MI
PESADILLA EN EL OPUS DEI
por Sharon Clasen, ex numeraria norteamericana
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Versión original en inglés
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Después de dejar el Opus Dei, tuve pesadillas casi
cada noche durante 10 años. El Opus Dei, una organización
laica aprobada por la Iglesia Católica, afirma hacer
el trabajo de Dios, pero sus métodos se comparan con
los que describe Steve Hassan en el libro "Combatiendo
el Control Mental". Hassan desglosa el control
mental en cuatro componentes: control de la conducta, de la
información, del pensamiento y de la emoción.
Tras describir cómo me atrajeron gradualmente al Opus
Dei, mostraré, basada en mi experiencia personal, cómo
ellos usaron estas técnicas para controlar mi vida.
Mi relación con el Opus Dei empezó inocentemente
con la sugerencia de una amiga que la residencia Bayridge
podría ser la solución de mi búsqueda
de vivienda. Era una estudiante ingenua e idealista de primer
curso en el Boston College cuando solicité vivir en
Bayridge. Todo lo que sabía acerca del Opus Dei era
que había actividades espirituales en la residencia.
Después de cambiarme, empecé a dudar si podría
pagar la estancia allí. La directora de admisiones
de Bayridge, quien era numeraria (socia célibe), a
quien llamaré María, me aseguró que Dios
proveería los medios necesarios para que yo viviese
en Bayridge. Siguiendo su recomendación, y por primera
vez en mi vida, recé para que así fuera, y cuando
encontré un trabajo de media jornada, me hicieron creer
que el haberme trasladado a Bayridge era obra de la providencia.
Poco después de empezar a vivir allí, María
se ofreció a darme clases de Catecismo con la meta
de convertirme al Catolicismo, y empezamos a reunirnos semanalmente
por ese motivo. Me hablaba de Dios, de la existencia de ángeles
de la guardia, y me informó que besarse con lengua
eran pecado mortal. Me prestaba mucha atención; de
vez en cuando incluso dejaba chocolatinas debajo de mi almohada.
Otra residente, a quién llamaré Anna, que se
había graduado de la Academia Willows, una escuela
de preparación a la universidad cuya educación
religiosa era confiada al Opus Dei, se hizo amiga mía
y me tomó a su cargo. Anna me invitaba a ir a misa
con ella durante la semana, me enseñó las oraciones
y gestos necesarios para seguirla. Ella también me
invitó a asistir a mi primera meditación y mi
primer retiro, donde aprendí todo acerca del infierno.
Con mucho apoyo de María, Anna y otras muchas residentes,
me preparé para recibir mi Primera Comunión.
Ese día, me llenaron de regalos, tarjetas y felicitaciones
diciendo que yo había sido escogida especialmente por
Dios para recibir su gracia.
Este trato especial culminó con una invitación
para viajar a Roma durante la Semana Santa como parte del
grupo UNIV promovido por el Opus Dei. No me había dado
cuenta de que el viaje estaba diseñado específicamente
para reclutar socios para el Opus Dei. Ambas, María
y Anna me acompañaron a Roma. Yo fui una de las pocas
seleccionadas en nuestro grupo que recibieron una entrada
especial para asistir a la Vigilia de Pascua celebrada por
el Papa. María trató de hablarme acerca de unirme
al Opus Dei mientras visitamos la tumba de su fundador, pero
yo retrasé mi decisión por la presión
que sentí durante esa semana. Sin embargo, ella no
me abandonó tan fácilmente. En Mayo, María
y la directora de Beyridge, también una numeraria,
me invitaron junto a otras amigas de Bayridge a pasar un fin
de semana fuera en una cabaña, en New Hampshire, para
vivir "el espíritu del Opus Dei." No nos
tuvimos que preocupar por los preparativos. La administración
empacó inclusive todos nuestros alimentos. Recuerdo
que el domingo usé un vestido blanco, el mismo que
había usado en la vigilia de Pascua en Roma. Durante
una conversación privada con la directora, ella me
halagó diciéndome lo bonita me veía con
ese vestido. Me dijo que cuando ella se unió al Opus
Dei como numeraria, había llorado y llorado porque
quería tener un bebé, pero ahora Dios la había
recompensado porque sentía como si yo fuese una hija
para ella. Al poco tiempo, entré como supernumeraria,
una asociada que puede casarse y tener una familia. Me dijeron
que no me hiciese numeraria de inmediato sino que esperara
hasta que tuviese más formación espiritual.
Como supernumeraria, empecé a notar el control que
el Opus Dei ejercía en mi vida. En mi segundo año
de universidad, cuando empecé a salir con amigos, la
directora me preguntaba de qué mi amigo y yo hablábamos,
y me dijo que no charlara con él sobre religión
o el Opus Dei. Me aconsejó hacer arreglos para que
alguien de la sección masculina se pusiese en contacto
con él. Dado que todavía estaba en "la
luna de miel" de mi nueva vocación, no entendí
por qué tenía que evitar conversar acerca de
mi vida en el Opus Dei, pero ciegamente obedecí. Mientras
estudiaba el tercer año en la Universidad de Navarra
en Pamplona, España, que oficialmente está dirigida
por el Opus Dei, mi directora espiritual me recomendó
que tratase de hacer amistad con estudiantes de habla inglesa
que no conocían el Opus Dei, y que los invitase a la
misa en inglés los domingos en una de las capillas
de la universidad. Me sentí molesta por esto porque
yo estaba tratando de aprender español y quería
hacer amistad con los españoles que estaban en mis
clases.
Después de regresar de España a casa para cursar
mi último año, María me empujaba para
que me convirtiese en numeraria. En sus charlas, ella insistía
en la llamada "superior" de una numeraria. Su mensaje
era claro: las supernumerarias eran necesarias, pero a menos
que yo fuese una numeraria, no estaría dando todo lo
que tenía y podía a Dios. En mis charlas fraternales
con ella, me dijo repetidamente que yo debería estar
disponible para la voluntad de Dios, queriendo hacer su voluntad.
Finalmente cedí a la presión y me convertí
en una numeraria en Mayo de 1985. La directora me dijo que
no informase a mi familia que me había hecho socioa
porque "ellos no entenderían." En el otoño,
me cambié de nuevo a vivir en Bayridge. Varios días
después de pedir la admisión como numeraria,
la directora me tomó aparte y me dio una bolsa pequeña,
cosida a mano y con flores azules, que contenía un
cilicio, -una cadena con pinchos que se usa alrededor del
muslo dos horas cada día-. La bolsa también
contenía un pequeño látigo llamado "disciplinas",
que se usaba para azotarse la espalda o las nalgas. Hasta
ese momento, no se me había hablado sobre estos instrumentos
de auto tortura, y ahora se me empezaba a mostrar la realidad.
Pero no fue sino hasta que me cambié a Brimfield,
el Centro de Estudios del Opus Dei para mujeres numerarias
en Newton, Massachussets, cuando empecé a constatar
cómo mis libertades se restringían abiertamente.
Según Hassan, el primer componente del control mental
es el control de la conducta, que "la reglamentación
de la realidad física de un individuo incluye el control
de su ambiente -donde vive, qué ropa usa, qué
comida consume, cuándo duerme- así como los
trabajos, rituales y otras acciones que realiza." La
atmósfera en Brimfield, donde empecé un curso
de dos años comparable a un seminario (teníamos
clases de teología, filosofía, latín
y español, y sobre el espíritu del Opus Dei)
era obviamente diferente a la de Bayridge. Ya tenía
que pedir permiso para ver a mi hermana, con quien mantenía
una relación muy cercana, y a menudo la solicitud fue
recibida con disgusto, y todo mi horario era regulado. La
directora me dijo que tenía que distanciarme de mi
familia porque el Opus Dei era ahora mi nueva familia.
El Opus Dei no te dice los cambios que deben hacer las numerarias,
en su estilo de vida, hasta después de ingresar en
la prelatura. El día que me cambié a vivir allí,
me enteré que debía deshacerme de las viejas
fotografías familiares y que dormiríamos en
una tabla de madera colocada encima de nuestro colchón.
También debíamos dormir sin almohada una noche
a la semana. Cada noche a las 6:00 PM, nos sentábamos
a cenar, y se daba por supuesto que teníamos que comer
todo lo que estaba en el plato. En varias ocasiones le pregunté
a mi directora espiritual si podía dejar de comer postre
porque alguna ropa me estaba apretando al punto que la directora
abiertamente me dijo que necesitaba empezar a usar "una
faja". Me dijo que en lugar de eso escogiera otras mortificaciones
corporales por lo que me sentí obligada a comer el
postre. Después de engordar -no se cuánto porque
no había una báscula en la casa- la directora
me envió de compras con la subdirectora. Esta escogió
para mí faldas dos tallas más grandes y de las
antiguas (pasadas de moda). Cuando era asociada, a las numerarias
no se les permitía usar pantalones, excepto cuando
hacían ejercicio. Después de irme al centro
de estudios, me dijeron que el Opus Dei deseaba que dejara
mi trabajo en la Universidad de Boston y trabajase a tiempo
completo para la Residencia Bayridge como su coordinadora
de relaciones públicas. Las directoras siempre hablaban
acerca de la necesidad del fundador de tener más socios
en el área de comunicaciones.
El segundo componente de control mental es el control de
la información. Hassan dice, "la información
es el combustible que usan nuestras mentas para trabajar adecuadamente.
Niégale a una persona la información que requiere
para hacer juicios correctos, y será incapaz de hacerlos."
En Brimfield, teníamos que pedir permiso para leer
cualquier libro, artículo, periódico, o revista,
a la directora que guardaba la Lista de Libros Prohibidos
bajo llave en su oficina. En el punto 339 de Camino, su libro
de dirección espiritual, el fundador decía,
"Libros: no los compres sin aconsejarte de personas cristianas,
doctas y discretas. -Podrías comprar una cosa inútil
o perjudicial. Cuántas veces creen llevar debajo del
brazo un libro... y llevan una carga de basura!" Una
de mis compañeras en la residencia, que participaba
en el Programa de Honor del Boston College, no podía
leer la mayoría de los libros de su programa de estudios.
Decía que rezaba al Espíritu Santo para que
le trasmitiese el conocimiento. Empezó a desarrollar
hábitos nerviosos tales como arrancarse el pelo y las
cejas. No podíamos ni siquiera ver televisión
solas, sin otra numeraria al lado. Por ejemplo, me frustré
bastante porque quería ver las noticias locales que
me ayudarían en mi trabajo, y sólo se me permitió
que viese las Noticias Mundiales del locutor Peter Jennings...
y con la directora sentada a mi lado. Algunas noches me escapaba
al segundo piso a ver las noticias locales de las once, pero
una noche me sorprendieron. Después de eso, me encargaron
un trabajo intensivo en la capilla, que incluía cortar
y arreglar las flores en el altar cada noche, y lavar y planchar
las vestiduras de todos los sacerdotes y la ropa del altar,
lo que me ocupaba casi todo el sábado. Mientras planchaba
en el sótano, me sentía como la Cenicienta añorando
mi libertad.
El tercer componente de control mental es el control del
pensamiento, que "incluye adoctrinar a los socios de
una manera tan completa que hagan suya la doctrina del grupo,
incorporar un nuevo sistema de lenguaje, y utilizar técnicas
que detienen el razonamiento para mantener la mente 'centrada.'"
En las clases sobre el Opus Dei, se nos recordaba frecuentemente,
"Vosotros sois el Opus Dei." El Opus Dei se refiere
al adoctrinamiento de sus socios como "formación."
Los medios de formación en el Opus Dei, que nos enseñaron
a acoger y apreciar profundamente como "el camino"
de la salvación, eran divididos en las siguientes categorías:
aquellos que se realizan diariamente (60 minutos de meditación,
misa, recitación del rosario y las preces, 15 minutos
de lectura espiritual, examen de conciencia al final del día),
semanalmente (confesión, confidencia fraternal con
un director, el círculo o charla sobre una virtud),
mensualmente (el día de retiro), anualmente (el retiro
y curso anual) y algunos que se debían de realizar
"siempre," -entre ellos la alegría, la obediencia,
y la presencia de Dios. Por ejemplo, cuando íbamos
en el autobús o caminábamos, se nos animaba
a rezar el rosario u otras oraciones. Además de todos
los medios de formación ya mencionados, teníamos
clases cada noche de la semana, de tal manera que no tuviésemos
absolutamente nada de tiempo libre para pensar.
Aprender español y latín es muy importante
en el Opus Dei porque todos los documentos originales del
fundador están en español, y muchas de las oraciones,
como la misa y algunas oraciones propias del Opus Dei como
"las preces" son recitadas en Latín. Las
citas del fundador en Camino ilustran hasta qué punto
el Opus Dei trata de controlar los pensamientos de sus socios:
· Punto 13, "Aleja de ti esos pensamientos
inútiles que, por lo menos, te hacen perder el tiempo."
· Punto 945, "Es mala disposición oír
la palabra de Dios con espíritu crítico."
· Punto 261, "Te prohíbo que pienses
más en eso. -En cambio, bendice a Dios, que devolvió
la paz a tu alma."
· Punto 856, "La infancia espiritual exige la
sumisión del entendimiento, más difícil
que la sumisión de la voluntad. -Para sujetar el
entendimiento se precisa, además de la gracia de
Dios, un continuo ejercicio de la voluntad, que niega, como
niega a la carne, una y otra vez y siempre, dándose,
por consecuencia, la paradoja de que quien sigue el "Caminito
de infancia", para hacerse niño, necesita robustecer
y virilizar su voluntad."
Control emocional, el cuarto método del control mental
usado por las sectas, "intenta manipular y limitar la
amplitud de los sentimientos de una persona. Un sábado
en la noche, recibí una llamada de mi madre, quien
me dijo que mi hermana estaba en el hospital debido a un desgraciado
accidente. Yo quería ir corriendo a su lado. Corrí
a buscar a la directora y contarle el problema. Sin mostrar
absolutamente ninguna emoción, ella me dijo que tendría
que esperar a que María terminase de cenar y luego
ella me llevaría. No se nos permitían visitar
a nuestra familia sin otra numeraria al lado. Tuve que esperar
que María terminase su cena y su taza de café
en la tertulia. Pensé que era muy extraño que
nadie compartiese mi urgencia y mi dolor. Cuando volví
esa noche a Bayridge, me dijeron que tenía que estar
en un retiro el domingo. A las 4:00 de la tarde, después
del retiro, volví al hospital, pero de también
tuve que ir a dormir en Bayridge. El lunes por la mañana,
mi tía me llamó mientras yo estaba trabajando.
Estaba bastante preocupada. Con una voz fuerte, me dijo que
mi madre me necesitaba en esos momentos, y que era mejor que
fuese a casa. En ese mismo momento cuando hablaba por teléfono
con mi tía, logré "escaparme" del
control mental. Subí a hacer mi maleta y supe que nunca
regresaría.
Aún después de atravesar la puerta e irme,
mi experiencia con el Opus y sus intentos de controlar mi
vida no terminaron. Después de algunos días,
la directora me llamó y me preguntó cuándo
regresaría. Le dije que no iba a regresar. Trató
de convencerme para regresar al centro, diciéndome
que el "Opus Dei era mi verdadera familia." Durante
los cuatro meses siguiente a mi salida fui hostigada por asociadas
del Opus Dei. María incluso fue a mi lugar de trabajo.
Cuando le dije que estaba ocupada y que tenía que ir
a una reunión de trabajo, me siguió en el metro,
mientras me decía que si no regresaba iría al
infierno. Y Teresa continuó llamándome para
concertar encuentros para asegurarles que todavía vivía
"el espíritu del Opus Dei." Finalmente, desistieron.
Antes de leer el libro de Hassan, me concentré en
reconstruir mi vida y enterrar mi experiencia en mi subconsciente.
Pero esa experiencia salía en mis sueños y yo
no era todavía capaz de enfrentarme con ella. Ahora
que entiendo cómo el Opus Dei utiliza los cuatro métodos
de control mental igual que usan las sectas, ya no tengo pesadillas
acerca de mis intentos de escapar.
Fuentes:
Combatting
Cult Mind Control, por Steve Hassan, Park Street
Press, Rochester, Vermont, 1998.
Camino por Josemaría Escrivá, Rialp,
Madrid, 1965.
Sharon Clasen
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