CORRESPONDENCIA

Miércoles, 18 de Enero de 2006

Respondiendo a tu mensaje, y en la medida que pueda ayudarte, te diré que la inquietud que estas sintiendo en estos momentos es lo más normal del mundo. Otra cosa es que sea bueno. Es normal, pero no es bueno. Esta inquietud, o ansiedad, es el resultado de un suceso vital y trascendente (la decisión que has tomado) y tu respuesta afectiva. Los seres humanos no somos máquinas y en el mundo no sólo estamos sino que nos encontramos de algún modo: sosiego, desazón, tedio, euforia…. Por supuesto, ante impactos vitales de envergadura nuestra afectividad siempre responde. La cualidad y la duración de esta respuesta es lo que hace que se consideren a veces anormales. Algo hay en tu esfera afectiva que te “condiciona” y que está haciendo que este momento lo vivas tan desagradable. Si tu deseo es terminar una relación que te esta haciendo daño, lo lógico es que tengas una respuesta positiva y de alegría al desprenderte de esa carga (tu misma lo dices en tu correo). Sin embargo, algo hay que te lo esta impidiendo, y ese algo es el resultado del adoctrinamiento y manipulación intencionada recibida por el opus. Los años de charlas, meditaciones, confidencias, cursos de retiro, cursos anuales, encerramiento generalizado y visión made in opus de la vida terminan haciendo mella en las personas. Sobre todo con un tema especialmente “demonificado” y penalizado en el ideario de la prelatura, como es la dimisión, que se considera como el peor mal que pueden hacer sus miembros.

El mejor remedio para superar esta etapa es la racionalización. Esto claro, es fácil de decir, pero no fácil de realizar para todos. Yo he visto a numerarios con años en la obra (e incluso con cargos de dirección) que se largaron a la “francesa”, sin esperar cartas ni dilaciones, y por supuesto, su esfera afectiva no se vio afectada lo más mínimo. Se puede decir que ésta es la meta que hay que lograr: que todo este tránsito se produzca con resultado positivo. Porque en el fondo lo es: es un acto libre de la voluntad y el comienzo de una nueva vida. Julian Marias escribía que solo pueden ser felices aquellos que estén dispuestos a correr el riesgo de ser infelices.

Te aconsejo que “materialices” tu nueva vida en cuanto aparezcan los síntomas: tira ropa, sal de viaje si puedes, vete al cine, retoma viejas amistades, sal a tomar una copa por ahí, escribe en opuslibros si eso te ayuda,…. Cualquier cosa antes que dejar que los fantasmas del pasado te invadan el ánimo. El tiempo y comenzar una nueva vida harán el resto. Mucho ánimo y confía en el futuro: esto se puede superar.

Labuhardilla

Hace unos días Morgan nos planteaba el reto de saber cuántos hemos dejado el Opus Dei. El lunes Labuhardilla nos hablaba algo sobre esas cifras que el Opus Dei niega, insisten en que del Opus Dei se va muy poca gente. Yo no tengo datos exactos pero sí puedo aportarte lo siguiente.

Mi experiencia personal coincide con la de tantos otros que escriben aquí. Muchos numerarios, numerarias, agregadas y agregados se quedan en "aspirantes", es decir que en realidad no han estado nunca. También una gran proporción de gente que no llega a hacer la fidelidad –yo misma- lo que no sé es si “esos” contamos para el Opus Dei o para la Iglesia como fieles de la prelatura en algún momento. Ya nos dijo hace unos meses Galileo que la Iglesia tiene una lista de  los que dejan el Opus Dei con la fidelidad hecha, pero yo al menos no sé si contabiliza también los casos anteriores.

Lo que es interesante es algo que me han contado dos personas que trabajaban en la asesoría regional y en la comisión cuando se hizo el paso de todas las fichas personales que había de numerarios en papel a fichas digitales, vamos que se puso en un ordenador. Debía ser el año 85 y los dos coinciden que ya entonces había más gente que había dejado el Opus Dei que la que seguía dentro más los que habían muerto “en casa”. Me parece muy significativo.

De aquí también extraemos otra moraleja: nuestros datos, los de todos los que alguna vez estuvimos en el Opus Dei, siguen formando parte de sus archivos.

Un saludo,

Sonsoles

Hola:

Traduzco un texto que apareció en opuslivre: "OPUS DEI PEDE PERDÃO AOS EX-MEMBROS DA OBRA?" , me parece interesante su contenido, mis comentarios dentro del texto traducido van en este tipo de letra. No soy experto en portugués, así que perdonen mi imprecisión en la traducción.

El OPUS DEI Pide perdón a los exmiembros de la Obra?

 

En el sitio oficial del opus dei fue publicada una entrevista con el responsable internacional de la oficina de prensa del Opus Dei en Roma, Marc Carrogio, al respecto del libro de John Allen, Opus Dei, An Objective Look Behind the Myths and Reality of the Most Controversial Force in the Catholic Church, recientemente publicado (ver http://www.opusdei.org.ec/art.php?w=35&s=18). De esta entrevista destacamos un extracto para comentarlo brevemente:

 

 

- Para su investigación, John L. Allen ha dado voz también a antiguos miembros del Opus Dei. ¿Le parece que ha dado demasiado espacio a estos testimonios?

-- Carroggio: El libro es un reportaje periodístico, no una reflexión sobre cuestiones de principio. Es el resultado de un gran número de entrevistas con personas en diferentes situaciones. En este tipo de trabajos, es el propio periodista quien determina el equilibrio entre las fuentes. Yo respeto su decisión, que me parece del todo legítima.

Personalmente, pienso que el autor explica bien que estas críticas tienen una naturaleza diferente de las que proceden, por así decir, de la fantasía de escritores de novelas. Es fácil demostrar que el Opus Dei no está detrás de las oscuras operaciones de complot que se le atribuyen (me ahorro los ejemplos, para no alargarme).

Pero cuando se trata de una persona que tiene una experiencia negativa, la cuestión cambia. Ante una herida, un dolor, un mal recuerdo, no cabe un desmentido. Ya no estamos ante un problema sólo de verdades y mentiras. Ante una experiencia negativa, es preciso expresar respeto, compartir el dolor, aunque a veces no se comparta la interpretación de los hechos.

Es cierto que los fieles del Opus Dei viven su entrega a Dios con plena libertad, y que esa entrega les ayuda a experimentar la felicidad, una felicidad relativa dentro de lo que es posible en este mundo.

Por eso, la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que se acercan a los centros de la Obra guardan afecto de por vida. Pero no siempre es así, y no me parece negativo, al contrario, que un libro como el de John L. Allen se haga eco de esos casos que considero excepcionales.

Cuando el autor preguntó al Prelado por esta cuestión, monseñor Echevarría dijo que a las personas que no se han sentido bien tratadas, les pedimos perdón de todo corazón. Como usted puede comprender, yo no tengo nada que añadir.

A nosotros si nos gustaría agregar unas palabras, a titulo de comentario.

 

El prelado aprovecho la ocasión de un libro y envió, de manera distante, fría y eufemística, un pedido de perdón a los ex-miembros del opus dei. ¿No es Cierto?

 

En lugar de enviar un mensaje directamente a opuslibros, por ejemplo, o hacer que los directores de cada país buscarán a los ex-miembros que fueron maltratados para ir a pedirles personalmente un perdón claro, disculpas claras, el prelado nos ofrece una petición de disculpas formal, en la cual ha introducido una pequeña reserva a favor de la obra. El prelado, hablando en primera persona del plural, pide perdón de todo corazón a aquellas "personas que no se han sentido bien tratadas"...

 

Perdóneme, P. Echevarría, pero no es así como se pide perdón. No es que esas personas no se han sentido bien tratadas… como si fuese una cuestión subjetiva… Una persona que sintió su vida invadida, su sensibilidad atacada, su libertad masacrada, su conciencia devastada… no “se sintió” maltratada. Se sintió y fue objetivamente perjudicada.

 

Por lo tanto, de todo corazón y con toda nuestra mente le pedimos a la obra que aprenda a pedir perdón directamente, dando la cara. Y el primer paso de ese aprendizaje es reconocer el mal hecho como algo objetivo. Es cierto que los exmiembros tuvieron experiencias negativas. Fueron experiencias reales que provocaron heridas reales, causaron dolores reales e dejaron pésimos recuerdos reales. Fueron experiencias traumáticas como es traumático un asalto o un estupro. El estupro espiritual que el opus dei practico en muchas vidas no fue algo que "se sintió". Fue algo que se sintió y que asimismo sucedió en la realidad. Se existieran exámenes capaces de mostrar "materialmente" como un alma puede salir de la obra llena de heridas esos exámenes mostrarían excoriaciones, perforaciones, cortaduras y otras señales de violencia.

 

Es un problema, si, de verdades y mentiras. Ante las experiencias negativas de centenares de personas,…(-texto que no se traducir-)… es preciso que la obra reconozca con humildad que muchas personas (no son casos excepcionales…) fueron maltratadas en virtud de comportamientos aprobados por sus manuales de conducta (léase vademecums), por reglas aprobadísimas por las autoridades de la prelatura. Y no se trata solo de una diferencia en la “interpretación de los hechos”. Los hechos son los hechos, y si es posible interpretarlos, hay cosas que preceden cualquier interpretación. Un miembro de la obra que tiene su correo violado (eso es un hecho) [ver vademécum de los consejos locales], su confesión sacramental expuesta (eso es un hecho), que sufre la interferencia en sus decisiones profesionales (hecho), al que le fue retenido el acceso a información (que le afectaba muy directamente) (hecho), que fue alejado de sus familiares (hecho) no esta interpretando nada, de hecho esta recibiendo un tratamiento inhumano (por ejemplo, al no respetársele el derecho a la confidencialidad de su correo, recuerdo que un director que era abogado me enseño que violar la correspondencia es un delito, pero dentro de la Obra no lo es paradójicamente).

 

La obra puede interpretar esos hechos como quiera, pero debe tener el coraje y la nobleza de dar un paso mas y admitir que las denuncias que los exmiembros de la obra estamos haciendo no son interpretaciones, fruto de sensaciones subjetivas. Son denuncias concretas sobre cosas que acontecieron y que continúan pasando adentro de la obra, lejos de la vista de la opinión publica (incluyendo a John Allen, en mi opinión), de las familias católicas y de los obispos incluyendo al Papa!

 

Pues, si la obra pide perdón y continua actuando como siempre actuó, otros miembros de la obra, en particular los numerarios, continuaran siendo víctimas de un engaño. Un engaño llamado opus dei.

 

Mariano

(Mariano es el nombre que se pusieron los orejas del Brasil.)

Saludos cordiales,

Austro

Tengo dudas de que la recomendación que hace Ana Azanza  en su último correo sea la más adecuada. No tengo todos los datos de la persona que pregunta por lo que desde luego no me voy a arriesgar a dar una opinión y menos un consejo de lo que se debe hacer en estos casos. Sí quiero relatar cómo enfocaron mis padres un caso parecido (en lo referente a un numerario, en mi caso numeraria, joven).

En un primer momento y como ellos no estaban de acuerdo con que yo pidiese la admisión en el Opus Dei, me prohibieron acercarme siquiera a cualquier centro del Opus Dei. Lo podían hacer puesto que yo era menor de edad. Dado el comportamiento del opus y cómo modifica el de sus miembros resultó que yo seguía asistiendo a todo y además mintiendo a mis padres para hacerlo. Por ello optaron por no prohibirme nada, por ganarse mi confianza, por ayudar en todo lo que yo pedía en la seguridad de que si yo en algún momento me daba cuenta de dónde estaba metida, acudiría a ellos, sabría cual era mi casa realmente y, fuera la hora que fuese, podría volver. Así ocurrió.

También en el caso del dinero mi padre me contó después de mi salida que hicieron lo mismo: les dolía profundamente que su dinero terminase en manos del opus, pero sabían que si ellos no me lo daban, esa misma cantidad les llegaría y sería yo la que lo debería conseguir trabajando y por tanto descuidando mis estudios. En mi caso todo terminó bien y me temo que si esta persona que pide consejo le niega ayuda a su hijo, éste se aleje de ella y, si como todos pensamos,  en cualquier momento piensa en abandonar el Opus Dei, no tenga confianza en acudir a su madre. Creo que hay al menos que pensar un poco más antes de tomar esa decisión.

En el caso del marido, todavía me cuesta más entrar a opinar. Cómo dice Ana, parece una locura dar a elegir a alguien entre su mujer y otra cosa- el Opus Dei o el real Madrid, me da igual- y al menos yo, mientras la persona que va a decir :"el opus o yo", se plantee siquiera ese “o yo” es decir, le siga interesando que la respuesta sea “tu”, es algo que no debería plantearse como un ultimátum y habrá otras formas de dialogar con su marido sobre ese tema sin que él lo pueda percibir como un chantaje emocional o parecido. Al menos a mí en todo lo que se refiere a temas afectivos y si a los dos les sigue interesando la otra persona, me da mucho miedo las reacciones de una persona que se sienta acorralada. Me parece que la respuesta debe tener en cuenta si quien pide consejo quiere luchar por su familia, aunque tarde tiempo en ello, quiere tener una vida en la que ellos estén, considera que su familia bien vale una lucha contra el Opus Dei y las consignas que da a sus familiares. Creo que realmente se pueden tomar otras decisiones menos drásticas que el dar a elegir que en este caso prácticamente equivale a rendirse y a dar una victoria más al Opus Dei.

Un saludo,

Sonsoles

Hola L. D.:

Después de haber pertenecido a un grupo, aunque salir haya sido escapar de las mismísimas garras de la infelicidad eterna, produce sensación de soledad, porque los humanos somos seres sociales.

Mal que bien, estuvimos acogidos y hasta teníamos el criterio de conducta perfectamente diseñado. Ciertamente, necesitábamos hacer esfuerzos continuos para vivirlo; la prueba de ello es que la misma organización programa charlas, meditaciones, círculos, etc., porque esas normas de conducta son tan antinaturales que no se pueden soportar con tan sólo el entrenamiento autógeno: se precisa de la presión regular del grupo.

Ahora tenemos que arriesgarnos a pensar, nos podemos equivocar... y nos equivocaremos... y la responsabilidad será enteramente nuestra; en realidad antes también lo era, pero ya no la podemos esconder tan fácilmente.

Hay quien sale y busca la soledad, desconfía de la gente, teme la relación... Es normal, pero pienso que eso debería ser algo así como un tiempo de duelo, de reflexión, porque no creo, no veo sano al hombre o la mujer "independiente", es decir, que no debería ser una actitud sostenida indefinidamente, sino solamente como lapso de descanso para poder arrancar en condiciones.

Creo que la persona se realiza en la relación, a través de su trabajo, por el que desarrolla sus capacidades, pero también se desarrolla por la compasión y el placer de la compañía y en compañía... y por soportar penas en compañía.

Puede que te asustes de los nuevos puntos de vista que conozcas sobre la vida, especialmente si empiezan a nacer de ti... pero date cuenta que la opinión que tienes de la vida te ha ido cambiando desde que naciste, así que no hay por qué echarse a temblar a estas alturas; no tiene sentido establecer rigidez de pensamiento por haber vivido algo... que no te ha hecho feliz.

Algunos que nos leen se ofenden con las cartas maravillosas de Satur. Pues yo me río tanto que algún día voy a dejar los dientes en la mesa. Se sienten ofendidos... pero a mí me parece que la primera falta de respeto la cometió la doctrina que nos metieron, y lo que algunos siguen llamando amor, para mí no es sino miedo a aceptar la propia naturaleza, miedo a pensar, miedo a sentir, miedo a equivocarse, miedo a volar, miedo a la libertad.

Pienso que el mejor ambiente para la reflexión, después de salir, no es la soledad sino la vida de relación, donde no solamente puede uno enfrentarse a sus miedos, sino que la respuesta viene dada por la Vida misma, gracias a los demás. Reflexión y acción suelen venir juntas, lo cual es una ventaja.

No se sabe si un cuchillo corta hasta que se prueba.

Sí, te puedes sentir sola, extrañamente sola a pesar de desear la nueva vida. Creo que es una fase necesaria; yo no trataría de aliviarla; ya se pasará cuando haya cumplido su función.

Daniel

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