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SOBRE AGREGAD@S

THESWAN, 24 de marzo de 2006

 

Yo fui agregada, si, como he leido por ahí en algún escrito pululando por aquí, de que los agregados no éramos ni una cosa ni otra, tb he leido, que los agregados éramos los pobrecitos que no podíamos ser numerarios porque o bien no teníamos cultura, o bien, físicamente no eramos muy agraciados, o bien debíamos ser un poco tontucos. Desde luego, yo estuve muy poco tiempo en el Opus Dei, a Dios gracias, pero no tuve esa sensación de forma generalizada, en cambio si es cierto que tuve la sensación de que las agregadas éramos más amables,más directas, sencillas y por lo general más simpáticas que muchas de las numerarias, ah, y nos queríamos más (siento deciros esto, pero es que es así).

Nunca he sido clasista, a pesar de que podría haberlo sido, tengo dos carreras, -aunque el hecho de los titulitis, no signifiquen nada, y además, creo que tengo una bastante buena educación, gracias al empeño de mi madre que desde pequeñas nos machacaba con normas de conducta, incluso nos llegó a comprar libros de buena educación, y aunque para gustos se hicieron los colores, me considero bastante resultona. Fui agregada, es cierto, porque me "recomendaron" que lo fuera debido a mis circunstancias particulares, para mí totalmente comprensibles en su momento, aunque en el momento de dar el sí es "maravilloso" nunca vi eso de ser agregada. Lo cierto es que nunca ví nada, pero eso es otra cuestión.

Bien, nunca me consideré inferior a nadie, sólo que yo hacía otra tarea, y aquella numeraria que pensase que las agregadas éramos menos que ellas, pues mira, era su problema, si Dios me quería de agregada a mí me pediría cuentas de cómo había desempeñado mi papel de agregada y a la numeraria del de numeraria.

Es cierto, que determinadas numerarias, a las que por cierto, siempre consideré bastante ignorantes, soberbias, intolerantes y pijas, -ya sé que mi espíritu critico siempre fue bastante acusado- no me trataron de igual a igual, aunque si bien, lo comentaba en mi charla semanal, por supuesto, tb al sacerdorte, y sus comentarios eran que ofreciera una mortificación por las del centro y que yo siguiera confesándome de mi espíritu crítico siempre que lo tuviese, con la consiguiente penitencia.

Con esto, no niego que si notaba ciertas diferencias oficiales en el trato y en los encargos, pero más bien lo achacaba a nuestra disponibilidad. En cualquier caso, siempre me sentí aliviada (dentro de lo que cabe) de ser agregada y no numeraria, porque si hubiese tenido que vivir con la mayoría de las numerarias con las que me topé, me habría dado algo.

Pasada esta "politese", tengo que deciros, que en este sentido, le tengo mucho que agradecer a la directora del centro de aquel entonces, por haber sido tan ignorante, tan sobervia, y tan discriminatoria, porque si no hubiese sido por ella, quizá hubiese pasado más tiempo del que pasé dentro de la obra, y la verdad, me encantaría decir su nombre, para que ella misma viera el daño que pudo causar, y no estoy hablando solo de mí, sino de otras agregadas que ahora mismo, tampoco lo son, pero como decía alguien.."el tiempo es ese juez supremo que da y quita razones"

En resumen, si en algún momento pude sentirme inferior, fue, en parte al trato que recibí de determinadas personas, siempre numerarias, pero sólo de parte y puede que yo, actuara de igual forma hacia ellas, ya que las consideré inferiores por ser tan clasistas. En cualquier caso, mi marcha del Opus, o de la Opus como he leido a algunos por ahí, no fue provocada ni por el trato de esa "gran" directora, ni por el trato de esas "buenas" numerarias, sino al poco sentido común que veía en muchas cosas, como por ejemplo, no tener un detalle con mis padres en navidad cuando yo estaba viviendo en su casa durante todo el año, dándome comida, alojamiento y vistiéndome cuando me hacía falta, el tener que mentir a mi familia o a mis amigas con la concupiscencia del sacerdote de turno y de la que llevaba mi charla y por supuesto de la directora a quienes todos daban cuentas de mis andanzas, cuando la mentira no deja de ser un "pecado venial", a prácticamente no tener tiempo ni de ir al baño, porque yo sí cumplía con mis normas y mis mortificaciones de rigor, amén de estudiar, de trabajar en casa de mis padres, de mi trabajo profesional, y del encargo material que tenía en el centro, a parte de mi encargo...¿cómo se decía? apostólico? francamente, me sentí tan axfisiada los primeros años, como me sentí los últimos, solo que en los últimos, ya conocía muchas más de las incongruencias y cada vez mi espíritu crítico se hizo más grande. Sirva esto de apoyo a todos aquellos que seguís estando en la obra, y nos leeis, para pensar que fui la culpable de no haber entendido el espíritu del Opus Dei., pero difícilmente lo podía entender si no tenía vocación de, ya lo siento.

Podría ponerme a hacer un ejercicio recopilatorio de esas incongruencias, podría ponerme a contar bastantes anécdotas de qué es lo que se me decía y de cómo me llegaron a afectar tantas cosas de las que allí viví. Pero no tengo una pluma muy cuidada, tampoco tengo mucho tiempo para ponerme a ello y sobre todas las cosas, sólo me serviría para enfadarme más conmigo misma, por haber sido tan ingenua durante 4 largos años, y aún quiero seguir pensando que saqué algo positivo de todo esto.

 

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