SALSIPUEDES
Crítico Constructivo, 18 de diciembre
de 2003
En una zona rural de mi país, bastante alejada de
las grandes ciudades, hay un sitio al que los lugareños
llaman Salsipuedes. En esa zona es frecuente escuchar
conversaciones cómo esta:
- ¿Qué cuenta don Patricio?
- Aquí ando, medio jodido de l´espalda... Viá
tené que ir al dottor.
- ¿Tan jodido está?
- Síii. Mañana me vuá a salsipuedes.
Si uno que no es de la zona presencia uno de estos diálogos,
queda perplejo. Efectivamente en la Argentina existe un pequeño
y pintoresco pueblo llamado "Salsipuedes", pero
se encuentra a más de ochocientos kilómetros
del lugar de esas conversaciones. Que alguien recorra semejante
distancia para ver a un médico, cuando tiene un hospital
a menos de treinta kilómetros de su casa, resulta muy
llamativo. Es necesario consultar a la gente del lugar para
recibir una explicación: éste salsipuedes
no es aquel lejano pueblito, sino un hospital público
cercano que por su mala atención médica-
recibe el apodo de salsipuedes, porque en ese
sitio "entra si quieres", y "sal (vivo o sano),
si puedes".
En mi país, por muchos años, la relación
médico-paciente ha estado signada por una confianza
casi ciega de los pacientes en la buena praxis profesional
de sus médicos. De hecho, es relativamente reciente
-no más de 15 años- que los habitantes de las
grandes ciudades consideren la posibilidad de que a causa
de un tratamiento médico equivocado puedan reclamar
una reparación por los daños. Y si los juicios
por mala praxis médica son una novedad en las ciudades,
en las zonas rurales son algo de otro planeta.
En mi corta vida profesional, los casos de responsabilidad
médica que he patrocinado me dejaron algunas experiencias
humanas interesantes. La primera, cuando las víctimas
de una mala praxis descubren que el médico en quien
depositaron su confianza es el culpable de los daños
que padecen, experimentan una profunda indignación.
La segunda, la reacción de los médicos -no todos,
por supuesto- es negar de manera casi automática su
culpa profesional. Y la tercera, es que los médicos
pretenden diluir su responsabilidad en el colectivo profesional,
al que ven injustamente agredido por enemigos de la profesión.
¿Y qué tiene que ver todo esto con mi experiencia
en el Opus Dei? Encuentro varias semejanzas entre lo que a
veces se sufre en el Opus Dei y la mala praxis médica,
a saber:
Primera, si considero el fin de la medicina veo que ésta
persigue algo bueno como es la salud del paciente, al tiempo
que el Opus Dei persigue algo bueno en sí, como es
la santificación de sus miembros. Segunda, tanto la
praxis médica como la opusdeística pueden perseguir
sus fines a través de medios buenos o malos según
el caso. Tercera, es posible que personas concretas -médicos
u opusdeístas- obren con negligencia causando daño
a otros. Cuarta, la víctima -paciente o miembro- está
vinculada con su victimario por una relación de estrecha
confianza y sufre muy intensamente cuando esa confianza se
ve traicionada. Por último, cuando la víctima
reclama por el daño que padece la respuesta que suele
dar victimario es la negación de la propia culpabilidad
("es estadístico tu caso"; "es tu culpa
por tener tal o cual defecto") y reaccionar corporativamente
("esto es un ataque contra todos los médicos";
"es una campaña difamatoria contra la Iglesia").
Con el paso de los años, la difusión de los
juicios por mala praxis médica en mi país ha
producido importantes rectificaciones de conducta. Los médicos,
son hoy más concientes de que la mala praxis existe
y extreman su diligencia profesional para evitarla; los centros
de salud, responsables jurídicos subsidiarios, desarrollan
una política de prevención de daños que,
junto con otras medidas, ha conseguido una importante mejora
en la calidad de los servicios médicos, con la consiguiente
disminución del número de juicios.
Cuanto más se publica sobre lo que ocurre en el Opus
Dei, veo que la Institución se va ganando la reputación
de ser un "salsipuedes" y no por tratarse de un
pueblito pintoresco.... Tal vez, si los que gobiernan la Obra
procurasen -a ejemplo de médicos y sanatorios- extremar
la diligencia en el respeto por la libertad de las conciencias
-erradicando prácticas manipuladoras- y encarasen una
política de prevención de daños, podrían
cambiar esa imagen de salsipuedes por otra de
salsiquieres.
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