LISTA
DE MORTIFICACIONES
CARMEN CHARO, 22 de mayo de 2005
Lo del cilicio y las disciplinas que tanto asusta y que es
motivo de que tanta gente se rasgue las vestiduras, es lo
de menos en mi opinión. Pero para informar hago una
listilla de mortificaciones:
- Minuto heroico, o sea tirarse en décimas de segundo
de la cama, en cuanto suena el despertador. En décimas
de segundo se tiene que oir que das al interruptor de la luz
bajo amenaza de correción fraterna por perezosa.
- Ya a las 7,15 de la mañana te subes a los tacones
y te colocas tu faja y tu combinación (por aquello
de la decencia) y te pasas colocada y peripuesta hasta las
11 de la noche, que te acuestas en tu dulce tabla. Puede que
lo de la faja y la combinación haya desaparecido, (yo
hablo del 89) pero yo sigo dando gracias a Dios cada día
por poder, al llegar a casa, ponerme cómoda con el
pijama y las zapatillas. Y por poder tirarme en el sofá.
En la obra el ambiente de familia es tal que siempre estás
sentada como de visita, cuidando de no enseñar más
allá de la rodilla.
- Las numerarias hasta los 40 años duermen en tabla,
sin colchón y haciendo sus veces una manta, sobre la
que se ponen las sábanas. El frío que se pasa
es morrocotudo, y cada vez que te vas al curso anual o curso
de retiro, en el que se duerme en blando colchón, el
volver a acostumbrarte es peor aún que haber seguido
siempre en la tabla....
- No se merienda los sábados de todo el año
y tampoco los miércoles y viernes de cuaresma.
- A lo largo de todo el día se busca la mortificación
en las cosas pequeñas, como por ejemplo, sentarse en
el lugar más incómodo en la tertulia, o sea,
una silla o el suelo en vez del sofá (y como de visita),
dejar de comer algo que te gusta en la comida o no beber agua
(el vino sólo se sirve en la comida, no en la cena
y no se puede repetir), tomar la fruta más fea o que
menos te guste, servirte menos de lo que te gusta más
o al revés....dar conversación, acompañar...
a la persona que menos te apetece, sonreir y agradecer sin
reschistar cuando te hacen una corrección fraterna,
aunque te pareza insólita, absurda, mentirosa, cruel...
- Buena mortificación es no poder recibir nunca regalos
de nadie y tener que dejar en la mesa de dirección
todo lo que se recibe por mucha falta que te haga o mucho
que te guste, dar cuenta mensual exhaustiva de todos los gastos
por mínimos que sean, dar cuenta permanentemente del
tiempo, es decir asomarte al despacho de dirección
para decirle a la directora qué vas a hacer, dónde
vas si sales a la calle, con quien, para qué... consultar
si quieres dar un paseo u oir música en el cuarto de
estar (que sea esporádico porque si no es que pierdes
el tiempo o tienes poco encargo apostólico), consultar
todas las compras de ropa o cualquier gasto mínimamente
extraordinario (una barra de labios, una crema algo más
cara..)
-Magnífica mortificación es no poder jamás
poner la TV para nada, menos sin consultar a la directora,
no poder ir al cine ni a ningún espectáculo,
no poder apuntarte a un gimnasio porque tienes la espalda
hecha migas y te vendría bien nadar o hacer una gimnasia
suave, no poder leer nada sin que pase por el filtro del consejo
local. Y si enseñas un libro que quieres leer y resulta
que está en el indice, te lo quitan y lo meten en la
trituradora conde se destruyen todos los documentos y correos
internos.
-Sigo...tener que dejar todas las cartas que escribes en la
mesa de dirección abiertas para que las lean y te puedan
decir si está bien o mal lo que dices y de paso saber
de ti, controlar, hacerte más vulnerable.
-No puedes tener una cuenta corriente sólo a tu nombre
ni disponer de ningún dinero que no te dé la
secretaria porque se supone que toda numeraria y agregada
da inmediatamente su sueldo integro nada más recibirlo.
Si tienes "la dicha" de ser administradora, puede
que ni lo veas, porque pasa directamente a la caja de la secretaria.
Mejor mortificación es ver pasar necesidad o dificultades
a la propia familia y no poder ayudar directamente. Es la
delegación, ni siquiera el consejo local, quien decide
si tu familia necesita ayuda económica o no y cuánta.
Y puede pasar, como le ha pasado a una amiga mía recientemente,
que la obra quite esta ayuda económica a los padres,
supernumerarios muy generosos cuando les fue bien, si su hija
numeraria "deserta" de su vocación.
- Verdadera mortificación es tener que dar cuenta semanal
de tu vida al completo en la charla fraterna, es decir, de
tus obras, relaciones, pensamientos, deseos, omisiones, ya
no solo en lo que hace referencia a lo espiritual sino a todo.
Y puede que si lo estás pasando mal, estás hundida
anímicamente y te repites porque sólo sabes
llorar y decir que estás mal y que no puedes más,
dejen de buscarte para que hagas la charla porque, como me
dijeron a mi "total para qué si siempre dices
lo mismo"
- Mortificación auténtica y heroica es comprobar
que necesitas insistir de forma machacona para que te lleven
a cualquier médico (dentista, internista, traumatólogo...)
porque no ven la necesidad, supone un gasto... y te dicen
que eres exagerada o poco sufrida. Si necesitas psiquiatra,
(es que ya has empezado a ser impertinente o a montar numeritos,
o es patente para todas en la vida de familia que te arrastras...)
si te llevan, pero a uno de casa que te deje bien zumabada.
Esto también vale como mortificación, sobretodo
porque una vez que pitas ya nunca puedes ejercer tu libertad
y elegir. La razón es esta: porque tu cuando pitaste
pusiste tu libertad en manos de la obra. El resto de la vida
es dejarse rodar. Asi se entiende la obediencia, como un rendir
el juicio, la voluntad, la libertad, siempre y en todo. ¿Esto
es mortificación? Desde luego que si, uno acaba realmente
muriendo.
Creo que podría seguir. Y si le cuentas todo esto a
alguien de la obra te dirá que sí, que hace
muchas de estas cosas pero por Amor, porque quiere. Y yo te
digo que no, porque uno sólo puede entregarse cuando
ha sido dueño de si mismo, y normalmente en la obra
la gente entra muy joven, aun sin hacer, sin forjar su personalidad,
su seguridad personal. Todavía no son nadie, asi que
es dificil que uno que no es nadie ni tiene nada pueda decidir
darse.
La vida en la obra es un aniquilamiento, un grandísimo
pecado para quien la dirige con conciencia, para nada un camino
de santidad.
Si tu eres una persona ya adulta puede que no te hagan daño,
pero por lo menos estás perdiendo el tiempo yendo a
los medios de formación.
No sé si he sido dura, pero no puedo dar otra versión
de la obra que la que he vivido durante 17 años como
numeraria.
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