A veces la liberación llega en el lugar y momento menos esperados... y de quien menos lo esperamos. Soy exalumno de la Universidad Panamericana (UP) de Ciudad de México, egresado muy a principios de los 90's. Quienes han leído mis relatos anteriores saben que no vengo ni de escuela ni de familia del Opus Dei. Solo estuve en la UP 5 años, tuve escaso contacto con "la obra" pero que bastó para sentir un intenso rechazo de mi parte hacia esa organización, la cual me fue correspondida con muchos años de un trato glacial hacia mí como persona y como estudiante.

Terminé la carrera y seguí con mi vida. Acepto que mis niveles de sufrimiento y de pérdida de tiempo son NADA comparado con los que han experimentado la mayoría de las personas que aquí escriben. Pero de cualquier forma, yo estaba en una edad sensible (18 a 22 años) donde sentir el rechazo institucional de mi universidad fue doloroso... pero peor hubiera sido involucrarme con el Opus.

El pasado viernes tuve que tomar un vuelo doméstico. El avión estaba lleno de bote en bote y mi asiento era de los últimos. Fui de los últimos en abordar. Al llegar a mi sitio, me encuentro que justo a mi lado, y por las siguientes 2 horas, se encontraba nada menos que "J". "J" era un ex compañero de la UP que en aquel enrarecido entorno universitario era todo lo opuesto a mí: familia del Opus de tooooda la vida (ambos padres supernumerarios), escolarizado en el Opus desde su más tierna infancia, club, etc., etc. Un autentico chico "de casa". Nos saludamos con sorpresa y afecto. Después de las preguntas de rigor, me preguntó por qué no había acudido yo a la reunión de ex alumnos a la que la UP nos había invitado hacia un par de años. Nos llamaron a amarrarnos el cinturón de seguridad. Lo hicimos... yo esperaba mucha turbulencia. Con calma le contesté: "Mira J, yo veo a veces a algunos compareñ@s de la UP, pero ya decidí nunca acudir a nada que la universidad organice. Considero a la Universidad Panamericana como poco más que un instrumento de reclutamiento de una organización muy dañina y muy enferma llamada Opus Dei". Esperaba un golpe o un helado silencio o ambos por reacción de "J" a mis palabras. Cuál no sería mi sorpresa al recibir yo como respuesta de "J" un caluroso, incondicional y completo apoyo a mi afirmación.

Durante casi toda la conversación que tuvimos en aquel memorable vuelo, "J" habló sobre el gran número de numerarios que él conocía de forma personal, que fueron prácticamente robados a sus padres por el Opus desde la escuela secundaria y que muchos años después, hartos y llenos de rencor a "la obra", salieron y ahora son sus más vociferantes detractores. Como en su propia familia de más de 5 hermanos, ninguno participa hoy por hoy en nada que tenga que ver con el Opus, ni mandan a sus hijos (nietos de supernumerarios) a ninguna de sus escuelas Que los pocos que todavía perduran como numerari@s lo hacen porque no tienen otra opción de vida o son de tal modo mediocres en sus profesiones que mejor se mueren ahí que enfrentar al mundo real. La cantidad de "casas" y centros (como el abominable CIES) que han tenido que cerrar o vender porque ya a nadie le interesa ir. En fin, toda una serie de confirmación de primera mano de muchos de los temas que en este foro se tratan.

Yo fui solo un número más en la lista de un numerario, nada más. Mi bienestar, mi tranquilidad, mi sentido de pertenencia a la universidad jamás le importaron ni entonces ni ahora. De esa conversación con "J", sostenida mientras cruzábamos los cielos de México, confirmé que en todo aquel proceso por el que me hicieron pasar en mis años universitarios, nada tuvo que ver Dios. Fue detonado y gestionado por un grupo que usa su nombre sin la más mínima conciencia y sin ninguna caridad.

Pepito67