ANÁLISIS
DE MIS AÑOS EN EL OPUS DEI
Enviado por Pepe, ex supernumerario, el
4-10-2003
Estoy leyendo y observando las reacciones de los de dentro
y los de fuera en los correos. Creo que todos somos sinceros
y nos queremos a pesar de nuestros puntos distintos de vista.
Pero veo mucho dolor dentro y fuera.
He conocido a muy pocos a los que pueda definir como enteramente
felices, aunque a costa de su familia más directa.
Me refiero a ir puntualmente a cumplir el plan de vida, pero
dejar que tu mujer se entienda con las fierecillas, se encargue
de tu madre enferma, y como mucho tu sacas alguno a pasear
por el parque, mientras rezas piadosamente el rosario. Cuando
repasas la semana con el director espiritual, hay que ver
lo bueno que eres.
Tienes que sacar tiempo al tiempo y realizar proselitismo.
Pero eso sí, ese amigo que tienes del alma y de toda
la vida que no es más que conserje de no sé
donde, ese ni hablar; lo dejas para la parroquia para la Obra
es poco, ..."mira a ver si consigues que venga a un retiro
el Director DE TU BANCO. Esa persona nos interesa mucho"
(posible financiación de alguna obra misericordiosa
y de paso a ver si le salvamos el alma. Al conserje, pues
eso. ¿Estoy amargado verdad?. Pues no es cierto, lo
que ocurre es que siempre he valorado a las amistades por
su fondo y no por el dinero o poder que puedan ejercer. Mis
padres me educaron en el respeto hacia los demás y
a que supiera valorar que el dinero se encontraba en el ultimo
lugar de la persona. Por eso, cuando me empezaron a decir
qué amistades podía tener y con cuáles
no, qué periódicos eran adecuados para mi y
cuáles no, ahí empecé a mosquearme.
Después vino el dinero, después el ir a una
convivencia y dejar a mi mujer sola con cuatro pequeños
trabajando ella además. Ni un solo pensamiento de lastima
o de tenerla en cuenta. Pobrecita como se negaba a seguir
el camino, pues que eso.
Si de algo estoy arrepentido no es de haber conocido a la
Obra, sino de haber hecho mal con conocimiento de causa por
mi parte y cinismo colectivo de otra. Y no soy un amargado,
quisieron segarme la hierba debajo los pies y Dios me preservo,
aunque eso si me hizo llorar bastante, pero siempre he confiado
en El y en la Virgen, y sabia que no se perdería ninguno
si mi mujer y yo perseverábamos y manteníamos
la firmeza y la calma.
Bueno jugaba con alguna ventaja, ya que mi empresa nos daba
por aquel entonces cursillos de sicología aplicada
a la venta. HOY SE LLAMA MARKETING, y es lo que tiene la Obra,
no le demos vueltas. Contrata lo mejor, se desechan, atrevidos,
inservibles (RUMASA), si discuten con la familia mejor, se
rompen los lazos y no hay retorno posible.
Una vez le pregunté a mi hija Halma
por qué no cogió un taxi y la trajera a casa
directamente, aunque fuera con lo puesto, del resto me encargaba
yo. Sólo sabe responderme que no podía pensar
y que estaba aterrada con las broncas que recibía.
Miren señores yo no quiero para mi ni para nadie, que
algún iluminadito se le haya ocurrido que lo mejor
es ir al cielo a base de tortas.
Supernumerarios que han tenido hijos numerarios y que, por
una razón u otra, lo han dejado, los rechazan como
un criador distinguiendo a los perritos de raza de los que
salen cruzados. Conozco a un caso concreto en el que el padre,
la madre y los hermanos todos eran de la Obra. Al cabo de
15 años de que a una hija le dijeran vete (o se fue
ella por voluntad propia), la pobre criatura no levanta cabeza
y le echan la culpa a ella por no haber dado la talla, una
pobre niña mayor deprimida, asustada e introvertida.
La Obra, como cualquier corporación, no es culpable
ni inocente: son sus miembros los que la hacen buena o mala.
Yo, personalmente, lo que no veo por parte alguna es la caridad
y la veracidad. En una celebración a la que asistimos
mi mujer y yo, había una madre que no cesaba de ponderar
lo mucho que quería a sus hijos por lo buenos,
serviciales, atentos en los detalles de la casa, estudiosos,
por su fama social, y un largo etc. (No tengo nada en
contra, pero como sabéis por mi anterior escrito tenemos
6 hijos, y la verdad me han dado de todo, pues como cada uno
siempre ha disfrutado de su libertad personal y se han equivocado,
como yo, pero siempre hemos sido, -hasta que intervino la
Obra-, sinceros y veraces. Bueno a lo que iba, pues tanto
merengue me estaba cargando..., le respondí que querer
a estos hijos no tiene ningún merito. El mérito
esta en querer a los hijos que te discuten, te llevan la contraria,
que socialmente se desmarquen del patrón (Pues si,
mi hijo es cura, no lleva sotana y además lleva pendiente
, por ejemplo), y otro no quita la mesa de ninguna de las
maneras, pero saben que se les quiere precisamente porque
no son perfectos.
Por los escrito de los de dentro creo que no asimilan a los
que estamos fuera. No he leído nada que los difame,
ninguna mentira ni ninguna otra cosa que pueda molestar, pero
el querer ser perfectos, hace asomar la soberbia, y entonces
ya no se ve nada. Repito no estoy amargado, conservo mi fe
intacta, mi mujer lo mismo, unidos hasta que Dios quiera y
cuidando de mi prole, queriendo a mis compañeros de
trabajo, defendiendo a la Iglesia y mis posiciones de cristiano,
pero sin ser un ayatolá.
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