HACEOS
AMIGOS DE LAS RIQUEZAS INJUSTAS
SATUR, 2 de diciembre de 2005
Muy pobablemente hoy acabaré por tirarme piedras sobre
mi propio tejado, entre otras razones, porque uno en su vida
ha sido un baboso rastrero y pelota de algún ricachón,
ha sonreído bobalicón a las gracias de un señor
importante que prometía soltar un buen fajo de billetes
para la causa e, incluso, ha llegado a pensar que ese tipo
era un buen hombre. Sea como fuese, me lanzo a
la piscina. Doble tirabuzón con plancha y palante.
Hace años me encontraba por la mañana en el
centro y me llamaron de un banco requiriéndome a que
abonáramos antes de fin de año 12 millones de
las antiguas pesetas. Al parecer se pidió un crédito
para comprar el inmueble todo y quedaban por pagar dos años...
Aquel club lo atendíamos once residentes que estábamos
más pelaos que el cojín de Ironside. Como botón
de muestra contaré que pasó unos días
por allí un numerata de esos que ganan un pastón,
su familia vive de las heces que caga este país, y
cuando regresó a Madrid cayó en la cuenta que
se había dejado el neceser. Llamó reclamándolo
de un modo muy cortés. Fui a la habitación que
habíamos dispuesto al líder y no sólo
estaba vacío el neceser marca Giorgio Armani, sino
que estaba hecho un higo. Allá dentro no había
nada: ni siquiera el cepillo de dientes. No le di más
importancia. Hice un paquetito y se lo envié. A los
dos días me llamó con un tono que recordaba
al tío ese de Apocalipsis Now gritando
eso de ¡¡¡huelo a victoria!!!, ¡¡¡siento
el nápaaaaallll!!!. Pues eso.
- Oye me dice tenso -, ¿no había nada
dentro del neceser?
- Pues no, yo no observé nada.
- ¿QUE NO VISTE NADA? ¿QUE NO VISTE NADA?.
¿NO VISTE UN CEPILLO DE DIENTES ELÉCTRICO,
NO VISTE UNA PASTA DENTRÍFICA MARCA ELUGEL, NO ABRASIVA
CON FLUORINOL, ¿EIN?, ¿NO VISTE UNA WILKINSON
CUATRO HOJAS Y UNA ESPUMA DE AFEITAR LOEWE? ¿EIN?...
¿NO VISTE UN AFTERSHAVE EN CREMA TONI MIRÓ?,
¿NO HABÍA TAMBIÉN UN CEPILLO PARA EL
CABELLO DE CERDA IBÉRICA Y UN CORTAUÑAS?,
¿EIN?, ¿NO ENCONTRASTE UN CHAMPÚ ALOE
FASHION?
- Pueeees
no, la verdad, no los supe encontrar o,
no sé
- ¡¡¡CÓMO QUE NO SÉ!!!.
¡¡¡PUES YO SÍ QUE SÉ!!!:
¡¡¡CHORIZOS, QUE SOIS UNOS CHORIZOS!!!.
¡¡¡Y ESTO NO QUEDA AQUÍ!!!
Desconozco si quedó allí la cosa o fue a mayores,
pero a nosotros no nos llegó nada.
En las pelis americanas e inglesas es frecuente ver al policeman
paseando por el barrio mientras gira la porra alegremente,
normalmente cerca de una farola. Y en los centros de la opus
es frecuente ver al dire paseando por los pasillos y las habitaciones
blandiendo alegremente el rosario y musitando avemarías.
Eso hice aquella tarde. Como quien no quiere la cosa, deambulé
de aquí para allá, de una habitación
a otra, del comedor a la sala de estar, pasando bola y observando
lavabos, y cual no sería mi sorpresa al ver en los
armaritos, junto a un cilicio, un champú aloe fashion,
y en otro una wilkinson cuatro hojas, y en otra habitación
un dentífrico Elugen
y, el colmo, en el lavabo
del sacerdote el cepillo eléctrico. Ya había
notado que últimamente sonreía de oreja a oreja
y que parecía decir tócame los dientes,
machote, que parecen las teclas de un piano, pero de
allí a pensar que, el muy Ríííchaaaal,
le afanara el cepillo de dientes a un hermano nuestro
.
Con este cura sucedió una anécdota que no sé
como calificar. Regresábamos de Torreciudad en autobús
y paramos en un área de servicio de la autopista. El
cura se me acerca muy en secreto mientras me disponía
a meterme una flauta de jamón serrano al coleto y me
dice ven al lavabo, que no te lo vas a creer.
Fuimos al lavabo y me señala una máquina expendedora
de preservativos. La verdad es que era la primera máquina
de preservativos que veíamos en nuestra vida esto
sucedió hace años.
- Macho, esto no puede ser
¡esto es muy fuerte
, macho! me dice.
- Ya. ¡Joé cómo está el patio,
macho! le digo.
- Cárgatela, tío. Cárgatela
- ¿Que me la cargue?. ¡Hazlo tú, macho!
- Hombre, yo soy cura, macho
- Y esto
¿cómo se rompe?
- Pues muy fácil, tirando del cable de atrás
y a tomal pol saco.
Y uno, convencido de estar apoyando la Santa Infancia, la
natalidad en Europa, y el Dicasterio para la familia, le pega
un tirón al cable y, ¡¡¡patapám,
pám!!!, que salta un chispazo de traca, se cortocircuita
el sistema, y se queda a oscuras toda la cafetería.
Salimos como los gatos, ¡fiuuu!, y con la impresión
de ser unos héroes.
Una ventaja de ser director es que ante problemas de esos
gordos lo único que tienes que hacer es llamar a la
delegación. Eso hice. El administrador me remitió
al presidente del patronato del club, un señor muy
importante, con decenas de consejos de administración,
de los que pisan moqueta. Le llamé y el hombre me dijo
que ya me diría.
A la semana me anunció que vendría a visitar
el club con otro cuerpo persona humana muy importante, de
esos que van con dos guardaespaldas, que salen en los periódicos
como prohombres de empresa y altas finanzas y que años
después aún están en la cárcel.
Me dijo que llegarían a tomar un café.
El administrador no conocía al One y me dijo que él
asistiría. También me comentó que no
sería bueno que la gente supiera que Onasis estaría
allí porque está algo en entredicho.
Ni siquiera debían de conocer la visita los residentes.
Llegaron puntualmente los dos Notas. No sé qué
tienen los ricos de cuna, en general, que además de
tener un pastizal, y casas aquí y allá, y unos
trajes supertrouper, son como más guaperas
pero
en el caso del que hablamos, la verdad, no se podría
decir que fuera un Petronio. Algo en ese hombre desentonaba
de su condición de Tío Gilito de casta. Sus
andares denotaban que no siempre había pisado moqueta,
sus ojos, saltones y claros, hablaban de millones de noches
de infancia con terrores nocturnos, su cabeza, algo grande,
con un peinado poco fashion, desordenado, mostraba un hombre
preocupado que tiene la manía de rascarse el cabello
cada vez que tiene un problema
bueno, a lo mejor no
era así, y no hago más que escribir gilipolleces.
Rápidamente le enseñamos el centro y nos sentamos
en la sala de estar a tomar un café, primorosamente
preparado por nuestras hermanas. Yo estaba emocionado de tener
un tipo que salía en la Tele y en los periódicos
y que, en esos años, era el más de lo más.
Hay gente que te hace sentir importante a su lado
señal
indudable de que uno es un perfecto imbécil si
lo que crees que te hace importante es el dinero y la pool
position del otro. Pero entonces uno era así de imbécil.
Cuando el Notas se puso a sorber el café nos quedamos
mirando todos unos a otros perplejos y confundidos. Se había
puesto de rodillas sobre la pequeña mesa de la sala
de estar, había cogido la tacita de café con
las dos manos, temblorosas, y le pega un sorbetón sonoro
como un silbo; vamos, que todos los pajaritos de la calle
se asomaron a nuestra ventana pensando que papá golondrino
había vuelto de África. Fue algo inesperado.
Hago yo eso ese día y el administrador me pega una
leche que me deja como a Krischner, con un ojo para leer y
otro para repasar.
- ¿Está enfermo? le pregunté
para romper el silencio que allí se había
creado.
- No, que va, es que acabo de llegar con el helicóptero
desde X y todavía tengo las consecuencias de las
turbulencias.
¿Cómo no había caído yo en que
el tío usaba un helicóptero, lo mismo que mi
madre al llevarnos al colegio?. Fallo.
El amiguete que nos facilitó el encuentro rompe el
rollo que estaba contando sobre porqué había
un club de la opus en ese barrio, ése de un grupo
de padres preocupados por la formación humana y espiritual
de sus hijos
, y me dice oye, tenemos prisa,
dile lo que le necesitáis. Yo, la verdad, nunca
le había pedido a nadie 12 kilos, y no es trago fácil.
Me puse muy coloradote y digo algo así.
- Pues que necesitamos 12 millones de pesetas para pagar
un crédito al banco, y eso antes de fin de mes.
Hala, en vena, sin anestesia y con una sonrisa que manifestaba
mi condición de gilipollas. Y el líder va y
dice.
- ¡Vaya!, ¿puedo tomar otro café?.
Yo pensaba ¿cómo que otro café
¡¡¡y mil cafés!!!, y si quieres te
lo echamos por el suelo y te pones a darle a lenguetazos con
fruicción. Lo que quieras, majete.
- Es el café más caro que me he tomado en
mi vida y, la verdad, me gustaría probar otro para
ver dónde está la calidad de su grano.
Reí la gracieta palmeándome el culo.
Si en ese momento me dicen que le cante Lo importaaaaante
es la rosa, lo importante es la rosa, lo importante es la
roooooossa y nada más, se la canto. A capela.
Marcharon los dos dejando un rastro de perfume que no he
vuelto a reconocer jamás. Estos, como Jesucristo, podrían
decir mi cuerpo está embalsamado para la sepultura.
Un mes después el crédito estaba pagado.
Mi cuerpo está embalsamado para la sepultura,
respondió Jesús a sus discípulos que
se indignaron por el derroche del perfume derramado. Y uno
se pregunta si ese derroche de aquel hombre fue
motivado por el amor, por la generosidad, por el interés,
por quedar bien con su amigo, por comprar voluntades, por
ganarse en la bolsa del cielo un trocito de nube con alas
de diseño y arpa con alerones
Uno se pregunta
si dio de donde le dolía o de donde no le dolía,
si lloró al darlo, como la Magdalena, o si, sencillamente,
era lo que tocaba hacer.
Haceos amigos de las riquezas injustas
Aunque escribí en el capítulo anterior que se
pidió discreción en la visita de Don Forratis
al centro, lo cierto es que se enteró hasta Panete,
y es que en la opus en general en cualquier corralito
de personas cuerpos humanos- pedir discreción es como
estornudar con los ojos abiertos
como le dice un glúteo
a otro glúteo muchacho, entre nosotros hay un
soplón. Pues eso.
Y fue el caso que entre los residentes había un periodista
especializado en temas económicos que se la tenía
jurada a nuestro mecenas. Y cual es mi sorpresa cuando una
semana después veo en la portada de una de las revistas
más prestigiosas del país a nuestro prohombre
con un careto espantoso (desde luego, la foto era ideal para
un especial de Alégrate de tu Fimosis),
y con el título LOS LÍOS DE X. En
el interior, firmado por el residente, un reportaje que le
llamaba de todo menos guapo.
Poco tardó en llamarme el presidente del patronato.
- ¡Joder!, me acaba de llamar Rochild diciendo si
así tratamos siempre a nuestros amigos .
- Es queeeeee
- ¡Joder!, que el tío sabe que allí
vive el mingas ése de periodista y está con
un cabreo que no veas.
- Pero si yo no sabía queeeee...
Colgó sin dejarme dar explicación alguna que,
por otra parte, no tenía.
Bueno, la cosa más o menos se encauzó. El presi
se calmó, el forratis se olvidó de esas pequeñas
moscas, el periodista siguió dando a todo lo que olía
a especulador, y yo feliz porque ya tenía el Gior un
poco de pasta basta.
En Roma, en el UNIV, me encontré con el entonces administrador
del Centro Académico Romano, un tipo así como
muy ventanero y con la discreción de un pavo real,
y me cuenta que tuvieron la visita de nuestro amiguete, acompañado
del presi del patronato, y que se portó que te rilas:
dio un donativo que cubría las becas de un año
de todos los seminaristas del CARS. El tío estaba encantado
de conocerse y de conocerle, y era tal su exaltaus fuero a
terra, que me lo veía cantándole con el coro
de Cavabianca en dos filas, mientras montaba Paul Getti en
su helicóptero, eso de una rosa me disteeee,
y desde entoooonces vivo porque no vivo de tus milloooooooones,
o la de una rosa es una rosa de Mecano. Lo que
sea.
Pasó un mes, otro mes, y un año. Alguien llama
por el teléfono. ¿Quién es?. ¡Exato!,
¡correto!: el del banco, que reclama los doce millones
que faltan para pagar la hipoteca. Dos veces en mi vida he
tenido experiencias paranormales, una fue estando en un bareto
charlando con un amigo. Cerca había una mesa de billar
y uno de los jugadores, inadvertidamente, percutió
con el palo de billar de un modo certero, seco y contundente
en mi testículo izquierdo.
La segunda vez fue al colgar ese teléfono
pensaba
que hay momentos en que quisiera mejor rajarme para arrancarme
ya los clavos de mi penar.
Llamé a la delegación. Y el consejo recibido
fue que volviera a reclamar la ayuda de nuestro presidente.
Trago saliva y le llamo. Y, cual es mi sorpresa y alegría,
que me dice que irá con Supersuper tal día,
a la hora del café
.
- Y espero que esta vez sí que seáis discretos,
¿hein?
- ¡¡¡SÍ SEÑOR, SÍ,
SEÑOR, SEÑOR, SÍ!!!
- Descanse.
Llegó la tarde aquella donde ese hombre me pareció
un Dios que en cualquier momento iba a decir hasta mañana,
si yo quiero. Le volvimos a enseñar el centro,
volvimos a sentarnos en la sala de estar, se tomó un
café muy parecido al que un año antes sorbió
temblando y ruidosamente en esta ocasión no tembló-,
nos contó que ese día había desayunado
en Bruselas, comido en Madrid y tomado el café con
nosotros. Me pareció que el tío quería
parecer divertido, así que reí palmeándome
el muslo
pero la mirada Chucki del presi me hizo sospechar
que lo mío era patético.
- Bueno, tenemos prisa , esta vez para qué nos habéis
invitado
A mi ya, sabiendo lo de Roma, pedir doce kilitos me parecía
una bagatela.
- Pues, nada, que el del banco ha vuelto a llamar para
que cerremos la hipoteca. Nada, doce millones de mieeeerda
que pide el tío.
Charlamos de todo y de nada y nos despedimos como si ya fuéramos
amiguetes de toda la vida. No le canté la de Te
llegará una rosaaaaa cada día
de
Alberto Cortez porque no tenía la guitarra, que si
no
A los pocos días la hipoteca estaba cubierta.
Y a la semana el Notas del periodista saca en portada al
presidente del patronato, con una foto que parecía
una separata de Sanitas Alégrate de tu impotencia.
Y dentro un reportaje, firmado por Pedrojotita, donde dejaba
claro los maquillajes contables de la empresa de la que nuestro
presi era el Director General.
Creí morir al leerlo. La llamada de teléfono
no tardó
excuso decir lo que oí, son cosas
que la pluma no debe, no puede escribir. Entre otras cosas,
lo de ¡¡¡ese numerario rojo y con
barbas no se qué hace en el opus deiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!.
Me sentí, escuchando tanto improperio, como una hormiga
viendo al oso hormiguero a lenguetazos con ella .
Ha pasado mucho tiempo desde entonces.
El presi es más presi que nunca.
Nuestro mecenas tuvo mala suerte y todos sus amigos miraron
para otro lado cuando vinieron mal dadas y su barco acabó
entre las piedras. Tantos donativos a partidos políticos,
instituciones religiosas, testas coronodas, aceitera aceitera,
de nada le sirvieron. Se quedó solo. Contaban historias
muy tristes de su particular bajada a los infiernos. Enloquecido
por esa soledad que no esperaba hizo cosas, y dijo cosas,
muy raras: amenazaba, amagaba con historias tremendas sobre
intimidades de gente que en su día le auparon, le jalearon
y le admiraron
y terminó entre rejas. Hasta hoy.
Supongo que algo habrá aprendido: no se conoce nunca
lo que se posee, se reconoce lo que se ha perdido.
El periodista sigue atizando a los nuevos especuladores y,
la verdad, mucho hablamos esos días de toda esa gente,
y todo lo que vaticinó, se cumplió.
Ha pasado mucho tiempo, y vistas estas historias desde la
distancia, dan un poco de risa y bastante pena. Ése
buscar la tontería del mundo disfrazada de dinero,
de interés, de adulación, que profana todo lo
que toca, incluso lo más espiritual, llegando a admirar
de una persona su cartera, su posición, de una obra
de arte su valor monetario, de Dios una protección
contra la muerte y el infierno.
Un pobre que tiende su mano al borde del camino nos puede
parecer, según sea nuestra mirada, una imagen de Cristo
o un desecho de humanidad; mientras que el lujo y la comodidad,
para muchos de la opus, es un cebo que atrae, una referencia,
algo que me distingue
y no caen en la cuenta, los pobres,
que están muy lejos de ese Jesús que mira al
rico echar la lismona en el Templo con una mirada que para
mi no quiero, y muy cerca de los boronos, que paletos y babosos,
le ceden el paso al ricachón.
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