Sólo una letras para decirle a Constanza que yo sí creo que sus experiencias son ciertas. En mi tiempo en el Opus Dei encontré gente alegre y simpática, cierto, pero también puedo decir que esa alegría y simpatía iba desapareciendo a medida que pasaban los años. Con el tiempo he comprendido que la alegría daba paso a la depresión y a la amargura.

Estoy segura que no he coincidido nunca con Calandria porque, de ser así, me habría fijado.

La que en el Opus permanece alegre cuando se hace mayor habría llamado mi atención. Es más, aprovechando que no perdería esa alegría le habría dicho lo difícil que resulta leer lo que escribe: su ortografía “a la inglesa” me hace tener que volver sobre lo leído, no comienza una pregunta abriendo un signo de interrogación (a la española) ni por casualidad.  

Un saludo,

Jimena