Josemaría
Escriva de Balaguer
Polémica canonización para la historia de la
Iglesia
Por: Miguel Ángel Cárdenas - Peru
La gaceta digital
octubre 2002
Josemaría Escrivá de Balaguer fue, es y será
un santo polémico por ser el fundador e ideólogo
de la controvertida Prelatura del Opus Dei. Aquí las
dos versiones sobre su vida: la de quienes lo rechazan por
haber sido un abanderado del conservadurismo más reaccionario
y la de aquellos que lo veneran como un santo milagrero.
Todos los caminos conducen a Roma. Pero ninguno lo ha logrado
con tanta celeridad y controversia como El Camino que condujo
a Josemaría Escrivá de Balaguer a ser convertido
en santo, en la llamada Ciudad Eterna. Para sus fieles, no
se ha canonizado allí a un individuo en particular.
Sino "se ha santificado a todos los seres humanos comunes
y corrientes, porque su prédica siempre fue que todas
las personas pueden ser santas gracias a su trabajo".
Para sus detractores, en cambio, ésta es la más
grande demostración de poder y opulencia del ultraconservadurismo
católico globalizado.
LA VEREDA CONTRARIA
Escrivá nació en 1902, recibió la ordenación
sacerdotal en 1925 y fundó el Opus Dei en 1928. Esta
organización, asentada en los sectores más elitistas
de la sociedad española, cobró tanta fuerza
que en 1947 se convirtió en el primer instituto "secular"
de la Iglesia. En 1982, fue erigida como Prelatura Personal
por el Papa Juan Pablo II (la única que existe en el
mundo). Escrivá murió en 1975 y fue beatificado
en 1992 en el proceso más rápido de la historia
moderna. Según el teólogo Juan Tamayo-Acosta:
"sólo comparable con la de Pío IX, que
destacó por su militancia antisemita y antimoderna".
A partir de esta fecha, los cuestionamientos a la naturaleza
de la Prelatura fueron constantes.
En 1992, Times la denostó como una secta "intrigante".
Newsweek la definió como "la más influyente
y temida organización religiosa". La francesa
Golias la calificó de "autoritaria y militar".
Le Nouvel Observateur como "la sociedad secreta más
poderosa del mundo" y Der Spiegel le endilgó un
calificativo más contundente: "reaccionaria".
En 1997 una comisión del parlamento belga la incluyó
en una relación de "sectas peligrosas".
Ahora, la también rauda canonización de Escrivá,
diez años después de su beatificación,
coincide sospechosamente con el centenario de su nacimiento.
Según analistas, la elección de la fecha se
debe al rápido crecimiento y hegemonía en el
Vaticano del Opus Dei (85 mil seguidores en 58 países
y 1800 sacerdotes).
La objeción de principio contra Escrivá y el
Opus Dei -que practica un culto a su personalidad- es su pasado
franquista. Jesús Palacios en "Los papeles secretos
de Franco" descubrió la carta de felicitación
que el ahora santo le envió al dictador por "salvar
a la patria" y luchar por "la recristianización
de España". La relación se hizo más
estrecha cuando Franco nombró ministros a los supernumerarios
Navarro Rubio, Alberto Ullastres, Gregorio López Bravo
y al numerario Laureano López Rodó, entre otros.
Luego Escrivá exigió ser reconocido como el
Marqués de Peralta, pretensión nobiliaria finalmente
alcanzada, pero que ocasionó una polémica furibunda
en España. Según la revista El Siglo de Europa,
Escrivá confesó: "Si bien los jesuitas
tuvieron un noble que llegó a ser santo, mi Obra tiene
un santo que llegará a ser noble".
Alberto Moncada, sociólogo ex miembro del Opus Dei,
ex profesor de la Universidad de Piura en el Perú y
autor de un libro que reúne declaraciones de los que
huyeron de la Obra, ironizó: "Un hombre toda espiritualidad,
que reniega de las pompas y vanidades, ¿cómo
puede buscar, en la segunda mitad
del siglo XX, el oropel de un título de nobleza?".
Cuando en los 70s se publicó el libro de otro de los
más lapidarios críticos de la Obra, Jesús
Ynfante, "La santa mafia", la única reacción
de Escrivá fue reclamar que sus padres eran "nobles
por los cuatro costados". Sin embargo, la publicación
que despertó la cólera del Opus Dei, a la muerte
de su fundador, fue "Tras el umbral", escrito por
María del Carmen Tapia, su ex secretaria, superiora
de la asesoría central de la sección de mujeres
de Roma y directora regional en Venezuela. Nadie tan cercano
a Escrivá lo había calificado de autoritario,
irascible, cínico y violador de derechos humanos. Aunque
reconocía su carisma, afirmaba que era manipuladory
"sabía rodearse de gente con mucha inteligencia,
porque buscaba aquello de lo que carecía".
Con la canonización de Escrivá, diversos diarios
latinoamericanos han hecho radiografías de personajes
del Opus encumbrados en el poder político-económico.
Fue precisamente este afán arribista lo que más
se le criticó al fundador en vida y a su Obra.
Tanto la revista Qué Pasa en Chile, El País
de España (el ministro de Defensa, el fiscal general
del Estado y la presidenta del Congreso son supernumerarios)
y el The New York Times en EEUU lo han hecho. James Martin,
de la prestigiosa revista América, publicó testimonios
de ex asociados y criticó que sus estatutos estuvieran
escritos en latín técnico y que sus fieles no
los conocieran.
Joan Estruch, autor de "Santos y pillos: el Opus Dei
y sus paradojas", cita frases del libro-símbolo
de Escrivá de Balaguer, El Camino, para graficar su
machismo, inmovilismo y estructura verticalizada: "El
matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor
de Cristo" (Camino 28). "Viriliza tu voluntad para
que Dios te haga caudillo" (Camino 833). "Sé
recio, sé viril, sé hombre" (Camino 22).
A las mujeres: "No hace falta que sean sabias, basta
que sean discretas" (Camino 946). La hegemonía
de estos principios y otros de inocultable inspiración
retrógrada hacen temblar a gran parte de los católicos,
no sólo a los de tendencia progresista.
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