PROHIBIDA
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
PARA HABLAR DEL OPUS DEI
Publicado en "LE TEMPS" - Sábado 2 febrero
2002
Patricia Briel
El original en francés
El Padre jesuita Albert Longchamp, redactor jefe de "Echo
Magazine" y director de la revista "Choisir",
¿recobrará la libertad para hablar sobre el
Opus Dei, libertad denegada durante más de veinte años?.
El mismo vio cómo en mayo del mismo año le prohibieron
formalmente expresarse en público o escribir cosa alguna
sobre esta prelatura por el simple hecho de haber publicado
en la revista "Choisir" de febrero de 1981 un estudio
minucioso y crítico sobre el Opus Dei -del que ni siquiera
era autor-.
La prohibición emanaba del Superior General de la
Compañía de Jesús, quien actuaba igualmente
por orden del Secretario de Estado del Vaticano en aquella
época, el Cardenal Casaroli. ¿Fue éste
último informado de la publicación de este artículo
por un miembro de la Obra en Suiza?. No cabe duda.
Fuere como fuere, el Padre Longchamp se vio obligado a cesar
cualquier debate sobre el Opus Dei, "aun cuando los hechos
descritos son exactos" y "con el fin de no atentar
contra la caridad en la Iglesia", precisaba su superior.
Profundamente sorprendido por esta orden y acuciado por otras
preocupaciones, el Padre Albert Longchamp obedeció
durante 21 años, con tan sólo una excepción
que le costó una severa advertencia.
Pero hoy, animado por la iniciativa de un diputado de dirigirse
al Obispo de la Diócesis de Lausanne, Genève
et Fribourg, ha decidido romper el silencio que le fue impuesto.
Para él, la situación se ha vuelto totalmente
insostenible: periodista que ocupa un cargo de responsabilidad
en dos revistas cristianas en Suiza, presidente de la Comisión
de Comunicación en el seno de la Conferencia de Obispos
suizos, se ha visto forzado al silencio cuando hablar de la
Obra forma parte de sus deberes profesionales, tanto más
cuando el fundador del Opus Dei iba a ser canonizado en breve.
Su decisión empezó a madurar el año
pasado cuando se publicó la carta de un lector en "L'Echo"
del 22 de marzo de 2001. En la carta expresaba su deseo de
conocer mejor el Opus Dei y, por consiguiente, su deseo de
leer un artículo sobre esta institución en la
revista. Albert Longchamp respondía a la misma con
un "non possum" -no puedo- publicado igualmente
en "L'Echo" del 22 de marzo: " Desde 1981 (...)
me está prohibido, bajo pena de sanción, buscar
y difundir información, "aún siendo exacta"
referentes a esta Institución, su organización,
sus objetivos y sus estructuras (...). Esta medida nunca ha
sido abolida por el Vaticano. Recibe mis sinceras disculpas."
Sorprendido tras conocer la prohibición que recae
sobre Albert Longchamp, Pierre Marti-Manfrini, diputado del
Gran Consejo genovés, escribe ocho días más
tarde a Monseñor Genoud para solicitarle información
sobre el Opus Dei, dado que el redactor en jefe de la revista
no puede expresarse. Es la secretaria de Monseñor Genoud
quien le responde. Le hace saber que el obispo le recomienda
en un primer momento que se dirija a Albert Longchamp para
obtener la respuesta a sus preguntas. En un segundo momento,
el obispo anuncia que está dispuesto a recibir al diputado
con el fin de hablar de ello. Con fecha del 13 de junio 2001,
el diputado envía una nueva carta al obispo. Por supuesto
que se dirigió al Padre Longchamp -escribe- pero éste
le confirmó la prohibición formal de hablar
del Opus Dei que recae sobre él. "Esto refuerza
mi determinación, como católico, para intentar
comprender esta conspiración del silencio, de alguna
forma, esta "omertà", continúa el
diputado. Usted comprenderá fácilmente que espero
de la jerarquía, y en particular de mi obispo, una
aclaración sobre este asunto, con el fin de disipar
cualquier duda en lo referente al poder de presión
del Opus Dei en la vida de nuestra Santa Madre Iglesia."
Seis meses más tarde, Pierre Marti-Manfrini, que dejó
de ser diputado desde el mes de Octubre, no recibió
respuesta alguna a su carta. Con fecha del 17 de diciembre,
se dirige nuevamente al Obispo: "no puedo creer que el
problema del Opus Dei no le concierna en absoluto, ni tampoco
la prohibición formal hecha al Padre Longchamp para
hablar sobre ello (...)" Al final de su carta, el antiguo
diputado expresa nuevamente su deseo de entrevistarse con
el Obispo.
Contactado por la revista "Le Temps", Pierre Martín-Manfrini
afirma no haber recibido respuesta alguna a su carta, y no
comprender el silencio del obispo ni por qué Albert
Longchamp todavía esta bajo esta prohibición.
"No puedo admitir esta medida, -explica-. En la Iglesia,
cada uno debe poder expresarse con total libertad." Esta
es también la opinión de Albert Longchamp, cuya
libertad de palabra es apreciada por sus lectores. Se dice
absolutamente dispuesto a ir a ver al Obispo y al nuncio para
pedir que se levante esta prohibición que le hiere:
"Me gustaría recuperar mi libertad de expresión.
El Opus Dei forma parte del debate público y a mí
se me impide hablar de ello aún cuando esta institución
me informa regularmente de sus actividades. Es un atentado
contra mi honor, mis derechos y una violación de la
ética periodística. Una medida de excepción,
como es esta, a favor de una institución de la Iglesia
católica, en el contexto de un debate, que no tenía
ningún carácter difamatorio, no es en modo alguno
justificable"
Tras preguntar a Beat Müller, director de la Oficina
de prensa de la Prelatura del Opus Dei en Suiza, sobre el
hecho de mantener la prohibición que pesa sobre el
redactor en jefe del "Echo Magazine", manifestó
su deseo de no expresarse sobre un asunto que juzga "depassé"
, "Nosotros no podemos resolver su problema" afirma.
El caso de Albert Longchamp está, pues, en las manos
del Obispo. Tras haber sido contactado, Monseñor Genoud
prefiere no tomar posición alguna por el momento con
respecto a levantar la prohibición que pesa sobre el
padre jesuita, deseando estudiar primero atentamente el expediente.
COMENTARIO
Veinte años después de los hechos, el que se
mantenga a Albert Longchamp bajo esta prohibición es
totalmente intolerable. De hecho ésta nunca ha estado
justificada: El artículo que él había
publicado en la revista "Choisir" respetaba todas
las reglas éticas y deontológicas del periodismo.
En ningún caso era difamatorio: Simplemente pretendía
analizar el funcionamiento del Opus Dei bajo un punto de vista
crítico. Hubiera sido de esperar que el Vaticano levantara
esta prohibición después de algún tiempo.
Este no fue nunca el caso. Albert Longchamp es periodista,
debería poder expresarse libremente sobre el Opus Dei
en las revistas de las que es responsable. Querer impedir
el debate en el seno de la Iglesia católica con respecto
a una institución controvertida es marcarse un gol
mayúsculo en propia portería y un atentado contra
el espíritu evangélico. El mismo San Pablo recomendaba
la corrección fraterna entre cristianos.
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