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VUELVE EL PAPA

Francisco Umbral
Diario El Mundo - España
29 de abril de 2003

Ahora a primeros de mayo vuelve el Papa Juan Pablo a honrarnos a los españoles con su visita apostólica. Parece que el Papa viene a recordarnos, en esta época de entreguerras, el valor de la paz y el prestigio de la caridad. Pero también viene Wojtyla a consagrar a cinco o seis mártires de Franco en la Guerra Civil, lo cual es una manera de mantener viva aquella vieja guerra, pues que este Papa nunca consagra mártires de la República, víctimas del otro bando que murieron también por la fe en sus ideas. De modo que hay entre los dos recados del Papa a los españoles una especie de contradicción: predica la paz y promociona la guerra levantando viejos cadáveres, con olvido de otros.

Los partidarios de complicar las cosas y de las explicaciones en arabesco nos dicen que es el Opus Dei quien persuade al Papa para estas canonizaciones, pues entre las anteriores estuvo Monseñor Escrivá, cuyo libro Camino no alcanza para nada la categoría de santidad. Es un manual para una vida doméstica aburrida que niega toda trascendencia verdadera y somete al individuo y a la familia a los más tediosos ejercicios de negación de la inteligencia.No creemos, pues, que el Papa, hombre inteligente, necesite que le den a leer Camino para decidirse a santificar al autor. Más bien habrán evitado que lea el libro para que obre por su cuenta.

Cuando España vive unas precampañas electorales de mucho bullicio, cuando asistimos a un resurgir de las viejas ideas, que están como los viejos cuchillos lorquianos «tiritando bajo el polvo», el Papa, seguramente sin saberlo, viene a hacer campaña electoral para esos millones de la burguesía católica, o del catolicismo burgués, que no votan a Aznar por su labor social sino sencillamente porque va a misa.

Sacar ahora al Papa en procesión no nos parece lo más oportuno, o bien nos parece oportunista. Nos vamos a dar un baño de Papa y multitudes que dejará sus réditos electorales a la derecha, o mejor a la derechona, que es la que se alberga detrás de sus mitones y sus viejas estampas, cortando el cupón en el Banco de España y cobrando el papel de viudas. El señor Aznar creerá que le favorece la visita de Su Santidad, pero lo cierto es que le sitúa a la derecha de la derecha. Cuando el Papa va a hablar al Tercer Mundo, sabemos que lleva una denuncia contra los poderosos de aquellas tierras. Cuando viene a hablar a un país desarrollado, como España, los pobres le cogen ya demasiado lejos porque el Metro interminable de Ruiz-Gallardón les ha acampado para siempre donde da la vuelta el aire. Un Papa sólo puede venir a un país desarrollado, de primera o segunda categoría, con un recado de paz y medicinas, de guerra y alimentos, de inconformismo y verdad.Nadie se ha planteado que el Papa pretenda dar la vuelta a estas elecciones, pues hasta el tirón de la derecha es aquí un tirón de socialismo moderado. Zapatero se quitó la corbata antes que Aznar. Pero esa consagración partidaria que cae siempre sobre los mismos, con olvido de las familias de los otros, es una involuntaria provocación que sí puede tener consecuencias electorales, pero contrarias a las que se esperan. Si el Papa quiere hacer alta política internacional que se vaya a Siria.

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