UN
POCO DE SOCIOLOGÍA
ALBERTO MONCADA, 18 de noviembre de 2004
Tras leer la web durante un par de años estoy buscando
un alumno que quiera hacer un trabajo sobre ella. La página
proporciona información muy fresca sobre el opus y
su entorno y aunque algunos académicos pongan en duda
el valor metodológico de esta nueva fuente de sociología
empírica, a mi me parece especialmente útil
para conocer la fenomenología de los grupos cerrados,
desde la perspectiva de los que los abandonan.
Dicho esto esbozo una primera clasificación, los sociólogos
siempre clasificamos, de los exnumerarios según mi
experiencia personal y la información que ofrece la
web. No es un inventario de causas de la salida sino de las
vivencias posteriores.
Hay un primer grupo que trata de pasar página cuanto
antes, olvidarse y vivir los nuevos capítulos de su
vida sin mirar atrás. Son los más jóvenes,
los que han estado pocos años y se benefician de la
mayor tolerancia y sofisticación de la sociedad moderna.
Yo tengo un sobrino que fue numerario en sus tiempos de colegial
y, ya colocado y con un buen porvenir laboral, me dice, No
entiendo, tío, como sigues con ese rollo del opus.
Al segundo grupo, mayoritariamente masculino, lo califico
de numerarios con licencia para... Estaban contentos dentro
pero no podían con la castidad y llegaron a acuerdos
varios para salirse en buen plan o incluso seguir de supernumerarios.
Pero ideológicamente no han cambiado. Recién
publicado mi
primer libro me encontré a uno que me echó
una gran bronca. Siguen pensando igual y tienen una curiosa
nostalgia de su época de numerarios, idealizada desde
sus nuevos conflictos vitales. Se les ha debido olvidar lo
aburrida que era la vida cotidiana en aquellas casas. Pienso
que la testosterona, ese gran determinante de la masculinidad,
tiene mucho que ver en su comportamiento. Las exnumerarias
aducen razones más ideológicas. Algunas de ellas
contabilizan al opus el agujero negro de su juventud, de esa
época en que podían haber sido novias, esposas,
madres y que ya no pudieron, tantas, conseguirlo después.
El mercado matrimonial es muy asimétrico. Un varón
se sale a los 40 y encuentra fácilmente pareja. Una
mujer mucho menos y además casi se le ha pasado el
periodo de la maternidad. Quizás por eso, a veces,
yo percibo en las afirmaciones femeninas de la web una mayor
contundencia, una mayor intensidad, aparte, claro, de que
el opus es esencialmente machista y, por ende, antifeminista.
Al tercer grupo pertenecemos todos los que, por variadas
razones no hemos pasado página y tratamos de racionalizarlo.
Aquí hay material más para el psicólogo
que para el sociólogo. Yo, por ejemplo, empecé
escribiendo contra el opus y lo sigo haciendo sobre el opus.
Primero quería ajustar cuentas y después entender
y explicar el opus como grupo totalitario, como secta. De
hecho la primera intención con la
carta al Vaticano fue decirle a la Iglesia que en
su interior tenía una secta. Y probarlo. Luego la carta
se convirtió en otra cosa más eclesiástica,
más de reclamación pero eso fue fruto del consenso.
¿Por qué no pasamos página?. Por varias
razones. Porque lo nuestro fue más traumático
que lo de los actuales. En nuestra época salirse de
cura o parecido, traicionar una vocación,
era como el divorcio, mal visto por la sociedad y, por ende,
más duro para nuestras conciencias, si tenías
fe. De ahí la necesidad de seguir con el tema hasta
la autoexoneración total, que diría un psiquiatra.
También sigue vigente el ajustar cuentas, achacar al
opus nuestros problemas actuales algo que, en muchos casos,
es cierto. Y, finalmente está la oportunidad de contar
en público lo que uno sabe, contradecir la versión
oficial e incluso contribuir a que el opus cambie. Como los
miembros de otras instituciones afines que imponen la ley
del silencio, la omertá, los ex disfrutan
hoy del derecho a comentar en público y en privado
lo que antes les estaba vedado o era de mal espíritu.
Estos comentarios, con otros ex, con amigos, ayuda a recuperarse
de la desinversión afectiva y grupal que se sufre al
salir. En este sentido la web funciona como plataforma de
afirmación personal, de solidaridad y de catársis
y yo creo que esas funciones son incluso más importantes
que la denuncia. Porque el opus es tan peligroso como todas
las sectas pero no más y ya tiene una conocida mala
fama.
Comentando estos temas con el Defensor del Menor hace unos
meses me dijo más o menos: De acuerdo, hacen
putadas a los niños pero si yo te contara la cantidad
de niños pobres, hambrientos, machacados que tengo
en mis ficheros, no le darías tanta importancia a que
a unos cuantos hijos de familias pudientes les coman el coco.
En fin, al final de mi sucinto análisis reitero lo
que suelo decir: Lo único importante del opus
es que nos ha ocurrido a nosotros.
Se agradecen los comentarios.
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