VARIEDAD
DE SUPERNUMERARIOS/AS
MARYPT, 1 de junio de 2005
El
texto original en portugués
Introducción
Continúa siendo reducido el número de escritos
de ex-supernumerarios y acerca de ex supernumerarios/as. Aún
así, destacan en los últimos tiempos dos textos:
uno de Dionisio (Supernumerarios
felices) y otro de Tolorines (La
soledad de algunos supernumerarios).
También yo pretendo continuar y dar testimonio de
lo mucho que pude conocer y observar a lo largo de más
de dos décadas de conexión con el Opus Dei.
Una de las principales características de los supernumerarios/as
es, realmente, la variedad de situaciones y de vidas que existen,
por el hecho de que (casi siempre) viven realmente en el medio
del mundo. En este sentido, como ya se dijo por varios participantes
en la web, son los miembros de la Obra que más se aproximan
a aquello que, al menos en teoría, sería lo
ideal.
Sin pretender ser exhaustiva, referiré enseguida algunos
casos-tipo de supernumerarios/as:
Supernumerarios/as super-profesionales y solteros/as
Son, generalmente, personas que piden la admisión
a edad adulta, teniendo su vida profesional organizada y a
la cual se dedican intensamente, totalmente por no tener compromisos
familiares.
Para estas personas, encontrar al Opus Dei. y recibir su
formación puede constituir una buena ayuda. Pasan a
sentirse menos solos, más útiles y, al mismo
tiempo, no tienen exigencias incompatibles con la vida profesional
ni con la vida personal.
Por todo esto, no acostumbran a tener muchas razones de queja.
Supernumerarios/as jóvenes y solteros/as
Son personas que pitaron bastante pronto, pero que
por alguna razón la Obra no quiso o no
los forzó a ser numerarios o agregados.
De este modo, pueden tener una vida menos dura,
en la cual procuran conciliar las exigencias de la Obra con
su vida profesional y personal.
En este proceso, hay algunos y algunas que se integran totalmente
en la vida de la institución entrando en la mezcla
artificial que viven los numerarios/as. A veces, percibí
que, en el caso de las supernumerarias, algunas estaban disgustadas
por no poseer el estatuto de las numerarias.....
Se sentían numerarias de 2ª categoría
porque pasaban el tiempo en el centro.... y no tenían
los demás derechos......
Claro que esto se relaciona con el hecho de que la vocación
en la Obra no resulta de cualquier proceso de discernimiento
personal, sino de una elección e imposición
hecha por los directores.
Supernumerarios/as casados y con vida profesional
Constituyen la mayoría de los miembros de la sección
masculina y en mi país también
de la sección femenina.
Las situaciones personales son muy variadas en función
de múltiples factores: tiempo de pertenencia a la Obra;
características de la familia; tipo de trabajo; estatuto
económico; etc. Etc.
De una forma general, pienso que, más pronto o más
tarde, todos/as se resienten con el condicionamiento que la
Obra ejerce sobre sus vidas con la consecuencia de la difícil
(o imposible) conciliación con la vida familiar y profesional:
· ¿Cómo tener tiempo para cumplir
las decenas de normas de piedad y no fallar en el trabajo?
· ¿Cómo conseguir participar en los
medios de formación semanales, mensuales y anuales,
sin perjudicar la vida familiar y sin entrar en conflicto
con el respetivo cónyuge?
Estas contradicciones se vuelven tan fuertes que frecuentemente
se acaba por sentir que a la Obra sólo sirve para complicar
la vida y, en última instancia, nos impide ser buenos
cristianos. Desarrollé este punto en mi escrito Luces
y sombras de mi experiencia como supernumeraria
2 Separación de las Secciones Femenina y Masculina.
Supernumerarias casadas y asistentas
En las primeras décadas, las supernumerarias pertenecían
todas a este grupo: no sé si todavía habrá
alguna región en que sean predominantes.....
Pienso que este tipo de supernumeraria encuentra generalmente
en la Obra una ayuda positiva: se siente menos sola; se siente
más valorada en la actividad doméstica que desenvuelve,
etc.
En especial, si el marido no fuera católico practicante,
las actividades y centros de la Obra constituyen un apoyo
alternativo al de su cónyuge.....
El mayor riesgo que existe es el de también
en estos casos la supernumeraria que se va apartando
cada vez más de su familia, a punto de llevar una doble
vida: la de casa y la de la Obra.
Hay también un fenómeno muy curioso: el de
las supernumerarias que, para llevar adelante una familia
con muchos hijos, adoptan un estilo despreocupado
en relación con las vicisitudes de la vida doméstica
y familiar.... Generalmente, esta es la mejor forma de sobrevivir
a un montón de tareas domésticas ( la otra,
naturalmente, es poder disponer de muchas empleadas, lo que
va siendo cada vez más difícil de conseguir).
El estilo despreocupado nada tendría de
malo si no pudiera llegar a tener repercusiones negativas
en la vida del marido y los propios hijos.
Y entonces nos topamos frecuentemente con el siguiente escenario:
· La supernumeraria es super-cumplidora
y huye a su centro de la Obra siempre que puede;
ahí está descansada y lejos de las demandas
familiares....
· Pero los niños van creciendo sin suficiente
apoyo maternal, lo que puede repercutir en aspectos materiales;
o de descuido en los estudios; o de falta de compañía
en los momentos difíciles.....
· El marido si es consciente procura
suplir la ausencia de la mujer, haciendo de padre y madre
y sustentando a la familia..... ¡hasta no aguantar
más y odia el Opus Dei.!
Este género de supernumeraria es habitualmente ella
misma hija de supernumerarios; y que juzga inconscientemente
que toda la gente o vive o debe vivir así. Esto es,
sin asumir cualquier tipo de maternidad responsable,
en lo que respecta al nacimiento de los hijos y, sobre todo,
en lo que respecta a su acompañamiento y educación.
Aquello que se le ocurre hacer es, naturalmente, ¡colocar
a todos sus hijos en colegios y clubes de la Obra para que
sean educados.... por el Opus Dei y no por los padres!
¡Saber si existen medios económicos para eso
es, en más de una ocasión, problema del marido!
Puedo dar testimonio personal de un caso en que todo esto
pasó y en el que el marido acabó en un estado
depresivo intenso por no conseguir sustentar los patrones
de vida exigidos por su mujer; y simultáneamente, no
poder contar con ella para educar los hijos que iban naciendo.
¡En Estos casos, la responsabilidad directa e indirecta
de la Obra en la infelicidad de muchas parejas y familias
es enorme!
Supernumerario casado con supernumeraria
¡En principio, sería el cielo! Y, en verdad,
si ambos cónyuges pertenecen a la Obra, suelen reducirse
los focos de tensión, por lo menos los que se relacionan
con el tiempo que se utiliza en cumplir las normas y los medios
de formación.
Además de que habrá ciertamente una comprensión
natural en las orientaciones educativas en cuanto a los hijos.
Estos factores pueden facilitar mucho la vida conyugal y
familiar.
Pero hay un reverso en la medalla: marido y mujer
están presos en la misma institución
que así los puede controlar casi totalmente. Conjugando
las informaciones de la sección femenina con las de
la sección masculina (lo que sin duda es un hecho....),
cada uno perdió casi absolutamente cualquier margen
de libertad.
Si las cosas suceden bien entre los cónyuges y entre
cada uno y la Obra, no surgirán muchos problemas. Pero
si surgieran dificultades en este engranaje
entonces el cielo puede transformarse en un infierno:
· Cada uno de los cónyuges controla al otro
en relación a su fidelidad a las enseñanzas
de la Obra e puede hacerlo en todos los campos; ¡¡¡desde
las horas de acostarse y levantarse, hasta los gastos en
dinero, pasando por la elección de las vacaciones
y por la vida íntima de la pareja!!!
· Cada uno de los cónyuges es presionado
por sus respectivos directores/as a cumplir escrupulosamente
las mil y una reglas que la Obra tiene previstas para sus
miembros (aunque sean supernumerarios), ¡tanto como
para la educación de los hijos!
· ¡Cada uno de los cónyuges tiene que
obedecer los parámetros apostólicos y las
metas de aportación económica que le son fijados!
Si para colmo, uno de los cónyuges, o ambos, fueran
hijos de familias de la Obra la vida se puede
volver un auténtico film de terror ¡Tanto
más, cuanto es cierto que las hipótesis de liberación
serán reducidísimas!
Supernumerario/a atípico/a
Son aquellas personas que la Obra hace pitar para ayudar
a mantener la fachada de la pluralidad de la institución:
podrá ser un músico (de música clásica,
naturalmente); o un crítico de arte; o una actriz que
ronda los 60 años; o un entrenador de futbol, etc.
En realidad, no serán muy presionados porque
con no causar escándalos ya está cumplido
su papel.
El problema de la utilización oportunista de la
pertenencia a la Obra.
Desarrollé este tema en mi anterior escrito (Luces
y sombras de mi experiencia como supernumeraria del O.D.-
4. Intereses concertados) que sigo
considerando uno de los aspectos más graves de la actuación
de la Obra y de sus miembros.
En principio, cualquier tipo de supernumerario/a (tal vez
con excepción de los Supernumerarios atípicos)
puede utilizar de forma oportunista su conexión con
la Obra. Pero la tendencia a hacerlo es tanto mayor, cuanto
mayor sea la intensidad de pertenencia a clanes del Opus Dei.
En la práctica, esto significa que un supernumerario,
hijo de una pareja de supernumerarios encuentra normalísimo
conseguir un excelente puesto en una empresa de un cooperador
o de otro supernumerario..... Como también su mujer
supernumeraria verá lógico que le den preferencia
en la concesión de una beca en dinero para el estudio
de sus hijos, una vez que la persona responsable también
pertenece a la Obra y hasta depende del mismo centro.....
Y cuando llegue la ocasión el favor será retribuido:
aquella supernumeraria que trabaja en un banco conseguira
que el prestamo pedido por otra persona de Casa
avance más deprisa de lo que es normal......
A veces pregunté a las directoras acerca de estas
prácticas; siempre se justificaban diciendo que es
normal que las personas se ayudaran cuando se conocen y son
amigas. Y que, por ser de la Obra, no tenían que dejar
de hacerlo.
Sabemos bien que en los países latinos estas prácticas
de intercambios de favores son muy frecuentes
y que no pasan sólo entre miembros de la Obra. Pero
el hecho de que pasen entre miembros de la Obra conlleva una
gravedad mucho mayor:
· Porque se trata de una institución de orden
religioso;
· Porque se niega constantemente que estos hechos
ocurran;
· Y, sobre todo, porque el carácter cerrado
del Opus Dei hace que muy difícilmente una persona
extraña pueda acceder al grupo y, consecuentemente,
obtener ventajas idénticas.
Tengo la fuerte convicción basada en el análisis
tanto de indicios como de hechos de que en mi país
(donde la Obra sólo alcanzó gran influencia
económico-financiera en los últimos veinticinco
años) hay hoy quien se aproxima a los centros y a las
actividades del Opus Dei con la intención principal
(o lo mismo la única) de conseguir beneficios de orden
material. En el caso de los hombres se buscan sobre todo lugares
en empresas de éxito, especialmente en el sector financiero;
en el caso de las mujeres se busca la conexión con
ambientes sociales de prestigio, a través
de los cuales se pueda alcanzar un estilo de vida que de otra
forma les estaría vedado.
Lo que me lleva a retomar una idea que referí en el
texto que hace poco cité: renació en nuestra
época una categoría de cristianos que creía
extinguida en el pasado: la categoría de los practicantes
que no son católicos. Quiero decir que se aproximan
a la religión no por convicción, sino por interés
y son capaces de representar a la perfección el papel
de cristianos convencidos. ¡Les basta seguir el guión
que la Obra les preparó!
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