IRSE
del Opus Dei después de muchos años
C. responde a una agregada que ha decidido
dejar la Obra y pregunta si es necesario escribir la carta
de dimisión o puede irse sin papeleo
Recibido el 6-7-2003
Estimada E. C.:
No es tan sencillo "irse y ya", perder "contacto
y ya", a menos que no te importe tu estatuto jurídico
con la Iglesia. Y es que, con 10 años dentro, sabes
bien que has asumido los "compromisos de la fidelidad".
Si aún recuerdas la "fórmula de petición
de fidelidad", te comprometiste con el Opus Dei de por
vida, y te comprometiste a vivir según su "espíritu",
a "guardar la unidad con los directores", a "vivir
los apostolados del Opus Dei conforme se te indicara",
etc.
El problema es que "jurídicamente" el compromiso
es real... y, con mucho dolor digo esto, pero "moralmente"
también nos atana la institución.
Por ello se duda tanto sobre cómo enfrentar
una situación tan delicada.
En otras palabras, es mejor que actúes conforme "derecho"
para que luego no tengas dudas morales ("¿hice
bien o mal por irme así?").
En cambio, si te vas así, sin nada, sin la certeza
de haber terminado formalmente con todo, lo que posiblemente
ocurra:
a) para la Prelatura, es que tarde o temprano te darán
la dispensa por "abandono" (este último término
no es del Opus, sino mío).
b) Tú podrías quedarte con el mal sabor de
boca de no haber hecho las cosas bien, hasta el final"
y con la incertidumbre sobre "qué ocurrió"
con la dichosa dispensa.
Con lo de bien, hasta el final no me refiero
a que en tu fuero interno no estés haciendo todo cara
a Dios, ¡faltaba más! Con eso basta para tener
la conciencia tranquila y comenzar a recuperar la paz que
te permita seguir adelante, siempre en Sus manos. Sino a que,
incluso a nivel legal, quede todo en orden, y que tú
lo sepas, y que en la Obra se den cuenta que te deben respetar
en eso.
¿Qué pasa cuando planteas la salida y por qué
se complica tanto un proceso? ¿Por qué no es
real que "las puertas están abiertas para salir"?
Evidentemente la Obra no quiere perder miembros, y pondrá
todos los miembros que ellos consideren convenientes
para retenerte (aunque consistan en manipularte). No digo
que lo hagan con mala intención. Más
bien ocurre que esa es la consigna institucional
que tienen. Bien sabes que los directores están amenazados
con que para ellos es falta grave no saber y no poner
todos los medios a su alcance para no perder a alguien de
Casa. Desafortunadamente su afán por mantenerte
dentro (incluso pueden pensar que efectivamente están
salvando tu alma y evitando que cometas
el peor error del mundo), los lleva muchas veces a pasar
por encima de tu persona. Les importa más un mandato
institucional que lo que toda tu crisis pueda estarte
afectando. Ellos no están viendo lo que sufres (tus
múltiples duelos: dejar amistades, dejar circunstancias,
cambiar radicalmente de modo de vida, hacerte cuestionamientos
existenciales muy profundos, etc.etc.etc.). Ellos no verán
eso. En ti verán:
a) la posibilidad de que te quedes si rezan más,
sin te insisten más, si ponen las
condiciones para que rectifiques.
b) Una pérdida; alguien que reniega
de su vocación (o que en el mejor de los casos
no pudo seguir adelante por falta de condiciones.
Y, después de que el proceso termine, pasarás
a engrosar la lista de exmiembros (muertos para
ellos, inexistentes).
Pero no serás tú para ellos, con
tus sentimientos, tus decepciones, tus dudas
(a menos
que de plano te toque un/a muy buena director/a, no institucionalizado/a,
que realmente te comprenda y te ayude. En ese caso en serio
dale gracias a Dios).
Las puertas están cerradas, y tendrás que empujar
duro para que no te afecte y para que no te compliquen de
más el proceso de salida.
¿Cuánto dura el proceso?
En cuanto escribas la carta en la que pidas al Padre que
cesen tus compromisos contraídos con la Obra (los compromisos
de tu fidelidad), comienzan a correr 3 meses.
Ojo, ellos no te darán fechas. Te la harán
de tos, te darán largas, te dirán
que la carta ya está en Roma, pero que esas cosas
tardan.
Puedes ir, y decirles que no es posible que no les importe
que mientras esperas, estás sufriendo,
que puedes tener crisis espirituales y morales, que ya no
pisas los centros porque te hace daño
no importa,
por más que les supliques que piensen en ti como persona,
la respuesta hables con quien hables- será siempre
la misma: nosotros no podemos acelerar el proceso;
esto lleva tiempo porque es cuestión de tu alma;
todo está en manos del Padre ahora, y no lo podemos
apresurar; ten paciencia ¿si ya te esperaste
tantos años
cuál es tu prisa; etc.
¿Por qué te lo digo? Porque lo acabo de padecer.
No son cuentos, no llevo ni 2 meses de haber salido de la
pesadilla. No llevo ni 4 meses de haberme cansado al intentar
dialogar con ellos sobre algo tan doloroso. De decirles que
la salida de los miembros podría ser una cosa mucho
más sencilla, más cristiana. Pero el Espíritu
y los tiempos jurídicos están por
encima de las necesidades espirituales (y afectivas y emocionales)
de los miembros. Es un hecho. Por eso es tan amargo el trago,
porque terminas por confirmar que eres un caso
más y no una persona que necesita un tratamiento específico.
Durante el proceso varias personas me dijeron que presionara,
que me parara frente a ellos y les exigiera la dispensa en
el acto. Creme que ganas no me faltaron, pero opté
por la prudencia (a pesar del dolor que tuve que cargar).
Eso sí, llegado el plazo, insistí
una semana completa, un día tras otro, hasta que por
fin decidieron hablar conmigo.
Yo esperaba un papel, algo por escrito en el que quedara
constancia del hecho. Amiga, no esperes nada. Sencillamente
te dirán: ya te concedieron la dispensa
pero me dijeron en la Delegación que si aún
lo deseas, puedes continuar
(sic).
Cuando menos el escuchar tienes la dispensa,
te abre otro mundo, y te da la certeza de que ¡Gracias
a Dios! ya no tienes nada que ver con el Opus Dei: eres LIBRE.
Ahora sí, plenamente laico en medio del mundo
(y no bromas).
Es todo mi testimonio.
Ahora, tú, cara a Dios, sabes qué quieres hacer.
Toma las decisiones que consideres pertinentes.
Te he narrado esto con la única intención de
que sepas a lo qué te enfrentas, aclarar que hay muchas
opciones, y aconsejarte que actúes con prudencia.
Arriba
Volver a Tus escritos
Ir a la página
principal
|