LA
CARPETA DE LOS SILENCIOS
SONSOLES, 3 de enero de 2005
En el último siglo se han producido varias guerras
importantes en todo el mundo. Algo que ha caracterizado a
casi todas ellas ha sido el tipo de paz a la que se ha llegado.
En la mayoría se ha logrado esa paz a golpe de olvido.
Un olvido que, en casi todos los casos, ha sido impuesto.
La guerra es una de las situaciones más tremendas
a la que los hombres nos podemos enfrentar, a menudo saca
lo peor del ser humano. Por ello se dan hechos terribles que
difícilmente se olvidan. Todos esos acontecimientos
han pasado a esas carpetas llenas de silencios que todos los
estados implicados han confeccionado. La palabra que se ha
empleado es la reconciliación, algo necesario entre
las partes en conflicto y en aras de ella se han cometido,
a mi juicio, tremendas injusticias. Las personas que han sufrido
esos abusos, la mayoría de ellos crímenes, han
tenido que callarlos por esta causa. No sé si es el
hecho de vivir en La Haya, ciudad sede del tribunal penal
que está en los últimos años juzgando
algunos de esos casos de crímenes contra la humanidad
(de guerra se llaman a veces eufemísticamente), lo
que me hace pensar que no es justo pedir ese silencio.
Ese silencio está también entre nosotros cuando
hablamos o callamos sobre el opus dei. A algunos se lo pidieron,
a algunos nos lo piden, las personas que continúan
en el opus. Salvo excepciones, la carpeta de los silencios
del opus se ha ido llenando durante años. Algunos han
escrito libros, artículos, participado en debates sobre
el tema, pero la mayoría nos hemos callado.
Yo recordaba hace unas semanas que hace 25 años que
entré en el opus y hace cerca de 18 que me fui. En
este tiempo, y hasta que encontré esta Web, he hablado
poco sobre ello, un silencio auto impuesto pensando que era
lo mejor para mí y para los demás, no solo para
el opus. Incluso con mi familia y amigos anteriores a ser
del opus me es muy difícil afrontar el tema. Ahora
yo estoy en condiciones, incluso diría que con ganas
de explicarles las cosas, pero ellos se resisten, realmente
también ellos lo pasaron mal.
El que yo ahora pueda enfrentarme a este tema es claramente
debido a ese día de noviembre de hace un año
cuando descubrí opuslibros. El leer testimonios tan
parecidos a lo que yo había visto y vivido, el ver
que no era yo la única a la que esas cosas le parecían
extrañas e inaceptables me hizo revivir todo aquello.
Recuerdo que varios meses después, con la página
casi leída al completo escribí a la Web para
agradecérselo y para que contaran conmigo en lo que
necesitaran menos
en escribir. Entonces pensaba que
no tenía nada nuevo que aportar, todo estaba muy bien
contado aquí y por gente que había estado mucho
más tiempo. Pasadas unas semanas me di cuenta que lo
importante es que todos contemos nuestra versión, nos
viene bien a nosotros y a los demás. No soy, en esto
tampoco, nada original creo que todos hemos pasado algo parecido
cuando encontramos la Web. Opuslibros es esa voz comunitaria
que divulga la cara interna del opus, la que ellos no enseñan.
Está convirtiendo ese silencio en casi un grito.
La carpeta de los silencios
¿no tendremos cada
uno de nosotros todavía nuestra propia carpeta de los
silencios? Creo que las vamos abriendo poco a poco. Eso nos
hace bien a nosotros tanto cuando escribimos como cuando leemos
a los demás. Le hace bien a nuestro entorno que empieza
a entendernos. Le hace bien, le debería hacer bien,
a la Iglesia, a la sociedad y al propio Opus Dei que deberían
ser capaces de reabrir esas carpetas y oír esos silencios
tan expresivos. Es momento de reconciliación, lo ha
sido en la Iglesia con este Papa que ha reconocido errores
y se ha enfrentado con lo que la Iglesia ha sido a lo largo
de su historia. Creo que el bien que opuslibros está
haciendo al opus dei, va por ese camino, mostrarle en lo que
se ha equivocado y brindándole una oportunidad de reconocerlo
y cambiar. Creo que todos nos reconciliaríamos con
un opus dei así. A nivel personal, los que escribimos
aquí y muchos otros ya hemos visto nuestras propias
equivocaciones- unas individuales, de cada uno de nosotros
y otras colectivas, las que cometimos obedeciendo- las hemos
corregido en nuestra vida y hemos pedido perdón a los
que hicimos sufrir con ellas. Nos gustaría que los
que siguen dentro hicieran lo mismo.
Estamos escribiendo aquí, contamos algunas cosas de
nuestra vida y damos nuestros puntos de vista. Todos sabemos
que lo que decimos es verdad, lo que decimos además
no es constitutivo de delito, es decir, no acusamos al opus
de cosas ilegales, sí de cosas poco éticas y
morales; claramente no es lo mismo. Estamos convencidos que
si usamos parte de nuestro tiempo en escribir y leer esta
Web es por una causa justa y que merece ese esfuerzo. Ante
algo así, que no nos avergüenza hacer sino que
nos hace sentir mejores personas, deberíamos ser capaces,
debería ser yo capaz, de decir quienes somos y que
creemos en esto. Personalmente sigo encontrando excusas para
hacerlo y es algo a lo que daré alguna vuelta más
pero eso sí yo, como todos los que escribimos aquí,
haremos uso de nuestra libertad para dar nuestros nombres
completos o no, elegiremos la forma y el momento en el que
hacerlo y no nos preocuparemos demasiado por dejarnos llevar
por nuestras contradicciones, nuestros miedos o nuestras excusas,
al fin y al cabo somos personas, no ángeles o robots
y nos aceptamos como somos.
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