LA
CULPA COMO LUGAR DE LA CRÍTICA
E.B.E., 13 de enero de 2006
Es extraño y llamativo el rol que encarnan quienes
critican este sitio web desde una pretendida posición
de objetividad e independencia, cuando no desde altos ideales
o valores.
La primera reacción para alguien que no conoce un
tema que genera enorme controversia ha de ser, por lo general,
el interés y no el prejuicio. De lo contrario, su posición
no puede resultar inocente. Se trata de alguien que ya tiene
una posición tomada y su crítica está
al servicio del interés que esconde, el cual siente
que está siendo atacado y sale a defenderlo. De este
lugar surge la gran mayoría de las críticas
a Opuslibros.
Pues la crítica a las víctimas generalmente
tiene como fin liberar de la culpa propia, inmediata o próxima,
porque consciente o inconscientemente quien critica mantiene
algún tipo de relación beneficiosa con el victimario
en cuestión. Esto es casi matemático.
Y cuanto más dura la crítica, mayor es el sentimiento
de autosatisfacción, o sea de justificación
y libre-culpa. De ahí el acudir a los grandes valores,
como la Cruz, la Verdad y el Nombre de Dios mismo.
Con esa actitud ponen de manifiesto la culpa de entonces
que señalan las víctimas con su testimonio-
y la culpa de ahora, la que siente de ser culpables. Antes
que liberarlos, la crítica a las víctimas los
compromete aún más.
No se trata, entonces, de defender a la Iglesia y a la Verdad.
Porque en ese caso habría una actitud de búsqueda,
de comprensión, y no de condena hacia las víctimas.
Pero comprender a las víctimas resulta comprometedor
para quienes guardan alguna relación con el victimario
y pretenden conservar ese vínculo intacto o incluso
desarrollarlo aún más.
Quien se muestra desde una posición de superioridad
casi invulnerable para enjuiciar a las víctimas, en
realidad esconde una enorme debilidad debida a la culpa que
siente en lo más profundo (de ahí la importancia
de hacer sentir culpable a la víctima). O también
es posible que se trate simplemente de un delirante.
***
La crítica a las víctimas procede de una lógica
muy perversa, que tiene su origen en la actitud del victimario.
Es una re-victimización: aniquilar lo que ha quedado
de ellas, el testimonio que da fe de su condición de
víctimas. Es entendible, por ello, la gran indignación
que manifiestan quienes ven pisoteados sus testimonios.
Salvo que las víctimas hubieran dado un testimonio
falso y en ese caso ellas pasarían a protagonizar una
perversidad mayor aún.
Por lo cual, es válido y legítimo preguntarse
si el testimonio de las víctimas es verdadero.
Pero también es cierto que la única salida
que tiene el victimario es hacer del testimonio de las víctimas
un objeto de calumnias e injurias, para así descalificarlo
y pasar al ataque, es decir, a acusar a las víctimas
de ser victimarias.
De aquí el grado de controversia que provoca la existencia
de una web como Opuslibros.
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