Bienvenido a Opuslibros
Inicio - Buscar - Envíos - Temas - Enlaces - Tu cuenta - Libros silenciados - Documentos Internos

     Opuslibros
¡Gracias a Dios, nos fuimos
Ir a la web 'clásica'

· FAQ
· Quienes somos
· La trampa de la vocación
· Contacta con nosotros si...
· Si quieres ayudar económicamente...
· Política de cookies

     Ayuda a Opuslibros

Si quieres colaborar económicamente para el mantenimiento de Opuslibros, puedes hacerlo

desde aquí


     Cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para obtener datos estadísticos de la navegación de nuestros usuarios y mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información aquí

     Principal
· Home
· Archivo por fecha
· Buscar
· Enlaces Web
· Envíos (para publicar)
· Login/Logout
· Ver por Temas

     Login
Nickname

Password

Registrate aquí. De forma anónima puedes leerlo todo. Para enviar escritos o correos para publicar, debes registrarte con un apodo, con tus iniciales o con tu nombre.

     Webs amigas

Opus-Info

NOPUS DEI (USA)

ODAN (USA)

Blog de Ana Azanza

Blog de Maripaz

OpusLibre-Français

OpusFrei-Deutsch


 Tus escritos: Debut y despedida proselitista.- Shiraz

050. Proselitismo, vocación
Shiraz :


Debut y despedida proselitista

Shiraz, 12/02/2024

 

Una de las razones por las que pité fue vivir el catolicismo con magnanimidad, me hacía mucha ilusión el sentido apostólico de ser numeraria, pero no tenía idea de lo que implicaba hacer proselitismo como parte de mis nuevos deberes al debutar como nueva vocación. Durante mi inicio de recorrer ese plano inclinado de la primera formación, hubieron muchos tropiezos.

Cuando me fui a vivir al primer centro del Opus Dei, aprendí a través de las charlas de formación que “de 100 almas nos interesan las 100”, sin embargo, con el tiempo y con las vivencias que tuve pude comprobar que esa afirmación era y es una gran mentira...



Mi debut apostólico fue cuando una de las numerarías auxiliares me presentó a una de sus amigas, a la auxiliar le daba mucho pesar que su amiga no supiera leer ni escribir. Con toda mi inocencia y voluntad me ofrecí enseñarle lo consulté con la directora y aceptó, tan solo serían dos meses de impartición de clases por una hora cada semana, porque la directora estratégicamente había aplicado lo de “conceder sin ceder con el ánimo de recuperar”, indicándome que no era parte de nuestro apostolado dedicarnos a ese tipo de situaciones. A la numeraria auxiliar y a mí nos dio mucha tristeza, por indicaciones de la directora la numeraria auxiliar fue quien comunicó a su amiga que ya no habría más clases.

Otro de mis aprendizajes me lo llevé durante los preparativos del primer curso de retiro para universitarias. Una de mis amigas se apuntó, a última hora la directora me indicó que yo no iría porque en mi lugar iría la subdirectora. Al regreso del curso de retiro mi amiga jamás se volvió a parar a los medios de formación, y la subdirectora me dijo que no volviera a invitar a nadie que estuviera gorda. Me quedé sin palabras sobre todo porque esta subdirectora era robusta y tenía problemas de sobrepeso.

Cuando creí que ya había entendido a quienes había que llevar a los medios de formación y cómo hacer el apostolado y el proselitismo que me habían explicado en las charlas iniciales, me decidí acercar a los medios de formación a mis dos mejores amigas universitarias. Ambas cuajaron muy bien en la labor de San Rafael, pero cuando fuimos a las visitas de enfermos, una de ellas que nunca había ido a visitar enfermos empezó a ir cada vez más por el hospital, se familiarizó con muchos de ellos, con entusiasmo y compromiso. La labor que esa amiga estaba haciendo me edificó mucho, sin embargo otra vez el brazo largo de la directora controladora intervino, indicándome que ese no era el propósito de las visitas de pobres ni de enfermos, que el propósito de las visitas de pobres era encajar a las chicas de San Rafael y no involucrarse en las visitas por sí mismas.

Después de unos meses mis amigas se decepcionaron de mí y de los medios de formación del Opus Dei alejándose y evadiéndome.

Me hice el ánimo de abrir mi círculo de amistades y comencé a tratar a otras compañeras de mi carrera. La directora enfatizaba a cada momento que había que llenar las meditaciones de San Rafael con chicas universitarias; en mal momento se me ocurrió preguntarle a ella en plena tertulia qué carrera había estudiado porque en la formación que me había dado ella me recalcó que para poder ser numeraria era requisito tener una carrera, además de tener talento, carácter, virtud y posición. Ante mi pregunta se hizo un silencio de hielo, respondiendo que había hecho unos estudios sobre comercio y secretariado, justificando que en su tiempo no era común que muchas mujeres estudiaran una carrera universitaria y por eso a muchas se les admitió con este tipo de estudios y ahí se acabó la explicación.

Dos de mis compañeras de carrera fueron conmigo a la convivencia universitaria, por confusión nos metimos a una charla especialmente para las de San Rafael muy encajadas o sea a punto de pitar. En aquel entonces había por aquellos años una numeraria muy muy famosa llamada Cuca, impartía una charla que hacía reaccionar a las pitables, esa charla era famosísima porque era una oda al sarcasmo de la vida como casada y como esposa, se burlaba especialmente de la casita con flores que toda soltera se imaginaba como ideal de hogar. Como mis amigas estaban cero encajadas, después de esa charla se quedaron escandalizadas y yo muy apenada por haberme metido con ellas a la charla equivocada. Posteriormente decidieron ya no ir a los medios de formación, pero me trataron con mucho sentido de verdadera amistad por mucho tiempo.

Dentro de mis nuevas amigas estaban un par de hermanas. Una de ellas me confesó que sería madre soltera; la seguí tratando con naturalidad y caridad, pero la subdirectora en cuanto se dio cuenta de eso me indicó que como numeraria teníamos poco tiempo y que siempre debíamos ir a las mejores y cortar ese tipo de situaciones. No conforme con esta indicación me dijo que ni se me fuera ocurrir ser madrina de cualquier índole de esa persona porque las numerarías no podíamos ser madrinas de nada.

Dentro de mi nuevo círculo de amistades universitarias había dos muchachas que eran muy morenas y que venían de un nivel sociocultural y económico con muchas limitantes. Cuando las llevé a los medios de formación en el centro, desde un primer momento vi como la subdirectora y la directora las miraban con recelo, asignándolas a la labor de agregadas, de la cual yo no tenía ni remota idea como nueva vocación. La numeraria que llevaba la labor de agregadas se encargó de tratar a mis amigas y de formarlas. Esta numeraria, como encargada de la formación de agregadas, fue la única que me explicó que no sólo las personas de estrato social bajo o con un perfil físico que no cubriera los requisitos de numeraria podían tener vocación de agregada, que ella, como había vivido en España, había conocido gente de nivel socio cultural y económico mucho más alto que el común de las numerarías y que por eso pitaban de agregadas o cuando tenían títulos nobiliarios. Esa explicación me dejó perpleja, sin embargo lo que a mí me dolió mucho fue el percatarme de cómo discriminaron a mis amigas por ser morenas y por venir de un estrato sociocultural y económico bajo.

Como un último estirón durante mi debut de apostolado y proselitismo en este primer centro que viví, la subdirectora, que era la que llevaba mi charla durante algún tiempo, me dijo que ya era tiempo de hacerme amiga de las más fresas de mi generación (entendiéndose por fresas las más pijas, monas, pudientes o que tuvieran más dinero y que estuvieran guapas). El argumento que me dio fue que si llegábamos primero a las de arriba como en cascada iríamos llegando a las de abajo y así se llegaría a más y mejores en menos tiempo.

He de confesar que me sentí muy hipócrita y que me costó muchísimo trabajo hacerme de este tipo de amigas y que confiaran en mí, pero logré llevarlas a los medios de formación, mismos que abandonaron en un tiempo breve y todo esto ante la mirada atónita de mis otras amigas que ya había tratado con anterioridad. Me daba cuenta de que con cada experiencia y como todo se sabía en mi facultad, muchas personas a mi alrededor estaban escandalizadas de ver cómo iba rotando mi círculo de amistades de pseudo amigas con el único propósito de llevarlas al centro a los medios de formación.

Este nutrido cúmulo de experiencias fue mi debut apostólico y proselitista en el primer centro en el que viví.

Con mucha esperanza e ilusión, al término de mis estudios universitarios me fui a otra ciudad a hacer mi centro de estudios, con la mentalidad de que tal vez en otros rumbos esto sería diferente.

Sin embargo, la primera desilusión me la llevé al querer invitar a un medio de formación a la hija de una supernumeraria. De inmediato, la supernumeraria en privado me dijo que la niña nunca iba a poder ser numeraria ni agregada porque su hija era adoptada y las directoras ya le habían advertido esto a ella como supernumeraria, ante lo cual yo me sorprendí muchísimo, pero no lo comenté nunca con nadie.

Recuerdo que en uno de mis viajes que por motivos de trabajo hice a la ciudad de México, visité a dos de mis mejores amigas dueñas de un negocio muy próspero. Las directoras me dieron la indicación de pedirles un donativo generoso para la construcción de un centro educativo para empleadas del hogar. Con muy buena actitud me dieron un donativo muy generoso pero me pidieron de favor que luego les mandara fotografías de todo lo que se había hecho con ese dinero, pues querían ver los avances en la construcción. Después de un tiempo de haber entregado el donativo a las directoras me percaté de que ese dinero no estaba siendo utilizado para lo que me dijeron, entonces yo les cuestioné y les dije que necesitaba evidencias en fotografía de la construcción de esa escuela para empleadas del hogar, porque yo se los había prometido a mis amigas. Me dijeron que tenía mal espíritu, que confiara en la aplicación de ese dinero. Después de esta amarga experiencia me prometí que jamás volvería a pedir ni medio centavo para ninguna de las labores apostólicas. Me dio mucho pesar el haber traicionado la buena voluntad de mis amigas.

Ese último suceso que narro fue realmente la despedida de mi labor apostólica y proselitista. Los años restantes que me quedé como numeraria en el Opus Dei me llamaron muchas veces la atención por poco apostólica, por ser no tener celo proselitista.

Hice amistades a mi modo, acercaba la gente a Dios, pero no a la obra porque ya sabía cómo se las gastaban. Doy gracias a Dios infinitamente de que nadie haya pitado bajo mi proselitismo ni apostolado, no podría tener ese remordimiento de conciencia sobre mis espaldas.

La gran enseñanza fue que “De las 100 almas no interesan las 100”, siempre se instrumentalizó la amistad, siempre se lucró con las visitas de pobres y con las visitas de enfermos o con cualquier situación en la que se pudiera prostituir la amistad para convencer a las amigas para subir números de asistencia a los medios de formación, integrarlas a la labor de San Rafael y coaccionarlas para pitar como numerarias, suscitándose una infinidad de faltas a la caridad, a la justicia y a la prudencia que, dentro de los parámetros opusinos, todo era justificable en aras de su apostolado y proselitismo.

Toda esa magnanimidad que había en mí se fue aniquilando poco a poco. El sentido de la amistad se fue desvirtuando, se fue torciendo hasta llegar a aniquilarse.

Con la perspectiva que dan los años y la madurez que una adquiere a través de la situaciones puedo decir con certeza, que en el Opus Dei no te enseñan a ser amiga, no te enseñan a valorar una amistad, te enseñan a lucrar con las personas, te enseñan a disfrazar situaciones de amistad para utilizarlas para los fines de Opus Dei y eso es una gran mentira, es una actitud miserable y es de lo más reprobable que puede tener cualquier ser humano y cualquier institución.

Shiraz




Publicado el Monday, 12 February 2024



 
     Enlaces Relacionados
· Más Acerca de 050. Proselitismo, vocación


Noticia más leída sobre 050. Proselitismo, vocación:
27 pasos para que pida la admisión una al mes.- Webmaster


     Opciones

 Versión imprimible  Versión imprimible

 Respuestas y referencias a este artículo






Web site powered by PHP-Nuke

All logos and trademarks in this site are property of their respective owner. The comments are property of their posters, all the rest by me

Web site engine code is Copyright © 2003 by PHP-Nuke. All Rights Reserved. PHP-Nuke is Free Software released under the GNU/GPL license.
Página Generada en: 0.124 Segundos