HIJOS
DE PADRES SUPERNUMERARIOS
Marcos, Argentina, 18-7-2003
En los 10 años que fui numerario me he encontrado
con gente como cuyos padres no eran del Opus Dei, en las residencias
en las que he vivido y ha veces sentía envidia de ellos
pues tenían mas "calle" que los que habíamos
estado siempre rodeados de gente de la Obra.
Ahora tengo 37 años. Mis padres llevan como supernumerarios
muchos años. Cuando yo nací, lo único
que se hablaba en casa era de la Obra.
Como vivíamos afuera de Buenos Aires, en casa se hacían
retiros, meditaciones, círculos, curas venían
a confesar, y la casa cada tanto estaba llena de gente que
yo no conocía, pero tenía que poner buena cara
y hacer que estaba contento de verlos.
Numerarios y numerarias pasaban por casa y siempre nos decían
cuan afortunados éramos de tener los padres que teníamos.
Así que desde chico respiré y mastiqué
la Obra. Cuando vino San Chema a la Argentina fue el no va
más. Mis padres y sus amigos estaban histéricos.
Fui toda mi primaria y mi secundaria a un colegio de la Obra.
Para qué mentir... la formación académica
no fue buena, y la religiosa ahora que la veo a la distancia
muy pobre y llena de culpa.
Podría hablar largo y tendido acerca de los colegios!
Vi tanta gente pitar en mi colegio! pero la gran mayoría
se fue.
Yo pité a los 14 y medio. No había en mi cabeza
otra opción. Mi hermano mayor ya había pitado
a los 14 y medio, y se lo pasaba genial fuera de casa todo
el tiempo, y mis padres lo tenían como el ídolo
de la casa, así que quería tener el mismo trato.
Y a los 14 años se me acabó la vida con mi
familia. Mis padres nunca más me preguntaron nada.
Cuando mi madre quería saber algo de mí, llamaba
al cura de la residencia o al director de la casa.
Es verdad que al tener padres en la Obra se nos allanaba
todo lo que sea oposición familiar, pero sufríamos
la indiferencia familiar. Ya tu familia no es tu familia,
como saben que sos numerario, no sólo tenés
el control en la residencia, también lo tenés
en tu casa.
Cuando terminé el secundario me fui al centro de estudios.
No tenía ganas de ir a la Universidad, pero no me quedaba
otra, un numerario no tiene otro camino.
Odiaba los cursos anuales con sus interminables clases de
Filosofía y Teología!
Cuando terminé el centro de estudios me mandaron a
una residencia en el interior del país. Al principio
lo tomé como una cosa divertida, pero después
me dí cuenta que no estaba preparado para ese cambio.
Eran los primeros años de la democracia, y el director
y el cura del centro eran ex-alumnos de colegios militares,
así que todos sus comentarios en las tertulias me revolvían
el estómago.
Para no alargarme, me fui de la Obra porque ya no aguanté
más la presión y la falta de libertad que se
respiraba.
Me costó mucho el salir, y mis padres se lo tomaron
terriblemente mal. Mi madre no me habló por casi un
año.
Pero cuando me fui de la Obra, con los bolsillos vacíos,
me quedaban sólo dos soluciones. O pagar mi terapia,
o mudarme a vivir solo. Gracias a Dios opté por la
terapia que me ha salvado la vida.
Esos años con mis padres fueron muy duros, mis padres
nunca me preguntaron ni les importó porqué me
fui de la Obra. Ellos son Celadores, así que se sintieron
totalmente humillados cuando yo me fui.
A los dos años que yo me fui, mi hermano mayor también
se fue. A él también le costó mucho irse.
Por suerte tenía un buen trabajo y se fue a vivir solo.
Mis padres no le hablaron por más de un año,
y hasta el día de hoy que mi madre no lo puede soportar.
Ayer les contaba parte de mi vida con padres supernumerarios.
Sé que es difícil generalizar, pero mis padres
son Celadores hace años, y conozco cientos de supernumerarios
como ellos en Buenos Aires.
Mis padres no tienen otros amigos que no sean supernumerarios.
Sí conocidos, pero la gente con la que hacen viajes,
salen a comer, o algo por el estilo son solo supernumerarios.
Son totalmente incapaces de relacionarse con gente que no
es de la Obra. Su intolerancia, falta de apertura hacia nuevas
ideas, culturas, etc. es patética.
Y ojo que me cuesta hablar así de mis padres, pero
en el fondo siempre me dieron lástima.
La frase preferida de mi madre es "lo único que
me importa es que estes en gracia de Dios"!! no que sea
feliz, que sea un buen profesional, que sea caritativo y con
sensibilidad social, que sea feliz formando una familia....
Ahora se dan cuenta lo pesado que es tener padres supernumerarios!
más que padres son directores de centro, que cuando
te ven leer un libro que no es espiritual, o de RIALP, te
dicen que no pierdas tiempo leyendo basura. Que cuando estás
mirando televisión te digan que hagas algo productivo,
que cuando les decís que vayan al cine a pasar un rato
divertido te contestan que es imposible ir al cine pues todas
las películas tienen escenas de sexo!!!!
Sé que muchos tienen padres supernumerarios y me entenderán
perfectamente.
Cuando me fui de la Obra, hecho un estrapo, que me llevó
cinco años de terapia recuperarme, pensé que
mis padres estarían conmigo para acompañarme.
Pero se encontraron con la disyuntiva, o estar conmigo como
padres o ser fieles a la Obra, y no dudaron por lo segundo
ni por un instante. Nunca los necesité mas que en ese
momento, pero en vez de querer estar conmigo se quedaron encerrados
en que yo le estaba fallando a Dios y era un fracaso como
persona.
Así que salí a flote con la ayuda de mis hermanos
y amigos, que sí supieron abrir los brazos y me ayudaron
a empezar mi vida en "el mundo".
Así que los que piensan que los que fuimos numerarios
y tuvimos padres supernumerarios lo pasamos genial es todo
un cuento. No sólo perdí años de mi vida
en la Obra, también perdí a mis padres y en
un momento pensé que los podría recuperar, pero
ya perdí las esperanzas.
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