Consejos
prácticos sobre asuntos económicos
para quienes salen de la Obra
Claudia, 29-7-2003
Después de mis primeros reveses económicos,
sufridos tras mi reinserción al mundo real, he decidido
escribir algunas sugerencias que puedan facilitarles las cosas
a numerarios y agregados que nunca tuvieron acceso a créditos
y cuentas bancarias con ahorros-, y que dejan la Prelatura.
Aunque mi caso se dio en México, bastantes países
siguen normas económicas similares, así que
es probable que la información les sea de utilidad
mientras la adapten a sus circunstancias.
El asunto: consecuencias de haber vivido la POBREZA
al modo del Opus Dei, una vez que se regresa a ser verdadero
laico en medio del mundo.
El problema: el modo de vida material, tan sui generis
al interior de la Obra, deja a la persona que egresa en una
condición de práctico desamparo en un mundo
con su propio sistema financiero.
La experiencia: no ser considerado apto (sujeto) de
crédito por bancos o instituciones financieras.
El motivo: los bancos y otras instituciones crediticias
tienen un sistema interno de puntuación (asignación
de valores) a la hora de recibir una solicitud de crédito
(por ejemplo para adquirir una casa, un automóvil,
etc.). Lo interesante para nosotros está en que determinadas
circunstancias bajan puntos:
a) Ser soltero (sobre todo si se es mujer).
b) Vivir con los padres (o no contar con vivienda propia)
a determinada edad.
c) No haber sido sujeto de crédito anteriormente.
d) No contar con cualquier tipo de tarjeta de crédito.
e) No contar con cuentas bancarias.
f) No tener más de dos años viviendo en el
mismo domicilio.
g) Tener poco tiempo en el trabajo actual (con menos de
un año ni siquiera de toma en cuenta la solicitud).
h) No contar con automóvil propio.
Muchos numerarios (y algunos agregados) que dejan la Obra
(y si tienen la fortuna de regresar con sus padres), llenan
prácticamente todos los requisitos anteriores
es decir, sumarán en NEGATIVO su SOLICITUD, y NO SERÁN
SUJETOS DE CRÉDITO EN -CUANDO MENOS- UN AÑO.
¿Qué hacer?
a) Primero, buscar un AVAL (obligado solidario) que pueda
respaldarlos.
b) Contar con palancas (enchufes, intermediarios importantes)
que den su respaldo ante las instituciones financieras.
c) Tener mucha PACIENCIA y trabajar duro para cubrir mínimo
UN AÑO en su mismo empleo.
d) Solicitar en cuanto puedan- tarjetas de crédito
(probar en varios bancos hasta que alguno acepte su extraña
situación). No se desesperen, les van a rechazar
la solicitud en más de una ocasión.
e) Darle a pesar de los disgustos, que son muchos-
gracias a Dios por todas las experiencias que van a vivir,
porque los harán más santos:
a. Se percatarán de que deben luchar por ser comprensivos
con su propia situación: son NUEVOS en un mundo
material que aún no les tiene confianza para prestarles
dinero.
b. Saber perdonar
y olvidar que por muchos años
no fueron miembros corrientes de la sociedad.
c. Ser perseverantes hasta conseguir la confianza de las
instituciones de crédito.
d. Trabajar muy duro para contar con buen sueldo y estabilidad
en su trabajo.
e. Saber ESPERAR
finalmente conseguirán auto
o casa
aunque lo logren unos años después.
Un testimonio más:
A unos meses de haber dejado de pertenecer a la Obra, y a
mis 30 años
A pesar de (gracias a Dios) contar con un buen trabajo, un
buen puesto y buen sueldo (después de TENER QUE DEJAR
la obra corporativa en donde laboraba y donde supuestamente
tenía un futuro prometedor)
A pesar de contar con unos padres maravillosos que me dan
todo su apoyo (e incluso su AVAL financiero)
Me he enfrentado al problema planteado: no soy sujeto de
crédito. Han rechazado en más de 3 bancos mis
solicitudes. Aún no he conseguido la tarjeta (que si
todo sale bien esta semana me confirman en otro banco), y
para conseguir la titularidad en la solicitud de financiamiento
de mi auto he tenido que pasar por muchas penas, preguntas
incómodas, y rechazos bancarios, hasta que una palanca
de mi papá (es el colmo que a mi edad deba depender
de que otros respondan por mí), logró conseguirme
el financiamiento.
Y es qué ¿qué se contesta cuando le
preguntan a uno sobre los motivos de que a SU edad -en sus
circunstancias-, no cuenta con tarjetas de crédito;
no tenga automóvil propio; no tenga estabilidad en
su lugar de residencia; no tenga cuentas bancarias; etc.?
Y es que, insisto, en sus circunstancias socioeconómicas,
sería lo NORMAL, lo CORRIENTE.
Dudas, conclusión y súplica:
Ante semejante panorama me queda una pregunta: ¿No
será que -en serio- un miembro numerario de la Obra,
a pesar de lo que se predica, DEJA efectivamente DE ESTAR
EN MEDIO DEL MUNDO? ¿Deja de ser un LAICO CORRIENTE?
Aprovecho para solicitar a todos los PROCURADORES y a los
secretarios de los centros, que piensen, mediten, ponderen
la situación expuesta,
Por favor, por el bien de las personas, piensen cuando menos
en solicitar créditos para los miembros de la Obra
incluidas las numerarias Auxiliares- (aunque ustedes
utilicen rotativamente las tarjetas). Así, si por su
santa libertad alguien decide regresar al mundo, no se tope
con tantas dificultades para reiniciar su vida.
Y a los recién egresados
paciencia para cubrir
los tiempos en los que los consideren normales, y perseverancia
para conseguir sus créditos.
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