Vocación
al Opus Dei
(Interrogantes al respecto)
Enviado por el Dúo Dinámico
el 10 de febrero de 2004
La parábola de los faroles de San Josemaría.
Como bien sabeis, se dice mucho en la Obra que «no
hay diferencia entre un cristiano corriente y un fiel de la
Prelatura, ni siquiera un papel de fumar».
Sin embargo, una comparación que usó también
su Fundador al respecto, y muy repetida en la Obra, es la
de los faroles:
«Un cristiano maravillosos, y otro cristiano que
procura portarse bien y luchar, y que es del Opus Dei quizá
no sea tan maravilloso como el otro , son como dos faroles,
como ésos que habéis visto tantas veces. Uno
de ellos se enciende. Sigue siendo tan farol como el otro
pero tiene luz para él y para los demás. Quiza
no sea tan estupendo como el otro farol, pero está
encendido y alumbra. Este farol que tiene luz y da luz es
del Opus Dei. Esta comparación no es mía; es
de una epistola de San Pedro. Dice : (...) quasi lucernae
lucenti in caliginoso loco (2 P 1, 19). El habla de la voz
de los profetas, y dice que son un farol que alumbra en un
lugar de tinieblas. »
Farol encendido (Cuadernos 7, p. 59 ; cita «de Nuestro
Padre ; Tertulia 28-X-72, en Dos meses de catequesis, I, p.
201»).
1. La Epístola de San Pedro al banquillo.
Antes de comentar cualquier cosa, vale la pena contextualizar
la fuente, ya que la «comparación» supuestamente
establecida en la Epístola de San Pedro, va en otro
sentido.
La Segunda Epístola de Pedro comienza con un breve
saludo, luego habla de fidelidad a la vocación cristiana.
Y de los versículos 18 al 21 se explica dónde
buscar la verdadera fe. De ese contexto se entresaca el versículo
con el que Escrivá se « apoya » para justificar
su idea. La Epístola continúa inmediatamente
después con la explicación sobre los «falsos
doctore»...
Citamos el texto original para que quede constancia que la
« comparación » atribuida a la Epístola
de San Pedro nada tiene que ver con el sentido de lo que dice
el Fundador de la Obra. En el texto los portadores de la «
voz profética » son « los que con Él
estábamos en el monte santo » -y no los del Opus
Dei-, y LO QUE ES « LÁMPARA que luce en lugar
tenebroso » NO SON las PERSONAS que la portan, SINO
LA PALABRA DE DIOS (la palabra profética) que se debe
atender.
«Porque no fue siguiendo artificiosas fábulas
como os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor
Jesucristo, sino como quienes han sido testigos oculares de
su majestad. Pues, al recibir de Dios Padre honor y gloria,
de la majestuosa gloria le sobrevino una voz (que hablaba)
en estos términos: "Este es mi Hijo, el Amado,
en quien tengo mis complacencias¨. Y esta voz bajada del
cielo la oímos los que con Él estábamos
en el monte santo. Y tenemos algo aún más firme,
a saber : la palabra profética, a la cual muy bien
hacéis en atender, como a lámpara que luce en
lugar tenebroso, hasta que luzca el día y el lucero
se levante en vuestros corazones. Pues debéis ante
todo saber que ninguna profecía de la Escritura es
(objeto) de interpretación propia (personal), porque
la profecía no ha sido jamás proferido por humana
voluntad, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron
los hombres (de parte) de Dios.» (2 P 1,18-21) ( Nacar-Colunga
; Nuevo Testamento, 35a., BAC, Madrid, 1980).
Pedimos a cada lector sacar sus conclusiones al respecto
ya que nosotros centraremos nuestro análisis en otros
puntos, retomando la idea de los faroles tal y como la maneja
S. Josemaría Escrivá.
2. ¿Tiene razón de existir un farol que
no alumbra?
Uno se podría preguntar cuál es el cometido
de un farol. Esta claro que es el de tener y dar luz. Conforme
la cita, los únicos que la tienen, y por tanto alumbran,
son los cristianos del Opus Dei.
¿O sea que el resto de los cristianos no dan luz?
¿Solamente los de la Obra lo pueden hacer? Si los demás
cristianos son faroles que no se encienden, entonces no cumplen
su cometido de alumbrar, de dar luz. Finalmente ¡no
sirven!
Ante semejante afirmación sólo queda cuestionarse
si ¿será verdad que solamente los fieles de
la Prelatura son los que tienen luz ( la voz
de los profetas
farol que alumbra en algún lugar
de tinieblas)? Conforme la cita de Escrivá, así
es, aunque los demás cristianos sean mejores (o estupendos
como dice).
¿No será peligroso y reduccionista el que
se propague semejante mensaje entre los miembros de una institución
reconocida por una Iglesia UNIVERSAL? ¿No podría
generar entre quienes se sientan encendidos, la
sensación de ser una elite profética?
En principio la comparación parece negar la diferencia,
e incluso parece reconocer que el otro farol (el cristiano
corriente) es más maravilloso que quien
es del Opus Dei. Pero luego viene la contradicción:
¡Solamente uno sirve (el de la Obra) y el otro no tiene
sentido, no cumple su papel de farol porque no está
encendido! ¿Qué puede tener de estupendo
un farol que no enciende respecto otro farol que sí
lo hace?
Nos parece una manera de ver bastante negativa en relación
con los demás cristianos para no decir más-.
¿ Cómo se puede llegar a tener una visión
tan pobre de la vida de tantos cristianos que se esfuerzan
para vivir dignamente su vida frente a Dios ? No queremos
contestar a este punto, pero sí plantear algunas posibles
consecuencias que esta visión conlleva.
3. Los iluminados, el principio de la conciencia de
élite.
Cualquier miembro de la Obra que acepte un punto de partida
tan simple como el del farol, estará convencido de
que lo mejor que puede hacer por las personas que estan a
su alrededor, es que lleguen a ser de la Obra. De ahí
tantos esfuerzos para la labor de proselitismo.
También se creerán otros argumentos manejados
al interior de la institución: el complejo de
superioridad (para meterse en la vida de otros) y hacer
un proselitismo planteado sobre un esquema de obligadles
entrar ( compelle intrare), pensándose con el
derecho de hacerlo conforme su vocación a la Obra porque
Dios ha encendido un lucero en su frente.
Si los cristianos del Opus Dei son los únicos
que poseen luz en un mundo en tinieblas, se entiende perfectamente
su afán proselitista: ¡sólo siendo del
Opus Dei se puede salir de la oscuridad!¡ Sólo
siendo del Opus Dei uno puede pasar de farol apagado a farol
encendido! ¿Cómo no pensar en expandir entre
otros tal dicha?
4. Buscando a quién encender... ¿es posible
una élite con aspiraciones de universalidad?
Aunque en la teoría apostólica de la Obra se
dice que de cien almas, interesan las cien, la
realidad es que tienen bien determinado a qué faroles
apagados se debe encender primero para que a su vez
ellos lo vayan haciendo con otros.
¿Qué características deben tener esos
estupendos y maravillosos faroles apagados para
recibir la exclusiva luz que los faroles del Opus Dei sí
tienen?¿ Cómo saben los miembros
si un amigo tiene vocación a la Obra?...
La respuesta genérica que suele darse es simple: si
es generoso, quiere amar a Dios y tiene claro que no tiene
vocación religiosa (o sea que tiene la vocación
de ser cristiano corriente en busca de la santidad, en medio
del mundo), entonces podrá tener vocación al
Opus Dei. Y entonces lo mejor que se puede hacer es el provocarle
la llamada crisis de la vocación. Así
lo establece el Catecismo de la Obra en su punto 292 :
Pregunta 292: ¿Pueden los fieles del Opus Dei provocar
la crisis de la vocación a la Obra entre todo clase
de personas?
Respuesta : Los fieles del Opus Dei pueden y deben provocar
la crisis de la vocación a la Obra entre toda clase
de personas que parezcan idóneas, pues misión
peculiar del Opus Dei es difundir la llamada universal a la
santidad.
Queda así establecido que provocar crisis vocacionales
no es solamente una posibilidad, sino más bien un deber.
Y deben hacerlo con todas las personas que parezcan idóneas.
No se especifica aquí lo que significa personas idóneas.
Pero para los miembros en principio quedaría explicado
con otro argumento muy manejado: de cien almas, interesan
las cien, que en teoría indica que se debe hacer
proselitismo en un sentido muy abierto.
Pero no nos queda claro ¿Se puede provocar una crisis
de vocación para el Opus Dei en particular al tiempo
de decir que eso implica difundir una llamada universal? ¿Qué
implica parecer idóneo?
En la instrucción sobre el modo de hacer el
proselitismo (1-IV-1934, números 63 y 64, p.
68), el Fundador precisa también a quienes se pueden
dirigir los miembros de la Obra para su labor de proselitismo
en favor del Opus Dei :
63. ¿Que condiciones vamos a exigir ? El
tono humano de la Obra de Dios, su ambiente, es la aristocracia
de la inteligencia especialmente en los varones- y una
extremada delicadeza en el trato mutuo.
64. Para esto, son indispensables circunstancias de virtud,
talento, carácter y posición. Desde luego, la
virtud suple siempre la falta de otras cualidades.
Aquí conviene también aclarar que, cuando fue
escrita esa instrucción, solamente había numerarios
en la Obra, pero eso no cambia que, además de la virtud,
y aunque esta lo suple a todo, las personas que interesan
son las que tengan talento, carácter y posición.
Eso reduce bastante las posibles cien almas.
Ya teniendo virtud, talento, carácter, posición
y el deseo de ser muy generoso con Dios ¿qué
es lo que especifica en un cristiano corriente
la vocación a la Obra? ¿Cómo llegar a
entender lo especifico de esa vocación cuando se toma
de referencia a la historia del farol? Otra vez nos remitimos
al Catecismo de la Obra :
Pregunta 14: ¿ Se precisa una específica
vocación divina para formar parte de la Prelatura del
Opus Dei ?
Respuesta : Para formar parte de la Prelatura del Opus
Dei, se precisa una vocación divina, que es una específica
determinación de la vocación cristiana.
(Letra pequeña : Esta vocación no saca a
quien la recibe de su estado y condición en la Iglesia
y en la sociedad civil)
Queda clarísimo: se precisa de una vocación
divina pero ¿que no al mismo tiempo se indicaba
que debe ser PROVOCADA en toda clase de personas que
parezcan idóneas
?
¿Se puede provocar pidiéndola a
Dios (cuando conforme repiten de continuo en la institución
que esa vocación ha sido dada por Dios desde
antes de la constitución de mundo? ¿Qué
pasa si se intenta provocar en quien no tiene
esa misión divina aunque lo parezca conforme
los rasgos de idoneidad-)? ¿Qué
no sería mejor hablar y respetar a las personas para
descubrir esas vocaciones en lugar de hablar y
de realizar acciones proselitistas para provocarlas u obligarlas
a entrar al Opus Dei?
5. Encendiendo farolitos... sobrecargas de voltaje
a corta edad.
¿Qué pasa cuando se presentan ideales de entrega
con argumentos como el del farol encendido o apagado a personas
de corta edad?
Una de las características primordiales de la etapa
de desarrollo en que se encuentran adolescentes y jóvenes
iniciales consiste precisamente en la necesidad de encontrar
ideales capaces de llenar su vida. Buscan el sentido
de su existencia. Requieren configurar su identidad. ¿Qué
tal que a jóvenes generosos y abiertos a la trascendencia
se les dice que salgan de la oscuridad para ser ellos mismos
luz ? ¿No será lo suficientemente tentador
el pertenecer al grupo de los iluminados?
En general a esa edad se carece de experiencia, de la perspectiva
de vida necesaria para comprender el alcance de unirse
de por vida a una institución que ni siquiera
les explicará en el período de formación
inicial TODO lo que implica la vocación al Opus
Dei (el periodo de formación inicial corresponde
a los primeros seis meses entre que se solicita y se otorga
la admisión). Durante ese tiempo se les dará
una visión global y teórica de lo que implica
la entrega en el Opus Dei (mientras la institución
valora la idoneidad o no del prospecto).
El problema es que dicha formación e información
dada no es completa. La Obra argumenta que no puede aclarar
todo lo que se vivirá porque es mucho (y lógicamente
requiere vivirse) y porque nadie sería capaz de digerir
tanta información. De ahí que se manejen otros
dos argumentos: el del plano inclinado (se dice
que la formación se le da a la gente a lo largo del
tiempo como por un plano inclinado); y la del cheque
en blanco (ingresar a la Obra se equipara a firmar
un cheque en blanco a Dios, se entrega la vida completa,
sin condiciones y sin la posibilidad de pedirlo de vuelta).
De esa forma muchas almas jóvenes y generosas se encuentran
con que encender su farol implica entregar
su vida como cheque en blanco sin conocer exactamente
las cláusulas de su contrato, porque esas las irán
conociendo a lo largo de un tiempo (jamás definido,
o si acaso el tiempo entre su petición de admisión
y la fecha en que se incorporen definitivamente mínimo
6.5 años después con la fidelidad).
Nos parece que esa visión tiene muchas consecuencias
negativas en los jóvenes a quienes se provoca esa crisis
vocacional. ¿Cómo puede un joven entre los 14.5
años y los 20 realmente entender lo que se le propone?
Y, desgraciadamente, la gran mayoría de los numerarios
PIDEN LA ADMISIÓN a esas edades, sin otro consejo espiritual
que el de los directores y amigos que tienen en la Obra. No
digamos que no saben nada de lo que están haciendo,
pero sí que nos parece muy joven para decidirse en
cosas tan importantes y sin el consejo o permiso de sus padres.
Además, que la reglamentación actual de la Iglesia
indica justamente no permitir el ingreso en seminarios o congregaciones
antes de los 18 años (tampoco permite el Código
de Derecho canónico admitir para la probación
inicial en un instituto secular lo que era la Obra hasta
1982- antes de la mayoría (can. 721); y la mayoría
en la Iglesia esta fijada a los 18 años (can. 97).
Tampoco se permite a jóvenes casarse (se dice mucho
que el tipo de entrega en la Obra es más bien parecido
al del matrimonio) antes de 18 años sin el permiso
de sus padres (la edad depende de países y también
hay una edad mínima en la Iglesia: 16 para chicos y
14 para chicas (can. 1083), pero también esta previsto
que la conferencia episcopal puede subir la edad en función
de las costumbres del país. ¿Hay mucha gente
en Europa por decir algo- que se casan a los 14-15 años
sin el consentimiento expreso de sus padres ? o ¿ que
toman una decisión de entrega en una institución
de la Iglesia, que incluye el celibato de por vida, siendo
menor de edad ? , ya indicamos que eso no esta permitido por
el derecho de la Iglesia.
6. Faroles que deciden ser nuevamente cristianos FUERA
del Opus Dei... ¿de vuelta a la oscuridad?
Cuando alguien tiene problemas o dudas sobre su vocación
después de años en la Obra, se dice que si llegó
a hacer la Fidelidad (entrega definitiva para las numerarias,
los numerarios, las agregadas y los agregados que se hace
después de 6.5 años como mínimo) es una
señal clara de que tiene vocación, y que entonces
tiene obligación de conciencia de seguir en el Opus
Dei. Se supone que esos años previos a la Fidelidad
han sido años de profundización en la vocación,
y que si se aceptó el compromiso fue con
pleno conocimiento y voluntad. Sin embargo, toda la formación
que se recibe desde el inicio cuando uno como joven
sin otra experiencia o parámetros de conocimiento absorbe
todo como esponja-, se basa esencialmente en el deber
de fidelidad que uno tiene desde el primer momento.
Por activa y pasiva le repiten a uno que el único sentido
de su existencia es su vocación al Opus Dei.
En Cuadernos 8, en el artículo titulado Deber
de fidelidad, se dice : Desde el mismo momento
en que una alma usa su facultad de decisión para contestar
a la llamada divina, ejerciendo el derecho de decidir su futuro,
y en que el Señor acepta y ratifica con su gracia esta
entrega, nace el deber correspondiente de mantener esta decisión,
de serle fiel.
El Catecismo de la Obra también indica :
Pregunta 310 : Ante las contradicciones o las caídas,
¿Que se aconseja a las vocaciones recientes ?
Respuesta : Antes las contradicciones o las caídas
se aconseja a las vocaciones recientes y a todos los
fieles- que no se provocan tontamente un problema personal
de perseverancia.
¿O sea que nunca se puede realmente poner en duda
la realidad de su vocación? ¿Eso sería
comportarse tontamente, aunque uno se da cuenta
que la Obra NO es su camino dentro de la Iglesia? ¿Si
ha entrado (prendido su luz), será un tonto de pensar
que podría ser mejor salir (de vuelta a las tinieblas)?
Pensar así puede ser consecuencia bastante lógica
derivada de la mentalidad de faroles que estamos
comentando.
Como sabeis, existen miles de ex-miembros del Opus Dei a
pesar de esa carga que se impone en las conciencias de las
personas que piensan en irse o que se fueron. ¿Será
porque son (somos) tontos? ¿Porque han sido o fueron
pescados cuando no eran todavía maduros
para decidir de manera tan definitiva sobre su vida? ¿Por
qué se hace eso?
¿Porque su complejo
de superioridad como miembros que se saben faroles
encendidos de tanta luz se han cegado respecto las injusticias
que comenten con muchos de sus métodos proselitistas
con los que actúan para provocar vocaciones?
¿Podrían replantearse en el Opus Dei, como
primer ejemplo de humildad colectiva, institucional,
el dejar de repetir a las nuevas generaciones de miembros
una idea tan perjudicial y elitista como la de los faroles?
Quizá después de lo aquí expuesto ayude
a muchas personas a comprender más de fondo algunos
de los motivos por los que muchas numerarias y agregadas,
tantos numerarios y agregados, que dejaron la Obra después
de 5, 10, 20 o más años, cuestionen aspectos
de la institución. Y eso, sin entrar en otros problemas
de la vida de la gente de la Obra que testimonian en esta
web, sin entrar en lo que afecta a los supernumerarios, etc.
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