DOBLE
VIDA EN EL OPUS DEI
DOBY, 5 de agosto de 2005
Hace poco más de un mes coincidíamos en una
actividad social un grupo de 6 exnumerarios. La conversacion
derivó hacia el od, y la aparente defección
de un cura numerario, que súbitamente desapareció
para irse al Canadá "a apoyar la labor" según
la versión oficial y por darse de baja, según
familiares cercanos.
Comentamos cómo oficialmente el opus pide a sus miembros
"unidad de vida", "decir la verdad es decir
TODA la verdad" y no caer en la "esquizofrenia"
de vivir una "doble vida"; sin embargo a la luz
de las prácticas opusinas, esa esquizofrenia se instala
en la mente del numerario desde el mismo momento de la admisión.
La práctica generalizada del opus cuando recluta menores
de edad, por ejemplo, se inicia con "no comentar con
los padres" la solicitud de admisión "porque
quizá no la entenderían" y es una pequeña
planta que hay que cuidar; como simultáneamente se
empieza a exigir al adolescente la participación en
los "medios de formación", misa diaria en
el centro, confesión, charla fraterna, oración,
lectura espiritual, etc. se le aconseja decirle a sus padres
que "va a estudiar al centro", una delicada distorsión
de la verdad; todo ello naturalmente con el objeto que los
padres no se inquieten anticipadamente y les permita a ellos
ir asentándose en las convicciones del joven (hablo
de mi experiencia en la sección de varones, pero por
lo que he leído ocurre igual en la sección femenina).
Obviamente el mensaje que se asienta es que se puede vivir
una doble vida, de cara a sus padres es el hijo estudioso
y en la realidad es un adscrito que apenas tiene tiempo para
estudiar y lo dedica en su tiempo disponible a las actividades
apostólicas y de formación.
Igual ocurre con muchos criterios que se daban, donde lo
que importaba no era la realidad, sino la apariencia, si hay
algo que el opus sobrevalora son las apariencias. Recordarán
el criterio de que cuando se hacía o recibía
una visita ésta no debía durar mucho "para
evitar que digan que persona más agradable y que poco
quehacer tiene", de tal manera que aunque hubiera tiempo
suficiente, debía aparentarse una actividad inexistente.
Estos son muestras de la dualidad de vida que se va instaurando
en los numerarios. No digamos cuando ya en la universidad
debimos declararnos "cristianos corrientes" "lo
raro de no ser raros" y no asistir nunca a las actividades
sociales de los compañeros y amigos cercanos, el alejamiento
de las festividades familiares, etc.
¿Cómo puede vivirse la expresión "no
ser como los demás, sino los demás" y simultáneamente
vivir una vida tan alejada del trajín diario de los
cristianos de a pie si no es instaurando en la mente una dicotomía
de vida que permite tal falta de unidad en la experiencia
de vida, en la biografía personal? Creo que todos tendremos
muchos ejemplos de como eso que tanto abominan, se instala
por mandato institucional desde el mismo momento de la petición
de admisión.
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