Hola a todos de nuevo:

En primer lugar, me gustaría mucho agradecer los consejos que recibí en esta web tras mi escrito. Quería volver a contactaros para daros noticias y para que escarmienten en cabeza ajena otras personas que puedan verse en mi misma situación, que es bastante liviana comparada con otros testimonios, pero a mí no deja de desconcertarme.

Comienzo diciendo que parece que el sacerdote numerario es más sacerdote que numerario (parece un trabalenguas: “el sacerdote está numerarizado ¿Quién lo desnumerarizará?...”). Le pedí confesar fuera del Centro con la excusa de que aquel día yo tenía mucho que hacer y no me daría tiempo a desplazarme hasta allá, y no tuvo problema. Otro día se lo pedí directamente como favor personal, sin más explicaciones, y aceptó también de buen grado...

Además, terminé siendo franco con él y le dije literalmente lo mucho que me disgustaría que compartiese la información de nuestras charlas. Me respondió primero detallándome la severidad de las penas que se les imponen a los sacerdotes que revelan cualquier información recibida en confesión, pero como yo os he leído a vosotros también y ahora conozco la triquiñuela (si no se encuentra estrictamente entre el “Señor, tú lo sabes todo” y el “Vete en paz” no es tal materia ¿Verdad?) le comenté que no todo lo que hablábamos estaba sujeto realmente al sigilo sacramental. Se molestó un poco y me dio el argumento que yo me habría dado: “en cualquier caso, todo lo que alguien le dice a otro en confianza no debería ser revelado, lo que no me has dicho como sacerdote me lo has dicho como amigo, y me parece que ya tendrías que conocerme lo suficiente como para saber cómo soy”. Esperando no irritarle más, repliqué que otro amigo mío me había aconsejado lo contrario (es decir, que no confiase en la cáscara de amistad que me ofrecieran los miembros del Opus Dei porque todo se instrumentalizaba a favor de la institución) y que de ahí venían mis dudas. No me dijo que esa práctica fuese mentira, sino: “yo puedo responder por mí mismo, no por otros, y eso yo no lo hago”.

De momento, seguiré confiando en él. Espero no estar equivocándome.

Persona X, efectivamente, terminó pidiéndome dinero después de quedar a tomar unas cervezas a las que le invité. Me dijo que el Opus Dei necesitaba cooperadores cuando le conté que estaba contento porque había empezado a ahorrar de verdad (siguiente pregunta: ¿Un cooperador suele proponerse como paso previo a numerario/supernumerario? ¿Me debería preparar para nuevos estoques?) y me dio una dirección de internet en la que se podían leer los folletos sobre la cooperación al Opus Dei. Me dijo que lo leyera con tranquilidad después en casa, pero yo le di un vistazo rápido y entendí que “cooperador” y “danos dinero, que lloramos desolados en la miseria de nuestras residencias de lujo con pensión completa deluxe, lavandería y seguro del hogar 5 estrellas” estaban íntimamente relacionados. Por ahí sí que no paso: estoy ahorrando para mantenernos en unas buenas condiciones a mí y a mis padres, que por motivos ajenos a mi voluntad no viven conmigo y ya son muy mayores, por lo que necesitan ayuda y supervisión las 24 horas... y Persona X está al corriente de mi situación. Le expliqué que mis posibilidades económicas podían tambalearse (llevo solamente un año en mi puesto de trabajo actual) y que no me importará volver a invitarle cuantas veces sean necesarias a unas cervezas, que si él personalmente pasaba un apuro para comprarse un pijama, cargar gasolina o comprar un regalo, valía, pero que no podía adquirir un compromiso de cooperador.
No he perdido la relación que tenía con X, solamente voy a ser más cauto y estaré preparado para que empiece a ningunearme en cuanto se dé cuenta de que el anzuelo se le quedará mojado conmigo. Si no fuera el caso (en el fondo, guardo esperanzas de que no lo sea) me alegraré mucho, porque realmente ¿Para qué ocultarlo? Me cae rematadamente bien, el jodío.

Agradezco mucho a Dios el haber conocido antes al sacerdote que a Persona X, por el cumplimiento de vuestras profecías.

Por ejemplo, he sido siempre muy reservado respecto a los temas de pureza con Persona X y no tanto con el sacerdote (no creo que me fuesen a proponer nada si Persona X supiera las machadas que pasan por mi imaginación cuando pongo el piloto automático... y que el sacerdote conoce muy bien) así que mi mayor vergüenza está a salvo. A decir verdad, apenas he comentado nada de mi vida sentimental/sexual a Persona X. Sí le he hablé, en cambio, acerca de los problemas laborales que tuve en esta empresa asociada al Opus Dei y que motivaron mi dimisión y feliz acogimiento en otro puesto de trabajo casi de inmediato (menos mal) en otra ciudad y con compañeros muy diferentes. No fui más responsable en el asunto de lo que lo es una viandante a la que roban porque descuida su bolso un momento (la diferencia se encuentra en que a la viandante, cuando se enfurece por el robo, la policía no le echa la culpa por quejarse y la castiga a ella en vez de al delincuente)... por ello, no me perturba que todo el Opus Dei conozca lo que nos hicieron a unos cuantos compañeros una panda de listillos en contubernio con unos altos cargos tan incapaces como ellos (desde robos descarados de proyectos a esparcimiento de rumores ponzoñosos, pasando por muchos comentarios de doble o triple lectura que a cualquier mortal con unos sesos tan simples como los míos le hacen sangrar por la nariz ante el esfuerzo que supone saber qué están diciendo realmente y cómo lo hacen para que el interesado/afectado sea el último que se entere). Da la sensación de que estas personas se reconocen entre sí y se protegen entre ellas, y no creo que al Opus Dei le moleste revolver entre una basura que ya apesta con mirarla, así que no creo ni que Persona X lo haya comentado en su casa.

Imagino que algunos miembros de la prelatura también leéis esto y me pregunto por qué se mantiene en determinados cargos que son importantes a personas cuya mayor habilidad es lamer la suela de los zapatos del de arriba con una convincente expresión de agrado, antes de asestarle una puñalada por la espalda para tomar su puesto, si puede. No representáis a una empresa ni a un partido político. Os llamáis Opus Dei. Habláis de caridad y de la amabilísima presencia de Dios en todas las actividades cotidianas y eso es ciertamente maravilloso: ¿Por qué dejáis que os representen desde posiciones destacadas personas cuya probada malicia conocéis? ¿Por qué, en serio? ¿No veis que no todos somos tan buenos como para sacar amor del odio que desprenden muchos de sus actos y comentarios?

En fin... gracias por haberme leído hasta aquí. Yo seguiré leyéndoos a vosotros con curiosidad y cariño (es inevitable cogéroslo a algunos, con todo lo que contáis). ¡Feliz Pascua de Resurrección!

Al_Margen

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