Opus
Dei: la secta del Vaticano
por Ahriman -
Cuaderno de bitácora de Kronos
octubre 1998
El creciente auge que está adquiriendo el Opus Dei,
en los medios políticos y económicos nacionales
e internacionales, unido a las numerosas denuncias sobre la
naturaleza sectaria de la organización, hace que esta
prelatura personal -la única existente en el seno de
la Iglesia Católica-, detente un poder que se sugiere
como peligroso.
Miembros del Opus Dei proclaman que a su organización
sólo le incumbe el bienestar espiritual de sus miembros.
Por otra parte, algunos críticos lo comparan a una
Mafia "de guante blanco". Robert Hutchison en un
trabajo de investigación publicado en el periódico
británico The Guardian, informa sobre esta organización
secreta en el corazón de la Iglesia Católica.
La religión y la política siempre han ido peligrosamente
de la mano. Los cristianos fundamentalistas han mirado hacia
atrás y han introducido un movimiento anticientífico
dentro de la política de los EE.UU. El resurgimiento
de partidos políticos islámicos militantes ha
restablecido conceptos que se creían fenecidos junto
con la Era de la Obscuridad. Pero hay otro movimiento, menos
conocido, que ha ido entreabriendo silenciosamente las puertas
del poder en los cinco continentes. El Opus Dei, la polémica
organización que está en el corazón de
la Iglesia Católica Romana, intenta recrear una alianza
entre el mundo espiritual y el mundo secular, algo que se
intentó por última vez durante el Renacimiento,
con resultados catastróficos.
En los países en los que tiene una fuerte presencia,
el Opus Dei trabaja en silencio y con tenacidad para asimilar
la política del gobierno a la del Vaticano. Pero sus
gestiones para introducir un neo-Renacimiento en el mundo
católico, hasta ahora ha producido resultados contradictorios.
Debido a que constituyen un grupo cerrado y disciplinado
guiado por una ideología autoritaria, los estrategas
del Opus Dei han cosechado grandes éxitos en el Vaticano.
Bajo el mandato de Juan Pablo II, la organización se
ha convertido en la fuerza dominante dentro de la Curia Romana,
el cuerpo de 2500 prelados y seglares de confianza que gobierna
la Iglesia Católica. Las maniobras del Opus Dei despiertan
un sinfín de comentarios en Roma, donde situarse en
el lado equivocado de la Obra de Dios no es algo que se pueda
tomar a la ligera.
Sin embargo, el Opus Dei es un recién llegado a la
estructura de poder del Vaticano. Fundado en 1928 por Jose
Mª Escrivá , hijo de un comerciante aragonés
arruinado, que encontró poder y fama en la carrera
eclesiástica. El ascenso a la influencia y a la fortuna
del opus Dei no ha sido corto ni espectacular. En tanto fenómeno
religioso estuvo estrechamente ligado a la política
de la España de Franco. Hoy, según el Annuario
Pontificio (el anuario del Vaticano), el Opus Dei cuenta con
80.000 miembros en todo el mundo, de los cuales alrededor
de 2000 son sacerdotes.
Al ser la única diócesis flotante -lo que se
conoce como prelatura personal- está gobernada por
un prelado general, que posee el rango de obispo y opera por
encima y más allá de la autoridad de los obispos
locales. Se dice que es más rico que muchos estados
del Tercer Mundo, pero el Opus Dei no publica informes financieros
ni listas de miembros y sólo da cuentas al Papa cada
cinco años.
Aunque tiene sus cuarteles generales en el opulento distrito
Parioli de Roma, el Opus Dei se proclama "pobre"
y dice no poseer los medios para llevar adelante una agenda
política. Afirma que su única procupación
es el bienestar espiritual de sus miembros. Esto es muy dudoso
porque cuanto más se sabe del Opus Dei, es más
evidente su naturaleza secreta y elitista. Su objetivo primario
es devolver a la Iglesia Católica su puesto central
en la sociedad, como en la época medieval.
Visto así puede no resultar peligroso, pero el Opus
Dei posee muchas de las características de una secta
peligrosa. Sus miembros ?que se dividen en dos clases: solteros
y casados? se someten a un rito de iniciación secreto.
Se jura obediencia al prelado general y a "otras personas
autorizadas de la prelatura". Una vez introducidos deben
someterse a lo que se conoce como "normas formativas",
una forma de condicionamiento mental. Ellas incluyen el informe
semanal a un "director" que tiene derecho a supervisar
todas sus actividades personales y profesionales. Confesarse
una vez a la semana con un sacerdote del Opus Dei es prescriptivo.
Los solteros consagrados deben llevar cilicios regularmente
-un objeto punzante metálico, usado por las comunidades
católicas en la Edad Media- y practicar la autoflagelación.
A los miembros casados se les estimula para que sus hijos
asistan a las escuelas del Opus Dei. Las escuelas sirven como
centros de reclutamiento.
Al Opus Dei se le ha acusado de ser una iglesia dentro de
la Iglesia. Tiene su propia doctrina que pretende ser de inspiración
divina. Aún más, es la única organización
Católica Romana -aparte de la propia Iglesia- que cree
que ha sido creada por Dios.
La mayoría de las sectas practican el culto al fundador.
En este caso el Opus Dei se ha propuesto tener a Escrivá,
que murió en 1975, declarado santo antes del milenio.
Pero algunos católicos prominentes han protestado alegando
que la canonización debilitaría la credibilidad
de la Iglesia. Uno de los teólogos dirigentes de España,
Juan Martín Velasco, señaló: "no
podemos poner como modelo de vida cristiana a alguien que
ha servido al poder del Estado y que ha usado ese poder para
catapultar su Obra, que ha dirigido con criterios obscuros
-como una mafia de guante blanco- sin aceptar el magisterio
papal cuando no coincidía con su manera de pensar".
Tales sólidas protestas no han inmutado a Juan Pablo
II, cuya opinión acerca de la santidad de Escrivá
y la consideración en la que tiene al Opus Dei es bien
conocida. En 1978, pocos días antes del primer Cónclave
después de la muerte del papa Pablo VI, (en él
se eligió al papa Juan Pablo I, quien murió
sólo treinta y tres días después) el
futuro papa visitó la sede de Villa Tevere y rezó
en la tumba de Escrivá. Tras la muerte del sucesor
del fundador, el obispo Álvaro del Portillo, en 1994,
Juan Pablo II volvió a la prelatura y se arrodilló
ante el féretro durante el funeral del prelado general.
Esta ruptura del protocolo -el Papa sólo se arrodilla
ante los restos mortales de un cardenal- fue contemplado por
muchos como un signo de fidelidad a la organización
que no regateó esfuerzos para elevarlo al trono papal.
A pesar de la oposición del principal consejero de
Pablo VI, cardenal Giovani Benelli, en noviembre de 1982,
Juan Pablo II elevó al Opus Dei a la posición
de única prelatura personal. Benelli murió de
un repentino ataque al corazón el mes anterior. Desde
entonces el entorno de la casa papal cada vez más se
ha situado bajo el dominio del Opus Dei.
La Obra y sus aliados controlan los hilos de la política
papal y el Vaticano, después de años de déficits,
vuelve a tener beneficios. Se dice que el secretario papal
Stanislaw Dziwisz, es un asociado del Opus. Durante los viajes
papales Dziwisz procura saludar a los miembros locales de
la forma usual en el Opus Dei. El arzobispo del Opus Dei,
Julián Herranz, uno de los miembros más poderosos
de la Curia romana, es copresidente del Consejo Papal. Los
dos presidentes son decididos defensores del Opus Dei, y uno
de ellos ha dado testimonios claves al tribunal romano que
investiga la santidad de Escrivá. El portavoz del Vaticano
Joaquín Navarro Valls, un miembro célibe, tiene
un estatus ministerial en el entorno papal.
En el frente seglar, el Opus Dei está bien representado
en toda América Latina, en donde se ha introducido
en todos los ámbitos militares y financieros. Por ejemplo
en Perú, el Opus Dei ha creado una coalición
de empresarios, banqueros y políticos que dieron su
apoyo al presidente Alberto Fujimori. Cuando los rebeldes
de Tupac Amaru asaltaron la embajada japonesa el pasado diciembre,
manteniendo rehenes durante 126 días, Fujimori nombró
intermediario al Arzobispo Juan Luis Cipriani, de la diócesis
montañosa de Ayacucho, por encima del Arzobispo de
Lima, Cardenal Augusto Vargas Zamora, un jesuita. Cipriani,
uno de los siete obispos del Opus Dei en Perú, ahora
es el candidato favorito para suceder al Cardenal Vargas,
que ha sobrepasado la edad de la jubilación, como arzobispo
de Lima, lo que tradicionalmente significa promoción
para obtener el capelo cardenalicio.
La suerte del Opus Dei en Europa no ha sido tan decisiva.
España es la excepción, donde su influencia
política ha retomado considerable fuerza tras la victoria
electoral del conservador José Mª Aznar. Un devoto
católico cuya esposa está próxima al
Opus Dei. El gobierno de Aznar es una red de dignatarios del
Opus Dei.
La ideología política del Opus Dei ha cambiado
poco desde 1950, cuando dos de sus estrategas, Rafael Calvo
Serer, entonces director del Instituto Español de Londres,
y Florentino Pérez-Embid publicaron sus tratados sobre
el opus Dei como un revitalizador católico de alcance
mundial.
Sostenían que la emergencia de una nueva España
dentro de la Comunidad Europea representaba una oportunidad
ofrecida por Dios para recrear una forma de Catolicismo militante
iniciado por el Emperador Carlos V en el siglo XVI. Carlos
V fue conocido como virrey de Dios en la tierra. Su política
imperial situó a España en la cima de su éxito
creativo, pero también agravó la fricciones
entre Católicos y Protestantes europeos y terminó
arruinando al imperio. No obstante, colocó en el trono
de Pedro a dos papas de su elección.
Calvo Serer y Pérez-Embid argumentaban que, con un
secularismo galopante dominando el mundo occidental, la única
forma de revitalizar la Cristiandad era recuperar la cruzada
Católica de Carlos V -ahora no sólo con los
recursos de una nación- sino a través de un
poderoso y vital movimiento Católico transnacional,
encabezado por el Opus Dei. Al igual que el viejo Imperio,
la moderna Liga Santa del Opus Dei iba a tener antenas de
largo alcance en Latinoamérica y en los Estados Unidos.
La influencia del Opus Dei americano despuntó durante
la administración Reagan. La prelatura colocó
a sus agentes dentro de la Casa Blanca y reclutó miembros
de segunda fila en el Pentágono. Con Clinton la situación
es más ambigua, excepto en el caso del FBI cuyo director,
Louis Freeh, se dice que es un miembro supernumerario (no
célibe). Cuando se le pidió que ratificara tal
supuesto, Freeh declinó responder y lo hizo en su lugar
un agente especial del FBI. (El portavoz oficial del FBI en
Washington nunca había oído hablar del Opus
Dei).
"Aunque no puedo responder a cuestiones específicas,
observo que les han `informado´ erróneamente"
dijo Jhon E. Collingwood, sin dar más detalles.
Sin embargo, parece que era presisamente el agente especial
Collingwood quien estaba mal informado, puesto que al poco
el Opus Dei admitió que el hermano de Freeh, Jhon,
era el director célibe de un gran centro de la Obra
en Pittsburg.
En Bélgica, Francia, Alemania e Italia, miembros del
Ops Dei están bien situados en sectores comerciales
y de banca y dentro de la burocracia de los gobiernos. El
Opus Dei fue presentado a la aristocracia católica
europea por la Reina Fabiola de Bélgica, que emparenta
a través de la Casa de Aragón con la rama española
de los Borbones. Uno de los reveses más amargos del
Opus Dei ocurrió a comienzos de este año cuando
una comisión parlamentaria belga puso a la organización
en la lista de sectas religiosas peligrosas, proponiendo una
legislación para someterla a estricto control.
El Opus Dei sufrió otro retroceso con la victoria
socialista en Francia, donde tiene fuertes conexiones en el
sector empresarial. La mujer del presidente Chirac, Bernardette
Chodron de Courcel, aunque no es miembro, es una gran simpatizante
del Opus Dei. Algunos miembros del Opus Dei ocupan puestos
importantes en el gabinete de Alain Juppé, controlando
la política gubernamental y las comunicaciones sociales,
proponiendo legislación para volver a penalizar la
homosexualidad y jugando un papel decisivo para la privatización
de TF1, el canal de televisión nacional.
La presencia del Opus Dei en el Reino Unido aunque está
bien encaminada no es tan relevante. Su red de colegios, que
reciben subsidios de fondos del Estado, se concentra en Londres,
Manchester y Glasgow. Sin embargo, el Opus Dei acaba de instalarse
en Belfast, donde sus miembros dirigen un club juvenil llamado
Citywise relacionado con varios colegios de Irlanda del Norte.
Un club similar existe en Dublín. Ambos tienen apoyo
de la Unión Europea dentro del programa de la juventud
para Europa.
Es parte del modus operandi del Opus Dei no gastar del propio
dinero para financiar "buenas obras" excepto como
último recurso. Por el contrario, siempre hace uso
de los medios de otros, públicos o privados. Los apoyos
financieros de los proyectos del Opus Dei muchas veces son
fundaciones privadas o entidades públicas como US AID,
Adveniat en Alemania, Unesco (cuyo director general, Federico
Mayor Zaragoza es del Opus Dei) o las instancias públicas
de la Unión Europea, donde la Obra está muy
bien representada.
Las escuelas del Opus en Kenya y Nigeria las financia parcialmente
el gobierno británico. El Dr. Jhon Roche, por entonces
numerario, permaneció diez años como director
del colegio Strathmore en Nairobi. Durante este tiempo el
gobierno británico pagó un tercio de su salario
en una cuenta en Londres, pero a los miembros numerarios se
les exige devolver su salario a la prelatura. En este caso
la suma total era de 25.000 libras.
Tras dejar el Opus Dei, Roche, -ahora lector en Oxford- interpuso
una demanda en el Tribunal Supremo de Londres para recuperar
esta parte de su salario retenida en el Reino Unido y otras
sumas que adelantó a la prelatura. El Opus Dei ganó
el caso negando que le debiera nada. Más tarde, Roche
y sus abogados cuestionaron la autenticidad de ciertos documentos
presentados por los defensores. Posteriormente los abogados
del Opus Dei admitieron que "algunas de las cartas expuestas
no habían sido escritas en la fecha que indicaban sino
en 1976" después de archivar el caso. A Roche
se le pidieron disculpas y recibió 6.500 libras como
parte de un acuerdo amistoso.
Si, como es de esperar, el Arzobispo Cipriani recibe un gorro
rojo en el próximo Consistorio ?la reunión de
los cardenales con el Papa? será el primer cardenal
del Opus Dei. Como conservador latinoamericano, joven (53
años) y de formación deportiva (fue atleta olímpico)
constituye un excelente candidato papal para el próximo
Cónclave. Con los 77 años del Papa Juan pablo
II y su pobre salud muchos piensan que el próximo Cónclave
no puede estar muy lejos. Si sale elegido un Papa del Opus
Dei, los hijos de José Mª Escrivá habrán
creado con éxito una estructura de poder neo-Renacentista
de sorprendentes paralelismos con la que construyó
el Virrey de Dios en el siglo XVI.
Arriba
Volver a Recortes
de prensa
Ir a la página
principal
|