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NO ES NUESTRA CULPA HABER SIDO TAN INGENUOS

SOBREVIVIENTE, 12 de agosto de 2005

 


Cuánto me alegro que existan! Hubiera querido encontrarlos hace años, cuando era apenas una jovencita y crei morir por ser traidora, infiel y dejar el Opus Dei.

Aunque ya hace mucho tiempo pasé por ese duro proceso de salirse del Opus Dei, en realidad nunca lo he hablado con nadie, pues intuía que aún las personas más cercanas a mi y que me quieren de verdad (familia, amigos) no podrían entender los traumas, las heridas tan profundas que me fueron infligidas o que incluso, yo misma me hice con mi sentimiento de culpa, al entrar, estar e intentar salir de allí.

Fui numeraria en algún país suramericano y puedo constatar que es lo mismo que he leido de los testimonios mayoritariamente españoles (creo?). Estuve solo cinco años pero eso fue suficiente para casi destruirme y aniquilarme. Entré a los 16 añitos... pensando que allí podría salvar al mundo desde la intelectualidad ("al que quiera ser sabio, no le perdonamos que no lo sea" ja, ja y yo me lo crei...).

Mucho tiempo tardé en descubrir que para ellos solo los hombres eventualmente podrían ser sabios (Santa Maria sede de la sabiduría, rezan ellos), las mujeres no teníamos ese derecho (Santa Maria, esclava del señor, rezábamos nosotras). Muchas otras cosas por el camino fui descubriendo, que me aterraron al sentirme disminuida por mi condición de mujer. Y bueno, no solo eso, el alejamiento de mi familia y amigas, el súbito cambio en mi interés por estudiar para servir en la administración (es lo más conveniente para ti...), las mentiras, el vivir esa disociación constante, oirme decir a mi misma cosas tan absurdas que yo no me creía y luego la manipulación para que no se pueda decidir por si misma y marcharse... fue un proceso largo y
doloroso pero al fin salí hace más de 20 años. Ahora vivo una vida normal, pude estudiar gracias al apoyo de mi familia y volví a respirar aire puro y ver el sol. Me casé, tengo un hijo y me desempeño profesionalmente sin traumas ni nada por el estilo. No me he arrepentido ni un segundo de haberme marchado, aunque al principio me sentí completamente perdida, confundida, derrotada, con ganas de morirme y sinténdome miserable y odiándome a mi misma.

Cuando quise buscar apoyo en aquellas personas que dentro del Opus Dei me parecieron genuinamente amigables o que mostraban alguna caridad, descubrí con mucha tristeza que a partir de ese momento yo era una proscrita y para ellas había dejado de existir. Es un sentimiento terrible que se añade al estado deplorable del alma. Saber que lo que hasta ayer era la "familia" hoy es casi un verdugo y las que eran tus "hermanas" te ignoran o incluso te desprecian... y eso así de pronto, sin que haya ninguna razón diferente a haber tomado la decisión de irte, no eres nadie, y si te veo no te conozco.

Pero entonces, afuera uno descubre que aunque por años han intentado convencernos que la familia (la verdadera) no lo quiere a uno bien o no sabe lo que es bueno para uno, que los amigos (los de afuera, los verdaderos) no entienden y nos pueden hacer mucho daño, uno descubre, repito, que ahí están, que es precisamente la familia y son los amigos quienes nos pueden ayudar a salir adelante. Gracias a Dios por las Madres, los Padres, los hermanos y los amigos.... Confiar en ellos es siempre lo mejor.

En fin, quisiera que mi testimonio ayude a otras personas que están en esa encrucijada y no pueden ver claro un futuro, porque les han oscurecido la mente. La vida es hermosa y nadie tiene que condenarse por dejar el Opus. Se puede seguir siendo creyente, católico convencido si se quiere. Se puede ser feliz afuera! No es debilidad querer marcharse, como no es debilidad de carácter haber entrado y obedecido ciegamente, los métodos para debilitar la mente son efectivos y NO ES NUESTRA CULPA haber sido tan ingenuos.

 

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