vida
a los demás. Ami me parece muy fuerte.
Tengo muchos amigos que han sido numerarios, que han lelgado
a vivir en un club y que se han ido sin ningun resentimiento
y que siguen llendo a emdios de formacion. Simplemente con
toda tranquilidad vieron que no es su vocacion.
Si hay gente que ha salido rebotada es simplemente porq son
un poquillo cortos y no se han dado cuenta de q no era lo
suyo. Los del opus siempre te ayudan a ver tu vocacion y intentan
logicamante que te hagas de la obra. Pero por mucho q lo intentes
si no vales par ael opus no vales y siempre con total libertad.
Si has tenido trastornos psicologicos no creo que sea por
la obra sino porque no has tenido muchas luces o no has sabido
hacer uso de tu libertad....
Bueno que me estoy enrollando mucho. Solo queria pediros que
opngais tambien cosas positivas y que se refleje la buena
voluntad de los numerarios, agregado y supernumerarios, y
de los sacerdotes del opus dei.
Por cierto yo no hecho de menos a nadie del opus porq siempre
estan ahi cuando les necesitas y curiosametne mucho ams disponibles
q antes y mas pendientes de ti, con una entrega y con una
caridad qeu a mi me deja pasmado.
Bueno, espero q este pequeño testimonio sirva de algo.
Saludos
Santi
(de Aspilcueta Navarro) Autora arrependida?
El correo original, en portugués
Salí del opus nada más volver de la canonización
(aproveché que las maletas ya estaban casí preparadas).
El paseo fue estupendo desde el punto de vista turístico
(evité todas las actividades institucionales) y ha
sido útil también para sentirme todavía
más seguro y sereno acerca de mi decisión de
irme.
Durante mis paseos por Roma, coincidi con otro numerário,
del colegio romano y él ingenuamente me ha contado
de várias "gracias extraordinarias" que fueron
concedidas en aquellos dias. Una de ellas era la siguiente:
dijo que le había oído al prelado decir que
"una autora de libros calumniosos en contra la de la
obra se arrependió y pidió perdón al
prelado por las mentiras que escribió". Además
de eso, esa autora había dicho tambien que "escribió
el libro porque necesitaba ganar más dinero".
Ese numerario no supo decirme quién era la autora arrepentida.
En aquella época, yo solo habia oído hablar
del libro de M. Tapia, y me imaginé que fue ella la
Magdalena. Como salí poco despuése, no tuve
la oportunidad de oír nada más sobre ese asunto
"del lado de dentro".
Desde que he discubierto vuestra web y he conocido los diversos
libros no-oficiales sobre la obra, quedé preguntándome
quién sería esa Zaquea: por la cronología
de los hechos, pienso que solo podrían ser M. Tapia
o M. Angustias Moreno. ¿Lo más probable es que
haya sido otra mentirita piedosa esparcida por los directores
centrales del opus? ¿Alguien sabe algo más sobre
ese asunto?
Aspilcueta Navarro
Caros Orejas,
Saí da opus logo após voltar da canonização
(aproveitei que as malas já estavam quase prontas).
O passeio foi ótimo do ponto de vista turístico
(evitei todas as atividades institucionais) e foi útil
também para me deixar ainda mais seguro e sereno com
relação à minha decisão de sair.
Durante os meus passeios por Roma, encontrei outro numerário
que estava no colégio romano, e ele ingenuamente me
contou diversas "graças extraordinárias"
que tinham sido concedidas durante aqueles dias. Uma delas
era a seguinte: ele disse que tinha ouvido o prelado dizer
que "uma autora de livros caluniosos contra a obra tinha
se arrependido e tinha também pedido perdão
ao prelado pelas mentiras que tinha escrito". Além
disso, essa autora teria dito também que "tinha
escrito o livro porque estava precisando ganhar mais dinheiro".
Esse numerário não soube me dizer qual era a
autora arrependida. Na época eu só tinha ouvido
falar do livro de M. Tapia, e imaginei que tivesse sido ela
a Madalena. Como saí logo depois, não tive a
chance de ouvir mais nada sobre esse assunto "do lado
de dentro".
Desde que descobri a vossa web e tomei conhecimento dos diversos
livros não oficiais sobre a obra, fiquei me perguntando
qual seria a tal Zaquéia: a julgar pela cronologia
dos fatos, penso que só poderiam ser M. Tapia ou M.
Angustias Moreno. O mais provável é que tenha
sido outra mentirinha piedosa espalhada pelos diretores centrais
da opus. Alguém sabe algo mais sobre o assunto?
Grato,
Aspilcueta Navarro
(de Iván)
Lo que dice Julissa
ha removido mis recuerdos, por lo que esta carta se la dirijo
especialmente a ella.
Estimada Julissa:
Dices en tu carta las siguientes frases: "Por favor
digan la verdad" [...] "voy a rezar mucho por ustedes
para que no sigan haciendo daño" [...] "pero
estoy segura que a nadie se le mintio, porque antes de entrar
al Opus Dei, te dicen todo" [...] "definitivamente
lo que mas se respeta en el Opus Dei es la libertad"
[...]
Cuando un ciudadano realiza un contrato con persona física
o jurídica, del tipo que sea, ambas partes leen aquello
a lo que se comprometen hasta que quedan claros todos los
términos de su compromiso y después, si están
de acuerdo, firman quedándose cada parte con una copia
de lo pactado. ¡Ah!, se me olvidaba, ningún menor
de edad puede realizar contratos. A mí, ni a nadie
que conozco a quien se le pidió hacerse de la Obra
(y he estado dentro casi 35 años como agregado) se
nos dio un documento que contuviera aquello a lo que nos íbamos
a comprometer.
A mis 15 años, nada más acercarme a la Obra
ellos me cerraron la posibilidad de poder oír otras
campanadas distintas a las que tañía el Opus
Dei (me hicieron cambiar el confesor que tenía en la
parroquia por el del centro, me dijeron que como la vocación
era una gracia tan importante y nueva nadie la entendía
nada más que ellos por lo que no les consultara sobre
mi vocación a mis padres ni a persona ajena a la Obra)
y todo eso adobado con que el Fundador del Opus Dei (del que
ellos decían con la boca abierta que era posiblemente
el mayor santo de la historia) afirmaba que no daba un duro
por el alma de aquel que tuviera vocación y dejara
la Obra, de que quien dejaba la Obra además de perder
la felicidad temporal casi seguro que también perdía
la eterna, de que prefería que le dijeran de un hijo
suyo que se había muerto antes de que había
dejado el Opus Dei, etc., lo que aterrorizaba mi alma, recordemos
que era el alma de un niño de 15 años; luego
me acosaron a todas horas (desde el director al cura pasando
por el amigo numerario que me había llevado al centro)
para que diera el paso definitivo y me hiciera de la Obra;
que saltara al vacío (decían), que después
vería claro. Y agotado escribí la carta de admisión.
Y todo eso lo hicieron con un niño de 15 años.
Años después me encontré en una convivencia
con el numerario que me había llevado al centro, a
quien me he referido antes, y riéndose me recordó
algo que le conté cuando él me proponía
pitar (pedir la admisión a la Obra) y que yo había
olvidado. Te la cito porque creo que demuestra muy bien como
era mi estado de ánimo en aquellos momentos; me dijo:
"Antes de pitar me contabas que te sentías
como una bola de billar que está tan tranquila en la
mesa de juego y de pronto viene otra bola, choca con ella,
y la obliga a dar tres rebotes, luego, cuando parece que va
a pararse, llega una segunda bola y la golpea desde otro lado
repitiendo el proceso... y así, una y otra vez, sin
dejarla en paz, con choques sucesivos es llevada de un lado
para otro hasta que la consiguen meter en el agujero".
Julissa afirmas que "antes de entrar al opus dei, te
dicen todo".
Por ejemplo, a mí antes de hacerme de la Obra jamás
me contaron que debía renunciar al derecho inviolable
a la intimidad de la correspondencia. Cuando llevaba unos
meses dentro (y ya me habían mentalizado lo suficiente
de que la palabra del Padre era Vox Dei y de que lo que llegaba
de él había que recibirlo de rodillas), durante
mi primera convivencia me entregaron las cartas abiertas y
me dijeron que las que escribiera se las tenía que
dar al director sin cerrar; pregunto el porqué y "es
una norma del Padre" y a obedecer o marcharse, lo que
implicaba caer en el terrorismo espiritual antes expuesto
de que el Padre dice que no da un duro por el alma de un hijo
suyo que con vocación deje la Obra, de que el que deja
la Obra además de perder la felicidad temporal casi
seguro que pierde la eterna, de que prefería que le
dijeran de un hijo suyo que se había muerto antes de
que había dejado el Opus Dei, etc.; y eso cuando yo
aún no había cumplido los 16 años. Y
tragué en ese tema. ¿Cómo iba a dejar
la Obra y ser infeliz eternamente a causa de algo tan insignificante
como que el director pueda leer que mi madre me dice en una
carta que el día anterior hizo unas rosquillas que
estaban muy ricas?... y así actuaron con todo lo demás,
siempre poco a poco, presentándome paulatinamente cada
nueva exigencia (que yo desconocía al pitar), apretando
las tuercas sin descanso hasta conseguir hacer de mí
alguien a quien se le pudiera pedir lo que fuera... y así,
pasito a pasito, permanecí atrapado durante casi 35
años hasta que providencialmente un día lo vi
claro y me marché.
Con respecto al derecho inviolable a la intimidad de la correspondencia,
no voy a ser yo quien "mienta" diciendo como se
vive en la Obra, dejemos que sea la propia Prelatura quien
nos lo cuente:
"Los Directores, por su parte, tienen el derecho
y el deber de evitar que lleguen a los miembros de la Obra
escritos, cartas, etc., que, de algún modo, puedan
causar daño a quienes las reciben, vengan de donde
vengan. Por esto, entregar una carta abierta, o haberla leído
antes, no constituye nunca una prueba de desconfianza: manifiesta
sólo el deseo de evitar un perjuicio, una razón
ascética o una medida práctica de ayuda en la
labor de formación espiritual.
[...]
"Quienes llevan poco tiempo en la Obra agradecen que
los miembros del Consejo local se preocupen con cariño
-es parte de la tarea de formación- de leer las cartas
que reciban: para poder orientarles, y darles el oportuno
consejo espiritual o apostólico.
"Estas mismas orientaciones se siguen con las cartas
que envían los Numerarios y Agregados, fuera del ámbito
de su tarea profesional: excepto las que escriban directamente
al Padre, al Consiliario y al Delegado Regional, se entregan
al Director abiertas."
Lo anterior es un extracto del capítulo titulado "Correspondencia",
de las "Glosas
sobre la Obra de San Miguel" en donde la Obra
hace un verdadero alarde de justificaciones injustificables
para que el fin de violar la intimidad de las personas parezca
santificado (en este caso con la correspondencia enviada y
recibida).
¿Quién daña a otros saltándose
a la torera los principios más elementales de respeto
a la juventud, a las personas y a su intimidad? ¿Dónde
están nuestras mentiras? ¡Por el amor de Dios,
Julissa, recapacita!
Julissa, te comprendo muy bien. Conozco ese estado de ánimo
desde el que has escrito tu carta, yo lo he tenido cuando
estaba dentro; me traslado años atrás y esa
misma carta tuya la podría haber firmado yo. Todo lo
que te he escrito arriba no es por resentimiento, afán
de revancha, rencor ni nada parecido sino con el afán
de ser útil y ayudar. Me ha costado una vida poder
ver claro a través de las espesas corazas que colocaron
a mi alrededor. No te escribo para convencerte de nada, por
eso no te hablo con conceptos abstractos sino con realidades
tangibles, para que al observarlas puedas ser tú misma
quien saque conclusiones. En la Obra hay cosas buenas, desde
luego, pero no es perfecta. Ahí radica todo el problema.
Si la Obra fuera perfecta sería Dios (por definición
Dios es la ausencia de mal). Esas imperfecciones suyas, que
ella no quiere reconocer, son las que mostramos aquí.
Me dices que rezas por nosotros. Gracias. Quiero que sepas
que yo también he rezado mucho por ti y posiblemente
desde antes de que tú nacieras, desde hace 40 años.
Durante mis 35 años en la Obra pedía por la
felicidad y perseverancia de sus miembros y desde que me fui
por su felicidad. Como ves llevo muchos años rezando
por ti.
¡Julissa, qué seas feliz! Dentro o fuera de
la Obra, eso no importa. Lo fundamental, lo que te deseo de
todo corazón, es que siempre seas muy libre y muy dichosa.
Con cariño, Iván
(de Félix) Censurón.
Máximo Soberbio llevaba meses muy disgustado. Estaba
locamente encaprichado de Prímula, una encantadora
muchacha que no le prestaba atención; sus razones había,
pues entre tantos cuantos la pretendían Máximo
era el menos favorecido de todos: pequeñajo, raquitico,
con chepa, de ojos bizcos y rijosos... pero, eso sí,
pobre. Llevaba Máximo Soberbio días y días
sin dormir, suspirando a todas horas, regando la cama con
sus lágrimas y en una de esas veladas de pertinaz insomnio
escuchó una voz que, como el eco de sus pensamientos,
exclamaba: "¡Es tan fácil! ¡Es tan
fácil!...
-¿Quién eres? -preguntó con un nudo
en la garganta...
[...]
(Nueva entrega de Félix, "Censurón",
a su escrito "Érase
una vez...")
(de Maria)
hola a todos, leer vuestras experinecias dentro de la obra
me dan fuerza. Mi nombre es Maria y tengo 29 años llevo
en la obre desde los 14 años o mejor dicho desde siempre.
Pertenezco a una familia que pertenece a la obre por lo que
desde pequeña e estado en contacto con ella. Estudio
en colegios de la obra y actualmente soy Ingeniera, aunque
en todos estos años he pasado un poco de todo como
vosotros.
tengo 8 hermanos y todos pertenecen a la obra, mi padre al
igual que mi madre también, Yo la verdad es que daría
cualquier cosa por salir de este mundo pero es muy dificil
y casi imposible en algunos casos sobre todo cuando a parte
de la presión del centro esta la de tu familia., y
sobre todo la de mi padre, hombre de 65 años perteneciente
a la obra desde joven y educado plenamente en colegios y universidades
de la obra (aunque no deja de ser mi padre).
Hace tres años, di el paso de deciele a mi director
experitual que no estaba segura de que tenía vocación
y que queria hacer una vida normal como mis amigas además
habia conocido a un chico en mi escuela que estaba muy a gusto
con él. Lo primero que hizo fue perguntarme si este
chico pertenecia a la obra, mi respuesta fue que No y además
yo no se lo había comentado. Mi director experitual
que hasta entoncés siempre habia tratada con respecto
y bien, me hizo pasar la mayor verguenza de mi vida con la
charla que me dio, me hizo llorar y despúes se fue
cerrandome la puerta, hasta que a las dos horas mando a una
numeraria que me abriese y me fui a mi casa.
Al llegar a casa mi padre ya lo sabia, con lo que la charla
fue sonada y el castigo también no se dio cuenta que
era su hija y tenía sentimientos, lo más duro
no fue el castigo físico sino el psicologico. En esa
época empezaba a trabajar y una persona me llevaba
al trabajo y me iba a buscar no me dejaban hablar con nadie,
así estuve durante casi diez meses, de casa al trabajo
y la única salida al centro. Además mi padre
se encargaba que cumpliese con todo lo que se debe hacer en
la obra, mi asistencia a misa, mis oraciones, retiros, etc.....
Actualmente las cosas estan un poco mejor con mi familia,
aunque en realidad me siento en una prisión donde mejor
es no dar tu opinión por lo que te pueda caer encima.
Mis hermanos al igual que yo viven esto aunque los mayores
son igual que mi padre y en vez de ayudarte te controlan además
soy la única chica con lo que el apoyo en ese sentido
es nulo. Son unos machistas por que así fueron educados.
la verdad es que admiro tanto a la gente que fue capaz de
salir de la obra, yo lo tengo bastante difícil o mejor
dicho imposible, ya que se a ciencia cierta que mi padre nunca
me lo permitirá. un saludo y gracias por escucharme,
ya que necesita desahogarme con alguién
Maria
(de E.B.E.)
Walter,
te animo a que hagas un experimento, para que seas tú
mismo el que saque las conclusiones y no simplemente te sientas
obligado a creer lo que aquí se dice: cualquier cosa
que te haya chocado de lo que leíste aquí, contrástalo
con la realidad y luego nos cuentas.
Tendrás que ser sutil para no ir de frente porque en
seguida lo negarán todo en la Obra.
Por otra parte, no sería raro que la persona que te
invitó no tenga nada que ver con las prácticas
inmorales que aquí se critican (que vienen «de
lo alto»). El tema es que sepas ver más allá
de las apariencias, y eso lleva un tiempo.
Ciertamente muchas cosas sólo las observarías
si fueras miembro de la Obra, y en particular, miembro célibe
(agregado o numerario), cosa que nunca podrás ser porque
ya eres casado.
Por lo cual, es posible que desde un principio todo sea simpatía
y «buen ambiente», difícil de objetar.
Te llevará tiempo descubrir que el paño finalmente
destiñe.
Y en una de esas consigues tomar lo que te sirve y dejar lo
que no te conviene.
En fin, tiene su complicación el experimento y casi
te diría que no vale la pena porque ya se sabe
cómo termina- pero a veces es mejor formarse una opinión
con la propia experiencia aunque duela- para que luego
las decisiones que uno tome tengan un fundamento bien sólido.
Saludos,
E.B.E.
(de José) Gracias a todos
Hola de nuevo Orejas,
Les quiero agradecer a todas las personas que han respondido
a mi pasado mensaje (José
11/6). Todas ellas me han dado argumentos en que fundamentarme
y más aún, me han dado ánimos para pensar
mejor las cosas y reflexionar sobre lo vivído aqui
dentro.
Ahora puedo pesar en una balanza tanto los aspectos positivos
como los negativos, y así tomar la desición
correcta y en el momento oportuno, sin mediocridades (quedar
como supernumerario). Deseo hacer las cosas bien y siempre
de la mano de Dios. Así seguro que saldrá todo
adelante.
En cuanto pase algo concreto lo sabrán. Cualquier
cosa, saben mi correo. Muchas gracias a todos, reciban un
abrazo.
José
(de Brian)
El email de ayer de Dany
(Dany, cada vez que te leo resuenan las campanas en mi corazón,
las que nunca dejaron de sonar y no puedo evitarlo, ya te
lo dije el día
27.4.04 y te lo repito) me parece que tiene una frase
final antológica dirigida a un chaval, José
(11.6.04), que lleva dos años con crisis de vocación
(¿vocación o coacción?). Y esa frase
es: "IDENTIFÍCATE CON CRISTO EN LA CRUZ".
O sea, aguántate, sacrifícate y jó...
¿Pero qué tiene que ver Cristo en la Cruz con
un pobre chaval que está siendo sometido a una terrible
angustia por unos desalmados que sólo quieren aumentar
el número de conquistas para que forme parte de esas
500 vocaciones que ha pedido el prelado a cada región?
Cuando leo en la web a alguien que "da doctrina",
que parece que no es del opus o ya no lo es pero que sigue
dentro con la cabeza, me dan ganas de preguntarle a los orejas
si no están teniendo demasiada manga ancha al colocar
todos los correos (un día podríamos invitar
al prelado para que nos dirigiera unas palabras y nos aconsejara,
por qué no?)
Dany, amor, vuélvete al opus. Deja a los chavales
que vivan, se sanen y se recuperen.
Brian
(de Frida)
el correo original, en italiano
He leído los testimonios sobre los psiquiatras del
Opus y he quedado impresionada.
Por lo que me concierne, tengo que decir que he sido bastante
afortunada. Como ya he escrito en otra ocasión, creo
que le debo mi salvación precisamente a un médico
de la obra, una neuróloga supernumeraria. A los primeros
síntomas de depresión, fui confiada a esta mujer,
muy seca en los modos pero también muy clara, directa.
En la segunda entrevista (en la primera participó también,
con mi consentimiento, la directora del centro), la doctora
dijo que no creía para nada en mi vocación y
que yo no habia elegido adecuadamente, que sólo estaba
escapando de la vida a la que le tenía mucho miedo.
Me sugirió que lo pensara durante dos semanas, hasta
la próxima cita.
Sus palabras me supusieron una gran contradicción
porque siempre había oído decir que la vocación
no se pone nunca en duda, por lo que al mismo tiempo me sentía
aterrorizada y a la vez, felíz. Por primera vez, en
siete años, me fue permitido pensar solo en mi vida,
sin interferencias y amenazas de condena eterna. Hablé
de ello con el sacerdote del centro que, con gran sorpresa
por mi parte, apoyó la línea de la doctora.
Pero cuando llegué a la charla fraterna, recibí
una bonita ducha fría. La directora se enfadó
diciendo que la doctora no tenía ningún derecho
a dudar de mi vocación y que no tenía que seguir
en absoluto el consejo que me dio. Volví al sacerdote,
confusa y desorientada, para entender qué es lo que
estaba sucediendo y qué es lo que tenía que
hacer. Pero él se desdijo de todo diciendo que había
entendido mal y que no me dio nunca permiso para reflexionar
sobre el tema propuesto por la doctora. Juro que me parecía
que me estaba volviendo loca: ¿a quién debía
creer? ¿A mis oídos o a sus palabras?
Moraleja: el argumento de la doctora no se volvió
a tocar y yo empecé a deteriorarme hasta cuando mi
malestar estuvo bajo los ojos de todos. Fue entonces que la
buena neuróloga -a la que reprocho no haberse impuesto
hasta el final la misma profesionalidad- me gritó para
empujarme a reaccionar. Estoy segura, en cambio, que aquel
grito había sido "autorizado" porque al Opus
Dei ya no le servía, como comentó la numeraria
que me acompañó al hospital en la última
entrevista: "Frida, menos mal que has entendido que te
tenías que ir porque en la obra habrías sido
una inepta" (textual).
Ahora pregunto a las directoras del Opus que casualmente leyeran
este escrito: ¿por qué mandáis una persona
al psiquiatra si luego no le dejáis ejercer su profesión
al psiquiatra? ¿Por qué os entremetéis
en la relación terapéutica, si de veras queréis
que vuestros adeptos sean libres en sus elecciones? ¿Dónde
está la libertad si también los médicos
(los vuestros, obviamente) tienen que anteponer la obediencia
al bienestar del propio paciente?
De vuelta a casa de mis padres, volví a dormir y a
comer pero todavía estuba muy deprimida porque, aunque
no tuviera el ánimo de admitirlo, en mi interior me
sentía una fracasada. Una amiga supernumeraria me aconsejó
dirigirme a un psiquiatra de la obra para poderme desahogar
con libertad. El psiquiatra en cuestión era un numerario
del que tengo un bonito recuerdo (ha muerto, desgraciadamente).
Me siguió con gran cariño, siempre escuchando
mi punto de vista. Tanto que me pregunté cómo
podría ejercer su profesión sin volverse esquizofrénico.
También me sometió a una cura farmacológica
bastante fuerte que quizás, en aquel entonces, resultó
eficaz. Pero lo que más me ayudó fue la posibilidad
de hablar, de contar, de sentirme creída. Y así
poco a poco vacié el saco de piedras que llevaba sobre
los hombros. Francamente, no sé si habría aceptado
hablar con un psiquiatra "no opus" porque entonces
estaba afectada por el "Síndrome de Estocolmo",
grande como una casa y había hecho mío el dicho:
"los paños sucios se lavan en casa".
El famoso síndrome se quedó dentro de mí
como una hierba venenosa hasta que no tomé la decisión
-diez años después de la primera terapia- de
dirigirme a un especialista totalmente alejado del entorno
opus. La depresión pasó pero tuve la sensación
de que no había sido nunca dueña de mi vida.
Creo, en realidad, que lo más difícil de reconquistar
es la libertad interior. Esa que te dice decir SI o NO cuando
tú lo sientes y no cuando lo decide otro por ti. Aunque
esos otros fueran Dios.
Ho letto le testimonianze sugli psichiatri
dell'Opus e ne sono rimasta impressionata.
Per quanto mi riguarda, devo dire che sono stata abbastanza
fortunata. Come ho già scritto in precedenza, credo
di dovere la mia salvezza proprio a un medico dell'Opera,
una neurologa soprannumeraria. Ai primi sintomi di depressione,
fui affidata a questa donna, molto asciutta nei modi ma anche
molto chiara, diretta. Nel secondo colloquio (al primo partecipò,
con il mio consenso, anche la direttrice del centro) la dottoressa
disse che non credeva affatto nella mia vocazione e che io
non avevo scelto un bel niente: stavo solo scappando dalla
vita di cui avevo una gran paura. Mi suggerì di pensarci
su per due settimane, fino al prossimo appuntamento.
Le sue parole mi sembravano in netta contraddizione con quanto
avevo sempre sentito dire (la vocazione non va mai messa in
dubbio) per cui ero terrorizzata ma allo stesso tempo felicissima.
Per la prima volta, in sette anni, mi era stato consentito
di pensare alla mia vita da sola, senza interferenze e minacce
di condanna eterna. Parlai di quel colloquio con il sacerdote
del centro che, con mia grande sopresa, appoggiò la
linea della dottoressa. Ma quando arrivai al colloquio fraterno,
ricevetti una bella doccia fredda. La direttrice andò
su tutte le furie dicendo che la dottoressa non aveva alcun
diritto di mettere in dubbio la mia vocazione e che non dovevo
assolutamente seguire il consiglio che lei mi aveva dato.
Tornai dal sacerdote, confusa e disorientata, per capire cosa
stesse succedendo e cosa dovessi fare. Ma lui si rimangiò
tutto dicendo che avevo capito male e che non mi aveva mai
dato il permesso di riflettere sul tema proposto dalla dottoressa.
Giuro che mi sembrò di diventare matta: a chi dovevo
credere? Alle mie orecchie o alle loro parole?
Morale: l'argomento non fu più toccato e io incominciai
a deperire fino a quando il mio disagio non fu sotto gli occhi
di tutti. Fu allora che la brava neurologa - alla quale rimprovero
di non aver fatto valere fino in fondo la propria professionalità
- mi gettò un urlo in testa per spingermi a reagire
e a chiedere le dimissioni lo stesso giorno. Sono certa, però,
che quell'urlo fosse stato "autorizzato" perché
all'Opus Dei ormai non servivo più, come commentò
la numeraria aveva accompagnato all'ospedale per l'ultimo
colloquio: "Frida, meno male che hai capito di dovertene
andare perché nell'Opera saresti stata un'inetta"
(testuale).
Ora chiedo ai vertici Opus che dovessero casualmente leggere
questo scritto: perché mandate una persona dallo psichiatra
se poi non gli lasciate fare il suo mestiere? Perché
vi intromettete nel rapporto terapeutico, se davvero volete
che i vostri adepti siano liberi nelle loro scelte? Dove sta
la libertà se anche i medici (i vostri, ovviamente)
devono anteporre l'obbedienza al benessere del proprio paziente?
Tornata a casa, ripresi a dormire e a mangiare ma ero ancora
molto depressa perché, sebbene non avessi il coraggio
di ammetterlo, sotto sotto mi sentivo una fallita. Un'amica
soprannumeraria mi consigliò di rivolgermi a uno psichiatra
dell'Opera per potermi sfogare con libertà. Lo psichiatra
in questione era un numerario del quale ho un bel ricordo
(è morto, purtroppo). Mi seguì con grande affetto,
prendendo sempre le mie parti. Tanto che mi domandai come
potesse fare il mestiere che faceva senza diventare schizofrenico.
Mi sottopose anche a una cura farmacologica piuttosto massiccia
che forse, in quel momento, si rivelò efficace. Ma
quello che mi aiutò di più fu la possibilità
di parlare, di raccontare, di sentire che venivo creduta.
E così pian piano svuotai il sacco di pietre che mi
sentivo sulle spalle. Francamente, non so se avrei accettato
di parlare con uno psichiatra "non opus" perché
allora ero affetta da una "Sindrome di Stoccolma"
grande quanto una casa e avevo fatto mio il proverbio che
"i panni sporchi si lavano in casa".
Il punto però è che la famosa "sindrome"
mi era rimasta dentro come un'erba velenosa fino a quando
non presi la decisione - dieci anni dopo la prima psicoterapia
- di rivolgermi a uno specialista totalmente estraneo all'ambiente
opus. La depressione mi era passata da un pezzo ma avevo la
sensazione di non essere mai davvero padrona della mia vita.
Credo infatti che la cosa più difficile da riconquistare
sia la libertà interiore. Quella che ti fa dire SI
e NO quando lo senti tu, e non quando lo decide un altro.
Nemmeno se quest'altro fosse Dio.
Frida
NOTA: cuando el oreja que está de
guardia contesta a alguno de los correos, en asuntos del opus,
su comentario va en cursiva y es la opinión personal
del oreja que contesta. Lo hace expresando su opinión
como uno más de los que escribís, no
como línea editorial de la web. Sus opiniones son igual
de personales -y criticables y respetables- como las opiniones
que se vierten en los correos que se reciben. Cuando el
tema al que responde el oreja es una pregunta en relación
a cuestiones técnicas, sugerencias, inclusión
de nuevas secciones... etc., lo hace en nombre de los orejas
que creamos la web, la mantenemos y la actualizamos.
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