Prefacio
Leer las diversas cartas en esta web, me ha motivado también
a mí a relatar mi experiencia. Me gustaría poder
ayudar las personas que sufrieron y sufren. Mi caso es parecido
al que tantos otros han relatado, por eso me gustaría
detenerme más en el DESPUÉS que en el ANTES
en la etapa del Opus Dei. Es decir: ahora que estoy fuera,
¿qué hago?.
Confieso que muchas veces al leer las cartas de la web, lo
pasé muy mal debido a los recuerdos. En cierta forma,
es como si volviera a vivir todos los tormentos por los qué
pasé. Es como volver a Auschwitz. Pero entonces ¿por
qué continúo leyendo los testimonios? Es una
forma de solidarizarme con todos vosotros, amigos y amigas.
Por otro lado, ha sido un toque de atención que me
ha llevado a cuestionarme y buscarle sentido.
Hacía tiempo que había olvidado el tema del
Opus Dei, pero siempre mi curiosidad buscaba algo relativo
al tema de los ex-numerarios como algo mal resuelto en el
pasado. Esta web satisfizo mi curiosidad, sacó a la
superficie experiencias similares a la mía y leí
otras mucho más traumáticas. Nada sabía
de ex-numerarios que pasaron décadas dentro de la Obra.
Poco sabía de sacerdotes que dejaron la Obra.
Cada caso es un caso particular. Cada experiencia, una experiencia
propia. La reacción de cada uno puede haber sido completamente
diferente en uno o en otro según las circunstancias
de la vida.
Amigos y amigas, en mi salida también traumática,
estaba pasando por una depresión y tenía insomnio.
Debido a mi estado mental fui a un psiquiatra y comencé
a hacer terapia. El psiquiatra en cuestión no era de
la Obra, lo que puede haber facilitado mi recuperación.
Lo intenté con algunos anti-depresivos hasta adaptarme
al Prozac que continuo tomando. Quiero compartir mi experiencia
con vosotros.
Mr. M*
*Mr. porque soy del sexo masculino, por lo tanto ex-numerario.
M. es mi inicial. Mr. M es también el nombre de un
mago que reveló los trucos de sus juegos de ilusionismo
en televisión, y sufrió por ello grandes críticas.
Soy brasileño.
Introducción
Cada historia personal es única y, por lo tanto, cada
proceso de recuperación también es único.
Me gustaría compartir mis reflexiones de una forma
ilustrativa, si alguien tiene interés o curiosidad.
Voy a referirme a cada uno de nosotros como un héroe.
Seguiré esta narración recorriendo el viaje
del héroe, siguiendo una estructura semejante a la
de los mitos griegos. La descripción del viaje del
héroe puede ser obtenida a través de la lectura
de los libros de Joseph Campbell, "El Héroe de
las Mil Caras" (original en inglés: The Hero with
a Thousand Faces) y El "Poder del Mito" (original
en inglés: The Power of Myth). O aún en el libro
de Christopher Vogler, "La Jornada del Escritor"
(original en inglés: The Writer´s Journey) cuyas
fases del viaje han sido recogidos de este último libro
y descrito como sigue:
1. Los héroes viven en el MUNDO COTIDIANO,
donde
2. reciben una INVITACION A LA AVENTURA.
3. Primero, ofrecen RESISTENCIA o RECHAZO a la invitación,
pero
4. en un encuentro con el MENTOR son animados a
5 . ATREVESAR UNA PRIMERA PUERTA y entrar en un mundo
especial,
6. donde encuentran PRUEBAS, ALIADOS Y ENEMIGOS.
7. Cuando se APROXIMAN A LA CAVERNA OCULTA, cruzan
una segunda puerta
8. donde se enfrentan a la PRUEBA SUPREMA.
9. Obtienen su RECOMPENSA y
10. son perseguidos en el CAMINO DE VUELTA al mundo
cotidiano.
11. Cruzan entonces la tercera puerta, experimentan una RESURRECCIÓN
y son transformados por la experiencia vivida.
12. Llega entonces el momento del RETORNO CON EL ELIXIR,
la bendición o el tesoro que les ayudará en
su regreso al mundo.
La palabra héroe viene del griego, que significa "proteger
y servir". La raíz de la idea de héroe
está ligada a un sacrificio de uno mismo. El viaje
de muchos héroes es la historia de la separación
de la familia o tribu, equivalente al sentido de separación
de la madre que experimenta un niño pequeño.
Es, por lo tanto, nuestra historia de la separación
de la Obra.
Un héroe está motivado por los ideales universales
que todos llevamos dentro: el deseo de ser amado y comprendido,
tener éxito, sobrevivir, ser libre, lograr justicia,
ayudar a quien lo necesita, decir lo que piensa...
1. Mundo cotidiano
Cada uno de nosotros, en la Obra, se sentía dentro
de un ambiente seguro; para cualquier enfermedad siempre había
una medicina en el botiquín.
En la mayoría de las historias, el héroe es
sacado de su mundo cotidiano a un mundo especial, nuevo y
extraño.
Por ejemplo, en la saga de Harry Potter, el mundo cotidiano
del héroe es la aburrida casa de los tíos y
su cuarto se limita a un pequeño espacio debajo de
la escalera.
Los testimonios relatados en esta web muestran de manera
abundante cómo era nuestro mundo dentro de la Obra.
Nuestras normas de vida, nuestro Apostolado, nuestras charlas
fraternas etc. Por este motivo, no voy extenderme en este
punto. Pasemos a la siguiente fase.
2. Invitación a la aventura
Para muchos, la rutina dentro de la Obra acabó sofocándonos
porque lo que nos faltaba era dar un sentido a lo que hacíamos.
Lo que hacíamos ya no lo tenía. No sabíamos
el por qué de las cosas. Sólo hacer por hacer,
de forma mecánica, repetitiva y todo culminó
en la gran pérdida del sentido de la vida. Algo estaba
equivocado y ya no funcionaba. No había un motivo de
porqué hacer las cosas.
Como en Matrix, debíamos decidir entre tomar una píldora
de un color o de otro. Debíamos escoger entre seguir
o no seguir en la Obra. Cada una de las dos posibilidades
implicaba dos mundos diferentes. Nuestra conciencia había
detectado un fallo en el sistema operativo de nuestro ordenador
interior. Ya no se podía seguir trabajando en DOS,
había que utilizar Windows (o Linux, si algunos lo
prefieren). El sistema operativo de la Obra no encajaba con
el que habíamos utilizado inicialmente. La teoría
y la práctica parecían cosas distintas. Las
cosas no eran lo que pensábamos que eran. En esta fase,
el héroe se siente incómodo y perturbado. Su
autoestima está a cero.
Lo que ocurre en esta estapa es la falta de sentido. Podemos
pensar que fue la rutina la que nos desgastó. Pero
no. Fue la falta de sentido de lo que hacíamos.
Todo esto se puede ilustrar a través del apostolado
que teníamos que hacer. No le veíamos sentido
a llamar a personas para la meditación, porque no sentíamos
que éramos amigos de ellos. Invertimos la conducta.
Deberíamos ser primero amigos de verdad y solamente
después, invitarlos a los medios de formación.
Colocamos la carreta antes que los bueyes. De las 100 almas
que deberían habernos interesado, solamente nos interesaban
1, 2 o 3 como máximo. Teníamos que rechazar
a un amigo por no ser "pitable". Aquel amigo tan
legal, con el que teníamos tantas cosas en común,
debía ser rechazado para dedicarnos a otro quecon el
que no congeniábamos tanto. Debíamos eliminar
un cariño y con él, eliminar también
un sentido a nuestra existencia.
Actuábamos en contra de lo que Kant enseñó.
Kant formuló el imperativo categórico de que
siempre tratáramos a las personas como un fin en sí
mismo y no como un simple medio para llegar a una cosa. O
sea, que no debemos usar a las personas. No podemos jugar
con sus emociones ni con sus sentimientos. Veíamos
a las personas como un medio para nuestra santidad.
De acuerdo con Freud en "El malestar de la civilización",
nuestros sufrimientos provienen de tres fuentes: el poder
superior de la naturaleza, la fragilidad de nuestros propios
cuerpos y la inadecuación de las normas que buscan
ajustar las relaciones mutuas de los seres humanos dentro
de la familia, el Estado y la sociedad. Pues bien, de estas
tres reglas, es la tercera la que merece ser tenida en cuenta,
ya que es más fácil aceptar un terremoto o asumir
un cáncer porque es algo que no depende de nosotros.
Las reglas de la Obra nos llegaban a través de personas
para "lidiarnos" como presuntas personas. Las reglas
no existían solamente por escrito, sino también
a través de la tradición oral. Había
normas concretas para todo tipo de situaciones y en ciertos
momentos nos quedábamos confundidos entre la teoría,
por un lado, y la práctica por otro. Era la experiencia
y la jerarquía de las personas de más antigüedad
en la obra las que acababan teniendo la palabra final. Para
muchos, la constatación repetitiva durante años,
de la incompatibilidad entre teoría y práctica,
nos llevó a una parálisis en la capacidad de
elegir. Se llega a un punto en el que no hay espacio para
las decisiones propias y en la duda, se consultaba siempre
con el director sobre esto o aquello.
La falta del sentido de la vida se debió a una quiebra
del paradigma. El paradigma es la manera de cómo vemos
las cosas en términos de percepción, comprensión
e interpretación. Un paradigma es un modelo, una representación
de la realidad, una explicación... Es lo mismo que
un mapa. Un mapa es una representación de la realidad,
pero no es la realidad. Pensábamos que la Obra era
de una manera pero en realidad era de otra. Cuando aprendiamos
que, de verdad, era de otra manera, nos explicaban que no
era exactamente así, porque en tal situación,
influía esto y aquello. Si sucedía esto, aquello
y lo de más allá, lo mejor que se podía
hacer era consultar al director.
En resumen, al irnos de la Obra, ese mundo aparentemente
seguro y perfecto en el que viviamos, desapareció.
El caos empezó a rondar en la cabeza. Parecía
que el suelo donde pisábamos se hundía bajo
nuestros pies.
La quiebra o ruptura de un paradigma se puede dar gradualmente
o de golpe y porrazo. El ejemplo más ilustrativo es
el caso de un miembro de la Obra que se enamora de una compañera
de trabajo a la que ve todos los días. Primero viene
un cierto encantamiento por la persona. El numerario o agregado
empieza a experimentar la experiencia de amar a alguien, desprendiéndose
de sí mismo. Pero esa sensación de realización
debe ser cortada inmediatamente, ya que no es lo que la Obra
quiere. Pero -se preguntará- ¿cómo puede
ser que una sensación tan buena como ésta, no
venga de Dios? Entonces, ¿por qué Dios permitió
que me sucediera? La presión psicológica es
tanta que le llevará a una crisis profunda acerca del
sentido de la vida. Y el motivo es que eso tan bonito va totalmente
en contra del proyecto de vida que aprendió en la Obra
y se ve obligado a negar el amor por la persona que ama. Se
deprime y no sabe qué camino tomar.
3. RECHAZO DE LA VOCACIÓN
¿Qué pasa por la cabeza de un numerario en
una crisis de vocación? Para muchos es el miedo al
infierno, la condena de Dios. Muchas cosas conspiran para
que desistamos del "viaje". Por ejemplo, una de
las frases más fuertes que leí en algún
"Crónica", si no me falla la memoria, era
que quien abandonara la Obra sentiría el gusto de la
hiel durante el resto de su vida. Y también, en una
charla sobre la vocación, nos dijeron: "la vocación
no se pierde, se tira por la ventana". También
la Biblia me produjo gran inquietud, como en II Timoteo, 4,
10: "Dimas me abandonó por amor a las cosas del
siglo y se fue a Tesalónica". Me sentía
como un futuro Dimas: infiel, impuro y mundano.
En esta crisis, los sentimientos son muy contradictorios.
Nos acordamos de las cosas buenas y de las malas. Porque había
cosas buenas que agradaban como ser un buen cristiano en medio
del mundo, buscar la santidad a través del trabajo,
la necesidad de una formación constante, amistades
hechas dentro de la Obra, etc. Pasamos del amor al odio, de
la confianza a la sospecha, de la esperanza a la desesperación.
A la vez, queremos y no queremos. Cuando piensas dejar la
Obra incluso se te ocurren cosas como escribir al Papa para
que cambie el Opus Dei... Es el rechazo a la vocación.
En este vacío existencial, podemos hacer lo que otros
a nuestro alrededor hacen -conformismo- o hacer lo que otros
quieren que hagamos -totalitarismo-. Cuando nos encontramos
en esa situación y no hacemos nada, lo más probable
es que entremos en una especie de colapso nervioso. Pueden
aparecer el insomnio, la depresión, el estrés,
una úlcera de estómago... No hay más
solución que huir.
De acuerdo con Víctor Frankl en "La cuestión
del sentido en psicoterapia" (el original en alemán
"Die Sinnfrage der psychotherapie"), las ocupaciones
monótonas que excluyen las decisiones propias, llevan
más frecuentemente a la depresión y a las enformedades
psicosomáticas que la sobrecarga".
¿Qué sentido podemos dar a tanto sufrimiento?
¿Será inútil todo ese sufrimiento? Y
nos hacemos y sentimos víctimas en esta fase. Nos preguntamos:
¿por qué me sucedió esto? ¿por
qué yo?
4. Encuentro con el Mentor
La función del Mentor es preparar el héroe
para lo desconocido, a través de orientación,
protección, experiencia, entrenamiento y suministro
de dones o pócimas mágicas. Lo mismo que Obi
Wan fue el Mentor de Luke Skywalker, como el Dr. Xavier fue
el Mentor de los X-Men, como el sr Miyagi fue el Mentor del
Karate Kid o como el Profesor Dumbledore lo fue de Harry Potter.
En la vida real tenemos diversos mentores: padres, hermanos
y hermanas mayores, amigos, amantes, profesores, jefes, compañeros
de trabajo, terapeutas y otros. De la misma forma que James
Bond, el agente 007, recibe instrucciones de su jefe, a la
vez recibe consuelo emocional de Moneypenny y el agente Q
le proporciona el arsenal de armas secretas.
Viktor Frankl, en el libro "En búsqueda de sentido,
un psicólogo en el campo de concentración",
alerta que "del camino de alta tensión psicológica
hacia la paz interior, no está libre, de ninguna manera,
de obstáculos. Se engaña quien cree que el recién
liberado de un campo de concentración no necesita ya
ningún cuidado". A continuación, Frankl
hace una analogía con lo que le sucede a un buzo: "Así
como un buzo corre un grave peligro físico en caso
de que abandone repentinamente la cámara de inmersión
(dónde se encuentra bajo una tremenda presión
atmosférica), así ambién el hombre que
ha sido liberado repentinamente de la presión espiritual
puede sufrir daño en su salud psíquica."
Por eso se recomienda a todos los que han afrontado una crisis,
que busquen a un profesional cualificado para cuidar de su
salud mental. El proceso de recuperación puede llevar
tiempo y dinero. Por ejemplo, la consulta médica de
un buen psiquiatra puede costar en torno de U$ 100 la hora.
Invierte en ti. Paga el precio. Además, quizá
necesites tomar medicamentos. No te asustes, no creas que
solamente con tu fuerza de voluntad lograrás superar
los problemas. Si necesitas tomar fármacos, no pasa
nada. Ya llevas andado la mitad del camino. Esta ayuda química
puede durar un mínimo 1 año. O puede ser que
tengas que tomarlas durante el resto de tu vida.
El mentor te guiará en esta fase del viaje mostrandote
otras realidades y dándote consejos muy valiosos. En
la película "El hombre Araña", el
tío Ben le dice a Peter Parker: "Junto a los grandes
poderes vienen grandes responsabilidades." Y Morpheus
para Neo en "Matrix": "Tú eres el elegido".
5. Atravesar la primera puerta
Después de que se ha roto el modelo, tomamos la decisión
de dejar la Obra. Cuando yo decidí no seguir, pero
aún estaba bajo el "dominio" de la Obra -todavía
estaba en un centro-, evitaba vivir las costumbres de Casa,
como por ejemplo utilizar el Pax. Aunque no hayamos cumplido
todos los trámites burocráticos de la salida,
estamos mentalmente fuera.
A partir de este momento, el héroe decide dejar aquel
mundo perfecto de la Obra y entra en un mundo nuevo, extraño
y hostil. Y se asusta fácilmente por cualquier cosa.
No sabemos nada de las personas que dejamos atrás porque
le temen a este mundo extraño y misterioso fuera de
la Obra.
Un recuerdo que tengo después de mi salida es que
no reconocía los modelos de coches en las calles (lo
que ahora es una banalidad). Para mí eran todos iguales.
Y eso se debía a la costumbre de no mirar hacia cualquier
lado en la calle para así guardar la pureza.
5.1. La libertad de poder elegir.
Todo lo puedo en este mundo. Si quiero puedo desatar las
pasiones más viles, que mantuve a raya durante tanto
tiempo. En el mundo de fuera de la Obra, una cosa es cierta:
soy yo el que escojo, nadie más. Soy yo el responsable
de mis decisiones.
En este mundo externo tengo plena libertad de elegir. Ante
un estímulo o una situación, yo decido lo que
voy a hacer. Mi comportamiento es producto de mi propia elección
y no me es impuesto por nadie. Soy el responsable de mis acciones.
Hago lo que quiero y nadie puede condicionarme. Stephen Covey
describe qué es la Proactividad, un concepto muy difundido
en administración de empresas, y que describiré
a continuación ayudándome, una vez más,
de Viktor Frankl).
Un día, desnudo y solo en una pequeña celda,
comenzó a tomar conciencia de lo que más tarde
llamó la última "de las libertades humanas":
la libertad que sus verdugos nazis no le podían quitar.
Podían controlar completamente la situación
y el ambiente, podían hacer lo que quisieran con su
cuerpo, pero él, Viktor Frankl era un ser dotado de
autoconsciencia, y podía actuar como observador de
su propio destino. Su identidad básica estaba intacta.
Podía decidir, dentro de sí, como todo aquello
podría afectarle. Entre lo que le sucedía, entre
el estímulo y su reacción, estaba su libertad
de poder escoger cuál sería su reacción.
En medio de las circunstancias más degradantes que
se pueda imaginar, Frankl usó el don humano de la autoconsciencia
para descubrir un principio fundamental de la naturaleza del
hombre: entre el estímulo y la respuesta se encuentra
la libertad de escoger del ser humano.
Al descubrir el principio básico de la naturaleza
humana, Frankl diseñó un mapa de sí mismo,
a partir del cuál comenzó a desarrollar el hábito
principal y básico de una persona super eficaz en cualquier
ambiente, el hábito de la proactividad. Proactividad
significa mucho más que tomar la iniciativa. Implica
que nosotros, como seres humanos, somos responsables de nuestras
propias vidas. Nuestro comportamiento nace de decisiones internas,
y no de las condiciones externas. Tenemos la capacidad de
subordinar los sentimientos a los valores. Poseemos iniciativa
y responsabilidad suficiente para hacer que las cosas sucedan.
Piensa en la palabra responsabilidad. Es la habilidad a la
hora de elegir. Personas superproactivas se acostumbran a
la responsabilidad. No echan la culpa de su comportamiento
a las circunstancias, condiciones o condicionamientos. Su
comportamiento es producto de su propia elección consciente,
basada en valores, y no como resultado de un condicionamiento,
basado en sentimientos.
Una vez que somos proactivos, nuestra vida será, únicamente,
consecuencia de las condiciones y condicionamientos, si dejemos
que estos factores controlen nuestra mente, por decisión
consciente u omisión.
5.2 La libertad de hablar
Frankl describe lo que sucede en la fase de liberación:
"se descarga la presión que, durante tantos años,
se ha soportado y, por la manera de hablar, da la impresión
de que la persona en cuestión está bajo una
especie de compulsión psicológica. Tanta es
el ansia de contar y la necesidad de hablar. (Pude observar
este fenómeno también en personas, que, incluso
por poco tiempo, estuvieron bajo una presión muy grande,
como por ejemplo en interrogatorios de la Gestapo)."
Eso fue lo que a mí me sucedió. Aún
siendo tímido, empecé a hablar mucho más
con las personas. Sentía un ansia terrible de descargar
todo que tenía dentro de mí.
En Opuslibros, tenemos total libertad de expresar lo que
hemos sentimos o sentimos. Podemos manifestar todos los sentimientos
que vivimos en la Obra. Estos relatos sirven para solidarizarnos
los unos con los otros. A través de esta Web podemos
conocer qué ocurría dentro de la Obra por relatos
de los que están fuera. Aquel mundo que creíamos
perfecto tenía sus contradicciones y heridas. En la
web podemos hablar de las cosas más impensables que
vivimos dentro de la Obra, podemos desahogarnos todo lo que
queramos.
5.3. Aprender todo de nuevo
Tras ser liberados del campo de concentración, Frankl
relata: "¡Somos libres!, nos decíamos una
y otra vez y ni así podíamos creerlo. Habíamos
repetido tantas veces esta palabra durante los años
soñanmos con ella, que ya había perdido su significado.
Su realidad no penetraba en nuestra conciencia; no podíamos
aprehender el hecho de que la libertad nos perteneciera. Llegamos
a los prados cubiertos de flores. Las contemplábamos
y nos dábamos cuenta de que estaban allí, pero
no despertaban en nosotros ningún sentimiento. El primer
destello de alegría se produjo cuando vimos un gallo
con su cola de pluma multicolores. Pero no fue más
que un destello: todavía no pertenecíamos a
este mundo. Por la tarde y cuando otra vez nos encontramos
en nuestro barracón, un hombre le dijo en secreto a
otro: ¿dime, estuviste hoy contento?. Y el otro le
contestó un tanto avergonzado, pues no sabía
que los demás sentíamos de igual modo: "para
ser franco: no". Literalmente hablando, habíamos
perdido la capacidad de alegrarnos y teníamos que volver
a aprender, lentamente".
6. Pruebas, aliados, enemigos
6.1 La prueba de la familia de sangre
En el mundo de fuera de la Obra, la relación con la
familia de sangre puede sufrir un nuevo cambio. Creo que los
que nacieron en una familia de padres supernumerarios, el
sufrimento es muy grande porque puede existir un rechazo de
la propia familia al hijo que vuelve. Este no fue mi caso,
pero se puede constatar que así sucede en los testimonios
de la web.
Para los que no tenemos familiares cercanos en la Obra, el
apoyo que recibimos de ellos es fundamental. Este fue mi caso
y pude constatar el amor a la libertad de mis padres. Cuando
decidí entrar en la Obra, mis padres se entristecieron
pero respetaron totalmente mi elección. Un respeto
porque creyeron lo que les decía, que quería
ser miembro de la Obra y que sería felíz allí
dentro. Cuando decidí salirme, me acogieron tan felices
como cuando me permitieron partir. Mis padres me quisieron
independientemente fuera yo de la Obra o no y en esto, les
estoy tremendamente agradecido.
6.2. La prueba de salir al exterior y expandirse: Carpe
Diem
Cuándo era de la Obra, uno de mis defectos era la
inflexibilidad, mi radicalidad. Este defecto me llevó
a que me naciera otro que cargo hasta hoy: creer que no tengo
derecho a pasarlo bien, a tener momentos de ocio. Una consecuencia
de esto es no saber planear y disfrutar las vacaciones ni
los fines de semana. Otras personas se convierten en adictas
al trabajo.
Otra característica mía era ser extremadamente
cruel en el examen de conciencia. Esto me llevaba a una auto
crítica negativa muy dura y severa.
Todo sucedía porque estaba preso de mí mismo.
Debía expandirme. Debía salir de mis propias
preocupaciones.
En la década de los 90, uno de los mayores best-sellers
empresariales fue el libro de Stephen Covey, "Los 7 Hábitos
de las personas muy eficaces". Me ayudó mucho
el enfoque dado por el autor sobre el Círculo de las
Preocupaciones/ Círculo de la Influencia, del cuál
tomé algunos párrafos: "Las personas proactivas
concentran sus esfuerzos en el Círculo de Influencia.
Trabajan con las cosas que pueden modificar. La naturaleza
de su energía es positiva, engrandecedora y amplia,
lo que lleva al aumento del Círculo de Influencia".
"Las personas reativas, por otro lado, concentran los
esfuerzos en el Círculo de las Preocupaciones. Se centran
en las debilidades y defectos de los otros, en los problemas
del medio ambiente, en suma, en circunstancias que huyen de
su control. De ahí nacen actitudes acusatorias y lamentaciones,
lenguaje negativo y la postura de eterna víctima."
Debimos olvidarnos de nosotros mismos y mirar hacia fuera
del "yo". Frankl dice: "Quiero destacar que
el verdadero sentido de la vida debe ser descubierto en el
mundo, y no dentro de la persona o de su psique, como si ésta
fuera un sistema cerrado. Llamé a esta característica
constitutiva de la autotranscendencia "de la existencia
humana". Ella denota el hecho de que el ser humano siempre
apunta y se dirige a algo o a alguien diferente de sí
mismo. Cuanto más se olvida la persona de sí
misma, dedicádose a servir una causa o a amar otra
persona, más humana es y más se realiza".
Cuando salí de la Obra estaba totalmente fuera de
la realidad así que busqué hacer actividades
con las que disfrutar y al mismo tiempo me ayudaran a conectar
con otras personas. Me obligaba a tener nuevas relaciones
y nuevas amistades. Hice varias cosas: clases de teatro, bailes
de de salón, guitarra, idiomas, fotografía etc.
Con esto me obligaba a salir de mí mismo.
En una de mis vacaciones decidí viajar solo, con la
mochila a la espalda, por Europa, pasando por diversas ciudades.
Entrené así mi inglés por varios países,
lo que posteriormente me ayudó profesionalmente. Hice
muchas fotos, conocí a otras personas y otras culturas.
La experiencia de la expansión tiene como objetivo
salir de nuestro aislamiento y de nuestra soledad. La soledad
es un enemigo terrible. Después de salir de la Obra
estamos solos. Si cortáramos las relaciones humanas,
nos quedaremos presos de nuestro limitado mundo, con nuestros
propios pensamientos que pueden ser muy destructivos y hasta
llevarnos a la ruina. Nuestro pensamiento debe ir hacia fuera
y no para dentro.
6.3 Un aliado: la capacidad de reírse de sí
mismo
Un gran aliado es el sentido del humor y la capacidad de
reirnos de nosotros mismos. Creo que en la búsqueda
por la perfección dentro de la Obra, muchos se han
vuelto perfeccionistas o todavía tienen miedo a equivocarse.
No admiten el error porque viven en el mundo de las ideas,
donde todo es perfecto. Podemos equivocarnos y reirnos nuestros
errores. El verdadero filósofo es aquel que sabe vivir
la vida con sentido del humor, con sus errores y aciertos
y no aquel que escribe un inmenso compendio filosófico.
Frankl dice: "También el humor constituye una
ayuda para el alma en la lucha por su auto preservación.
Se sabe que difícilmente habrá algo en la existencia
humana tan apto como el humor para distanciarse y permitir
que la persona se ponga por encima de la situación."
No tomarme tan en serio significa que puedo cambiar de postura.
Hoy pienso así, pero mañana puedo pensar de
manera radicalmente diferente. Los políticos saben
utilizar muy bien este arte que calificamos como deplorable,
contradictorio y ridículo. En épocas de elecciones,
los políticos prometen de todo en la campaña.
Cuando llegan al gobierno, todo lo que prometieron no vale.
Cambian tranquilamente de posición. Aunque el contexto
es otro, aprendamos con los políticos y mejoremos nuestro
humor.
6.4. Un aliado: "Acostúmbrate a decir que
SÍ"
Al largo del viaje del héroe, se rompen varios paradigmas
durante el recorrido. Uno de estos paradigmas sería
el punto nº 5 de Camino, "Acostúmbrate a
decir que no".
Nuestra tradición judeo-cristiana enfatiza mucho el
NO. Recuerdo que en las meditaciones los temas se explicaban
a través de sus opuestos. Las clases de filosofía
en los cursos anuales también definían las características
de la filosofía moderna por lo que no eran. Por ejemplo,
en una meditación sobre la alegría, se nos daba
una definición extensa de lo que era la tristeza y
solamente en los dos minutos finales de la meditación
se hablaba un poquito de la alegría. O sea, no se habla
de lo que no se conoce. Se habla de aquello que vivimos.
El mal es la ausencia del bien. Pero ¿qué es
el bien? Hacer el bien, y hacerlo bien, es difícil.
Es más fácil destruir y criticar. Sin embargo
escribir un poema, componer música y pintar un cuadro
es más difícil que ejercer la crítica
sobre ellas. Hacer estas obras de arte bien hechas es lo difícil.
Contemplarlas es fácil, cuando poseen una belleza única.
Adoptemos una visión más positiva en relación
con la vida, sin juicios previos y prejuicios.
7. Aproximación a la Caverna Oculta
Como en el mundo exterior puede pasar de todo, también
podemos caer en otras trampas. De acuerdo con Frankl, podemos
huir de la búsqueda del sentido de la vida y cambiarla
por "ansias de poder, incluyendo su forma más
primitiva, que es el ansia de dinero. En otros casos, la cambiamos
por la búsqueda del placer. Por eso es por lo que muchas
veces la frustración existencial acaba en una compensación
sexual. Podemos observar en este caso que la líbido
sexual asume proporciones exageradas en el vacío existencial."
En este mundo podemos caer en la vieja trampa de preocuparnos
solamente por el dinero, sexo y y el poder. En ese momento
dejamos de preguntanos por el sentido de nuestra vida y comienza
la alienación.
Frankl en "La cuestión del sentido en psicoterapia"
tiene una interesante frase: "El placer en sí
no es algo que consiga dar sentido a la existencia, pero la
falta de placer tampoco lo es."
Podemos ser tentados a quedarnos en la superficialidad y
no profundizar en la cuestión primordial, que es: ¿cuál
el sentido de la vida? Antes, la respuesta nos la daba la
Obra. Ahora no tenemos a la Obra y somos nosotros quienes
tenemos que dar la respuesta.
Podemos huir de muchas cosas menos de nosotros mismos. Antes
incluso de haber entrado en la Obra ya nos preguntábamos
sobre el sentido de la vida. Buscamos ese sentido en la Obra
y no lo encontramos. Ahora estamos fuera de la Obra y la misma
pregunta flota en el aire.
El héroe aún no ha ganado la batalla. Todavía
no sabe cómo situar a la Obra en su vida. Muchos pueden
detenerse en esta etapa del viaje. Aún no dieron el
gran salto.
8. Prueba Suprema
El héroe crece y se transforma. ¿Cómo
identificamos al personaje principal en una historia? La mejor
respuesta es: aquel que aprende o crece más.
Si la decisión de haber abandonado la Obra no lleva
necesariamente a un crecimiento del héroe, de nada
valdrá este viaje. La alienación continúa,
independientemente de seguir o no en la Obra.
Veamos: si se opta por seguir en la Obra de forma conformista,
no habrá crecimiento. Ante las exigencias y esfuerzo
que conlleva de un cambio podemos preguntarnos: ¿por
qué cambiar? Este sería un ejemplo de alienación
conformista.
Otro tipo de alienación es la de los rebotados. Optan
por no seguir en la Obra y sólo protestan. La culpa
es siempre de los otros. Son las eternas víctimas.
"El mundo conspira contra mí". Quedan aprisionados
en el problema y no buscan una solución. Son los enamorados
del problema. Para estos tampoco hay crecimiento porque se
pararon en esta fase y no prosiguieron el viaje del héroe.
El sufrimiento no les sirvió de nada. Se les deformó
el carácter y lo que encuentran es solo amargura. La
amargura también puede venir del contacto con las experiencias
de otras personas que pasaron por el mismo sufrimiento, pero
que no encuentran sentido a este sufrimiento, y se quedan
en la superficialidad y en la inercia. La reacción
que muchos tienen es la de huir y no querer oír ni
saber nunca más nada sobre la experiencias de sufrimiento
en la Obra.
8.1. Sublevación contra el mentor
En nuestra lucha podemos llegar a pensar que nadie nos comprende.
Podemos pensar que nuestro mentor es un pesado y abandonar
la lucha. Podemos caer en la tentación de interrumpir
la terapia por cuenta propia.
Amigos, a aquellos que tomaís fármacos, os
digo que os sentireis tentados a abandonarlos, pues el orgullo
y la vanidad no admiten la flaqueza y la debilidad. Sé
de algunos que empezaron a tomar fármacos y que luego
desistieron, porque no admitieron la necesidad de una ayuda
externa (química). Y poco tiempo después sufrieron
una nueva crisis, así que el proceso de recuperación
se alargó y se atrasó. Eso es puro orgullo.
Si el psiquiatra te prescribe una medicina, obedece. Este
profesional estudió muchos años y conoce mejor
que tú los misterios de la mente. En cuanto a la elección
del psiquiatra, que sean personas conocidas o familiares quienes
te recomienden alguno, y si no te gusta, busca otro, porque
si no hay confianza no hay progreso. El progreso en la recuperación
depende solamente de nosotros mismos. La terapia no es una
cosa de locos. Todos nosotros la necesitamos: tanto gente
que fue de la Obra como gente que ni sabe qué es eso.
8.2. Rompiendo el paradigma de la Obra
Citando de nuevo Frankl: "Hay dos 'razas' de hombres
en el mundo y nada más que dos: la 'raza' de los hombres
decentes y la de los indecentes. Ambas se encuentran en todas
partes y en todas las capas sociales. Ningún grupo
se compone de hombres decentes o de hombres indecentes, aún
sin más ni más. En este sentido, ningún
grupo es de 'pura raza' y, por ello, a veces se podía
encontrar, entre los guardias, a alguna persona decente."
Amigos, ser o no ser de la Obra, no me hace ser bueno o malo.
Existe sí, la combinación de varias alternativas.
Matemáticamente, esta combinación de 2 tipos
nos da como resultado cuatro grupos. En la obra hay gente
buena que se quedó y que se realiza allí, trabajando
de forma incansable y batalladora. También existe gente
mala en la Obra, que hizo y hace sufrir a muchos. Y fuera
de la Obra sucede lo mismo. Muchos ex miembros son gente buena
y busca ser feliz en la tierra. Pero también hay muchos
ex miembros que son gente mala, que es infeliz y quiere que
todas las personas sean infelices.
Una vez más Frankl: "La bondad humana se puede
encontrar en todas las personas y también en aquellos
grupos que, a primera vista, debería ser tajantemente
condenados. Las delimitaciones se sobreponen. No podemos simplificar
las cosas diciendo: "Los prisioneros son ángeles,
y los guardianes son demonios".
Hagamos de abogado del diablo contra nosotros mismos, para
romper otro paradigma. Frankl dice "En el campo de concentración,
se puede ser guardia y tener una actitud humana con los prisioneros
y siempre será de alguna forma un mérito personal
y moral". Como ejemplo, Frankl cuenta que uno de los
guardias del campo de concentración compraba medicinas
con su propio dinero y se las daba a los prisioneros. Después
de la liberación, los propios prisioneros protegieron
a este guardia y pidieron que le trataran dignamente. O sea,
tenemos recuerdos de personas buenas y honestas en la Obra
que hicieron el bien con nosotros.
Continuando en esta línea de razonamiento, Frankl
dice "En contrapartida, es particularmente deplorable
la bajeza del prisionero que inflige un mal a sus propios
compañeros de sufrimiento." Es muy triste ver
personas que no captaron el sufrimento de un compañero
e incluso lo ridiculizaron. En algunos intercambios de correos
en la web Opuslibros, vemos que hay gente que utiliza cierto
sarcasmo las experiencias de otros ex-miembros. Cada experiencia
fue única y dentro de un determinado contexto. Hay
gente que fue tratada por el Dr. Mengele en el campo de concentración
y sufrió muchísimo. Hay gente que vivió
su experiencia al lado de una persona más humana y
no sufrió de forma tan intensa. No por eso la primera
víctima es superior y tiene más derecho a proclamar
que sufrió más y es, por lo tanto, más
digna. Nadie tiene derecho a practicar la injusticia, ni el
mismo que la sufrió.
En el mundo real, no existen solamente dos posiciones. Pro-Opus
Dei y Anti-Opus Dei. Existe una tercera vía: la de
no estar ni en contra ni a favor, como yo, puesto que ya no
le doy tanta importancia al tema. No intercambiemos una obsesión
por otra. No pasemos del amor al odio.
8.3. Nuevas comparaciones de mi relación con
la Obra
Puedo imaginar al Opus Dei como una ex-novia. Cuando la conocí,
pensé haber encontrado el amor de la vida. Fue una
pasión avasalladora. Viviamos debajo del mismo techo.
Éra de la Obra 24 horas al día. Hasta me enfrenté
a mi familia, a mis amigos y compañeros por quedarme
en la Obra. Éramos novios a escondidas de mis padres
y no conté que incluso estába ya comprometido
(o sea, que había escrito la carta al Padre). Sin embargo,
cuando nos conocimos, vi que había diferencias en nuestra
forma de ser. Teníamos costumbres diferentes. Veíamos
la realidad de forma diferente y su su amor por mí
era extremamente exigente. Le dije que teníamos que
darnos un tiempo. Empezaba a sentirme agobiado y vigilado.
El amor es posesivo. Cuando amamos, queremos tener a la persona
amada. La Obra quería tenerme e hizo todo el esfuerzo
posible para que no la abandonara. En su esfuerzo hasta me
dijo cosas muy duras que me hirieron. La Obra no quería
compartir su amor por mí con nadie más. Nadie
más podía amarme. Por nuestro bien y por el
bien de la Obra, decidí irme, pues ese tipo de amor
no funcionaría nunca. Fue mejor así. Creo que
esta ex-novia puede haber encontrado a otra persona y esta
persona puede sentirse muy feliz. Esa otra persona, no es
ni mejor ni peor que yo. Es simplemente otra persona. Para
mí, lo que suceda entre ellas ahora, no me influye.
No me interesa hablar a esa otra persona de los defectos de
mi ex-novia, porque todos tenemos defectos. Tal vez esos defectos
sean hasta compatibles con esa otra persona. Tal vez esa otra
persona hasta le gusten esos defectos y no los vea como tales.
Por eso no soy pro ni anti. Muchos dirán, pero si
no es anti Opus Dei, ¿por qué no vuelve a la
Obra?. Porque ya no hay relación. No vuelvo con una
ex-novia, porque ya no tenemos nada que ver. Lo intenté
una vez y no resultó. No hubo química. No hubo
entendimiento.
Eso fue lo que se pasó en mi caso. En esta relación
entre la Obra y yo, fui yo quien rechazó ese amor.
Yo fui quien decidió. Yo rechacé este amor.
Al hacer este simil con mi caso, he recordado casos diferentes
al mío. Esquematizaré los posibles escenarios
en esta relación de una persona y la Obra.
A saber:
- YO rechacé la OBRA; la OBRA ME amó;
- La OBRA ME RECHAZÓ; YO amé a la OBRA;
- La OBRA y YO nos rechazamos recíprocamente;
- La OBRA y YO nos amamos recíprocamente.
En el caso "LA OBRA ME RECHAZÓ; YO amé
la OBRA" se puede observar en algunos testimonios y yo
constaté este caso en una persona en el Centro donde
viví mis últimos tiempos de numerario. La Obra
llega, me dice que no tengo vocación al Opus Dei y
que debo pedir la dispensa. Es lo que llamamos dar una patada
en el trasero. Es como cuando nos enamoramos de alguien, y
la persona amada no nos corresponde. Es el fin del mundo,
porque nos sentimos rechazados por la única persona
en toda la Tierra que no nos podía rechazar. Me quedé
un tanto confuso con este caso, pues yo quería salir
y sólo me insistían en que me quedara. Y quien
se quería quedar, los directores le decían que
se fuera. La Obra, a través de sus directores, llegaron
a la conclusión de que estas personas no deberían
seguir durante más tiempo de la Obra. Su manera de
ser no encajaba con la manera de ser del Opus Dei. En este
caso la autoestima de la persona rechazada queda por los suelos.
¿Será que no soy bueno? ¿No soy digno
de ser amado?
Cuando estamos en el mundo real estamos sujetos a este tipo
de situación en relación al amor humano. Podemos
enamorarnos locamente de alguien, le declaramos nuestro amor
y la respuesta es NO. La persona amada puede ser muy bondosa
y decir: "Mira, yo te quiero, pero como amigo, ¿entiendes?
Podemos continuar siendo amigos, pero no amantes". Como
ya dijimos, el amor es posesivo. Si no vamos a ser amantes,
será muy difícil que seamos amigos. Es difícil
soportar el hecho de ver cómo nuestra amada está
a la espera de otro y este otro no soy yo. Por eso es normal
que nos alejemos. Por eso, cuando yo rechazo a la Obra y la
Obra me ama, la Obra no quiere saber nada más de mí.
En el caso "La OBRA y YO nos rechazamos recíprocamente",
ambos llegaron a la conclusión de que ya no se querían
el uno al otro. Este es el caso donde el final de la relación
se da de manera más amigable. Como se dice en algún
testimonio, "nos despedimos con un abrazo". Tal
vez este sea uno de los casos más raros que se producen
porque para ello es necesario un momento mágico: ambas
partes llegan a la misma conclusión al mismo tiempo.
Si uno se adelanta a otro, el que se queda atrás puede
ser que se sienta un tanto traicionado y se manifieste incluso
de forma contraria a lo que sentía.
En el último caso "La OBRA y YO nos amamos recíprocamente"
es para aquellos que se quedan y se realizan dentro. Esta
es una posibilidad que no podemos negar que no exista. Hay
gente dentro que es feliz porque encontró el sentido
de la vida dentro de la Obra.
La metáfora de presentar a la Obra como si se tratara
de una persona, demuestra que la cantidad de experiencias/relaciones/escenarios
es infinita. Podríamos colocar estos escenarios en
términos de duración. O sea, para aquellos que
hicieron la fidelidad, para los hicieron la oblación,
para aquellos que se quedaron unos pocos años, para
aquellos que se quedaron solamente unos meses, etc.
En la lectura de algunos testimonios, pude notar también
que para algunos casos en los que comparé a la Obra
como una ex-novia, ex-mujer o ex-marido, podría no
ser adecuada la comparación, debido la falta de elementos
de juicio, que pudieran dar un significado más profundo
acerca de cómo la persona afectada perdió el
sentido de la vida dentro de la Obra.
Estimulado por buscar y comprender un punto de vista diferente
al que yo pasé, según lo relatado en varios
testimonios, acabé elaborando otro enfoque que espero
que pueda ayudar alguien.
Nada mejor que el fútbol para ilustrar este nuevo
enfoque, debido a la pasión que este deporte despierta
en varios países y así rompemos otro paradigma.
En este análisis comparativo, lo que une es la pasión
por el fútbol. Como tenemos a la Obra en diferentes
países, voy a poner ejemplos con nombres para que se
entienda mejor.
En Brasil, el adversario más temido en la Copa del
Mundo es Argentina. Sólo nombrar a Argentina da miedo
en los brasileños porque, sin duda alguna, es uno de
los adversarios más fuertes de Brasil. Y confieso que
uno de los defectos de los hinchas brasileños es ir
contra Argentina. Si Brasil fuera eliminado de la Copa del
Mundo, muchos brasileños quisieran que Argentina también
lo fuera. Existe un cierto placer enfermizo en ese deseo.
Y es una pérdida de tiempo. Y una típica reacción
de frustrados el no admitir la alegría de los otros.
Si van al infierno, quieren llevar el mayor número
posible de personas con ellos.
Haciendo esta comparación, me acordé de la
Copa del Mundo de 1978 en Argentina. En esta Copa del Mundo,
Brasil sería eliminado en el caso de que Argentina
ganara a otro equipo por una diferencia de 6 goles. ¡Y
Argentina ganó seis a cero!. Brasil fue eliminado de
la Copa del Mundo, Argentina continuó jugando y llegó
a obtener el título campeón del Mundo.
Sobre ello se escribió mucho. Se decía que
había sido una tremenda injusticia y muchas cosas más.
Sin embargo, era un hecho innegable al que no se podía
dar marcha atrás. Argentina fue campeón del
Mundo en 1978. Hubiera sido una tremenda pérdida de
tiempo que alguien pidiera a la FIFA que retirara el TÍTULO
de campeón mundial a Argentina.
Pasa lo mismo en relación al TÍTULO de Santo
de Josemaría Escrivá otorgado por la Iglesia
Católica. Es inútil discutirlo. Sucedió
y no se cambiará. Si fue justo o injusto, discutir
sobre ello no añadirá ni aportará nada
a mi existencia.
Sobre este asunto, creo que no cambiará la Iglesia
Católica. Quizá pueda afectarme si continuaste
fiel al catolicismo. Podemos, otra vez, comparar a estas instituciones
(Iglesia y Obra) como si se tratasen de personas. No puedo
pedir a mi madre que deje de querer a mi hermano. Mi hermano
puede haber tenido más privilegios en mi familia que
los que he tenido yo; puede haberse portado mal conmigo; puede
haber heredado una parte más grande de la herencia
familiar... Pero no puedo pedir a mi madre que no le quiera.
Ella lo quiere con sus defectos, -defectos que muchas veces
él ni admite tenerlos-. La reconciliación debe
ser con mi madre y eso es lo que debo buscar.
Noto en los testimonios que existe para muchos una cierta
tristeza hacia la Iglesia Católica debido a la canonización
de Josemaría Escrivá. Confieso que yo ya no
me considero católico (lo que puede ser motivo de escándalo
para muchos y que ahora, medirán milimétricamente
cada frase de este escrito), pero no por eso dejo de entender
lo que les pasa por la cabeza a las personas que siguen siendo
católicas y que pueden necesitar ayuda para esa reconciliación.
Para ayudarles, tengo otra comparación que puede servir
para comprender por qué es necesaria esa reconciliación.
Estas directrices me fueron dadas por mi Mentor, o sea, el
médico psiquiatra que me atiende.
La Obra es totalizante (que es diferente de ser totalitaria).
Cuando decidimos pertenecer a ella se nos entregó un
paquete inmenso de cosas que ni sabíamos que teníamos
derecho. No nos daban a escoger solamente aquello que más
nos interesaba. Debíamos "tragarnos" el paquete
entero. Esto sucede muchas veces con los viajes organizados
que compramos cuando salimos de vacaciones. En los paquetes
turísticos, pueden incluir cosas que no me agradan
nada, como por ejemplo, someterme a los horarios de salida
y entrada en el autobús que va para determinado punto
turístico. Y cuando quiero quedarme más tiempo
visitando algo, el guía me dice que ya nos tenemos
que ir. O si no quiero recorrer los mercadillos donde venden
recuerdos del país, me obligan a hacer varias paradas
en ellos. Puede llegar un momento en el que piense que nunca
más haré un viaje organizado. Sin embargo, si
elijo ir por mi cuenta la próxima ocasión, tendré
que decidir a dónde quiero ir, lo que voy a hacer,
tendré que reservar el hotel, comprar los billetes
de avión o de tren, estudiarme mapas y recorridos...
Las opciones que elija estarán determinadas por mí.
Un viaje organizado es más cómodo porque ya
está todo estudiado. Escogieron por mí. No fui
yo el que escogió. Hay personas que prefieren este
tipo de viaje y les gusta. En un viaje organizado puedo aprovechar
sólo lo que me guste y más adelante, repetir
el viaje a mi aire, sabiendo ya dónde quiero parar
y dónde no, no hay malo en ello.
Es en este punto quiero detenerme más. Por ejemplo,
hay ex-miembros que aún se emocionan cuando escuchan
determinadas frases o dichos de la Obra, pues aún tienen
un sentido para ellos. No hay ningún problema en que
gusten, lo mismo que determinadas costumbres de la Obra. El
problema es que ciertas experiencias sólo pueden ser
sentidas cuando se pertenece a la Obra y en ningún
otro lugar. Y si quieres volver a tener esas sensaciones de
nuevo, sólamente en la Obra podrías volver a
tenerlas. No se puede tener todo en la vida. Al irnos, perdemos
algunas cosas y ganamos otras.
Stephen Covey explica esto de una manera formidable. Los
problemas a los que nos enfrentamos pertenecen a una de las
tres categoría siguientes: control directo (problemas
que envuelven nuestro propio comportamiento); control indirecto
(problemas que envuelven el comportamiento de los otros) y
control inexistente (problemas en los no podemos interferir,
como nuestro pasado o realidades situacionales). Los problemas
de control inexistente implican asumir la responsabilidad
de cambiar nuestra actitud en relación a lo que no
podemos modificar -aprender a sonreír, aceptar de modo
genuino y tranquilo estos problemas, aprender a convivir con
ellos a pesar de que no nos gusten. De esta forma, impedimos
que estos problemas nos controlen. Actuamos de acuerdo con
la máxima contenida en la oración de los Alcohólicos
Anônimos: "Señor, dame coraje para cambiar
las cosas que pueden ser cambiadas, la serenidad para aceptar
las cosas que no pueden ser cambiadas y la sabiduría
para distinguir las unas de las otras."
8.4. Final de la batalla
Podemos finalizar esta fase de conocimiento propio en relación
a la Obra, conforme Hegel denominó la tesis, antítesis
y síntesis.
En la tesis: yo AMABA la Obra.
En la antítesis: yo ODIABA la Obra.
En la síntesis: yo PERDONO a la Obra, y más
aún, yo COMPRENDO a la Obra.
Amigos, errar es humano, pero perdonar es divino.
Yo perdono pero no olvido. I forgive it, but I can´
forget it.
9. Recompensa
De acuerdo con Frankl, podemos descubrir el sentido de la
vida de tres diferentes formas: 1. Creando un trabajo o practicando
un acto; 2. Experimentando algo o encontrando alguien; 3.
Por la actitud que tomemos en relación al sufrimiento
inevitable.
En la primera, el camino de la realización es bastante
obvio. En la segunda, encontrar un sentido de la vida experimentando
algo como la bondad, la verdad. la belleza, la naturaleza,
la cultura... y también experimentando en otro ser
humano su originalidad única, amándolo. El amor
es la única manera de captar en otro ser humano lo
más íntimo de su personalidad. De la tercera,
el sufrimiento inevitable, hablaré más adelante.
9.1. Un nuevo amor
En nuestro viaje, los héroes no se vuelven héroes
hasta la crisis. Antes, son sólo aprendices. No merecen
ser amados de verdad mientras no muestren su disposición
para el sacrificio. Después de la prueba suprema, el
héroe encuentra a su amada y se hace digno de merecerla.
En la etapa de expansión conocemos a diferentes personas
y podemos encontrar a la heroína de la película.
De manera natural y no forzada. Puede ser tanto una heroína
de 45 kg, como otra de 93 kg, -según experiencias relatadas
en la correspondencia de la web-. Puede ser una mujer que
sepa leer mapas y hable poco, a pesar de ser casi imposible.
También puede ser que la heroína encuentre al
galán. Este puede ser gordito y calvo o alto, esbelto
y cariñoso. Puede ser que el galán de la heroína
sea una persona que se interese por todo lo que le preocupe
a su mujer y que converse ininterrumpidamente con ella, a
pesar también de ser muy improvable. ("Por qué
los hombres hacen sexo y las mujeres hacen el amor"/
"Por qué los hombres no escuchan y las mujeres
no entienden los mapas?": "Por qué somos
tan diferentes y qué hacer para llevarlo bien")
Y de este nuevo amor, nacen los hijos y que podemos criarlos
de forma amorosa, con mucha comprensión y diálogo.
De acuerdo con Frankl, el amor no es interpretado como mero
epifenómeno de ímpetus e instintos en el sentido
de una supuesta sublimación. El amor es un fenómeno
tan primario como el sexo. Normalmente, el sexo es una modalidad
de la palabra amor. El sexo se justifica y hasta se santifica
cuando existe el vínculo del amor. Así, el amor
no es entendido como un mero efecto colateral del sexo, pero
el sexo es un medio de expresar la experiencia de una unión
llamada amor.
9.2. La realización en el trabajo
Frankl cita que la realización en el desempeño
de un trabajo es un tanto obvia. Mirando de forma asimétrica,
la falta de trabajo tampoco sería motivo para no encontrar
un sentido a la vida. Un ex miembro puede encontrar diversas
dificultades para encontrar un empleo si ha estado alejado
del mundo y se limitado a los trabajos internos.
Actualmente existe una crisis mundial del empleo mientras
que nuestra sociedad industrial enaltece la necesidad de una
utilidad económica para cada individuo, o sea: si no
produzco soy un inútil y la vida no tiene sentido.
Sin embargo Frankl cita que los enfermos psíquicos
se encuentran mayoritariamente en las clases medias y altas,
o sea, en personas que van bien externamente pero no son felices.
Personas bien pagadas que tienen una situación confortable.
Son personas activas, pero sin un sentido de la vida.
Llevando el raciocinio de la utilidad al extremo se llega
fácilmente a la eutanasia, al aborto y a los campos
de exterminio. En contraposición, a la utilidad se
coloca la dignidad de la persona.
Volviendo al problema del desempleo, se puede llenar la vida
de sentido a través de la un trabajo voluntario. Con
esto por lo menos se soluciona parte del problema, pero no
se pierde el sentido de la vida.
10. Camino de vuelta
En nuestro viaje nos enfrentamos a los más diversos
enemigos. Pasamos por los lugares más extraños
y lejanos del planeta. Podemos haber huido de todo. Podemos
haber cambiado de ciudad, país, continente etc. Podemos
haber cambiado de profesión. Podemos tener nuevos amigos
que siquiera oyeron hablar de la Obra. Pero no podemos huir
de nosotros. No podemos huir de la eterna pregunta: "Quién
soy yo?". No podemos huir del imperativo: "Conócete
a ti mismo".
De acuerdo con Frankl: "Es preciso dejar perfectamente
claro que el sufrimento no es en modo algún necesario
para encontrar sentido. Insisto sólo que el sentido
es posible con despecho de sufrimiento cuando, naturalmente,
el sufrimiento sea inevitable. Si fuera evitable, sin embargo,
lo que habría que hacer sería eliminar su causa,
fuera psicológica, biológica o social. Sufrir
innecesariamente es ser masoquista y no heroíco."
O sea, para dar sentido a la vida no necesito desesperarse
para imponerse un sufrimiento. No necesito volver a llamar
a la puerta de un centro de la Obra, decir Pax y pedir escribir
al Padre. Sería lo mismo que volver al campo de concentración.
El camino de vuelta del héroe no es el camino de vuelta
a la Obra: es el camino de vuelta a una nueva vida.
El camino de vuelta del héroe está caracterizado
por escenas de persecución. Cuando el héroe
decide emprender el viaje, sabe que tendrá persecuciones
por todos los lados. Antes de escribir esto, sabía
que habrá personas que no estén de acuerdo con
lo que he escrito. Tuve miedo a enfrentarme con diferentes
opiniones y con otros puntos de vista. Tuve miedo hasta de
una posible persecución de la Obra, si descubrieran
mi identidad. Todo puede ser objeto de crítica. Algunos
argentinos pueden hallar deplorable el comentario de la Copa
del Mundo de 1978. Algunas mujeres pueden encontrar lamentable
hablar del peso, aunque eso sea una obsesión mundial
femenina. Algunos pueden pensar que como me enamoré,
la cosa parece más fácil. Alguna persona de
la Obra puede haber entrado en esta web y encontrar horrible
la comparación entre la Obra y un campo de concentración.
Amigos, uno de mis mayores defectos cuando era de la Obra
era preocuparme excesivamente con lo que los demás
decían de mí y con las críticas. Eso
ya no me importa. Si las criticas son constructivas, que sean
bienvenidas. Si son destructivas, las olvido.
Para ilustrar una de mis motivaciones, contaré una
pequeña historia muy conocida en en el mundo empresarial.
Un hombre camina por la playa y ve a un niño a lo lejos
poniendo estrellas de mar en el agua. Las estrellas de mar
estaban en los montes, en la playa y se estaban muriendo.
Lo que hacía el niño le parecía inútil
al hombre. Se dirigió al pequeño y le preguntó.
"¿Qué diferencia hay entre jugar y devolver
las estrellas al mar? Son muchas. ¿No ves que no vas
a terminar nunca?. No hay ninguna diferencia". El niño,
mirando a la estrella de mar que tiene en la mano, responde:
"Para esta sí hay diferencia". El hombre
entonces comprendió la diferencia y comenzó
a ayudar el niño a jugar a poner las estrellas otra
vez en el mar.
Los testimonios de ex-miembros de la Obra son infinitos y
en muchos se nota un gran dolor. Me sentí en la obligación
de ofrecer algún tipo de ayuda a quien está
sufriendo y por eso he escrito esto. Si conseguí ayudar
al menos a una estrella de mar, me quedaré contento.
11. Resurrección
Para que la historia quede completa, más de una vez
el héroe, ante de regresar al mundo cotidiano, debe
enfrentarse a la muerte y volver a renacer.
El prefacio a la edición norteamericana de 1984, de
"En Búsqueda de Sentido, de Viktor Frankl",
escrito por Gordon W. Allport, ex-profesor en la Universidad
de Harvard, comienza diciendo: "El escritor y psiquiatra
Viktor Frankl suele preguntar a sus pacientes que están
sufriendo disfunciones graves o más leves: ¿Y
por qué no opta por el suicidio? A partir de las respuestas
es donde encuentra, frecuentemente, las líneas centrales
de la psicoterapia a seguir. En un caso, la persona se agarra
al amor por los hijos; en otro, es un talento para ser usado,
y, en tercer caso, a viejos recuerdos que vale la pena mantener.
Con estos débiles hilos de una vida arruinada hay que
construir con ellos una tela firme, con sentido y responsabilidad
-este es el objetivo y el desafío de la logoterapia,
versión del moderno análisis existencial elaborada
por el propio Dr. Frankl".
El vacío existencial que se ha apoderado de nuestra
alma, tras la salida de la Obra, debe ser reencontrado. El
sentido de la vida es diferente en cada persona, puede variar
de un día para otro y de una hora a la siguiente. Lo
que importa es conseguir, no es un sentido de la vida de un
modo general, sino el sentido específico de la vida
de una persona en un momento dado.
Dejamos atrás la Obra y las angustias que paralizaban
nuestra vida. Ahora lo que importa es mirar al frente, reemprender
la vida de forma positiva. Hay mucho que hacer. Hay mucho
que amar. Hay mucho que comprender comprender. Hay mucho que
perdonar.
Cada uno tuvo una experiencia con su determinado grado de
dolor. Unos más otros menos. Comprender este dolor
ya es importante para emprender el nuevo camino. Para comprender
este dolor puedo sacarlo fuera: hablar, escribir, analizar...
Tu experiencia sólo tú la conoces.
El sufrimiento que cada uno pasó, le transformó
en una persona más humana. Los que sufren y maduran,
son capaces de comprender a otras personas que también
sufren aunque sus problemas sean completamente diferentes.
Dicen que en la vida sólo hay una cosa cierta: la muerte.
Pues otra cosa cierta en la vida es el sufrimiento. Tengo
un tío y a una tía que perdieron a sus hijos
recién nacidos, por complicaciones en el parto. Sólo
una hija sobrevivió, pero sólo 20 años
y en estado vegetativo. Amigos, estos tíos míos
son las personas más humanas que he conocido. También
fueron uno de mis apoyos tras mi salida de la Obra. Su manera
de entender la vida, sus conversaciones, son propias de esas
personas especiales que difícilmente nos encontramos
en la vida. ¿Son tan especiales porque sufrieron o
porque sufrieron son tan especiales? Los que sufren tienen
una gran oportunidad de crecimiento. Igualmente, los tíos
de mi esposa también sufrieron mucho. Perdieron a uno
de sus hijos, de 17 años, atropellado por una moto.
Estos tíos de mi esposa también son para ella
unas personas especiales. Son diferentes. Tienen algo más.
La madurez de cada uno no es transmisible. Por más
que hablemos a los demás, muchos no nos comprenderán.
Solamente quien pasó por esto lo sabe. Por más
que le aconseje a un amigo que no haga determinada cosa basándonos
en nuestra propia experiencia, quizá no consiga convencerle.
Y llega un momento en que le dejamos que haga lo que quiera.
Puede ser que este amigo se parta la cara o quizá salga
antes de la situación.
Los que sufrieron y maduraron saben ponerse en la piel de
los otros. Por eso son más comprensivos. Saben ponerse
en el punto de vista de la otra persona y sienten y piensan
como ella. Respetan la opinión ajena. Respetan el ser
humano en su esencia.
12. Retorno con Elixir
Nadie describió mejor que el sufrimiento proporciona
al ser humano la oportunidad de crecer, ese "transformarse
a sí mismo" como el pintor y escultor israelí
Yehuda Bacon. De niño fue llevado a Auschwitz y cuando
fue liberado se preguntaba por el sentido que podrían
tener los años pasados en el campo de concentración.
"Cuando era niño pensaba -escribe Bacon- que contaría
al mundo lo que vi en Auschwitz -con la esperanza de que el
mundo cambiara- pero el mundo no cambió, y el mundo
no quería oir hablar de Auschwitz. Sólo mucho
más tarde comprendí verdaderamente cuál
es el sentido del sufrimiento. El sufrimiento tiene un sentido,
-continua Bacon-, cuando eres tú el que cambia".
La tarea de buscar un sentido es única para cada persona
y puede manifestarse de maneras diferentes a lo largo de la
vida. Cuando digo que es única, quiero decir que solamente
yo puedo darle sentido y nadie más. El mentor me dio
las directrices pero no hizo conmigo el viaje. Quién
debe realizar el viaje es el héroe. No puedes descargar
en nadie este cometido. La vida es así. Un ejemplo
bien banal: tomo la decisión de que mañana,
como es domingo, dormiré hasta más tarde. Sin
embargo a las 6 de la madrugada de una fría mañana
de invierno, me despierto con ganas de ir al cuarto de baño.
Solamente yo puedo aliviar esta necesidad. Nadie más
en el mundo puede ir al baño por mí. No le puedo
pasar este "encargo" a nadie. ¿Y qué
hago? Me levanto, voy al baño y me vuelvo a la cama.
No cumplo el minuto heroico ni me ducho con agua fría.
Bien calentito debajo de mi edredón, me vuelvo a dormir
placenteramente.
13. Un mensaje de Esperanza
De acuerdo con Frankl "hay un peligro inherente en la
doctrina del "nada más" aplicado a la persona
humana: la teoría de que el ser humano es "nada
más" que el resultado de condicionantes biológicas,
psicológicas y sociológicas, o producto de la
herencia genética. Semejante visión del ser
humano hace que una persona tienda a pensar que es un títere,
víctima de influencias externas o de circunstancias
internas. Este fatalismo neurótico es fomentado y reforzado
por una psicoterapia que niegue libertad a la persona humana."
De aquí en adelante, lo importante son las realizaciones
futuras -no importa los años o décadas que pasamos
en la Obra, no importa si somos hijos de supernumerarios,
no importa lo que los diga los demás.
El comportamiento humano no está determinado. No somos
robots programables. Si pasé décadas en la Obra,
no quiere decir que mi proceso de recuperación necesite
el mismo número de años. Frankl citando a Emil
A. Gutheil dice que "una de las más generalizadas
fantasías de la ortodoxia freudiana es decir que la
duración de los resultados corresponde a la duración
de la terapia". Frankl relata casos con más de
veinte años de trastornos y de rápida recuperación,
cuyos efectos han tenido una duración permanente.
Thomas Kuhn elaboró una teoría donde dice que
el progreso de la ciencia se da a saltos y no de forma progresiva.
El salto se da cuando se adopta un nuevo paradigma, un nuevo
modelo para explicar la realidad. Por ejemplo, varios problemas
de las trayectorias de los astros fueron solucionados cuando
la Tierra dejó de ser el centro del Universo y su lugar
fue ocupado por el Sol. La Teoría de la Relatividad
de Einstein derrumbó el modelo de Newton sobre la explicación
de ciertos fenómenos.
Los procesos de curas rápidas descritas por Frankl
pueden ser atribuidos a un cambio del paradigma, de modelo.
Podemos estar presos de ciertos paradigmas que nos paralizan
para las realizaciones futuras. La adopción de un nuevo
enfoque, de un nuevo paradigma en la vida, puede transformar
radicalmente la búsqueda del sentido de la vida.
Este escrito ha intentado romper los paradigmas y dogmas
que teníamos. A partir de ahí podemos ponernos
en camino para el viaje en busca del sentido de nuestras vidas.
Y, consecuentemente, encontraremos la felicidad.
La felicidad no puede ser buscada. Ella es la que se deja
encontrar. Ella es resultado y consecuencia. De acuerdo con
Frankl "el ser humano no es alguien en búsqueda
de la felicidad, pero sí alguien en búsqueda
de una razón para ser feliz, a través -y esto
es importante- de la realización concreta del significado
potencial inherente y latente en una situación."
Lo más fácil sería decirnos: voy a ser
feliz, a ganar mucho dinero, a encontrar una persona que me
ame y a tener mucho éxito. Puro engaño. Invertimos
el orden. Si encuentro un sentido a mi vida y tengo un objetivo
en la mente, ya me estoy realizando. El realizarme puede traerme
dinero y éxito. Estos logros me hacen feliz. Mi felicidad
contagia otras personas. Otras personas entran en contacto
conmigo y les gusta estar conmigo. En este ambiente conozco
a alguien que quien me enamoro y mi amor es correspondido.
Bibliografía recomendada
En Brasil:
FRANKL, V.Y. En búsqueda de sentido: un psicólogo
en el campo de concentración. 16ª edición.
Editora Voces/Sinodal, 2002
FRANKL, V.Y. La cuestión del sentido en psicoterapia.
Papirus Editora.
COVEY, S. R. Los 7 hábitos de las personas muy eficaces.
Editora Nueva Cultural.
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