Pilar Urbano confirma las
gestiones del Opus Dei para hacer obispo a Escrivá.
Simplicio, 14/03/2014
I.-
Confirmación de los hechos
Algunos habrán visto el artículo de Pilar
Urbano* como un ataque extremo a "Marcus
Tank"*, pues aunque ella dice
expresamente "no deseo
responder ad hominem", su escrito está repleto de
descalificaciones hacia él: "un desconocido", "ínfulas de
crítico historiográfico", "blindaje de la cobardía",
"incuria intelectual", "trampantojo malévolo y falto de
fundamento", "enmascarado", "reata de infundios",
"descarga jupiterina", "el ignoto Tank
descanoniza lo que la Iglesia ha canonizado"… no sigo porque les voy a aburrir.
Prefiero centrarme en lo que me parece más
relevante de su escrito: Pilar Urbano confirma que don Álvaro y otros miembros
del Opus Dei hicieron diversas gestiones para que Escrivá fuera nombrado obispo
residencial en España. En esto estamos de acuerdo todos: "Marcus Tank", Pilar Urbano, yo… y todos ustedes. Las
diferencias -y no pequeñas- surgirán a la hora de interpretar los hechos.
Las gestiones fueron "un hecho" y
Pilar Urbano lo confirma por todo lo alto. Nos ofrece como primicia un texto "inédito hasta este momento". Se trata de la nota autógrafa de don
Álvaro, de fecha 29 de diciembre de 1961 (nótese que es de quince años después
de las primeras gestiones de 1946); en cuya nota don Álvaro reconoce haber
solicitado personalmente el episcopado para Escrivá en sendas entrevistas con
el nuncio Mons. Cicognani y con el ministro de
Asuntos Exteriores Sr. Martín-Artajo, eso sí, todo
ello por encargo del cardenal Tedeschini y al parecer
sin que lo supiera Escrivá.
Pilar Urbano reconoce que "obtuvo" esta nota cuando accedió al Archivo General
de la Prelatura para escribir el libro "El hombre de Vila Tevere", sin embargo no publicó nada al respecto y no
se entiende por qué; hubiera quedado muy bien en su hagiografía decir,
siguiendo lo que afirma Echeverría en su nota sobre la nota, algo así como: "muchos eclesiásticos habían comentado
la conveniencia de que el Presidente General fuera obispo… pero el rechazo
total de Escrivá… era una expresión más de su disposición permanente de no
aceptar nada que le dificultase su misión de Fundador y su dedicación a hacer
el Opus Dei".
II.-
Los hechos "probados"
1.- Pilar Urbano reconoce que hubo diversas
gestiones de miembros del Opus Dei para que Escrivá fuera nombrado Obispo.
- De don Álvaro del Portillo nos ofrece su
"nota" de 1961, en la que reconoce por escrito que se entrevistó con
el nuncio de la Santa Sede en España y con el ministro español de Asuntos
Exteriores. La "excusa" de que lo hizo por iniciativa del cardenal Tedeschini y sin conocimiento de Escrivá no parece
verosímil, como veremos luego.
- De Antonio Pérez Tenessa
(secretario General del Opus Dei de 1950 a 1956) no tiene más remedio que
reconocer la existencia de la carta de 2 de junio de 1956 dirigida por el ministro
de Exteriores Martín-Artajo al embajador ante la
Santa Sede Sr. Castiella. Pero intenta -vanamente-
restarle valor: "no
lleva firma, sino un trazo de visé", son solo "nueve líneas", etc…
Por otra parte, Pilar Urbano tergiversa el
sentido de la carta cuando dice que "deja claro que no postula el
nombramiento de Escrivá como obispo", cuando lo que deja claro es que ya antes se había postulado el
nombramiento de Escrivá como obispo, si bien "los del Opus Dei piensan ahora que quizá haya sido
acertada la resistencia de la Santa Sede de nombrar obispo residencial a su
fundador" pero “sigue siendo
conveniente que alguno de los inmediatos colaboradores sea promovido a la
dignidad episcopal", y se "sugiere
el nombre de don Álvaro del Portillo".
Y finalmente, en una jugada bastante sucia, además
de recalcar que "Antonio
Pérez dejó de pertenecer al Opus Dei apenas un par de años después" (ya se sabe que para la Prelatura quien
abandona el Opus Dei es un traidor y un miserable y no es digno de ninguna
confianza), insinúa que en su gestión Antonio Pérez tal vez pretendía la
dignidad episcopal para él. Afirmación gratuita, que en absoluto resulta del
documento examinado, y perversamente maliciosa (Pilar Urbano disparando contra
todo el mundo; ¡y eso que no quería utilizar argumentos ad hominem!).
- Pero tuvo que haber más gestiones, porque
don Álvaro en su nota se refiere "hacia
el año 1949-1950" y la gestión de Antonio Pérez se refiere al año
1956, pero Echevarría en su relato sobre la audiencia de Pablo VI de fecha 10
de octubre de 1964 (segundo documento aportado por Pilar Urbano) se refiere a
la época en que "don Álvaro estaba
solo" en Roma (principios de 1946; el fundador llegó en junio de
1946), lo que concordaría con el incidente narrado por el embajador Churruca en su carta al ministro, de fecha 6 de noviembre
de 1946.
b) Las gestiones pretendían el nombramiento
de Escrivá como obispo residencial. Es decir, no se trataba solo de
conferirle el orden episcopal como a sus sucesores Prelados, sino nombrarlo
obispo residencial de una diócesis española concreta o alternativamente Vicario
General Castrense.
Esto es evidente porque las gestiones no se
dirigieron a la Santa Sede sino al nuncio en España y al ministro español de
Asuntos Exteriores, tal como reconoce don Álvaro en su nota. Así resulta además
de la carta del embajador Churruca de 6 de noviembre
de 1946, que advierte que se pretende el nombramiento de Escrivá como Obispo
General Castrense; y también de la carta de Martín Artajo,
de 2 de junio de 1956, que habla literalmente de "nombrar obispo residencial a su fundador el Padre
Escrivá".
El nombramiento de Escrivá como obispo
residencial no se entiende bien como luego veremos, pues parece incompatible
con su cargo de Presidente General del Opus Dei, so pena de no atender adecuadamente
un cargo ni el otro.
III.-
La interpretación de los hechos
Pilar Urbano en su escrito defiende la tesis
de que Escrivá nunca pretendió el carácter episcopal y que cuando supo de las
gestiones realizadas en tal sentido se opuso enérgicamente e "incluso
llegó a prohibirlo a quienes gobernaban la Obra con él".
Pero esta tesis no tiene ningún apoyo sólido;
por ejemplo, en el escrito de Pilar Urbano no hay ninguna prueba de esa
supuesta prohibición de Escrivá, salvo la mera afirmación de ella misma.
La tesis de "Marcus Tank"
de que Escrivá pretendió el episcopado parece más verosímil, admitido el hecho
de que varios miembros del opus Dei hicieron gestiones, al menos durante diez
años entre 1946 y 1956. Más aún cuando en su trabajo "Marcus Tank" también acredita que ya había habido gestiones
de Ibáñez Martín, ministro de Educación, en el año 1942.
Ahora bien, yo parto de la base de que es
vano el intento de pretender juzgar sobre las intenciones de alguien, a no ser
el propio interesado nos las revele; por lo tanto no me detendré en especular
sobre si Escrivá intentó o no ser obispo, sino que me limitaré a intentar
mostrar -que no demostrar- lo inverosímiles que resultan los argumentos de
Pilar Urbano defendiendo que aquellas gestiones se hicieron sin su consentimiento
y sobre todo sin su conocimiento.
1. La nota de don Álvaro ofrece muchas
dificultades. La primera es formal: relata unos hechos, acaecidos en 1949-1950,
once años después de que sucedieran y lo hace como reacción defensiva para
proteger a Escrivá ante lo que monseñor Laboa
(secretario del nuncio Cicognani) va diciendo por
ahí: "que el Padre quiso que lo
hicieran obispo". Huele a "reinterpretación" de la historia.
2. Otra dificultad radica en el motivo de por
qué convenía que Escrivá fuera nombrado Obispo.
En la nota de don Álvaro de 1961 se nos
presenta como una iniciativa del cardenal Tedeschini
porque "en aquellas circunstancias
taparía muchas bocas"; parece una razón meramente táctica: el
prestigio del episcopado taparía las bocas de los detractores del Opus Dei.
En la nota sobre la nota, de don Javier Echevarría,
del año 1994, curiosamente cambia el motivo: "para defender la secularidad de la Obra, que no era estado de
perfección"; ahora se trata de una cuestión de fondo: la defensa de la
secularidad.
A mí me cuesta entender por qué la condición
episcopal del Presidente General defiende la secularidad de la obra. Pero lo
que parece totalmente incongruente es considerar que el nombramiento de Escrivá
como obispo residencial de una diócesis concreta española (no se olvide
que era "eso" de lo que se trataba) refuerza el carácter secular del
Opus Dei. Con este argumento se podría defender por ejemplo que el nombramiento
del jesuita José-Mario Bergoglio como obispo
residencial de Buenos Aires reforzó el carácter "secular" de los
jesuitas, o al menos los de su provincia, que a partir de entonces ya no serían
tan "religiosos".
3. Tampoco se entiende el objetivo. Si Tedeschini consideraba conveniente que se nombrara obispo a
Escrivá ¿por qué no solicitó su nombramiento como mero obispo titular y dirigió
sus gestiones a la Santa Sede? Tal vez el nombramiento episcopal adecuado fuera
el de obispo titular, dignidad añadida a su condición de Presidente General del
Opus Dei, tal como ha ocurrido con sus sucesores Prelados; pero nunca el de
obispo residencial de una diócesis concreta, porque esto implicaba que no
podría dedicarse convenientemente a dirigir el Opus Dei y seguramente tampoco
atendería bien a su diócesis.
La única explicación que se me ocurre sería
que Tedeschini viera imposible convencer a la Santa
Sede y recurriera a la "maniobra" (¿cómo llamarla?) de presentar el
asunto como iniciativa del nuncio y del Gobierno Español. Parece un tanto
retorcido.
4.- Menos aún se entiende por qué tuvo que
hacer las gestiones don Álvaro personalmente.
Por una parte don Álvaro dice que "Tedeschini,
por delicadeza con su sucesor en la nunciatura de Madrid, no quería forzarle,
escribiéndole". Este argumento no es creíble; la delicadeza en la
petición no depende en absoluto de que se haga de palabra o por escrito. Es más
el escrito, que puede ser pensado y reescrito, tiene mayor capacidad para
emplear las palabras y expresiones exactas incluso escribiendo directamente:
"no quiero que te sientas obligado a nada".
Hay algo de contradicción en decir primero "no quería forzarle" y añadir
luego que Tedeschini solicitaba "un favor personal" y que "era cosa que había de redundar en servicio de la Iglesia". Además,
es curioso que tratándose de proteger a la Obra se haga la petición aleganado
como primer motivo el favor personal y solo en segundo lugar el servicio a la
Iglesia; lo del favor personal cuadraría más con un interés particular de Tedeschini en la persona de Escrivá.
Lo mismo vale para el ministro Martín-Artajo. ¿Por qué Tedeschini no le
escribió? ¿No resulta un poco raro que don Álvaro, que no tenía relación de
dependencia con Tedeschini, pidiera de parte de éste
al Ministro un favor para Escrivá, con el que don Álvaro sí tenía relación de dependencia?
En mi opinión las gestiones personales de don
Álvaro, en lugar de los naturales escritos, podrían estar motivadas tal vez
precisamente por el deseo de no dejar rastro escrito. Y de hecho, durante once
años no hubo rastro escrito alguno, hasta que la locuacidad de monseñor Laboa (secretario del nuncio Cicognani)
llevó a don Álvaro a considerar conveniente dejar por escrito "su"
versión de los hechos con la finalidad de disipar cualquier duda sobre la
rectitud de intención de Escrivá.
5.- Lo inverosímil sube de grado cuando don
Álvaro dice en su nota que hizo todas las gestiones ¡sin decirle nada a
Escrivá!; en un asunto que si hubiera llegado a buen término -nombramiento de
Escrivá como obispo residencial- hubiera supuesto un cambio sustancial en la
vida de Escrivá y en el gobierno del Opus Dei.
Permitidme que pierda un poco la compostura:
¡esto no me lo creo yo, ni harto de vino!; he sido numerario durante casi dos
décadas, no he tenido ningún cargo de gobierno ̶¡gracias a Dios!̶
pero sé perfectamente cómo funcionan las cosas ahí; lo tienes que consultar
todo, ¡absolutamente todo!: comprarte una camisa o unos calcetines, leer un
libro, hacer un plan, escribir una carta a un periódico aunque sea de un tema
nimio … y mucho más cambiar de trabajo, o de ciudad de residencia, etc.… Si don
Álvaro no lo hubiera consultado hubiera sido –objetivamente- un irresponsable y
Escrivá lo habría fulminado. Porque, recordémoslo, la iniciativa era de Tedeschini, no era algo que don Álvaro hubiera decidido por
su cuenta; y además nos dice que hace de "recadero" de Tedeschini: "Yo,
tal como me lo pidió el Card. Tedeschini,
hice el recado" ¿desde cuándo se aceptan iniciativas externas en el
gobierno del Opus Dei? Escrivá no se lo consintió ni al padre Sánchez; en algún
sitio -que ahora no recuerdo- dejó escrito que el padre Sánchez llevaba su
dirección espiritual pero no le permitía la más mínima injerencia en la Obra.
Don Álvaro, eso sí, dio cuenta al cardenal de la gestión realizada, pero a
Escrivá ni una palabra de lo que había hecho en su viaje a España; había estado
con el nuncio y con el ministro de Exteriores, a quienes por otra parte hay que
pedir audiencia, y a Escrivá no le dijo una sola palabra. ¡Apelo a los que
habéis tenido cargos de gobierno en delegaciones y comisiones regionales, a los
que habéis estado en Vila Tevere, y me digáis si es
creíble lo que dice la nota de don Álvaro o si yo me estoy volviendo loco!
El colmo llega con don Javier Echevarría en
su nota (de 1994) sobre la nota (de 1961), que explica la omisión de don Álvaro
con un razonamiento inconsistente "Durante
años, en España y en Roma, muchos eclesiásticos –nuncios, cardenales, obispos-
habían comentado con el Padre y Don Álvaro la conveniencia de que el Presidente
General fuera obispo, para defender la secularidad de la Obra, que no era
estado de perfección. Por eso, Don Álvaro no consideró necesario
informar al Padre desde el principio de esta gestión.”. ¿Por eso? ¿Alguien
me lo puede explicar?.
Y además, si durante años (y siempre
antes de 1949-1950 según el contexto) muchos eclesiásticos habían
comentado con Escrivá y Don Álvaro la conveniencia de que el Presidente general
fuera obispo, algo habría dicho Escrivá al respecto en todas aquellas
ocasiones; ¿por qué no se opuso? como dicen que hizo luego; y si se opuso ¿don
Álvaro lo ignoraba todavía al tiempo de hacer el "encargo" de Tedeschini?. El por eso de Echevarría solo es
lógico si en aquellas conversaciones Escrivá se hubiera mostrado de acuerdo con
su promoción episcopal, entonces tendría una cierta justificación que don
Álvaro hubiera iniciado las gestiones sin decirle nada; pero -insisto- para los
que conocemos un poco cómo funciona el gobierno en el Opus Dei ni si quiera en
ese caso es verosímil el silencio de don Álvaro.
Para rematar las incongruencias de las tesis
de la Prelatura está el reproche de Pilar Urbano a Pérez Tenessa:
"En
razón de su cargo, Don Antonio Pérez no podía ignorar que, desde hacía más de
diez años, el fundador del Opus Dei había manifestado de modo expreso que no se
hiciera gestión alguna en pro de su nombramiento de obispo, pues lo rechazaría.
Incluso, llegó a prohibirlo a quienes gobernaban la Obra con él"; pues si en 1956 "hacía 10 años"
que Escrivá había expresado su negativa y prohibido esas gestiones, en 1950
también "por razón de su cargo" ¡don Álvaro no lo podía ignorar!
6. Concluidas las entrevistas de Madrid y
dada cuenta a Tedeschini (¡pero no a Escrivá!), don
Álvaro dice "Algún tiempo más tarde,
comenté yo con el Padre que había hecho esa gestión por encargo del Card. Tedeschini", así,
como quien no quiere la cosa, se lo comentó. No dice cuánto tiempo más tarde,
pero teniendo en cuenta que Escrivá acudió "inmediatamente" a ver a
Mons. Tardini y "enseguida" a Mons. Samoré y que este fue nuncio en Colombia desde 1950 y no
fue nombrado Secretario de la Congregación de Asuntos Extraordinarios hasta
1953, debían haber pasado 3 o 4 años como mínimo desde las gestiones. En mi
opinión debió de ser bastante más tarde; tal vez los comentarios de Mons. Laboa fueron los que dieron lugar a la reacción de Escrivá
primero y finalmente a la nota de don Álvaro de 1961 (pero esto es solo una
conjetura).
La reacción de Escrivá, según la nota de
1961, consistió en decir a ambos, Tardini y Samoré, que no aceptaría ni la mitra de Toledo, ¡con su púrpura! añade Echevarría en su
relato sobre la audiencia de Pablo VI de 1964.
7. Más adelante Pilar Urbano dice que "don Álvaro afirma con pormenor que
tanto el ministro Martín –Artajo como el cardenal Cicognani, por distintos motivos tienen animosidad
manifiesta contra el Opus Dei", pero nos hurta el texto que aquí sería
muy pertinente, porque nos vendría muy bien saber las causas de esa animosidad
y cómo se manifestaba. Por ejemplo, ¿existía esta animosidad ya al tiempo de
las gestiones de 1949-1950?; si fuera así, parece bastante incongruente que Tedeschini confiara el recado a un destacado miembro del
Opus Dei ¿no hubiera sido más adecuada cualquier otra persona?
8. Finalmente, sorprende la afirmación de don
Álvaro: “Pueden los dos -con seguridad,
el Cardenal Cicognani- haber interpretado
torcidamente mi gestión", lo que habría dado lugar a "las falsedades" de monseñor Laboa, el cual ̶recordémoslo̶ se limitaba a decir
"que el Padre quiso que lo hicieran
obispo".
Ahora bien, si yo soy el nuncio Cicognani y viene a verme "la mano derecha" del
fundador y me pide que haga gestiones para nombrar obispo a Escrivá y me dice que
viene con una recomendación del cardenal Tedeschini,
que lo solicita como un favor personal, ¿es tan raro y tan malévolo que yo
suponga que Escrivá quiere ser nombrado obispo?, ¿es lógico suponer que el
favorecido no sabe nada de nada?; lo van a sacar de Roma, le van a dar un
nombramiento que le cambiará la vida ¿y el interesado no sabe nada?, ¿de verdad
es tan extraña la suposición de Laboa de que Escrivá
quería ser nombrado obispo?. Don Álvaro concluye que el nuncio y el ministro
"han interpretado torcidamente su gestión" ¿acaso les informó de que Escrivá no sabía nada del asunto?, no parece.
En otro caso lo haría notar y hubiera escrito algo así como: "a pesar de
que informé expresamente que Escrivá no sabía nada, ahora andan diciendo que
quería ser obispo".
Me pregunto hasta qué punto el alegato de esa
"animosidad manifiesta"
puede ser una excusa para desacreditar a Cicognani y
como consecuencia a Laboa. Confieso que yo no sé cuál
es la verdad, pero sí tengo claro lo que me parece probable y verosímil y lo
que me parecen argumentos artificiosos e incoherentes.
9. El segundo documento que aporta Pilar
Urbano es precisamente una parte del "relato" de don Javier sobre una
audiencia de Escrivá con Pablo VI el 10 de octubre de 1964.
En este relato se cuenta como Escrivá informa
al Papa de las gestiones que se habían hecho para nombrarle obispo. No tiene
más valor que el que quiera dársele a la versión de Escrivá. En suma: la
iniciativa fue de Tedeschini, don Álvaro era un ingenuo
"era ancora più
innocente di me" y cuando Escrivá se enteró
acudió inmediatamente a Tardini para rechazar tal
posibilidad (huele al "síndrome de Juan Jiménez Vargas" en su excusa
por lo de la División Azul; la culpa es mía, en este caso de don Álvaro, pero
Escrivá no sabía nada).
10. La Prelatura apoya su versión -"hubo
gestiones, pero Escrivá no sabía nada"- en los dos documentos
aportados por Pilar Urbano, pero conviene notar que Echevarría cuenta las cosas
en 1964 de forma algo diferente a como lo hizo don Álvaro en 1961. Don Álvaro
habla de gestiones realizadas en 1949-1959, mientras que el relato de Echevarría
sobre lo que Escrivá dijo al Papa parece dar a entender que don Álvaro había
hecho las gestiones cuando estaba "solo"
y esto ha de referirse necesariamente a principios de 1946 (don Álvaro llegó
Roma en febrero y Escrivá en junio de ese año); y que Escrivá únicamente se
enteró cuando "conoció en Roma los
intentos de Tedeschini"; no concreta fecha
pero el contexto sugiere que fue al poco de llegar. De la nota de don Álvaro de
1961 resulta claro que pasó bastante tiempo entre las gestiones y el conocimiento
de Escrivá; en el relato de 1964 parece una cosa más inmediata.
Esto genera contradicciones evidentes en el
escrito de Pilar Urbano y la causa de todo ello tal vez consista en la
existencia de dos versiones distintas -ambas de la Prelatura, por supuesto- sobre
aquellos hechos:
- La "tesis Echeverría" -de 1964-
se refiere a las gestiones que hizo don Álvaro en 1946, cuando está "solo", lo que confirma la
carta del embajador Churruca; y cuando llega Escrivá a Roma se entera y acude a Tardini (que se encargaba de los "asuntos
exteriores" de la Secretaría de Estado entre 1944 y 1952) y a Samoré (que fue miembro del personal de la misma Secretaría
del Estado entre 1938 y 1947); ambos estaban en Roma en 1946. Pilar Urbano bebe
en esta tesis cuando dice que Perez Tenesa debía
conocer la prohibición de Escrivá desde hacía diez años lo cual deja a
don Álvaro "en falso" en sus gestiones de 1950.
- La "tesis Portillo" -de 1961- se
refiere a las gestiones de don Álvaro en 1949-1950, coincidentes con las
negociaciones Iglesia-Estado, para las diócesis de Vitoria y San Sebastian (los documentos que presenta "Marcus Tank" en sus entregas 3ª y 4ª son precisamente de
enero de 1950); Escrivá se entera ¡años más tarde! pero en cuanto lo supo
acudió inmediatamente (también según esta tesis) a Tardini
y a Samoré. Y tuvo que ser años más tarde porque Samoré abandonó la Secretaría de Estado en 1947 para pasar
a la Delegación Apostólica en Estados Unidos (1947-1950) y luego fue designado
nuncio en Colombia (1959-1953), no volvió a la Secretaría de Estado hasta 1953;
en 1952 Pio XII había reorganizado la Secretaría de Estado y Tardini fue designado Pro-Secretario de Estado para Asuntos
Eclesiásticos Extraordinarios (1952-1958); Samoré
desempeñó el cargo de Secretario (1953-1959). Por ello si Escrivá acudió a
ambos "inmediatamente" tuvo
que ser a partir de 1953.
IV.-
Las falacias de Pilar Urbano
Quiero denunciar ahora algunas de las
falacias argumentales utilizadas por Pilar Urbano en su escrito.
1. Para empezar vuelve a recurre al argumento
ad hominem y además miente cuando
narra "leí
hace unos días un largo artículo firmado por un tal Marcus Tank
… busqué su nombre entre los elencos docentes universitarios, pero no encontré
rastro alguno de su persona, ni de obras suyas … Lo cual me induce a pensar que
se trata de un seudónimo".
Pilar Urbano (como sus superiores
jerárquicos) conoce bien la página web "opuslibros"
y sabe de sobra que es costumbre escribir en ella con "nick"
o seudónimo, como es habitual en muchos ámbitos de internet. Nadie puede creer
que se haya puesto a buscar este nombre entre los elencos docentes
universitarios en busca de su persona y de sus obras, para llegar a la
conclusión de que "Marcus Tank" es un
seudónimo; es más, estoy seguro de que sabía quién era "Marcus Tank" desde el principio y de que no es la primera vez
que lee a "Marcus Tank".
2. Continúa con una falacia tipo "la
falacia del hombre de paja" (inventa una tesis fácil de refutar y luego la
atribuye a su oponente para destrozarlo). Quiere dejar en ridículo a
"Marcus Tank", cuando dice que su escrito
pretende reprobar con dos simples documentos todo el proceso de canonización: "los
cientos de miles de folios que durante 32 años fue acumulando el proceso
canónico hasta llegar a la solemne declaración de santidad del fundador"; y eso no es verdad.
La pretensión de "Marcus Tank" es mucho más modesta: llenar una laguna; como él
mismo advierte, "en las biografías,
aparte de lo que se dice y documenta, lo que voluntariamente se omite puede
llegar a ser fundamental cuando su conocimiento cambia del todo el sentido de
lo que se cuenta".
3. A continuación intenta desacreditar el
primero de los dos documentos que aporta "Marcus Tank"
en su primera entrega, la carta, de 6 de noviembre de 1946, del embajador Churruca al ministro Martín-Artajo.
Pilar Urbano manipula el sentido de esta
carta y para ello omite el párrafo fundamental; nos dice que el embajador
informa al ministro de "su estado de desinformación" y que "se queja ante el ministro por
la contradicción de darle instrucciones para que plantee en Roma el
nombramiento de un Vicario General Castrense, pero sin comunicarle el nombre
del candidato del Gobierno".
Pero esto no es verdad (vale la pena leer el
documento entero); para empezar, no se trataba de "nombrar un Vicario
General Castrense" sino de "restaurar el Vicariato General
Castrense", el nombramiento vendría luego.
De lo que se queja el embajador es de las
gestiones oficiosas de don Álvaro. Pilar Urbano reproduce casi toda la carta,
pero curiosamente omite donde dice "la
intervención de estos agentes oficiosos dificultan mucho la gestión
oficial". El embajador no se queja sin más de que no le hayan dado el nombre del
candidato del Gobierno; se queja de que agentes oficiosos están negociando con
la Santa Sede, supuestamente en nombre del Gobierno español y a él, que está
negociando oficialmente con los mismos interlocutores, no se le comunique esta
información.
4. Pilar Urbano prosigue con otra
"falacia del hombre de paja" y afirma que en la carta de 6 de
noviembre de 1946 queda claro que el Gobierno no había propuesto a Escrivá y
que el nuncio Cicognani tampoco; y concluye
triunfante "no
había pues ninguna gestión oficial". Pero nadie dijo que la carta probara gestiones oficiales, lo que
había y lo que se ha censurado es una serie de gestiones oficiosas por
parte de miembros de la Obra.
5. Luego sigue manipulando el sentido claro
de la carta y dice que "al referirse a la intervención de Del
Portillo, Churruca no expone una información sino
«una impresión», que dice haber confirmado más tarde". Tampoco esto es verdad; la impresión
es lo que percibe Churruca al hablar con Tardini: tuvo la impresión de que no era la primera vez que
a Tardini le plantaban el asunto (la restauración del
Vicariato General Castrense); después de esta impresión, vino la confirmación
"al saber que el Padre Protillo, Delegado aquí del Opus Dei, había ya tratado el
caso con Monseñor Montini…".
6. Pilar Urbano incurre también en una
"petición de principio": como Churruca no nos
dice su fuente de información "es fácil deducir que lo hubiera oído
en salas de pasos perdidos del Vaticano"; para ella, para Pilar, es fácil deducir eso, pero para mí es más
fácil deducir que el embajador lo confirmó profesionalmente hablando con las autoridades
vaticanas correspondientes; recordemos que usa los términos confirmación
y saber, que no son los adecuados para calificar -y menos un
diplomático- las simples habladurías oídas por ahí.
7. Prosigue Pilar Urbano e intenta
desacreditar el segundo de los documentos aportados por "Marcus Tank", la carta de 2 de junio de 1956, dirigida por el
ministro Martín Artajo al embajador Castiella.
Nos dice que en el documento queda claro que
no se postula el nombramiento de Escrivá como obispo, sino de alguno de los
inmediatos colaboradores; otra falacia del tipo "hombre de paja",
porque nadie ha dicho que en esa carta se pida hacer obispo a Escrivá. Sin
embargo, en el documento queda claro que antes de esas fechas se había
postulado a Escrivá como obispo; luego añade que ahora ante "la resistencia de la Santa Sede"
el Opus Dei se conformaba con la exclusión de Escrivá, pero seguía interesada
en el nombramiento de algún otro miembro y sugería el nombre de Álvaro del
Portillo.
8. A continuación arremete contra Pérez Tenessa con gran profusión de argumentos ad hominem para desacreditarlo. Dice que
por razón de su cargo tenía que saber necesariamente que Escrivá había
prohibido que se hicieran gestiones para nombrarlo obispo; de ahí deduce en
claro sofisma que Perez Tenessa hizo la gestión de
1956 por su cuenta a sabiendas de infringir tal prohibición; además en el colmo
de la desvergüenza llega a insinuar que tal vez Pérez Tenessa
quería el carácter episcopal para sí.
9. Alega que no hay prueba documental de por cuenta
de quién hizo el encargo Pérez Tenessa toda vez
que dejó el Opus Dei apenas dos años después, lo que constituye un
razonamiento incongruente. El hecho de que dejara la Obra dos años después no
implica que sea imposible hallar prueba documental de quién le encomendó el
encargo, porque de todos los encargos de gobierno en el Opus Dei siempre hay un
documento escrito previo al encargo, más aun tratándose de un asunto de
tanta importancia.
10. Añade triunfante "En
cualquier caso, su propuesta no era para Josemaría Escrivá. Por tanto, para la
pretensión demostrativa de Tank, esta segunda carta
es superflua". En absoluto,
Pilar, esta carta demuestra rotundamente que se hicieron gestiones por parte
del Opus Dei para que Escrivá fuera obispo y si no triunfaron fue por la
resistencia de la Santa Sede. Cómo interpretar si no esta frase de la carta: "los del Opus Dei piensan ahora que
quizá haya sido acertada la resistencia de la Santa Sede de nombrar obispo
residencial a su fundador".
11. Al final concluye "La
fuerza de quién lo dice y a quién lo dice no requiere más comentarios, zanja la
cuestión". "Quien lo
dice" es Escrivá y "a quien" lo dice Pablo VI; un santo a un
papa. Y no un santo cualquiera, "el más santo". Todavía recuerdo que
me sorprendí cuando el director del centro de estudios me comentó -a solas- que
en una entrevista de don Álvaro con Pablo VI éste había dicho que consideraba a
Josemaría Escrivá el santo que más carismas había recibido y mejor había
correspondido ellos después de San Pablo; y me sorprendió no porque yo no
considerase a Escrivá un gran santo, sino porque no se me ocurría cómo era
posible calibrar de forma tan universal y absoluta los grados de santidad. Hoy
dudo mucho que Pablo VI hubiera dicho aquello así, literalmente.
Este es el clásico argumento "de
autoridad"; no pienses por ti mismo, porque "los que saben" ya
han decidido que las cosas son así y cuestión zanjada. Me dan ganas de decir:
¿zanjada?, de nada "monada".
En resumen, llama poderosamente la atención comprobar como el escrito de Pilar
Urbano empieza con la falacia del "argumento ad hominem" -contra "Marcus Tank"-,
argumento que solo convence a los faltos de inteligencia, y concluye con la
falacia del "argumento de autoridad", que solo convence a los faltos
de voluntad.
V.-
Daños colaterales
El escrito de Pilar Urbano tiene por
finalidad esencial defender la tesis de que Escrivá rechazó todo intento para
promoverle a la dignidad de obispo y fue ignorante de todas las gestiones que
se hicieron (incluso por hijos suyos como don Álvaro y don Antonio Pérez),
hasta mucho tiempo después de que fueron realizadas.
Su estrategia de defensa se lleva por delante
la buena fama de otras personas, que quedarán como "los malos de la
película"; muchas veces en el Opus Dei la defensa de la institución está
absolutamente por encima de las personas, de sus derechos y de su dignidad,
porque "ese fin" justifica cualquier medio.
Si han leído entero el escrito de Pilar
Urbano "habrán comprobado" que monseñor Laboa
era un maledicente, Cicognani y Martín Artajo tenían animadversión -infundada, por supuesto-
contra el Opus Dei, el embajador Churruca no se
enteraba de nada, Tedeschini era un metomentodo,
Pérez Tenessa un desobediente recalcitrante, incluso
don Álvaro era un ingenuo; y "Marcus Tank" … bueno ¿qué más se puede decir (mal-decir) de
"Marcus Tank.
¡Pobre Escrivá; solo ante el peligro! Veamos:
1.- Monseñor Laboa
Mons. Laboa es el
"culpable" de la nota de don Álvaro de 1961. "He sabido en estos días que Mons. Laboa,
secretario del Cardenal Gaetano Cicognani, va
diciendo que ‘el Padre quiso que lo hicieran obispo’" escribe don
Álvaro; y justifica su nota "para
que resplandezca la verdad que el secretario del Card.
Cicognani quiere oscurecer", aquí ya
hace un juicio de intenciones. La nota de don Álvaro, según éste, "demuestra (?) la falsedad de cuanto afirma monseñor Laboa".
No es que Laboa se
confunda o malinterprete sino que miente voluntariamente porque "quiere oscurecer" la verdad.
2.- El nuncio Cicognani.
Según don Álvaro, Cicognani
(igual que Martín-Artajo) tiene "animosidad manifiesta contra el Opus Dei" aunque "por distintos motivos"; motivos
que, según Pilar Urbano, don Álvaro "detalla con pormenor". Sin embargo, Pilar Urbano no considera
conveniente darnos a conocer esos motivos y oculta toda esta parte de la nota
¿por qué?.
Esta animosidad de Cicognani
no concuerda con lo que narra Vázquez de Prada refiriéndose a un hecho de 1941:
"Cuando don Josemaría pensó en
visitar a los del «Palau» (nombre que habían dado al
piso de los primeros miembros del Opus en Barcelona, en la calle de Balmes),
monseñor Cicognani, nuncio en Madrid, le aconsejó que
sacase el billete de avión a nombre de Josemaría E. de Balaguer. Medida de
cautela, pues se le conocía entonces popularmente por Escrivá". No
parece que en 1941 hubiese mucha animosidad.
Tampoco concuerda con la visita que don
Álvaro hace a Cicognani (por encargo de Tedeschini, según dijo) en 1949-1950, porque en tal caso
era más lógico que la visita se hubiera encomendado a otro.
Gaetano Cicognani
dejó la nunciatura en España en 1953, cuando fue nombrado cardenal y Prefecto
de la Congregación de Ritos. ¿Se originó entonces su animadversión contra el
Opus Dei? ¿Por qué motivo?. Mientras Pilar Urbano no
publique la nota en su integridad no podremos saberlo.
3.- El Ministro Martín Artajo
También tenía "animosidad manifiesta" contra el Opus Dei; por distintos
motivos que Cicognani, reseñados por don Álvaro "con
pormenor".
Como Pilar Urbano, que conoce esos datos, no
quiere los sepamos, no me queda más remedio que hacer suposiciones. Tal vez
podrían ser las "gestiones
oficiosas" de 1946 que denuncia el embajador Churruca
en su carta a Martín-Artajo. Yo no sé si estando en
lugar del ministro tendría animosidad manifiesta, pero desde luego no me hubiera
hecho ninguna gracia la interferencia. Se trataría entonces de una animosidad
un tanto justificada.
No obstante todo, tampoco parece que hubiera
mucha animosidad contra el Opus Dei en 1949-1950 cuando don Álvaro decidió
visitarlo y él se avino a recibirlo.
Incluso en 1956 no se ve ninguna animosidad
en la carta que escribió al embajador Castiella
informándole de la visita de Pérez Tenessa que pedía
el episcopado para don Álvaro, pues concluye textualmente "En el último despacho con el Nuncio le dí
esta noticia y ese nombre (el de don Álvaro) que en principio ha tomado en
consideración. Aprecia sus buenas dotes". ¿Dónde está la animosidad?;
yo no la veo por ninguna parte.
Martín-Artajo cesó
en su cargo de ministro unos ocho meses más tarde. ¿Surgió la animosidad al
jubilarse?
Por otra parte, la nota de don Álvaro se
queja de que puede haber interpretado torcidamente su gestión: “Pueden los dos -con seguridad, el Cardenal Cicognani- haber interpretado torcidamente mi gestión".
Se queja de que por pedir don Álvaro -en persona- el episcopado para Escrivá hayan interpretado que Escrivá quería ser obispo; pero esto
no es una interpretación "torcida", sino una interpretación
"natural", sin perjuicio de que pudiera no ser certera.
4.- El embajador Churruca.
Si don Álvaro intenta desacreditar a monseñor
Laboa, al nuncio Cicognani,
a Martí-Artajo y a Tedeschini,
Pilar Urbano se emplea a fondo con el embajador Curruca y con Pérez Tenessa.
Churruca es presentado como ridículo e incompetente: "se
dirige a su ministro, Alberto Martín-Artajo, para
informarle, paradójicamente, de su estado de ‘desinformación’", "no
disimula su desconcierto", "no expone una información sino «una
impresión»”, "es fácil deducir que lo hubiera oído en salas de pasos perdidos
del Vaticano", "el desorientado embajador Pablo Churruca
demuestra tan escaso conocimiento de Josemaría Escrivá que, al mencionarlo, confunde
sus apellidos con los de su nuera Pilar Díez de Rivera y Escrivá de Romaní".
En suma, e un embajador que está
desinformado, desconcertado, desorientado e ignorante; y que informa a su
ministro basándose únicamente en lo que oye en las salas de pasos perdidos del
Vaticano ¡nada de lo que escribe puede tener valor!
5.- El cardenal Tedeschini.
El cardenal Tedeschini
habría sido el promotor de la idea: "sería
muy conveniente que el Padre fuera nombrado obispo, porque esto (en aquellas
circunstancias) taparía muchas bocas"; y encargó a don Álvaro que
hiciera gestiones de su parte ante el nuncio en España y ante el ministro
español de Asuntos Exteriores.
En este relato Tedeschini
no queda muy bien porque:
- no da la cara directamente ante la Santa
Sede, sino que busca que su iniciativa aparezca como iniciativa de otras
personas (el nuncio y el gobierno de España) y él se limitaría a apoyar una
propuesta de otros.
- tampoco da la cara ante el nuncio y el
ministro español, no les escribe sino que envía a don Álvaro con un recado
verbal.
- utiliza un procedimiento retorcido que
hubiera llevado a un resultado totalmente inadecuado: el nombramiento de
Escrivá como obispo residencial, cuando lo correcto hubiera sido obispo
titular.
Pero en realidad hay que subrayar que la
primera y única "prueba" de que Tedeschini
actuó como nos dicen es la palabra de don Álvaro en la nota de 1961, redactada
cuando Tedeschini ya había fallecido (murió en 1959)
y no podía dar su versión de los hechos. Posteriormente a esta nota, incide en
la misma explicación Echevarría relatando lo que comentó Escrivá a Pablo VI en
la audiencia de 1964: todo fue iniciativa de Tedeschini.
6.- Pérez Tenesa
La carta de 1956 de Martín Artajo a Castiella es breve pero
contundente. El entonces Secretario general de Opus Dei, Antonio Pérez Tenessa, le dice al ministro que la Obra acepta desistir
del nombramiento de Escrivá como obispo (ante la resistencia de la Santa Sede)
pero que sigue pensando en la conveniencia de conseguir la dignidad episcopal
para alguno de sus colaboradores.
Pilar Urbano no puede desconocerlo y no se le
ocurre otra cosa que arremeter contra el pobre Pérez Tenessa
(que en paz descanse) y que ninguna culpa tiene en todo este embrollo. Bastante
debió tener con cumplir "el papelón" que le obligaron a hacer
solicitando al ministro, una vez más, hacer obispo a alguno del Opus Dei.
Como no puede negar el hecho, acusa a Pérez Tenessa de actuar contra las órdenes expresas de Escrivá.
¿Puede alguien creer en serio que el Secretario General del Opus Dei actuaría
en contra de las indicaciones del fundador, en un asunto de tanta relevancia y
que en el fondo a él (a Pérez Tenessa) ni le iba ni
le venía?.
Ah, pero Pilar Urbano en el colmo del juego
sucio deja caer la insinuación de que tal vez pretendía la dignidad episcopal para
él. El pobre Pérez Tenessa que según sus propias
palabras se
resistió todo lo que pudo a ser ordenado sacerdote y ahora pretende la
dignidad de obispo; aquí la periodista ha sido realmente cruel rayando en la
difamación.
Pérez Tenessa dejó
el Opus Dei por causas que nunca llegaremos a saber completamente, porque él
así lo quiso, pero que podemos conjeturar razonablemente. Y entre estas causas
no es difícil suponer que estaría la de no soportar la obligación de realizar muchas
gestiones como la que comentamos, con la carga añadida, tal vez, de que todo debía
presentarse como iniciativa personal y bajo su exclusiva responsabilidad. Llegó
un punto en que no pudo más.
7.- Don Álvaro del Portillo.
También don Álvaro del Portillo queda mal, si
bien "ma non
troppo".
Don Álvaro falla por no
frenar la iniciativa de Tedeschini, como le decía Escrivá a Pablo VI en la
audiencia de 1964. Pero no solo falla por omisión (no frenar) sino por acción,
proque había cumplido el recado de Tedeschini (había obedecido a "un
extraño"; ¡huy!) viajando a Madrid, entrevistándose nada menos que con el
nuncio y con el ministro de Asuntos Exteriores ¡y no había dicho nada a
Escrivá!, ni antes ni después, hasta pasado mucho tiempo (3 ó 4 años como
mínimo).
Don Álvaro queda como un
irrresponsable; en teoría todas las decisiones en el Opus Dei son colegiadas,
¿con quíen consultó?, ¿no se daba cuenta de que si Escrivá era nombrado obispo
residencial de una diócesis española tendría que dejar el gobierno del Opus
Dei?, ¿era Tedeschini "buen pastor"?.
Don Álvaro queda como un
insensato; "ma non troppo",
tiene que venir Escrivá en su ayuda: "era
ancora più innocente di me", cuentan que le dijo a Pablo VI.
Al final don Álvaro
queda como un ingénuo; se ha mitigado su culpa.
8.- Marcus Tank.
Ante todo hay que matar
al mensajero. Ya hemos señalado al principio la retahila de improperios contra
el bueno de "Marcus Tank". Pero cabe preguntarse el por qué de tanta
saña contra él.
Pilar Urbano podría
haber adoptado una postura de suficiencia y habrse limitado a mostrar los documentos
de la Prelatura y argumentar que con ello queda demostrado -no para mí- que Escrivá
no sabía nada de nada.
Por otra parte, no es la
primera vez que en opuslibros se ha
mencionado que Escrivá pretendió ser obispo, entre otros:
Sperpento 24/09/2012
Guillaume 28/09/2012
Jaume García Moles 20/03/2013
Con ellos no se consideró necesaria la
réplica, a pesar de que "Guillaume" por ejemplo narra casi los mismos
hechos y fechas que "Marcus Tank". ¿Por qué
ahora la Prelatura saca la artillería gruesa contra "Marcus Tank"?, ¿Qué diferencia hay?
Estoy convencido de que la diferencia está en
la prueba. Aquellos escritos se limitaban a afirmar y criticar unos
hechos, pero "Marcus Tank" ha aportado ¡pruebas!,
dos documentos que prueban irrefutablemente que se pretendió que Escrivá fuera
nombrado obispo. Y esto es algo que la Prelatura no puede dejar pasar.
VI.-
Conclusiones
1. Toda defensa tiene un precio y en mi
opinión en su intento de desacreditar a "Marcus Tank"
la Prelatura ha pagado un alto precio.
La publicación de la nota de don Álvaro de
1961 deja meridianamente claro que éste hizo gestiones ante el nuncio y ante el
Ministro para que Escrivá fuera obispo, aunque luego venga con la excusa de que
lo hizo todo por encargo de Tedeschini y ¡sin que
Escrivá lo supiera!
Ha pasado algo parecido a lo que ocurrió con
la demanda contra opuslibros
para que suspendiera la publicación de los documentos internos; el precio
pagado entonces fue también grande: la
Prelatura reconoció la autenticidad de dichos documentos, dejó
patente su voluntad de que permanezcan secretos, y al justificar su
titularidad la sociedad SCRIPTOR tuvo
que reconocer que le pertenecían por haberlos comprado a Santiago Escrivá,
el cual los había heredado de Josémaría Escrivá, el
cual ¡no había hecho testamento!.
2. No se puede comparar la autenticidad ni
el valor probatorio -hablando científicamente- de los documentos
enfrentados: los dos de "Marcus Tank" y los
dos de Pilar Urbano.
Las cartas o notas entre Ministro y embajador
se redactaron contemporáneamente a los hechos que narran; en cambio la nota de
don Álvaro de 1961 está redactada 11 años después de los hechos y cuando ya
había muerto Tedeschini, el protagonista principal. Y
la nota sobre esa nota de Echevarría, se redactó en 1994 cuando incluso había
concluido el proceso de canonización.
Las cartas del ministro y del embajador están
redactadas con asepsia oficial y por personas a las que el asunto de si Escrivá
era o no nombrado obispo les afectaba de una forma muy secundaria. Mientras que
la nota de don Álvaro y el relato de Echevarría sobre la audiencia con Pablo VI
de 1964 están redactados por personas muy interesadas en dejar bien a Escrivá y
probablemente según sus indicaciones y tal vez a su dictado; de ahí no se sigue
necesariamente que sean falsas pero su credibilidad es muy débil.
Tanto o más importante, desde el punto de
vista cientifico, es el hecho de que "Marcus Tank" reproduce sus dos documentos íntegramente
y los dos textos de Pilar Urbano están mutilados. No me refiero al hecho
de que el escrito de Pilar Urbano no los cite en su integridad, pues es lícito
defender la propia tesis citando lo que se considera esencial y omitiendo lo
que se considera secundario o irrelevante. Me estoy refiriendo a que cuando
estos textos se reproducen en imagen adjunta al texto, "Marcus Tank" los reproduce por entero, tal como están,
incluso con sus manchas y tachaduras, mientras que Pilar Urbano hace un corta-pega
de imágenes, pero además crea la apariencia de que las tres
minúsculas imágenes que encabezan su anejo documental se reproducen íntegramente
en las tres páginas siguientes, cuando eso no es verdad. ¿Por qué se ha tomado
tanto trabajo, si lo más cómodo hubiera sido reproducir el documento tal cual?
¿por qué las micro-imágenes, enmarcadas en azul, se
reproducen con una tan mala calidad de resolución que impide que se puedan leer
ampliándolas?; tal vez lo haya hecho solo para fastidiar; quizá en lo omitido
no haya nada importante y luego se pueda permitir mostrar el resto y decir
triunfante¡"Simplicio", eres un conspiranoico!
Sea lo que sea, "Marcus Tank" puso las cartas boca arriba y Pilar Urbano es
una tramposa.
3. Los directores de la Prelatura, a través
del escrito de Pilar Urbano, se han lanzado a por todas, pero tal vez
inconscientemente han revelado parte de su preocupación. Me ha llamado la
atención la siguiente frase de su escrito "… el ignoto Tank descanoniza lo que la
Iglesia ha canonizado".
Aquí podría estar el quid de la cuestión,
porque ¿qué es lo que la Iglesia ha canonizado? Ante todo la Iglesia no
canoniza "ques" sino "quienes".
El gran error de los directores de la Prelatura radica en suponer que la
canonización de Escrivá implica la canonización de toda su vida, de todas sus
obras y de toda su Obra; y esto es completamente falso. No quiero entrar ahora
en la espinosa cuestión de si una canonización puede llegar a ser nula por
defectos de procedimiento, de manera análoga a como
puede resultar nulo un matrimonio, una ordenación sacerdotal o una confesión
sacramental.
No entro en el tema de la validez, me limito
a acotar su eficacia o alcance. La canonización supone el juicio de que el
canonizado ha vivido determinadas virtudes en grado heroico y que la Iglesia
propone al canonizado como modelo para vivir esas virtudes; pero ello no
implica que haya vivido bien todas las virtudes, ni durante toda su vida, ni
que no haya cometido pecados y mucho menos que haya estado absolutamente libre
de errores.
Los directores de la Prelatura, respecto de
cualquier norma o costumbre en el Opus Dei, desean poder razonar así:
"esto" es bueno porque lo estableció así Escrivá y Escrivá está
canonizado; pero ese es un razonamiento falaz y además una herejía.
Paradójicamente es mucho más necesario
separar el trigo de la cizaña en los hechos y dichos de un canonizado que en
una persona no canonizada, porque en los de ésta está claro que son opinables y
discutibles, pero en los de la primera existe el grave peligro indicado de
darlos por buenos todos sobre la base de un falso principio de autoridad.
VII.-
Peticiones finales
- pido perdón a todos por haberos aburrido
con un escrito tan largo
- pido a quienes tuvieron cargos de gobierno que
nos den su opinión sobre si encuentran verosímil el relato de don Álvaro, que
hizo gestiones episcopales por indicación de alguien ajeno a la Obra y sin
decir nada a Escrivá.
- pido a "Marcus Tank"
que tenga paciencia.
- pido a Pilar Urbano, que tiene tan fácil
acceso a los archivos de la Prelatura, que publique la parte
"censurada" de sus notas y además íntegro el quirógrafo de Pablo VI
en que prohibió a la Obra actuar organizadamente en política; ¡venga, Pilar, sé
buena!
- pido alguna ayuda
económica para esta página web, que de momento está muy lejos de cubrir
su presupuesto
Simplicio