EL
OPUS DEI ES UN PROBLEMA
Favia, Argentina, 25-4-2003
El tema clave sigue siendo que, aún cuando el Opus
Dei tiene consecuencias muy vastas en otros órdenes
diferentes del religioso, nace y se fortalece como institución
de la Iglesia Católica Romana.
A estas alturas, la canonización de Escrivá
se suma a la extraña figura jurídica de la Prelatura
Personal con la que la Sede Romana estabilizó la situación
del Opus Dei, la estabilizó en la misma excepción
que esa figura conlleva y que se corresponde con la "excepción"
que la Obra es en sí misma al interior del catolicismo.
La Obra no es una "excepción" en cuanto a
sus posturas conservadoras, siempre las ha habido y con Juan
Pablo II se han multiplicado, sí es una excepción
en su "institucionalidad", en su dinámica
interna sustraída a los usos y a la legalidad hasta
ahora imperante en el catolicismo.
La Obra entonces, al interior de la Iglesia, se define por
su excepción, y el Opus Dei es inconcebible sin la
Iglesia. Cuantos hemos sido socios/as, cuantos lo son aún,
ingresaron a la Obra en virtud de sus convicciones religiosas,
por estas convicciones muchas prácticas de control
totalitario se metieron en nuestras vidas; por ellas, nos
"formamos" en la duplicidad y la manipulación
de un uso de las tradiciones del catolicismo que las conjugaba
de modo nefasto con la compacta estructura institucional del
Opus Dei.
Convengamos que aún si la Obra de Escrivá no
fuese lo que es, este monseñor sería, al menos,
un personaje muy difícil de "canonizar".
Huelgan las palabras acerca de lo "non sancto" de
muchos aspectos de su personalidad, de su "pensamiento",
de sus actos.
La canonización de Escrivá es incomprensible
sin el Opus Dei como una institución que el Vaticano,
o Juan Pablo II, desea potenciar y confirmar.
Crece el número de los nombramientos de miembros de
la Obra en lugares destacados de los dicasterios romanos,
y aún en algunas iglesias locales, crece la influencia
"doctrinal" del Opus Dei en la vida eclesial.
Es una mala noticia para los católicos, pero la Santa
Sede "quiere" a la Obra, y no parece estar interesada
en escuchar otras "voces" acerca de ella. En parte
creo que esta cerrazón se debe a que no "creen"
en lo que se les dice, en el mejor de los casos, y también,
casi siempre, a que no "quieren creer" o nos les
"conviene creer".
Aquí surge otra pregunta: ¿para qué "quiere"
el Vaticano a la Obra?.
De hecho, los anteriores papas no entendieron que el Opus
Dei fuera una institución de importancia para la Iglesia,
y aún tuvieron una posición cautelosa cuando
no negativa respecto de él. No hemos de olvidar que
la Obra se hizo lo que es en esa "hija dilecta"
de la Iglesia que fue la dictadura franquista.
El régimen de Franco fue una de las "cabezas de
playa" del catolicismo recalcitrante durante la guerra
fría, indicio innegable de las razones por las que
Juan Pablo II se manifiesta tan claramente adicto al Opus
Dei.
No pretendo abrir juicios sumarios respecto del actual Pontífice.
Para mí, como católica, es el sucesor de Pedro.
Lo cual no me priva de tratar de comprender esta situación,
en lo atinente a la Obra y a la Iglesia en general.
Algunos dirán que el Vaticano quiere al Opus Dei para
"solucionar" cuestiones económicas. Puede
ser, pero no es suficiente.
El fondo de esta sordera de la Santa Sede, respecto de la
cual no soy optimista, es lo que un teólogo llamó
"la vuelta a la gran disciplina".
Que el caudal del Concilio Vaticano II haya sido detenido
durante los últimos 25 años tiene una explicación:
el actual pontificado que ha dado un camino para la Iglesia
acorde con los neoconservadurismos en boga desde hace décadas.
Lamento decir que el Opus Dei es completamente funcional a
este modelo eclesial, porque la Santa Sede es funcional a
un conservadurismo irracional e insostenible que llega a veces
al disparate.
El último pontificado se ha consolidado sobre un mar
de contradicciones: así vemos que no basta con postular
la paz, hay que construirla en la justicia, no basta con hablar
de pobreza y solidaridad, hay que luchar por la dignidad,
no basta con ensalzar la libertad cristiana y la búsqueda
de la verdad, hay que comprometerse con ellas aún cuando
no resulte cómodo, o escape y aún cuestione
al control institucional.
Este menú no figura en la reflexión vaticana
actual, que silencia, margina y castiga a los teológos,
a los religiosos, o simples laicos que sí se comprometen
en los hechos con la paz, la justicia, la dignidad, la verdad.
La Santa Sede no va a escuchar porque "no quiere".
Así que nos toca a nosotros, y a las personas de buena
voluntad, empujar y resistir esta situación.
Que yo sepa, es la primera vez que tantos ex miembros del
Opus Dei nos contactamos, leemos los materiales antaño
vedados, comprendemos mejor, junto a otros, nuestra propia
experiencia, la releemos con más lucidez, salimos de
diversos modos del aislamiento y del estigma.
Es un gran paso el que se ha dado con esta WEB. Es altamente
posible que éste sea el momento de pensar en dar otros
pasos en este sentido.
Yo soy católica, a veces pienso que soy una "católica"
del silencio. Pertenezco a una institución en la que
no puedo poner con claridad sobre la mesa la que fue la peor
experiencia de mi vida: mi pertenencia como socia agregada
al Opus Dei desde los catorce años y medio hasta los
veinte años. Tampoco puedo discutir otros temas centrales,
en los que la Iglesia está a años luz de los
"dolores y alegrías de nuestro tiempo". Soy
mujer, eso me pone doblemente afuera en los inicios del siglo
XXI.
Sin embargo amo la tradición de la Iglesia, y creo
que allí, in nuce, están muchos de los remedios
para el presente, remedios que de modo central están
donde nadie de quienes tienen poder en el Vaticano va a buscarlos:
en el Evangelio del Señor Jesús. Es algo pequeño,
pero es una manera de discernir por dónde hemos de
andar en adelante.
Finalmente, y dado que hay quienes realizan el procedimiento
de "culpabilizar a la víctima", preguntando
si el problema lo tenemos nosotros, los ex socios/as, sin
cuestionar aún de modo mínimo a la Obra, he
formulado otras interrogaciones para poder "detectar"
serias fallas de apreciación de esos "pretendidos
neutrales" acerca del Opus Dei.
En primer lugar es sumamente llamativo, o debería serlo,
que tantos ex miembros del Opus Dei piensen que la Obra es
una institución francamente nociva.
Muchas personas abandonan anualmente diferentes órdenes
religiosas, institutos de vida consagrada, etc., sea por propia
voluntad o porque sus superiores entienden que no son adecuados
para ese género de vida. Ciertamente no escucho voces
resueltamente adversas a la Compañía de Jesús,
a los franciscanos o dominicos, entre sus ex miembros. Habrá
quienes sientan mayor simpatía o antipatía en
relación a sus experiencias en esas órdenes,
pero nadie testimonia lo que muchas personas, varones, mujeres,
de diferentes profesiones, situaciones económicas,
nacionalidades, cuentan de su vida pasada como miembros del
Opus Dei.
Alguna cosa sucederá con la Obra por la que tantos
ex miembros nos sentimos afectados negativamente por nuestro
paso por allí.
No creo que sea simple explicar algunos asuntos "cotidianos"
que la Obra propicia:
- ¿cómo pueden incorporarse a la institución
las personas menores de edad, aún cuando actualmente
la edad mínima para pedir la admisión sea de
16 años y medio?. Por si acaso, yo hice la Oblación
a los 16 años, en 1983 (la llamada "solución
jurídica", salió en noviembre de 1982).
Mis padres no supieron de mi incorporación a la Obra
hasta que cumplí 18 años, por consejo de mis
directoras.
- ¿por qué se recomienda a los socios/as no
revelar su pertenencia a la Obra?.
- ¿por qué se recomienda a los socios/as no
utilizar frases como "pensé que", "me
pareció que", "creí que" (lo
menciono a título de ejemplo), en tanto entrañan
un principio de desobediencia a los directores y de cuestionamiento
al espíritu de la Obra?. Esta es una manifestación
de la rigidez de la vida interna.
- ¿por qué Escrivá, tomando en cuenta
que el Opus Dei es una institución de la Iglesia, criticaba
los rumbos que tomó el Vaticano II, hasta decir que
la Iglesia estaba "enferma" y cosas por el estilo?.
¿Por qué manifestaba clara hostilidad hacia
Juan XXIII y Pablo VI?.
- ¿por qué la Obra posee un índice de
libros prohibidos, cuando eso no rige en la Iglesia?.
- ¿por qué el Opus Dei plantea a sus socios/as
que la obediencia dentro de la Obra obliga, a riesgo de pecado
de materia grave, cuando ninguna orden religiosa sostiene
algo así?.
- ¿por qué las "recomendaciones" y
"consejos" son vividos y planteados como "obligaciones"
inapelables?.
-¿por qué el Opus Dei no mantiene vínculos
fluídos con el resto de las ordenes y movimientos eclesiales,
por qué los fieles de la Prelatura no participan de
las asambleas diocesanas, por qué se desanconseja que
éstos se confiesen con sacerdotes del clero regular
o secular?.
- ¿por qué los miembros de la Prelatura no pueden
tener amistades, ni confiar asuntos personales a nadie dentro
o fuera de ella, excepto a sus directores?.
- ¿por qué se vive una desconfianza hacia los
obispos que no se muestren abiertamente partidarios de la
Obra?.
- ¿por qué se violenta la conciencia de los
fieles de la prelatura en la charla fraterna, con las presiones
que en ella se ejercen, cuando es de doctrina católica
la inviolabilidad de la conciencia humana?.
- ¿por qué los centros de la Obra no llevan
nombres adecuados a su identidad católica y que los
identifiquen como pertenecientes al Opus Dei, por qué
no figuran civilmente como propiedad de la Prelatura, sino
de asociaciones ad hoc?.
- ¿por qué se mantiene la calidad de socias
"numerarias auxiliares" como encargadas a perpetuidad
de las labores domésticas en los centros de la Obra,
cuando en la Iglesia se suprimieron esas distinciones y reducciones
"a servidumbre" en todas las órdenes religiosas,
por cuanto ofenden la dignidad de las personas?.
- ¿qué tipo de "Prelatura" posee una
jurisdicción "universal", cuando lo que ha
definido tradicionalmente a las diócesis y prelaturas
es un criterio juridisccional geográfico?.
- ¿por qué el Opus Dei no transparenta su situación
económica, en tanto es causa de tantos malentendidos
y escándalos?.
Muchos de los asuntos mencionados, que no son dichos o consignados
como información oficial de la Obra, son ordinariamente
vividos y han sido escuchados y aprendidos por los miembros
del Opus Dei. Yo los viví, como tantos otros y otras.
La lista de preguntas podría prolongarse mucho, la
suma de ellas muestra que el Opus Dei se autocomprende como
aquella institución eclesial que "salvará
a la Iglesia". Digamos que la Obra quiere salvar a la
Iglesia a costa de la Iglesia, y por eso "atropella"
todo lo que se le opone, incluyendo sus socios/as, el mensaje
del Evangelio, y a la eclesialidad misma.
El Opus Dei no es el primer grupo integrista de la historia,
pero sí el más relevante de este siglo, el que
se ha estabilizado en el tiempo y en la institucionalidad,
el que ha tomado formas "modernas" de influencia
social: prestigio, dinero, etc., y sistematizado modos preconciliares
de diseño interno, hasta límites patológicosy
sectarios.
Si la vida interna se define en buena medida por el control
y la manipulación de las conciencias y conductas, la
externa por el disimulo y las medias verdades, que son realmente
grandes mentiras.
Personalmente, aún muchos años después
de haber pasado por allí, no entiendo para qué
un grupo de seres humanos sigue embarcado en semejante obsesión,
sino no es por un contexto histórico eclesial que lo
habilita.
Lo digo con humildad y claridad, si la Obra pretende buscar
a Dios en la vida cotidiana que "organiza" el Opus
Dei, me temo que Dios está en otro lado. O el Dios
de Jesús está en otro lado. El de Escrivá,
no sé.
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