Hola, JasonJonas.

Simplemente gracias, con todo lo que esta palabra implica. No me tengo por nadie especial, pero tus palabras me han “tocado”: Congruencia en el vivir.

Creo que en la vida, en general, no hay otra que nadar contracorriente, estés donde estés, porque la “corriente” es eso que nos arrastra en contra de nuestra voluntad y libertad, y pienso que eso está presente en el día a día de todos los seres humanos, pues somos el único animal que nace siendo lo que es pero que a la vez debe conquistarlo en el día a día. Y eso que somos no es otra cosa que lo que nos reveló Jesús: amor. Y el amor no es posible sin la Libertad. Si nos apartamos de la libertad, nos apartamos de la posibilidad de amar, y por tanto nos deshumanizamos. Por algo dijo San Pablo que no le separarían del amor de Dios “ni principados ni potestades”; puede parecer paradójico, pero no dijo “ni Lucifer ni sus secuaces”… por lo visto, tenía claro que amando a Dios y a los demás, a “esos” los tenía controlados (no él, sino Aquél en quién él confiaba). Y a la vez sabía que, en poco que se confíe uno, puede caer en las mayores aberraciones que dice abominar.

Perdona si me ha salido la vena teológica. Ya digo, a estas alturas, tengo claro que “nadie es mejor que nadie”, como cantaba Manolo García. Pero tengo claro –y no es mérito propio- cuál es el fin para el que hemos sido creados… y “ni principados ni potestades”...

Humanos somos, y en este nadar contracorriente, nos resultan necesarias (¡ayudan tanto!) las palabras de ánimo que de vez en cuando te dirige un amigo, pues por eso te tengo aunque no te conozca personalmente.

Ojalá el mundo estuviera plagado de gente como tú.

Un abrazo,

JuanchoR