Queridísima Mari Paz:

Quiero decirte que me uno y te acompaño en tu dolor, por la muerte de tu madre, leo lo que te dice Agustina: Ha entrado ALLÍ fácil y contenta... Que nos eche una mano y que a ti te reconforte el amor con que la has cuidado y el amor suyo que nunca te faltó.  Me dá "envidia de la buena", ver cómo has cuidado con tanto amor y tanto cariño a tu madre, eso es lo que ahora te debe reconfortar, el haber estado con ella hasta sus últimos momentos.

Con esto te digo que te sientas privilegiada, después de 35 años dentro del Opus Dei, Dios quiso que ella te esperara, y tuvieses ese consuelo de cuidarla, yo quizás lo valoro tanto, porque mi madre murió y de la que menos disfrutó fué de mí y yo de ella, y qué casualidad... se tuvo que morir para que yo diese el paso definitivo y saliera del OD. Ella estaba contenta, sufrió mucho por la separación tan contínua que teníamos hácia ellos, pero en los últimos años de su vida, ya me veía que no era lo feliz que ella me vió al principio. Y pienso que desde allá arriba me echó un buen cable para que diese el paso a volar libre, y a los tres meses me fuí.
 
Aunque el dolor de la pérdida de tu madre es muy fuerte aún, ha pasado poco tiempo, por experiencia te digo, que menos mal que ese dolor no es como el primer momento, si nó, no se aguantaría, así que ¡mucho ánimo!, aunque bien es cierto, que muchas veces las lágrimas son tan fuertes y asaltan cuando menos lo esperámos que parece que fué ayer, y ya vá para 6 años que nos dejó.

Bueno Mari Paz, de mando un super abrazo lleno de cariño, y que sepas que te recuerdo mucho, aunque nó nos conocemos, y más ahora que lo necesitas más.

Un beso

Maries