UNA
OBRA A LA MEDIDA DE SU FUNDADOR
MLB, Argentina - Ex numeraria
Hablar del opus dei suele provocar grandes pasiones o sentimientos
encontrados en aquellos que han vivido dentro o cerca de la
organización. Es comprensible quienes estuvimos
dentro lo hemos hecho que sus miembros se lancen a
una defensa a ultranza de la institución y en especial
de su fundador.
Más comprensible aún es la dura crítica
que ejercen quienes han pertenecido y sufrido por dentro el
organigrama de manipulación y poder del opus dei.
Algunos observadores superficiales suelen decir que el
opus no deja indiferente a nadie, o se lo ama o se lo odia,
como si convertirse en el centro de fuertes pasiones humanas
, fuera un mérito de la institución.
La raíz de estas adhesiones y críticas tiene
como base la buena voluntad y los ideales adolescentes de
todas las personas que alguna vez ingresaron a la Institución,
independientemente de que hayan permanecido abyectas o hayan
enido el valor de romper las ataduras.
El espíritu cerrado y autoritario de la institución
no permite que muchos de sus miembros sean capaces de mirar
más allá creciendo en libertad y autoconocimiento
profundo. No se trata aquí de emitir juicios de valor
sobre las personas en particular ya que cada una es única
e irrepetible y sólo Dios sabe cuando cada una deberá
partir o por qué a muchas a quienes se les ha imposibilitado
alcanzar la madurez psicológica les será más
benigno quedarse dentro.
Indepedientemente del camino que se tome con el correr de
los años, la realidad es que los adolescentes
entre 14 y 20 años - que deciden entregar su vida a
Dios en el opus dei, lo hacen convencidos de seguir un ideal
muy noble.
La gran ilusión de servir a Dios a través de
la santificación del trabajo, el deseo profundo de
vivir y comunicar a otros la caridad cristiana y la necesidad
de formar parte de un grupo de pertenencia dentro de la Iglesia
Católica, hacen que un adolescente con profundas inquietudes
de servicio tome la trascendente decisión de entregar
su vida al opus dei y no teme por ello en ofrendar los votos
de pobreza, obediencia y castidad.
La entrega es total y los ideales son prácticamente
indestructibles para un adolescente pletórico de ilusiones
en la construcción de un mundo mejor.
Así es como se ingresa al opus dei siendo un adolescente.
No en vano, todos los esfuerzos del opus en la captación
de nuevos miembros está focalizado en la franja de
niños adolescentes que va de los 12 a los 18 años.
Una vez que estas personas han ingresado al opus, con el
correr del tiempo - meses para algunos y años para
otros -, comienzan las sorpresas non gratas y las desilusiones.
La caridad cristiana se predica sólo para adentro y
se vive con las personas que aceptan las reglas de manera
sumisa. Cuando algún miembro comienza a cuestionar
ideas o indicaciones absurdas, la otrora caridad se vuelve
indiferencia en el mejor de los casos cuando no reprimenda
culposa. Todo esto sin entrar en los angustiosos detalles
existenciales de quienes deciden irse y son sometidos a presiones
de tortura psicológica dignas de demandas judiciales.
Quienes con nobleza de corazón pusieron todo al servicio
de Dios en el opus dei y tuvieron como contraparte la manipulación
y el desprecio personal, es muy comprensible que hayan quedado
muy heridos. Cuánto más heridos, si esas llagas
fueron hechas en nombre de Dios. A estos héroes
se les perdona cualquier cosa, aun el olvido de Dios. Porque
la identificación que el opus provoca entre la Institución
y la Voluntad de Dios es tan fuerte que muchos prefieren no
creer mas en un Dios así. Estos héroes son los
que nunca callarán sus críticas al opus dei.
Los otros, los abyectos, lo alabarán.
Hijos del padre
Muchas personas del opus dei, especialmente supernumerarios,
admiten los errores y excesos de la organización en
los distintos países pero quieren
squivar el bulto diciendo la obra del Padre no es así,
o la Obra en Roma no es así como si de esta
manera le sacaran culpas o responsabilidades al Fundador por
el mal manejo de las personas.
Una muestra cabal de la falsedad de esto es la existencia
de miles de testimonios idénticos procedentes de distintas
partes del mundo y coincidiendo en ellos personas con diferentes
edades. En mi caso, me ha dejado perpleja el haber vivido
las mismas situaciones, escuchado las mismas indicaciones,
frases hechas y prohibiciones que cuenta Isabel de Armas en
su libro "Ser mujer en el Opus Dei" siendo yo 30
años menor que ella. Al igual que todo lo que explica
Maria del Carmen Tapia siendo ella 45 años mayor que
yo.
El fundador del opus dei desde su mas tierna adolescencia
se convenció de que era alguien particular todos
lo somos, claro y se propuso ser exitoso en aquello
que decidiera hacer. Evidentemente, su fuerte atracción
por la espiritualidad lo llevo a canalizar sus deseos de grandeza
a través de la vida sacerdotal y masculló obsesivamente
su porvenir hasta que percibió que la manera de salvar
a la iglesia española de la amenaza atea comunista
era reclutando un ejercito paralelo de soldados de cristo.
Para eso necesitaba hombres jóvenes que estuvieran
dispuestos a morir en su campo de batalla. Esto
fue lo que Escrivá vio en 1928. El nombre
de su idea sería puesto en honor al Señor
y así fue como apuntó el nombre de su ejército:
Opus Dei.
Poco a poco, los años lo iban llenando de entusiasmo
al ver la admiración y pleitesía que sus súbditos
le profesaban. Lleno de orgullo por su obra, el afán
de grandeza lo fue envolviendo y advirtió que Roma
era un obstáculo para sus planes. Así fue como
planificó su desembarco en San Pedro y lentamente,
poco a poco, fue avanzando en Purpurados y Dicasterios.
El opus de Escrivá está organizado para que
ninguno de sus súbditos pueda torcer un ápice
sus directrices. Los delirios de Escrivá ya fueran
de origen religioso o material, eran y son ordenes sagradas
que Dios exige a sus seguidores. En la Obra de Dios nadie
puede cambiar un punto o una coma sino sería exterminado
por el Padre. En esta Familia no se permite a los hijos disentir
con su padre. Obediencia Debida y se acabó.
Santo o Padrino?
Un hombre que se hizo idolatrar por sus fanáticos
seguidores, que llamó traidores a cuantos decidieron
seguir su propio destino lejos de su sombra, un hombre que
hablaba con desprecio de judíos, norteamericanos, anglicanos,
obispos, cardenales y Papas. Un hombre que se hizo otorgar
un título nobiliario mundano y que para rematar planificó
su funeral, su tumba, su epitafio y todos los detalles post
mortem. Este hombre merece llamarse Santo?
Muchos creen que se trata de la próxima saga del Padrino.
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