QUISIERA
DAROS UN ABRAZO A TODOS
JAVIER, sacerdote, 9 de julio de 2004
No tengo por qué ocultarlo, soy sacerdote, un cura
de pueblo, y he estado bastantes años como agregado
en la sss+ (sociedad sacerdotal de la santa cruz), rama, como
bien sabéis, que no es la Prelatura pero está
unida indisolublemente a ella, vamos, que también
nosotros teníamos la misma vocación que vosotros
los numerarios, ya sabéis, un único puchero
(en el que entramos casi in extremis un 14-F),
sólo que creo que la sss+ es un punto y aparte dentro
de la Obra, excepto los curas agregados tipo A (los venerables,
los más unidos por años o prestigio a los directores
de los centros, o los curitas a los que que se le ve despuntar
e imitan hasta en los gestos a los curas numerarios).
Digo punto y aparte, porque a nosotros no nos podían
controlar como a los numerarios y agregados laicos: nosotros
jugábamos (y juegan) en esto de la Obra con mucho a
favor, y es que somos un gremio que nos gusta mucho la libertad,
y como vivimos en nuestras propias casas parroquiales y vamos
de un pueblo a otro, y conocemos mucha feligresía y
amigos, y tenemos muchos sitios y excusas para expansionarnos,
y como se trata prácticamente de asistir
a un circulo semanal
pues la verdad, estar en el opus
dei se hace más llevadero (esto a los directores les
lleva de cabeza, porque no saben qué hacer, cómo
conseguir que seamos más opus dei, y creo
que nos dan como caso perdido, bueno yo ya me perdí
hace un tiempo).
Son muchos los hermanos sacerdotes diocesanos que se han
ido marchado de la Obra, ¡muchos! He conocido bastantes
casos: razones muy variadas, cada uno la suya, la que le ha
dictado su conciencia (¡recta!), pero coincidentes en
el clima de asfixia (a pesar de nuestro gran margen de libertad)
y de hipocresía que muchas veces se vive allí
dentro. No obstante, he admirado y admiro también a
muchos (repito, ¡muchos!) sacerdotes que he conocido
en la Obra, porque se les ve sinceros, felices en su sacerdocio,
tratando de hacer las cosas bien, y entregados con rectitud
a Dios.
Bueno, a lo que iba, quería decir que esta web la
descubrí hace un par de semanas gracias a un cura de
los que están dentro de la Obra, ¡me la aconsejó!
Estaba deseando manifestarme su perplejidad y preocupación
ante el hecho de la gran cantidad de gente que se ha marchado
del Opus Dei y de los casos que aquí se cuentan. Yo
le contesté diciendo que no sería para tanto,
que se trataría de la típica gente (tipo C)
que se ha ido rebotada por alguna mala experiencia.
¡Que no, que hay gente muy seria y competente
allí, y que estuvo muchos años en la Obra!
Y como me nombró a Retegui,
la verdad, fue lo primero que hice, era lo que me interesaba.
Imprimí sus escritos para leerlos tranquilamente sobre
el papel. Los he leído con especial atención
y entusiasmo, confirmándome muchas cosas que yo veía
pero no sabía expresarlas con palabras, y menos con
esa elegancia, respeto y rigor con que lo hizo D. Antonio.
Después hice alguna incursión por esta web
viendo algún correo que otro, y confieso a todos los
amigos de esta web que llevo cuatro días sin parar
de leer. He reído y he llorado. No se me van de la
cabeza todas las cosas que estoy leyendo, a todas horas me
vienen nombres y testimonios, me levanto y estoy deseando
encontrar un hueco para conectarme. Creía saber mucho
de la Obra, pero reconozco que no tenía ni pajolera
idea. Es sorprendente la gran cantidad de numerarios/as que
manifestais vuestro dolor por haber vivido pescados
en algo que parecía muy bonito pero que en la práctica
fue de lo más amargo; y allí dejábais
vuestra vida, y para más inri fuisteis también
pescadores. Yo os tenía como la raza
pura del opus dei, los que vivían de modo perfecto
el espíritu que esculpió san Josemaría,
los que más perseveraban (aunque la verdad
sea dicha, no había numerario que me cayera bien, todos
parecíais unos bichos más raros que pa qué),
y ahora descubro que habéis sido los miembros de ese
cuerpo que más han sufrido. Ayer, celebrando
la Santa Misa os encomendé a todos vosotros (me
acordé especialmente de Satur por lo de encomiendo,
y sonreí al disponerme al salir al altar), recé
por vuestras nuevas vidas, vuestros nuevos trabajos, vuestras
nuevas familias. Es más, recé por algo que nunca
había hecho, por los que lo están pasando mal
dentro, no para que sigan, sino para que tengan
la valentía de marcharse si así lo ven claramente
cara a Dios y en su conciencia; y recé por algo todavía
más fuerte que tampoco había hecho nunca, para
que el Señor dé luz al Prelado y a todos los
directores de la Obra y ésta pueda recobrar el rumbo,
si es que alguna vez lo tuvo, o dar un giro de ciento ocheta
grados en sus constituciones, estatutos, modos y maneras,
para que sea posible una verdadera caridad en libertad. Esta
tarde, volveré a ofrecer la Misa por estas intenciones.
Quisera daros un abrazo a todos (jolín, y a todas);
quisiera que algún sacerdote numerario (de los que
seguro pican aquí) dijera desde este sitio que siente
dolor por lo que en la Obra se llega a hacer; quisiera que
el Prelado (no un director-delegado más) descubriera
sin intermediarios lo que en esta web se dice, y como Padre
y Pastor que es nos dijera que lo siente, y nos llamara personalmente
para pedirnos perdón y abrazarnos de corazón.
Quisiera en estos momentos tantas cosas
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