"SOBRE"
o "EN CONTRA" del opus DEI
GALILEO, 2 de junio de 2004
Las "batallas" que se libran en este foro que es
esta web, opuslibros, podrían llevar a la conclusión
de que existen dos bandos: los pro opus y los anti opus. Alguien
ajeno a todo esto podría pensar que ambas partes se
encuentran sumidas en numerosos prejuicios, de modo que el
entendimiento es imposible. Los pro opus a veces se quejan
de que la web en sí misma va en contra de la obra,
e inmediatamente algunos, advierten de que eso supone -de
facto- ir contra la Iglesia.
A mi modo de ver existe una deformación del concepto
"en contra" en el seno del opus Dei, de modo que
crítica se equipara a ir en contra. Eso no suele suceder
en otras instituciones: yo puedo sentir mucho los colores
de mi equipo de fútbol y en cambio criticar su directiva
o su actuación en esta temporada, lo mismo puede suceder
con un partido político e incluso con la Iglesia católica,
en la que existen sensibilidades muy diversas y se aceptan
sin problema posturas críticas ante actuaciones concretas.
En el opus Dei, algo tan simple como decir "creo que
fue un error crear esa obra corporativa de esas características
en ese sitio concreto" no es de ningún modo aceptable,
aunque haya podido suceder y no pasa nada por reconocerlo.
En la obra no existe una "opinión" de cada
miembro sobre la institución a la que pertenece, sino
una "versión", por cuanto opinión
entiendo que incluye siempre matices e ideas personales. Nadie
podrá negar -ni los que estamos ahora fuera ni los
que siguen dentro- que dentro de la obra no existe la más
mínima posibilidad de disentir o considerar que algo
se podría hacer de otro modo, en lo que no sean minucias
materiales o asuntos de funcionamiento intrascendente. Cualquier
discrepancia, o incluso no entender algo, se convierte automáticamente
en el famoso "espíritu crítico" tan
denostado dentro del opus Dei. Y como se ha dicho en multitud
de ocasiones, la misma inteligencia que uno usa para su profesión,
cuando se aplica a la obra y resulta en un desacuerdo se convierte
como por arte de magia en soberbia, en instrumento diabólico.
Sin duda existen personas muy brillantes profesionalmente
en el opus Dei. Lo que llama la atención es que esas
personas de tanto éxito, directivas o líderes
en su profesión, tengan una actitud de sumisión
e infantilismo -que no es humildad- en su centro y ante los
directores. En la obra -aunque sólo sea por mimetismo-
existe desde muy pronto el convencimiento de que si quieres
no tener problemas y que te dejen en paz es mejor no opinar,
no juzgar, en definitiva no pensar por ti mismo. Esas personas
de las que hablo, de las que conocí bastantes, se encierran
en su trabajo profesional, y a veces -pienso que en una especie
de desfogue- ahí son especialmente críticas
y duras, convirtiéndose de nuevo en "corderitos"
cuando cruzan la puerta de su centro. Esas personas tan científicas,
tan racionales, tan implacables con los que discrepan en lo
profesional, pueden mostrar actitudes infantiles ante un director
o ante una visita del prelado, o temblar ante la posibilidad
de una corrección del director inmediato (como he visto).
Entiendo que cuando hablamos "sobre" algo, implica
necesariamente una crítica de ese algo, teniendo en
cuenta que la crítica puede ser positiva o negativa,
pero siempre partiendo de la razón, del análisis
objetivo de las cosas. En ese sentido creo que es innegable
que opuslibros versa "sobre" el opus Dei, pero indudablemente
no transmite la versión oficial de la obra.
Creo que es muy cínica la actitud de quienes desde
dentro quieren negar a la historia la posibilidad de una visión
crítica, razonada, objetiva de su institución,
precisamente cuando la obra es implacable con otras instituciones
(aprobadas por la Iglesia y con numerosos santos en sus filas),
con pensadores, teólogos e incluso eclesiásticos,
incluyendo al mismo Papa cuando éste no ha sido favorable
a los intereses del opus Dei.
Muchos -la inmensa mayoría- de los que nos expresamos
aquí tenemos una visión crítica del opus
Dei. Los que son miembros y permanecen en la ortodoxia interna
se encuentran muy incómodos en un foro como este. Sus
argumentos son muy pobres, o inexistentes, para lo que cabría
esperar de personas adultas con estudios superiores y que
han dado tantas charlas y clases. De los que son críticos
algunos reconocen cosas buenas al opus Dei, o que se podría
reconducir, y otros no.
A mi entender, --y en eso coincido con el magnífico
escrito de Flavia: ¿Es
el Opus Dei reformable? (31.8.03)--, no basta que
haya cosas buenas o personas buenas en el opus Dei para justificar
su existencia, incluso que haga bien a determinadas personas.
Los cientos de testimonios que se acumulan en esta web, que
sólo son un botón de muestra de la realidad,
muestran que es la misma institución desde sus niveles
más altos y sus praxis más reconocidas y consolidadas
la que ha hecho y hace tanto daño a personas que se
entregaron sinceramente pensando que aquella causa valía
la pena, que estaban en algo realmente de Dios.
Los que hemos estado unos cuantos años dentro, tenemos
la impresión, que el opus es extraordinariamente eficaz
en uniformizar a las personas y conseguir que vivan un plan
de vida determinado, ahora bien, creo que sacaría un
suspenso en aquello que en teoría constituye el objetivo
primordial de la obra: la santificación personal.
Ahí mi impresión es doble: conforme las personas
se hacen mayores en la obra bastantes se enrarecen, se encierran
en si mismas o enferman, en definitiva no son mejores que
aquellos chavales jóvenes llenos de ideales y generosidad
que un día se entregaron al opus Dei; por otro lado
-sé que es duro lo que voy a decir- creo que al opus
no le interesa que haya santos, salvo los que conviene que
lo parezcan o que sean incluidos en el santoral. ¿Por
qué digo esto? Pues porque una persona santa no es
tan dócil, no es cómoda para los directores,
no se detiene en consideraciones humanas de quedar bien, de
agradar a otras personas, tiene demasiada relación
directa con Dios, actúa movida por el Espíritu
Santo, y por tanto no se detiene en la multitud de "tonterías",
con perdón, que se exigen en la obra. La santidad en
el opus es una caricatura de la Santidad, se reduce a humildad,
sometimiento, obediencia, no a Dios, a los directores. Esa
"santidad", no es Santidad porque carece de algo
imprescindible para cualquier santo, la libertad interior,
que consiste en moverse de acuerdo con la propia conciencia
en sintonía permanente con el Espíritu de Dios,
y donde la dirección espiritual es una ayuda, un impulso,
no un instrumento de control o un cauce de transmisión
de órdenes. La verdad es que los santos suelen ser
personas incómodas, distintas, lo cual no cabe en la
uniformidad y sometimiento que se exigen en el opus Dei. Estoy
convencido que el opus Dei ha echado o despreciado a muchas
personas próximas a la santidad, o verdaderamente empeñadas
en conseguirla, por ejemplo a D.
Antonio Ruiz Retegui que en paz descanse.
En definitiva, pienso que nunca vamos a sacar nada en claro
en el debate con personas de dentro que se mantienen en la
ortodoxia, puesto que esa ortodoxia interna les impide bajar
a la arena de la discusión real de los temas y les
hace sentir superiores a los demás, llegando a veces
a tratarnos con lástima. Cuando hemos intentado en
numerosas ocasiones discutir sobre temas concretos no ha habido
manera de concretar esos debates. Porque deben reconocer -lo
sabemos todos los que hemos estado dentro- que en el opus
Dei no se argumentan ni justifican las praxis más discutibles:
es así porque quiso el fundador (de parte de Dios)
y punto.
Creo que ir en contra de algo implica desear un mal o perjuicio
para ese algo o las personas que están en ese algo.
Nada más lejos de lo que se palpa en opuslibros, porque
la mayoría hemos estado dentro y para nada hubiéramos
querido que los que ya estaban fuera nos perjudicaran o hicieran
daño. Tampoco queremos -por tanto- perjudicar ahora
a nadie, simplemente pedimos que se respete nuestro derecho
a valorar una institución, a que quede constancia para
la historia de unos hechos que hemos vivido.
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