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JULIE ANDREWS
EMEVÉ, 17 de febrero de 2006
Estoy totalmente de acuerdo con A.C.,
no sólo por las caras de "Julie Andrews"
que he visto y puesto, sino por lo que yo he hecho. Un pequeño
ejemplo: llega el "Padre" a Piura, y Emevecita apenas
puede contener la emoción, el "Padre" pisa
la Udep y Emevecita corre de un edificio a otro, como "fan"
de los "Backstreet boys", sólo me faltaba
desmayarme, para que el "Padre" vea siempre gente
por donde va, se sienta bienvenido y querido. Gritaba con
todas mis fuerzas "paaaaaaaaaadreeeeee paaaaaaaaaaaadreeee,
soy su hijaaaaaaaaaaaaa". No me importaba el ridículo,
ni me importaba que Javi volteara con mirada de Darth Vader
y sonrisa de pasta de dientes, quizá pensando (¿esta
"gilipollas" es hija mía?, ahora las hago
revisar los criterios de selección), las chicas de
San Rafael estaban contagiadas por la misma "infancia"
y corrían conmigo. Me sentía una niña
chica, detrás del ídolo de la adolescencia,
de mi padre espiritual, de mi guía, de mi dalai lama.
Y eso yo, que tendría unos 20 años o algo así,
pero en el mismo trance estaban las cincuentonas que en esos
tiempos eran mis "hermanas". Ninguna que yo recuerde
tuvo una actitud adulta, ni medianamente, mientras más
gritos y aspavientos, más queríamos al "padre".
Se aparece el padre en mi centro y casi nos desmayamos, besamos
mano, lo contemplábamos a la espera (y con la certeza)
de que diría palabras trascendentales, obvio que no
dijo nada, y la consigna era que escribamos todo lo que recordábamos
de la visita del ídolo. Ese es un ejemplo de la tontera
que nos gobernaba (¿infancia espiritual?). Los otros
son la devoción casi ridícula a la directora,
" a la Dire le gustan los plátanos en conserva
con crema, he pedido que los preparen" y claro, una se
quedaba fregada, porque a la Dire le gustaba semejante tontera
y había que comer eso. No sé, yo nunca he sido
Dire, pero les debe saber a chicharrón de sebo que
un día son las ídolas de multitudes, con hijas
en vez de hermanas, y al día siguiente, cuando las
degradan, nadie les para bola y ya se andan preguntando qué
exquisitez le gusta a la nueva dire...
Ya digo, yo confieso haber sido una Julie Andrews peruana,
con sonrisa de niña, cara de tonta, caminando sobre
"nubecitas", hablando todo en diminutivo, agarrándole
el "bracito" a las chicas "regias" sonriéndoles
y enamorándolas para que vayan por el centro, donde
íbamos a hacer "concurso de postres" y lo
íbamos a pasar "mooooosssstro". También
sonreía a quien sea que me mirara porque practicaba
la mortificación de la sonrisa, era yo un dibujo animado,
un robotcito, bastante ridículo, que cantaba canciones
que me decían que cantaba Montse y me sentía
muy bien haciendo lo que le decían porque era como
"arcilla en manos del alfarero". ¿He cambiado
mucho después que me botaron del opus por enfermarme
sin diagnóstico? ¿La verdad? No, sigo siendo
bastante inocente, tontona e infantil en muchos aspectos de
la vida. Pero por lo menos ahora lo reconozco... ya me gustaría
a mi ser de otra forma, pero poco a poco...
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