Siguiendo con la soberbia colectiva del Opus Dei, vamos a hacer ahora un ejercicio teórico, pero no menos verdadero, acerca de cómo van sus efectivos, aquellos que tanto encandilaban antaño a Juan Pablo II. Recuerdo haber leído hace tiempo en OpusLibros un cálculo muy concienzudo. Yo voy a ser más somero. Voy a partir de dos tipos de datos, uno de ellos usando las propias fuentes de la oficina de información del Opus Dei en España. El otro tipo de datos va a ser estimativo, acerca de lo que podríamos llamar proporciones medias entre los distintos tipos de miembros, para lo cual me voy a basar en las proporciones de los distintos miembros de la provincia de Córdoba, la cual conozco bien...

Los datos de la oficina de información del Opus Dei en España arrojan aproximadamente 93.400 miembros del Opus Dei en todo el mundo y aproximadamente 2.200 sacerdotes incardinados en la prelatura.

Tomamos también como dato de partida el número de fallecimientos totales anuales según los últimos boletines de Romana: del orden de 1100 muertos al año.

Si de 93.400 mueren al año 1100, el número de sacerdotes de la prelatura que mueren al año es 26.

Si a este número le añadimos dos cifras, en un sentido conservador, de diez bajas anuales más, de las que 5 son por incapacidad debida a la ancianidad (alzheimer, demencia senil, etc.) y otras 5 por bajas voluntarias (tanto secularizaciones como excardinaciones al estilo Manglano pero no tan mediáticas como él), tenemos que la prelatura necesita anualmente 36 nuevos sacerdotes (numerarios y agregados) para reponer las bajas totales.

Dato: Llevamos varios años en los que la prelatura ordena anualmente menos de 36. Hasta un tonto sacaría la conclusión que todos estamos pensando.

Seguimos con la demografía. Tomemos un escenario-tipo bastante real y quizá extrapolable en un sentido favorable para la prelatura y para el Opus Dei, el escenario de Córdoba, en donde hay unos 500 miembros en total del Opus Dei, de los cuales, siguiendo el dato de la oficina de información que sitúa en un 57% el número de mujeres y en un 43% el de varones, tenemos que hay unas 285 mujeres y unos 215 varones. Como en Córdoba hay tres centros en los que viven numerarios, con un total de unos 10 numerarios por centro, tenemos unos 30 numerarios, incluyendo curas. En cuanto al número de agregados, hay unos 12 ó 13. Restando todo esto del total de 215 nos salen unos 172 supernumerarios, lo cual encaja perfectamente con la realidad de que hay dos centros de supernumerarios con aproximadamente unos 80 ó 90 supernumerarios por centro. Este dato lo corroboro, pues durante años he llevado el control de cuánto aportaba mensualmente cada supernumerario de uno de los centros y el número coincide con mi experiencia personal.

Del total de numerarios, hay diez curas. O sea, que de los 30 numerarios, hay 20 numerarios laicos y 10 curas, distribuidos en tres centros.

Si de un total de 500 miembros hay 10 curas, quiere decir que son el 2%, lo cual encaja exactamente con lo que se sostiene desde hace muchos años en la oficina de información, esto es, que solo el 2% de los miembros del Opus Dei es cura.

Ahora bien, analicemos ese número de curas en relación a otros números, ya que de momento parece que las mujeres no se pueden ordenar. Todo se andará, pero de momento, no. Como tampoco es muy normal, y menos en el Opus Dei que se ordenen hombres casados, quiere decir que de esos 500 hay solo 20 numerarios y 13 supernumerarios que sean sacerdotes potenciales de la prelatura, ya que los 10 sacerdotes, no son potenciales sacerdotes, sino de hecho.

Si comparamos el total de numerarios con el total de curas de la prelatura en Córdoba (sin contar con dos agregados que son curas de la prelatura también), tenemos que de 30, hay 10, esto es, un 33,3%.

En una palabra, que cuando le dicen a un pitable que el Opus Dei no saca a nadie de su sitio y que el número de sacerdotes es un 2% del total, le están mintiendo, pues un pitable, por el hecho de pitar de numerario, en el momento actual tiene un 33,3% de posibilidades de que le llamen a ordenarse cura.

No acaba ahí el cálculo. Aunque no tengo el dato muy exacto, en uno de los centros de Córdoba que es club de bachilleres parece que en los últimos años no han pitado más de 3 al año.

Otro dato estadístico que puede orientar aunque no tengo el dato exacto. En mis tiempos pitábamos ya algo mayorcitos, con algo más de madurez que ahora, que son casi niños. En mi promoción del centro de estudios éramos 29 y según mis datos, quedan unos 10, esto es, la tercera parte.

Otro dato: Hace años, los que se iban lo hacían en torno a los 25 ó 35 años. Ahora se está yendo gente de más edad.

Esto quiere decir que para que uno de los tres chavales de 14,5 años que anualmente pita en Córdoba, aguante en el equipo, han de sudar la camiseta, máxime si antes de llegar al centro de estudios tienen la complicación añadida de mantenerlos en el invernadero a pesar del mundo de pecado en el que se encuentran inmersos. Me refiero a que esos chavales, entre los 14,5 y los 18 quizá descubran que existen las chicas.

Con estos últimos datos quiero expresar que el recambio de numerarios laicos se les ha puesto muy difícil. Prueba de ello es que están cerrando centros de estudios. Del último que tengo noticia es de Almonte, Sevilla, convertido en colegio mayor externo, es decir, en negocio puro y duro. Por cierto, Almonte es el lugar en donde Cociña hacía de las suyas.

Si Almonte ha echado el cierre como centro de estudios es porque no hay numerarios como para tenerlo abierto y vale más la pena enviar a los numerarios de esta circunscripción a otra parte, quizá Madrid, Valencia o donde sea. Debido a que la Delegación de Sevilla abarca a las provincias de Sevilla, Córdoba, Cádiz, Huelva, Cáceres, Badajoz y la ciudad autónoma de Ceuta, el cierre de Almonte supone que entre todas estas provincias no llegan a un mínimo razonable de numerarios que lleguen como tales a los 18 años y que puedan incorporarse al centro de estudios (y esto sin contar que en el futuro, de los que se incorporen, dos tercios probablemente no seguirán).

Estos datos se corresponden con el hecho de que el centro de bachilleres de Córdoba está habitado por numerarios que, casi todos, tienen más de 40 años, habiendo incluso cincuentones y hasta un septuagenario.

Todo esto me recuerda aquel libro de Orlandis “Años de juventud en el Opus Dei”. Es verdad, “qué tiempos aquellos”, deben decir, suspirando, esos numerarios que todavía no han caído en los brazos del señor Alzheimer y que ven a su alrededor un panorama tan desolador.

Aunque quizá no lo vean, pues en el Opus Dei siempre ha estado totalmente prohibido hacer los números que acabo de hacer yo ahora. Quizá sigan brindando en las “fiestas de Casa” con esos brindis ñoños al sol, como si aquí no pasara nada, metidos en su burbuja, flotando cual místico del dieciséis.

En una ocasión, en torno al año 1972, en pleno apogeo de pitajes le preguntaron a Florencio Sánchez Bella si no le preocupaba que hubiera numerarios que se fueran. Respondió que no, porque se iban unos pocos, pero llegaban multitudes.

Quizá Florencio calculó mal y pensó que el futuro era apacible. ¿Qué pasa cuando se van pero no llegan otros? ¿Qué pasa cuando se ordenan cada año menos de las bajas anuales? ¿Qué pasa cuando cada vez hay menos gente para llevar a Cavabianca?

La soberbia colectiva se paga.

Ah, se me olvidaba. Si en vez de los 93.400 que nos dicen que hay, resulta que solo hay, por ejemplo, 80.000 miembros, entonces la tasa de reposición no es de 36 curas nuevos al año, sino de 37,5. Más difícil todavía. Y si la mentira de la oficina de información es todavía mayor y hubiera, por ejemplo, solo 65.000 miembros, entonces la tasa de reposición sería de 44 curas nuevos al año, solo para quedarse igual. Muy difícil lo tienes, Ocáriz.

Antonio Moya Somolinos.