Los
fines ocultos de los "Proyectos sociales" del Opus
Dei
Por Tammy DiNicola, ex-numeraria
Versión original en inglés: http://www.odan.org/true_dinicola.htm
La traducción al castellano ha sido realizada por amigos
de esta web con la autorización de ODAN
El Opus Dei promueve muchos tipos de proyectos sociales de ayuda
o de servicios que, vistos por encima, parecen encomiables y
altruistas. Sin embargo, detrás de todos y cada uno de
los esfuerzos que el Opus Dei hace para servir a los desposeídos
o necesitados, existe un motivo secreto: reclutar nuevos socios
para el Opus Dei. Como asociada numeraria del Opus Dei por dos
años y medio, pude observar como es esa la realidad.
Las siguientes historias reflejan mi propia experiencia mientras
todavía era una asociada del Opus Dei.
En el verano de 1989, cuando todavía era miembro del
Opus Dei, una directora me pidió que impartiese una
clase de informática para estudiantes de educación
secundaria de otros países. Ese programa había
sido anunciado por el Opus Dei como una oportunidad para que
muchachas jóvenes viniesen a los Estados Unidos a aprender
inglés, informática y el "sistema de vida
americano," a la vez que conocían Boston y sus
alrededores. Algunas de las muchachas ya sabían del
Opus Dei en sus países de origen, pero la mayoría
tenía un conocimiento muy limitado del Opus Dei.
Una semana después de la llegada de las chicas, las
directoras me llamaron a una reunión con todas las
asociadas numerarias que participaban en el programa. Inicialmente,
me sorprendió el propósito de la reunión,
pero nunca expresé mis sentimientos. Una de las numerarias
tenía una hoja de papel mecanografiada con los nombres
de las chicas que asistían al programa. A medida que
se leía cada nombre, las diferentes numerarias opinaban
si estaban cerca o no de pedir la admisión en la Obra,
a menudo haciendo comentarios tales como "se confesó"
(con un sacerdote del Opus Dei); "ha estado yendo a misa
diaria"; "su hermana es de la Obra," etc. Luego
se establecía un plan escrito y se escogía a
la numeraria que lo llevaría a cabo. Algunos "planes"
incluían "le pediré que se confiese,"
"le diré que se haga del Opus Dei," "la
invitaré a dirección espiritual o a misa,"
etc.
Cuando por fin reflexioné sobre este incidente de
mi vida, me di cuenta de que ya entonces estaba muy molesta
por el abuso evidente de privacidad y manipulación
de la amistad. Sin embargo, como miembro del Opus Dei, me
habían enseñado a creer que la Obra era perfecta,
y si tenía dudas o problemas, invariablemente eran
por mi culpa o un caso de "mal espíritu."
Aquel verano, traté de "ajustarme al molde,"
pero me sentí terriblemente rara, y muy dentro de mí
sabía que estaba haciendo algo equivocado. Me sentí
muy apenada por las muchas chicas que creían haber
venido a aprender inglés y divertirse, y en cambio
fueron machaconamente presionadas para adaptarse a la forma
de vida del Opus Dei. Eran jóvenes vulnerables que
no sospechaban nada y eran incapaces de enfrentarse la tensión
que se les provocaba. Había una muchacha en concreto
que estaba incómoda todo el tiempo, y que creo experimentó
una leve crisis nerviosa al final del programa. Muchas de
las chicas esperaban ansiosamente el día de su partida.
Ese mismo verano, hubo varios proyectos sociales más,
que otras numerarias realizaban. Uno de ellos era un campamento
diurno para niñas necesitadas que vivían en
Roxbury/Dorchester (un zona pobre de Boston). El énfasis
y primera meta del proyecto era escoger muchachas universitarias
"selectas" que pudiesen acercarse al Opus Dei mientras
enseñaban cosas como artesanía, atletismo, matemáticas,
catecismo o costura a las jóvenes necesitadas. El único
objetivo de las reuniones entre numerarias, donde se hablaba
constantemente de aquellas profesoras "selectas",
era ese acercamiento. Servir a la juventud necesitada tenía
una importancia secundaria.
De la misma forma, otros proyectos, tales como el viaje anual
a México para ayudar a gente pobre, eran fundamentalmente
diseñados para encontrar y cultivar la amistad de gente
que podía asimilar los ideales del Opus Dei y, despúes,
unirse a la organización.
En el verano de 1990, oí que había la oportunidad,
para una norteamericana, de ir a España a enseñar
inglés durante el verano, a través de un programa
del Opus Dei. Inmediatamente pensé en mi profesora
de español de aquella época (con quien tenía
amistad) que brincaría de alegría ante tal oportunidad.
Le mencioné esto a la asociada del Opus Dei que estaba
a cargo de todo el proselitismo con la juventud en Estados
Unidos. Su primera respuesta fue preguntarme si la muchacha
estaba lo suficientemente cerca al Opus Dei como para hacerse
de la prelatura mientras estaba en España. Este era
el requisito oculto para ser aceptado en el programa como
profesora. Dado que mi amiga no era afín al Opus Dei,
no fue considerada, aunque su currículum era excelente.
Interiormente, me enojé mucho después de este
incidente y sabía, dentro de mí, que algo andaba
mal. Desgraciadamente, debido a que mi mente estaba atrapada
por el Opus Dei, no fui capaz hacer caso a mi conciencia.
Hemos oído muchas veces que el fin no justifica los
medios. No importa el bien que pudieran hacer los proyectos
del Opus Dei para necesitados porque no es correcto usar esos
proyectos para engañar y manipular a los que confían
en ellos. Jesucristo nunca curó a lo ciegos, a los
enfermos, a los lisiados, a los endemoniados o a los arrepentidos
con el propósito de reclutar a los Pedros, Marías,
Andrés, Juanes o Martas; lo hizo como una muestra externa
de su amor por los que curaba. El Opus Dei ha transformado
lo que parece bueno en beneficio propio, sin importarle que
está mintiendo y que puede hacer daño a muchas
personas.
10 de junio de 1993
Tammy DiNicola, ex-numeraria
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