EL
DÍA DESPUÉS DE LA CANONIZACIÓN
DE ESCRIVÁ DE BALAGUER
María Angustias Moreno
15-10-02
Felicidad para unos. Desaliento para otros. Admiración.
Desazón. Aprobación. Escandalo..... ¿Pantomima?
Alguien ha llegado a definir la canonización de Escrivá
como "una burla siniestra (..) un proceso
irregular que compromete la credibilidad de la Iglesia.
Un proceso en el que ha sido necesario calumniar, arrollar,
y desprestigiar,... como lo han hecho concretamente conmigo
además de con otros que como yo conocimos a Escrivá
y pertenecimos a la Obra por él fundada, sólo
para evitar declaraciones (obligadas según derecho)
que a los fieles hijos del padre, impelidos por el mandato
de santificarle que él mismo les legara y según
los modos y maneras aprendidos también de él,
no les interesaban; para éstos, entre los que me encuentro,
la experiencia realmente ha sido fuerte, muy fuerte.
Una vez más han utilizado su evidente habilidad para
deslumbrar con la imagen de una multitud de gente guapa, disciplinada,
educada, entregada, reclutada con toda clase de artimañas
además de financiada... (¡qué no se habrá
gastado la Obra en el evento!), que lógicamente hay
que reconocer que ¿a quien no cautiva? ¿A qué
eclesiástico no le va a entusiasmar la posibilidad
de contar con todo este potencial al servicio de la misión
de la Iglesia? Y ahí es donde está la cuestión:
¿al servicio de quién y para qué? En
principio y fundamentalmente de su propia egolatría,
de los cuestionables sistemas y procedimientos fundacionales
de la Obra, y del proselitismo institucional como objetivo
siempre prioritario.
Un hecho con el que puede pasar algo así como lo
que pasa con las grandes autopistas que se han construido
en nuestro país, que en principio entusiasma verlas,
pero luego... como están hechas con trazados que taponan
cauces naturales de ríos, etc., cuando vienen las lluvias,
vienen las catástrofes (como en la parábola
del evangelio), y no precisamente para quienes las construyen,
sino para los que las utilizan.
La imagen puede ser magnífica, lo malo es cuando
se trata de una fachada que nada o muy poco tiene que ver
con lo que hay detrás, como poco tiene que ver el alarde
de libertades que hacen, de amor al Papa, de convivencia amable,
de dedicación secular a las distintas profesiones...
con lo que de hecho hacen.
Ya que como todos sabemos, o al menos deberíamos
saber:
El fin no justifica los medios
La imagen aludida, la fachada en la que se amparan, no justifica,
no puede justificar, no ya que los señores del Opus
plateen sus cosas como lo hacen, sino que todo eso haya sido
consentido y compartido por la propia Jerarquía de
la Iglesia. Una Iglesia a la que pertenezco y a la que amo,
porque creo que es la portadora del testigo de los Apóstoles
y por tanto de la misión que Cristo les legara. Razón
por la cual, junto con el hecho de haber pertenecido a la
Obra, me siento incómodamente obligada, responsabilizada
(como más de una vez he explicado), a clamar o requerir
coherencia, claridad, verdad, autenticidad.
No se trata de plantear, en absoluto, que el Opus desaparezca,
ni de entrar en juicios de valor respecto a las intenciones
de su fundador (más o menos simple o cualificado),
ni de desmerecer de los que llenos de buena voluntad, engañados,
manipulados o no, dejando que la Obra se sirva de ellos, o
sirviéndose ellos de la misma, engrosan sus filas.
No se trata de nada de ello, pero sí de cuestionar
que procedimientos y actuaciones como los vividos puedan ser
canonizables, o puestos como ejemplo de vida cristiana, que
eso es lo que quiere decir canonización.
Canonización a su vez que tal vez haya sido la única
conseguida muy a pesar de la clase de disenso en el común
de los fieles que ha tenido ésta. Como único
fue también el precedente de la Prelatura (y consiguiente
posibilidad de llegar a ser una iglesia dentro de la Iglesia).
Siempre con los mismos métodos y los mismos medios.
Basada además en algo que también siempre
me resultó desilusionante, por engañoso y poco
claro, cual es la costumbre de este fundador de decir frases
o dictar consignas como originales suyas que no eran sino
copia de otros, sin citar a nadie. Que es lo que creo se sigue
haciendo ahora cuando se presenta el mensaje de la santificación
del trabajo ordinario como original de Escrivá; en
principio y fundamentalmente porque además de ser el
mensaje central de Evangelio en general, para poder entenderlo
de esa manera habría que empezar por borrar del mapa
a San Pablo. Tergiversación a mi entender grave, dada
la prioridad, sutil pero efectiva, que de ésta manera
se da a ejemplaridades personales respecto al propio mensaje
Bíblico, como ya sucediera en épocas pasadas
de la historia de la Iglesia con nefastas consecuencias. ¿Que
ahora hemos de aceptar por mandato de la jerarquía
de Iglesia como ejemplar?
..........................................................................
Ante tanta vulnerabilidad a la debilidad por parte de quienes,
(como es el caso de la jerarquía de la Iglesia) nos
parece que deberían ser los primeros en resistirla,
surja el dilema: Para unos a modo de temor ante el asombro
que les supone pensar en manos de quien estamos; para otros
en forma de sorpresa por no entender como Dios permite estas
cosas.
Ahora, parece que lo normal es sacar adelante los proyectos
por medio de toda clase de marketing, de poder, de dinero,
cuando mentir no es ningún problema y todos estamos
más que acostumbrados a ver y saber que detrás
de lo que nos ofrecen puede haber y normalmente hay todo tipo
de intereses y trapisondas (aunque todo ello no sean sino
contravalores evangélicos, y con ello paguen justos
por pecadores), ahora ¿volvemos a ser víctimas
de los pecados de éste tiempo?.
Y es que el compromiso de Dios con la libertad del hombre
es tan fuerte que incluye incluso los pecados de lo mismos
que le tienen que testimoniar.
Los hay también para los que una vez que Roma se pronuncia
lo único que cabe es aceptar y callar. Puede que sea
un sistema. Creo que además puede ser bueno y necesario
reclamar, pedir, rogar.... coherencia.
La historia no se escribe en un cuarto de hora, la historia
es, o debe ser, el resultado de muchos datos y aconteceres,
espero que en éste caso también de las muchas
irregularidades que, por su evidencia (personas que puedan
reaccionar y hablar, archivos, tiempos, testimonios...) no
siempre la Obra consiga destruir con la facilidad que normalmente
lo hace.
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