SOBRE
MIS MENTIRAS
(Para un ex-colega)
EMEVE, 5 de septiembre de 2004
Querido ex colega Carlos
Andreu, gracias por lo que dices, de leerte a ti,
tan lleno de Santa Ira, y convencido de que miento, me estoy
empezando a creer que quizás todo todo todito me lo
imaginé yo misma.
Mira lo que me he inventado (y a ver si al decírtelo
se me borra de una buena vez de la mente, que me hace daño
tenerlo allí):
- El sacerdote numerario que me dirigía espiritualmente,
me dice en el confesionario que tengo vocación y que
pida la admisión ¡¡ahora mismo!!
- Pido a un chico que me enamoraba que era supernumerario
(y a quien yo estaba dispuesta a dejar pasar porque el curita
me dijo que Dios me pedía más, y ni loca para
dejar a Dios plantado) que me lleve al Centro al que iba,
porque ya era de noche y no quería que termine el día
sin hablar (era un chico buenísimo, que Dios tenga
en su gloria, falleció pocos años después).
Pedí ver a la directora, quien me recibió feliz
y asombrada, y le dije de mi vocación. Me dijo que
rezara y que me fuera a casa.
- No pude dormir de lo terrible que se me hacía entregarme
a no sabía qué, pero si Dios me lo pedía,
no había vuelta que darle (ahora recién me vino
la duda ¿por qué el sacerdote veía algo
que yo no vi nunca, solo lo creí de buena fe porque
me lo dijo alguien en quien yo confiaba plenamente? Nada,
no me hagas caso, esto también me lo he inventado)
- Al día siguiente me piden que vaya al Centro a estudiar,
me llama la directora a una salita, me cuenta qué es
una vida entregada, que hay que usar cilicio y disciplinas
(que me sonaba lo mismo que escila y caribdis, o sea, a nada)
y dormir en tablita... cosa que me parecía poco, para
dárselo a Dios, en fin, que me pone a escribir una
carta a Don Álvaro (en ese entonces, todavía
El Padre) y mucha emoción. Escribo, me
revisan la carta, emoción, en fin. La verdad me dejó
fría cuando dijo que ponga que pido la admisión
como Numeraria (yo quería decir super,
pero no me atreví, el cariño que le tenía
a ella la Directora era mi amiga antes de
escribir- me hizo acatar lo que me decía sin chistar),
pero lo escribí, con sus letras enteras, con pluma
fuente.
- Después, salir de Dirección, y me explica
que acababa yo de pitar (vocablo que seguramente
me he inventado yo) y que era el farol rojo y
que a ver a quién más traía. Luego que
salude diciendo pax al sacerdote que estaba en
su confesionario en la Obra Corporativa en la que estudiaba
yo. El saludo con pax al sacerdote tuvo que esperar
hasta el día siguiente (¿eso de pax me lo he
inventado yo Carlos?... pues qué raros mis inventos).
- Luego conocer a las otras del Centro, empezar a ir todos
los días, a vivir la fraternidad, a cuidar lo que dices,
a ver qué correcciones fraternas había que hacer,
todo poco a poco.
- Luego a usar el misal, porque las misas (de mentiritas,
fruto de mi imaginación claro) eran en latín,
luego a aprenderse las preces (Ad Trinitatem Beatisima,
gratias tibi Deus, gratis tibi -por esta vocación maravillosa
añadía mi corazón enamorado-, ad
Iesum Christum Regem
Christe salvavit nos!!,
oremus pro Patre Misericordia Domine... y cuando
lo cantábamos en las misas de Fiesta A,
uy qué lindo.. ) (uy yo ya me había olvidado
de eso... boto una lagrimita de nostalgia).
- A la gente (incluidos mis padres) les tenía que decir
que no era de la Obra porque todavía no había
hecho la admisión... pero llena de amor y de ansias
de entrega, ya usaba faldotas, y no volví a hablar
con chicos, todos mis compañeros y compañeras
se enteraron porque era muy evidente (común en
medio del mundo? I dont think so) y me hacían
la vida imposible, lo que me llevaba por caminos de sufrimiento
por amor (a ofrecer todo y a ser muy santa) y ya me creía
yo Santa Emeve, llena de contradicciones en su afán
de entrega a Dios (qué más da que por mi senda
haya quienes no comprendan mi alegría y mi cantar,
qué más daaaaa
), que te digo, eso es la
felicidad, qué pena que todo sea una mentira, ¿no
Carlos?, todo ofrecido por el Padre, por mis hermanos y por
las vocaciones (así que hasta por ti he llevado esas
contradicciones Carlos, mira que el mundo es un pañuelo
pero todo es mentira, claro)
- Luego la admisión (me veo a mi misma junto a la cruz
de palo del oratorio... puf! qué tal imaginación).
Después de esa primera incorporación ya la charla
(confidencia como prefieres) no la hacía con mi amiga
(la Directora de San Rafael) sino con la de San Miguel (eso
me lo estoy inventando yo también, por supuesto), por
eso de los apegos, y ya no me confesaba con el sacerdote con
el que pité (perdona que siga usando esas palabras
que me invento, pero ya tú las entenderás poco
a poco, ¿no?) sino con un santazo que sólo
pecaba de faltas a la caridad (claro, porque se puede ser
Santo sin caridad, al menos en Casa
se podía).
- Como no me desapegué del sacerdote por completo,
lo cambiaron de ciudad, y Santa Emeve a confesarse con el
que debía y a ofrecer las pachotadas que
soltaba el santazo y a desear ser tan santa como
él)
- Luego las Convivencias de Vocaciones Recientes
a las que fui y claro, a las que conocí en la primera
convi no las vi nunca más, porque salieron
antes, y nadie hablaba de ellas, como seguro no hablan de
mi (¿me pregunto que dirán cuando cuentan la
historia de cuando el Padre estuvo en el Centro y yo fui la
única que se animó a hablarle ya que eso era
un sepulcro de adoradoras mudas y el Prelado se sonrió
y entabló un simpático diálogo conmigo,
en ese entonces, hija suya?).
- Luego se me viene a la mente la oblación... previa
entrevista con la directora del Centro quien me
interrogó si me había enterado de lo que me
habían enseñado, y ¡claro que me había
enterado!!! Si yo era listísima (seguimos en mi imaginación)
- Hice pitar de numeraria a una que no quería, pero
al final quiso (mi contratuerca, a quien como buena hija de
Nuestro Padre le apliqué Santa Coacción),
porque hasta ahora sólo había llevado supernumerarias
y agregadas, cosa que no valía como contratuerca
y yo quería tener una (has de entender Carlos, que
esto que me he inventado es bien complejo, y a ver quién
lo entiende).
- Abrieron un centro nuevo que no era centro de estudios sino
centro de formación, donde darían los mismos
cursos que en el centro de estudios para facilitar las cosas
(pero claro, a ver quién entiende la diferencia) este
centro tenía solo un Oratorio donde se hacía
labor de San Rafael, pero con las dos lámparas encendidas
(se me fue el nombre oficial, entenderás que debo practicar
más esto del engaño como forma de vida).
- Yo ya llevaba dos internamientos en la clínica.
- Daba clases de doctrina (a las que en algún mail
anterior llamé charlas de manera coloquial,
porque me recordaban a las charlas que se daban en la universidad...
pero su nombre es clases de doctrina y CLARO QUE HABIA GUIONES,
al menos en este invento mío que estoy relatando) y
luego ascendí y ya daba Círculos de San Rafael
(con GUIONES también), que me salían, ya te
digo, lindísimos, de elevarse al cielo con sillas y
todo.
- Me desmayé en el retiro mensual del 19 de marzo en
el centro de mayores (en el que pité) y me empecé
a desmayar en las clases y meditaciones ya en mi centro (al
que no había ido a vivir después de la Oblación
y nadie me decía por qué y yo callaba y ofrecía
porque eso era lo que se esperaba de Santa Emeve).
- Cuando me quedaba en cama en casa de mis padres,
en donde aún vivía, nadie del centro me llamaba
ni me visitaba, porque respetaban que yo me sentía
mal... ya sabes a las Santas nos gusta sufrir en soledad,
y no nos gustan los consuelos humanos, que otros, menos santos,
llaman amor fraternal... y a ver la sarta de tonteras que
le tenía que decir a mi papá cuando me decía
¿pero esas no saben que estás enferma
y no te visitan? ¿no se supone que deberían
cuidarte como hermanas? ¿qué va a pasar cuando
te vayas a vivir con ellas? y yo, a decirle que las
labores, que los mil apostolados, que sus trabajos, que...
en fin
a defenderlas, porque en eso estaba entrenada).
- Antes del siguiente 19 de marzo, la misma directora que
me hizo escribir la carta me dijo que no renovara más,
que con mis desmayos y malestares no podía seguir.
- Nunca más recibí ningún auxilio espiritual
a pesar que lo pedía a gritos, porque todas las numerarias
jóvenes que conocí se confundirían si
yo les hablaba, y las mayores (las que no se confundirían)
estaban (están) ocupadísimas... así que
quedé fuera y sola como un perro, a arreglárselas
como se pueda...si es que puede.
Ya me dirás Carlos que soy una mentirosa compulsiva
que me he inventado todo esto, sólo me faltaba decir
que ví claramente lo que Dios quería
de mi, mientras sonaban a voleo las campanas de
alguna Iglesia cercana... pero si pudiera yo decir esas mentiras
poéticas, seguro estaría canonizada y no aquí...
¿verdad majísimo?
A ver si tienes valor de leer lo que te pongo y de volver
a llamarme mentirosa, a ver si te enteras, ¡majo!, ¿majo?
yo te diría en palabras de tu San Marqués...
MAJADERO es lo que eres... y no te has enterado de nada...
Si eres acabado de pitar ve a decirle a tu director que estás
leyendo cosas que no debes y a darse un latigazo más
el sábado, y si eres de los viejos, anda, nunca es
tarde para abrir el corazón y nunca es tarde para aprender
que a la gente que sufre se le ayuda... ¡cristiano!,
no se le insulta... ¡a ver si te enteras!... ahora,
si eres supernumerario, ya entiendo por que no te enteras,
pregunta en tu Centro y te dirán que eso no es problema,
que en los centros siempre sabemos que los supernumerari@s
nunca (salvo raras excepciones) se enteran de nada
a
ver si te lo dicen.
Bueno, ya me desahogué del asuntillo este y a ver si
al siguiente prelatureitor (me gusta la palabrita,
pero no me entero bien de si la estoy usando correctamente)
lo llego a ignorar y a pasar de él, ofreciendo sus
insultos y pachotadas por la Obra de Dei, por sus miembros
y sobretodo por los ex miembros que hemos caído
en el intento... que nos lo merecemos.
Arriba
Volver
a Tus escritos
Ir
a la página principal
|