QUERIDA
OPUS
SATUR
1. Hemos caminado juntos (28.11.2004)
2. Desconfío muchísimo
de tu moral (5.12.2004)
3. Eres la IRREPROCHABLE (8.12.2004)
4. Pesadilla antes de Navidad
(12.12.2004)
5. Eso de la muerte... (22.12.2004)
6. Puedes llegar a ser estructura de
pecado (17.1.2005)
7. Ana Botieso (26.1.2005)
8. Estatua de sal (30.1.2005)
9. No tengo mucho más que escribirte.
Última entrega. (25.2.2005)
Querida Opus:
Hemos caminado juntos un buen trecho del camino de nuestras
vidas. Durante ese tiempo bebí tu formación,
tus modos, tus gestos... me deslumbraste desde muy joven y
caí rendido a tu gracia. Dejé de ser yo para
convertirme en ti: mi amor sólo tenía sentido
en tu destino. Eras amiga, novia, madre, y no eras amante
porque tú no sabes de eso, aunque aconsejabas que me
abrazara a una imagen de nuestra Señora, o acunara
un Niño Jesús, o besara un Crucifijo, o que
cantara canciones de amor a Santa Catalina de la Lutvafe.
Curiosos sucedáneos del cariño que a todos nos
acompaña desde el primer latido, placebos de afectos
que responden a necesidades muy anónimas y muy humanas.
Tú eso no lo entendías. Tu eras completa, total,
perfecta, esculpida hasta el último detalle: LA OMNICOMPREHENSIVA.
Y besaba imágenes, acunaba y cantaba... hasta que
caí en la cuenta que eso, contri menos, es una histeria,
sentimentalismos extraños, mecanicismos que pueden
estar tan lejos de Dios como la niña que habla con
su muñequito Chispipí, y lo acuna, lo abraza,
le riñe y le pone un supositorio. Hasta que descubrí
que era Él el que me besa cada día, y me habla:
descubrí que no importa tanto lo que yo ame.
Contigo no había manera porque tenías la panacea
a todos los problemas. Eras un compendio de máximas
que uno, en los primeros años de nuestra entrega, creía
a pie juntillas. Dabas mucha seguridad, chica: el que obedece
no se equivoca nunca, te prometo la salvación si me
cumples las normas y me eres fiel, basta que hayas visto mi
amor una sola vez, en un solo segundo, para que no dudes que
yo soy para ti... y uno, feliz, enamorado, ciego y loco, bebía
los vientos por estar a tu lado.
Pronto las cosas entre nosotros no fueron del todo bien pero,
como era yo quien fallaba, me sentía en deuda contigo.
Tú me perdonabas, mirabas para el otro lado, disculpabas
y decías "pase lo que pase, no pasa nada, y si
pasa, qué importa, y si importa, qué pasa".Y
sí que pasaba, sí.
Eras, esa es la verdad, pelín aristocrática
y, como todo aristócrata, te gustaba tapar, que no
se dijera que "a nosotros nos puede suceder esto".
Los marqueses que a la hija embarazada sorpresivamente se
le envía a las Batuecas, o el burgués nuevo
rico al hijo tonto a estudiar un Management School Economist
of Lousiana, y así, tapando, todos somos maravillosos,
encantadores. Tienes mucho de eso, cariño.
Descubrí un día que te importaba más
tenerme a tu lado que quererme. Peor: tenerme a tu lado, aunque
yo no te quisiera. Dios, por entonces, ya nos quedaba muy
lejos de ti y de mi. Tú me hablabas de un dios que
no tenía nada que ver conmigo: era un Madel Man. Y
yo hablaba con Otro, le hablaba de ti, y sentía que
era con Ése con el que debía de comenzar, otra
vez, de nuevo. Y lo descubrí porque iba a contarte
mis cosas, esas que cualquier otro me hubiera aconsejado con
más prudencia y sensatez que tú, y la respuesta
siempre era la misma. Siempre. Te importabas más tú
misma que mi situación.
¿Recuerdas cuándo tenía 22 tacos y me
escapé de ti un mes sin decirte oste ni moste?. Escapé
porque tenía más mierda que el culo de un gitano
-con peldón de los gitáááános-,y
no podía más. Un mes entero, en mayo, perdido,
sin que ni tu ni mi familia supierais de mi. Un mes de locura.
Me encontraste en una estación de tren por el chivatazo
de uno y me acompañaste a casa de mis padres. Hablamos
mucho. Te conté todo. Y era para temblar. Al dejarme
en esa casa me dijiste "mañana, si quieres, puedes
volver". Y volví. Es alucinante. Tú sabes
que no era ese el mejor consejo. Si vuelve a sucederte otra
vez no aconsejes regresar. Pero... somos así: tú,
por aconsejar eso, y yo, porque creía que sí,
que el milagro se realizaría. Aunque, bueno, yo en
esa época no creía nada. Yo era más tonto
que mear en un porrón.
Lo que es un milagro, chica, es que uno esté como
está ahora y que lleve tres años siendo fiel
en mi nuevo camino. Ése sí que es un milagro...
aunque no te lo creas.
Te dejé morir al borde del camino como a un herido
al que se abandona. O quizás fuiste tú, cuando
herido de muerte porque ya no podía seguir tu camino,
me abandonaste. Porque tú sigues igual, tan distinguida,
tan guapa y tan aristocrática, y yo las pasé
un poco putas para asentarme en mi nueva vida... con cien
mil pelas a los cuarenta y tres tacos, ya me dirás.
En eso, amor mío, eres muy mala y muy jodida. Muy mal.
Otros poseerán esa alma, ese espíritu y esos
modos. A ti y a mí sólo nos quedará mirarnos,
cada vez desde más lejos, volviendo la cabeza, por
caminos que se apartarán cada vez más hasta
que nuestros horizontes se separen. Recuerdo los últimos
días antes de dejarte y venían tentaciones,
provocadas por la desesperación de esas horas insoportables,
donde algo dentro de mi intentaba restablecer el equilibrio.
Caí entonces en la cuenta de que la pena aflojaba sus
garras y respiraba un poco al pensar que al perderte, no estaba
todo perdido.
Sería muy duro reconocer que las cosas que uno ha
perdido para siempre son las más preciosas y que ya
nunca se podrán alcanzar de nuevo. Eso es mentira.
Esa es tu gran mentira, cariño: hacer creer que "después
de ti no hay nada", alimentar la desesperación
en el alma de tus ex con un horror al vacío. Al contrario
que la zorra de la fábula prefiero decirte "la
parra está muy alta" en lugar de decir que "los
racimos están muy verdes". Estás muy alta,
y ya me buscaré parras más a mi alcance. Comeré
las uvas que tú negabas a los mediocres.
Para mi eres un paraíso perdido, una utopía,
algo que no existe, algo que fue y que me gusta recordar porque,
esa es la verdad, tu y yo lo hemos pasado fantásticamente
bien. ¡Cuántas cosas aprecio ahora gracias a
que te perdí! Te escribo, en parte, porque escribir
es un modo de rebobinar y manejar el tiempo, ese tiempo, a
mi antojo. Puedo fijar un recuerdo y recrearme en él.
Lo hago por mi, pero también por tantos y tantas que
has dejado con muchas goteras. Tú de eso no te enteras
porque dejas a la gente y ya está. Tu vas a lo tuyo.
Si vuelven, los aceptas -faltaría más, siempre
tan solícita-, pero eso de arrodillarte y besar las
heridas de la tristeza de tus ex te da un poco de cosa. Eres
muy pija y algo engreída. Lloras poco. Y lloras poco,
probablemente, porque no tienes capacidad de hacerlo. Sin
embargo, no llorar te convierte más en alguien desvalido
que en alguien fuerte. Esa incapacidad de misericordia te
hace increíblemente vulnerable... Ahora lo veo muy
claro.
Y es cierto que hablas mucho de alegría -la alegría
de los hijos de Dios-, de buen humor, pero si rascas en tu
alegría se percibe mucho dolor amargo. Intentas permanecer
y mostrarte siempre igual delante de todas las personas. Y
eso es muy complicado.
Bueno, cielo, te escribiría más cosas, y quizás
lo haga más adelante. Para bien y para mal anduvimos
mucho tiempo juntos y, de algún modo, eres mi Arcadia.
Me voy a pasear con otra Arcadia, más pequeña
que tú, más tierna, más a mi altura,
con unos racimos buenísimos (algunos son amargos, es
cierto, como los míos), menos sobrenatural y muchísimo
más humana.
Querida Opus:
Desconfío muchísimo de tu moral -¡tan
dura y seca!-, porque a menudo te detienes en ella empleándola
como medio para justificar lo más inmoral de ti misma:
tu miserable autosuficiencia egoísta y tu acritud al
juzgar a los demás. Dices que de cien almas te interesan
las cien. Preciosa frase. Lapidaria y contundente. Pero no
es verdad, preciosa: de cien almas no te interesan las cien.
Con frecuencia juegas al pozo con la gente que se te acerca
y la valoras según apariencias de virtud, talento,
posición... cosas muy superficiales, muy exteriores
y muy interesadas. Ya no te digo como tratas al que, por razones
sensatas, nobles y limpias, te dice que decide tomar otro
camino. A ti de cien te interesan las que te interesan: a
otro perro con ese hueso.
En mi infancia se jugaba al pozo cuando estabas aburrido
con la pandilla. Alguien decía a la chica de turno
"oye, ¿si nos caemos fulanito, zutanito y menganito
en un pozo, a quién salvarías, a quién
dejarías en medio y a quién en el pozo?".
Todas las miradas se centraban en aquella hermosura de niña
esperando su respuesta. En esos momentos el corazón
de esa mujer estaba hecho del mismo material que un gatillo.
A mi, no sé porqué, todas me salvaban... Y
a Poyales no. Poyales al hoyo siempre.
Pues tú igual. Tienes unos cuantos miles de Poyales
por allí, con unas goteras impresionantes, muy culpabilizados,
con un poso de tristeza interior, unas conciencias desesperadas,
chutados, con el alma como una nevera que sólo encenderá
la luz cuando alguien la abra y la ponga al día. Están
así, en parte, por tu culpa: ojales desgastados que
buscan un botón donde abrocharse para siempre.
Entiendo, es tu modo de ser, que somos de los que ya no se
puede hablar en las tertulias, el trozo que falta en tus fotos,
las páginas arrancadas de unas cuantas publicaciones
internas. En eso de que quede un recuerdo de alguien no abrigo
grandes ilusiones. Lo que no se acaba de entender es que ese
criterio lo mantengas también en los trabajos que tuvimos
en tus Colegios, en tus Universidades, en tus Escuelas, en
tus Institutos Superiores. Y que, como ha pasado recientemente,
se celebre un 25 aniversario en un colegio y no te dignes
siquiera a cursar una invitación a los actos de aquel
día a los que también se dejaron algo más
que su tiempo. Sí invitaste a otros que estuvieron,
pero no eran de la opus. A esos sí.
Nos tratas como apestados, tipos de dudosa reputación,
gente poco de fiar. Y, chica, te pasas, y das la medida de
tu caridad. La hoguera de tu amor parece recién sacada
del congelador. ¿Qué piensas?, ¿que no
tenemos el mismo derecho al que tienen todos los que has invitado?.
¿Crees que no nos alegraría pasear por esos
pasillos, abrazar antiguos alumnos y colegas de entonces,
reír con los recuerdos de esos días?. ¿Piensas
que no tenemos en esa gente, y en esas paredes, una parte
de nuestro corazón, de nuestras ilusiones, de nuestro
orgullo legítimo de haber estado allí?. ¿Y
no es cierto que para bastantes de esa gente seríamos
motivo de alegría en ese reencuentro? ¿De verdad
te parece que esa es forma de tratar a tus ex?. Entre ellos
hay alguno/as que no es que hayan colaborado más o
menos, es que han sido la madre del cordero, auténticos
fundadores de esas labores... no reconociéndoles esa
dedicación te estás ciscando en cosas muy serias.
Hay excepciones a lo escrito. Sé que has invitado
a algún ex, pero por razones de interés, de
quedar bien: delegados de Enseñanza de la provincia,
algún Director General, el hijo de algún Teniente
Alcalde, prohombre de la ciudad... A mi mismo, seguro que
lo harías, si mañana me nombran Comandante en
Jefe de la Sexta Flota en el Atlántico Norte y Tal.
Invita, mujer, invita, que quedas fetén, y luego que
cada uno decida si asiste o no. Es norma general en todas
las empresas. En todas.
Estos día voy a rezar por ti, lo escribo de corazón.
Me parece que vas por muy mal camino, y como no cambies, dentro
de unos años, además de Prelatura Personal,
vas camino de ser una rama de la Psiquiatría.
Querida Opus:
Eres la IRREPROCHABLE
Una idea sobre ti que mantienes invariablemente pase lo que
pase, lo diga quien lo diga, es que eres irreprochable. Mejor:
eres LA IRREPROCHABLE. Una institución que se puede
aceptar sin reservas, con plena y total adhesión, que
cumple todas las condiciones admitidas, ya sea de un modo
expreso o tácito, para ser amada. O sea, que juegas
a cara y cruz con una canica. Eres perfecta.
Una lástima. Si fueras un pelín más
tolerante, si aceptaras que no siempre eres perfecta, que
metes la pata, que te equivocas, que estás sometida
a las limitaciones que todos tenemos, te iría mucho
mejor. Ese modo de ser no te invalidaría, al contrario,
te haría más humana -en el sentido que a ti
te gusta de "humana como más sobrenatural".
Reconocer eso también te llevaría a decir "bueno,
no está exactamente bien lo que se ha hecho, pero de
ahora en adelante las cosas se van a intentar hacer de otro
modo. Vamos a mejorar esto, esto y esto. Vamos a por ello".
Lo irreprochable es posible, pero sólo con esa condición
de que podemos mejorar en el futuro, de que no es algo acabado,
esculpido, inamovible, acortezado, fosilizado... Y esa es
la condición que te falta. Más aún, cuando
alguno intenta aconsejarte algún cambio en modos de
tu espíritu, de tu modo de actuar, en criterios de
forma o de fondo sobre la pobreza -te lo tendrías que
plantear-, o sobre la formación espiritual que das
-también deberías de planteártelo- de
los modos de hacer proselitismo... das la callada por respuesta
y le metes una patada a seguir, como en el rugby, que lo envías
donde el viento da la vuelta... que se lo pregunten a Ruiz
Retegui y a tantos otros que pasaron de la planta
de la Semana Fantástica del Corte Inglés a Oportunidades
de Hipercor en un abrir y cerrar de ojos. Eso sucede por pensar...
¡A quién se le ocurre!: en la opus no hay que
pensar nada. En la opus el espíritu es "obedecer
o marcharse".
Mira, la vida es un equilibrio entre certidumbres e inseguridad,
pero las certidumbres nunca son absolutas. Hay que revisarlas,
definirlas de nuevo, confirmarlas. No se puede decir, de ti
ni de nadie: esto es seguro porque lo vi una vez con plena
claridad. Las creencias tienen que ponerse a prueba en el
tiempo, en el día a día, hay que andarlas. Nuestra
conducta -la tuya también- tiene que estar apoyada
en razones vitales que la aseguren y confirmen. No vale afirmar,
como a ti te gusta repetir, eso de "¡te basta mi
gracia!", negando la naturaleza, el carácter,
la forma de ser de cada cual. Negando las "razones vitales
personales". No somos iguales, aunque nos parezcamos.
Te olvidas de que existe una maravillosa posibilidad humana
y es la de poder decir "desde ahora voy a volver a empezar".
Eres la remamangüeva. Ayer me escribía un ex,
y me comentaba que todavía no había conseguido
cerrar la boca ante el comentario que le hizo uno -uno así
como muy preparado y todo un Jefe de planta de la Cosa- cuando
leyó la carta que éste había escrito
al Perlado de la opus pidiéndole la dispensa de sus
compromisos: "eres un sentimental". Le dijo "eres
un sentimental" como se dice "tú eres gilipollas".
Y todo es que el chico había abierto su corazón
de par en par sabiendo que se despedía, y lo hacía
a su manera. Sangrando.
¿Y ése tío qué quería?.
¿Que le escribiera "vete a tomal pol culo tú,
la opus y los cien mil hijos de San Luis y dame ya la dispensa
que si no te meto un guantazo que ves a Tía Carmen
vestida de Popeye el marino soy...?"... pero no. Era
un sentimental, el pobrín. Y el otro un capullo. Y,
encima, psiquiatra.
Y es que lo llevas en la sangre, encanto. Leyendo el comentario
de este amigo recordé una frase de uno -éste
ya no es que sea Jefe de Planta, éste tiene hasta nombre
y apellido de calle en Barcelona- que me dijo un día
en Roma refiriéndose al subdirector de San Rafael de
una delegación "a fulanito lo que le pasa es que
tiene sentimientos y sufre cuando hay que apretar para que
pite alguien, y es que los de San Rafael tienen que ser tíos
muy duros. Si son sentimentales sufren mucho". Y no le
faltaba razón.
Nada. Tú a lo tuyo. A la irreprochabilidad.
Un conocido mío dejó a su mujer y contaba "se
acabó con ella, chicos. Llevo días pensando
sobre lo nuestro y sabía que algo se había enfriado
entre nosotros. Y se lo dije: lo que echo de menos en ti no
es tu piel sino tu ropa". Nos quedamos a cuadros.
Pues contigo es todo lo contrario: lo que se echa de menos
en ti es tu desnudez. Hombre, algún fallo tendrás,
algún defecto, alguna mancha, alguna cosilla. Y no
me vengas, que ya nos conocemos, que los errores son de las
pelsonas cuelpos humanos, que sí, que también,
pero me parece que tú también tendrías
que hacértelo mirar. Un poco.
En la carta de Don
Álvaro que nos ha colgado Orejas, por ejemplo,
dice unas cosas de nosotros que uno se pregunta si está
leyendo a un santo o a un tío con ganas de joderte
el resto de los putos días que te queden de vida. Porque
da manteca fina para hartarse. Parece que estaba escribiendo
y tal, y al llegar a la página de marras, la de los
ex, dijo "todos fuera, dejadme solo, que se van a enterar
estos... ¡¡¡dejadme soloooo!!!". Y
a zumbarle a la badana.
¿Cómo se puede escribir así, a peso,
al buen tuntún, midiendo a todos por el mismo rasero,
eso de "si alguno de mis hijos se abandona y deja
de guerrear, o vuelve la espalda, que sepa que nos hace traición
a todos: a Jesucristo, a la Iglesia, a sus hermanos en la
Obra, a todas las almas". Sí, hombre sí,
y al Barça, y a las Clarisas de Cotatuero, y a mi abuela
Dolores que en culo tiene flores.
Y eso de que "se ha puesto el corazón en
los encantos de una vida mundana, y en lugar de servir, se
ansia sólo triunfar; en lugar de darse, tener; en lugar
de Amor, egoísmo; y al fin, en lugar de negarse a uno
mismo, se niega a Dios. Entonces, donde había entusiasmo
y alegría, aparecen el aburrimiento y la tristeza mala...".
Pues no, listillo. ¿Encantos de la vida mundana?:
suena a "Manual de Urbanidad para señoritas".
Los encantos de la vida mundana los viví contigo, que
allí se vive encantadoramente bien. No me fui ni para
triunfar, a ver si te enteras, ni pata tener -tú sí
que tienes y, además, no das nada gratis, que vas a
cobrar hasta el agua bendita en los cursos de retiro, y que
no gastas ni en bromas -. Ni me fui para ser egoísta
-donde lo era, y mucho, era viviendo como un burgués
en cualquiera de tus centros y casas de convivencia, que se
vive que te cangas-. Ni abandoné para negar a Dios
-tú lo niegas en este texto donde cuesta reconocer
que el opus sea del mismo Dios que se supone que tú
y yo tratamos. El Tuyo es Jehowa el Terrible.
Y de aburrimiento y tristeza mala, narices. ¡¡¡Joder
con el dichoso rejalgar ya, hombre!!!.
¿Pero no te das cuenta de que así no puedes
ir por la vida?. ¿De verdad que no lo ves?.
Mira, me he cogido tal rebote leyendo la carta de Don Álvaro
que me voy a la calle a hacer una pintada y así me
relajo, que es que me pierdooooo.
Querida Opus:
Pesadilla antes de Navidad
Tuve una pesadilla. No es la pesadilla que se muerde la cola,
como sé que a algunas/os se les repite noche tras noche.
Te la cuento.
Estaba desnudo en un paisaje sin naturaleza. Tampoco había
en él nada humano: era una superficie enorme, como
un mar liso de mármol blanco que se extendía
por los cuatro horizontes hacia infinitos de líneas
delgadísimas. No recuerdo colores, aunque sí
la luz.
Unas figuras se acercaron hacia mí desde muy lejos.
Eran cientos de personas que caminaban decididas en silencio
a mi encuentro. Me avergoncé de mi desnudez al comprobar
conforme se acercaban que todas ellas me resultaban conocidas
y, algunas, familiares. Se pararon ante mí y comenzaron
a increparme. Sus voces se confundían en un griterío
de insultos y denuncias que no conseguía escuchar.
Tenía mucho miedo. Temblaba de miedo y también
de estar tan sin nada, sólo deseaba tapar mis vergüenzas
y escapar. Allí nada podía ocultarme.
Llegaste Tú de no sé donde. No te oí
llegar, aunque quizás ellos sí lo vieran. No
me atreví a mirarte.
- Éste es un traidor -me acusaron dirigiéndose
a Ti. Un cerdo. Peor que eso: es el neceser de un cerdo. Durante
años vivió con nosotros, en Tu nombre, maquillando
su vida de entrega y haciéndose pasar por lo que no
es. Vestía nuestras ropas, comía en nuestra
mesa, disfrutaba de nuestras casas, hablaba nuestro lenguaje.
Ahora nos traiciona y sabemos de él muchas cosas. Sabemos
que es indigno de toda felicidad, de toda paz. ¡¡¡Rejalgar
para él y sus descendientes!!!
Tú les mirabas en silencio. A tu lado, en cuclillas,
no sabía qué hacer. Estaba aterrorizado, tiritaba
mirando al suelo y con los ojos cerrados con una fuerza que
me dolían. Las voces ya no se confundían y podía
discernir quién era quién en sus acusaciones:
Don Rafael, Don Ramón, Don José Ignacio, la
familia Tal, Julio, Don José Manuel, Fernando, Evaristo...
eran muchos y, uno a uno, esperaba su turno y sentenciaba.
- Éste -nadie me llamaba por mi nombre-... éste
ha ido de prostitutas gastando el dinero que debía
de entregar para Tu causa. Y ha sido adúltero y fornicador.
No una vez, no, ¡¡¡repetidas veces!!!. Ha
mentido, ha engañado, abusó de la confianza
que Tú y nosotros le dimos manchando Tu nombre y el
de nuestra Madre Guapa. Se dice que abandonó nuestra
Obra, Tu Obra, y se lió con ex numerarias que dejaron
su vocación por sus escándalos. Se dice que
a una la dejó embarazada abandonándola a su
suerte... La Ley dice que hay que apedrearle. Tú que
dices.
Las denuncias, como la lista de la guía de teléfonos
de Nueva York, se sumaban: mis vanidades tontas, mis pequeñas
y tristes ambiciones, mis mezquindades, mis mentiras, mis
egoísmos... las calumnias también, sus mentiras,
sus torcidas interpretaciones. Era imposible defenderme de
todo aquello, tan confuso.
No sé si mirabas a ellos o a mí. Sentía
tus dedos acariciándome la cabeza.
- El que esté libre de pecado -sentenciaste- que tire
la primera piedra.
Ignoro quien fue el primero que lanzó aquel pedrusco
sobre mi sien... pero el cabrón tenía una puntería
del patín de la baraja. Luego vino una lluvia de chuzos,
cascotes, cantos rodados, cada uno con su grito y su insulto.
Una confusión de ira que aterrorizaba. Con los brazos
cubrí mi cabeza y perdí el sentido en un charco
de sangre.
Desperté con mi cabeza ensangrentada en Tu pecho.
Me acariciabas. Sentía el latido de tu pecho, como
aquella otra vez, hace años. Sabía que eras
Tú. Te miré: estabas sembrado de llagas y muy
herido por las mismas piedras -¿cuántas te dieron
a Ti, cuántas a mi? - que aquí y allá
se desparramaban por el suelo.
- Satur, ¿alguien te ha condenado?.
- Pues... de sí. Me parece que sí. Y por ponerte
cerca, mira lo que te han hecho: no todos son Guillermo Tell.
- Pues yo no te condeno. Anda y no peques más. Nunca
mais.
- Vale, lo intentaré.
- ¿Cómo que "vale, lo intentaré"?.
Te digo que no peques más, caradura.
- Es queeeee...
- ¿A que te comes estas piedras, campeón?
- Vale. Nunca mais.
Y me fui tan feliz y tan campante. Ya no estaba desnudo...
o sí, pero no me importaba.
FELIZ NAVIDAD A TODOS.
A TODOS.
Querida Opus:
Eso de la muerte
Los días anteriores a dejarte me asaltaba con frecuencia
la idea de la muerte. Pensaba "¿y si muero al
día siguiente de marchar?". Son curiosos los resortes
sicológicos que se desencadenan cuando tomas decisiones
de ese calibre, donde toda tu vida se replantea de una manera
radical. Donde sabes que, además, no hay posibilidad
alguna de marcha atrás. Apuestas no sabes exactamente
a qué, ni a quién. Sencillamente apuestas. Y
Dios dirá... si aún queda una idea de Dios.
¿Y si palmo?. Era el miedo. Tú misma lo fomentas
desde la primera formación de un modo que tú
sólo sabes hacer: antes pedir la muerte que abandonar
la vocación. Incluso animabas a pedirla al Señor:
Jesús, quítame la vida antes de dejar el opus
dei. Lo expresaba mejor tu Santo Fundador "prefiero que
me digan de un hijo mío que se ha muerto antes de que
me digan que ha dejado la Obra". Acojonante. No faltaba
quien la pedía para otros si los veían tambaleándose...
que, también, hay que ser jodidamente retorcido. Creo
que yo mismo lo hice en su día. Menos mal que Dios
no te hace caso porque de ser así no ganabas para nichos,
panteones y tumbas varias: tendrías que hacer una separata
del In Pace en Romana como para empapelar los Museos Vaticanos.
El miedo, que tú provocas -y eso tampoco está
nada bien, chica- y que desencadena sentimientos de posibles
futuras desgracias, de desesperación ante lo desconocido,
de desdicha ante decisiones que nadie de los tuyos pueda comprender,
de escándalo por el mal ejemplo que das a tus hermanos.
Miedo a lo imprevisto, a ser un pardillo el resto de tus
días, a equivocarte, a la mala suerte, a lo incierto
disfrazado de malaventura, de maldición y de tristeza.
Y -el que lo vivió lo sabe- en esos días de
zozobra, desearías morir y no tomar ninguna decisión,
"que me entierren en Villa Tévereeee, al pie de
Nuestro Padreeeee, mis hermanos me amortajen, que es tierra
de hombres cabaleeeeesss". A espicharla, y asunto zanjado.
Y, simultáneamente, uno decide que no, que venga...
pero con la idea de que a lo peor, de regreso a casa, con
todas las maletas en el coche y muchas explicaciones que dar,
te metes un meko y, hala, al Valle de Josafat, y de allí
a la Gran Laguna del Aflojamiento del Esfínter de Satán,
con mierda hasta la barbilla y gritando toda la eternidad
"¡¡¡NO HAGÁIS OLAAASSS, NO HAGÁIS
OLAAAASSSS !!!".
Es tremendo lo que consigues con eso de la muerte.
Tremendo e injusto.
Recuerdo la famosa meditación que nos endilgabas en
noviembre sobre como sería nuestra muerte en versión
de San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás
y de Barbastro y Piura Todo. Era un texto siniestro, de factura
más que trasnochada, histriónico e histérico,
barroco, de tintes inquietantes, sombrío, y de una
mala leche... decía mucho de Chema, la verdad. Ese
tío no se andaba con chiquitas con tal de tener a la
peña hecha un ¡ay de mí!
"Han venido a decirnos que es la hora (muchacho,
palmas ya, pero ya, ya, así que, venga, menos rollito
de tío que agoniza y tal y a confesar con Don Peich
Brawonauer) -predicaba Escrivá- y llega un sacerdote
de Casa para atendernos. ¡Qué consuelo abrir
una vez más el alma a un hermano tuyo - yo a un hijo
mío- con quien has sido siempre sincero! Hacemos una
confesión clara, entrecortada y breve".
Lo de entrecortada no se acaba de entender. ¿Entrecortada?
- No uuuu... ¡ajjjjj!, no uuuuu... so el aaaagugugu
aaa,¡¡¡ +ajjjjjj!!!, bendididita desde,
¡¡¡¡AAJJJJJJJ!!!
- ¿Desde cuando no usas el agua bendita, hermano mío?.
Habla, sincérate. No temas.
- ¡¡¡AJJJJJJJ!!!... dos dídídías.
- ¡¡¡Bieeeenn!!!. Sigue...
"Con caridad sacerdotal nos van ayudando, para prepararnos
mejor al abrazo de Dios: ¿y esto?, ¿y esto?,
¿y esto?"... (¿ y lo de aquí?,
y lo de allá?, ¿y lo de más arriba?,
¿y lo de más abajo?.. A propósito, hermano
mío, fuiste tú el que me usabas la pasta de
dientes cuando me iba de curso de retiro?).
- Sí... ¡¡¡ajjjjj!!!
- Cabronceteee; porque estás como estás, que
si no te meto un guantazo que te pongo directamente en el
álbum antiguo de Crónica del 63. Mamón.
Era un clit Clisident.
"-Sí, sí, también".
-añade san Josemaría. Ése "sí,
sí también" daría para mucho.
Ése hombre debía de preguntar hasta la marca
del primer paquete de tabaco que robó el agónico
a los quince años.
"Luego nos imponen una pequeña penitencia:
di conmigo: Ave María Purísima, sin pecado concebida"
(y luego, tú solito, te rezas quince rosarios, veintitrés
credos y ochenta Triums Puerorums, por lo de la pasta de dientes.
Listillo.). "A continuación, nos imparten la
indulgencia plenaria in articulo mortis".
In artículo mortis in corpore in sepulcro.
"El médico dice que nos vamos, y sale a buscar
una inyección... Tus hermanos vienen desde el oratorio,
donde están rezando, con velas. Han llegado desde el
Centro donde se guardan los Santos Óleos, para que
nos administren la Extremaunción. Y recibimos también
el Viático. ¡Qué alegría!".
¿Cómo qué "¡¡¡qué
alegría!!!". ¡Vaya panda de cabrones!. Mientras
el tío todavía está vivo, y aprovechando
que el médico sale a buscar una inyección- muy
profesional eso de dejarse la inyección no se sabe
donde (¿cianuro, quizá?), aparecen alrededor
de la cama unos tíos con VELAS. Encomendando, eso sí,
que vienen del oratorio, pero con unos cirios que decoran
las cuatro esquinitas que le acompañen. Vamos, ni Drácula.
Y, claro, el tío acojonadete con el asunto. Ya no te
digo cuando, además de colocarle las velas ve como
empiezan a sacudir una sábana entre dos para alisarla..
. ¡¡¡Qué alegríííáaaaa!!!.
"Ya has muerto" -aclara más adelante.
O sea, lo que he dicho: el urco aún estaba vivo. Del
médico y la inyección, no volvemos a saber nada.
Sospechoso.
"Así te envolverán: sin miedo, con
inmenso cariño, deseando intervenir todos, sin asco,
aunque tu cuerpo esté comenzando a descomponerse. No
faltarán manos piadosas, que llenas de caridad -¡cariño
sobrenatural y humano!-, te presten este último servicio.
Uno de tus hermanos -quizá aquél que pensabas
que no te tenía mucha simpatía- se sorbe las
lágrimas con grandísima pena (¿dónde
habrá dejado este pedazo de cosa mi fantástica
y maravillosa pasta de dientes Kit Clisident); otro reza;
otro no se atreve a entrar, porque sabe que va a estallar
su emoción. Y esto, ¡que pasará!, sucederá
a la hora en que humanamente nada esperan de ti".
La repanocha. Lo del "asco" da para una sesión:
¿asco de qué o de quién, Escrivá.
¿Tú sabes lo qué es de lo qué
el amor fuera de la opus, o crees que sólo allí
se sabe amar?. Y luego la imagen de todos allí interviniendo
a saco " oye, que me dejes quitarle los calzoncillos,
porfa", " pues, que no, que ya le desabrochaste
la camisa, es que lo quieres todo..."
- Directooorrr, el escapulario lo tiene como muy pegado y...
- Venga, leche, ¿no veis que se está descomponiendo?.
Tú, recoge ese dedo del suelo y pónselo en el
pecho, y el de la sábana arreando que se nos putrefacta,
y estaos quietos ya, hombre.
- ¿ Y si es incorrupto?
- Tu encomienda porque como nos salga incorrupto la tenemos
montada.
Quizás me pase, que sí, que me estoy pasando,
pero me parece que a veces ése hombre era un poco payaso.
Sí, ya lo sé, yo también lo puedo ser...
pero yo no soy santo, ni ganas. Él sí.
De mi sé -con toda seguridad- que todo lo he aprendido
de otros: todo; desde saber hacer pipí -¿te
acuerdas mamá?-, hasta leer, cruzar un semáforo,
o decir "gracias, es usted muy amable". Lo que no
sé hacer o no me lo enseñaron -adiestraron-
o soy más tonto que mear en un porrón.
Hay, sin embargo, un asunto que lo hice yo sólo.
Nadie me lo enseñó, ni me lo transmitió,
ni me lo inculcó. Nada. Lo hice yo sólo.
Fue nacer. Nací solito. Me acuerdo como si fuera hoy
que estaba allí en el seno de mi madre nadando en el
líquido simiolítico, o como se llame eso, y
de reprononto vi una luz y, patapámpimpán, salí.
Creo que de culo, pero salí. YO SOLO. Nadie me aconsejó.
¡¡¡LE HICE YOOOOO!!!. ¡¡¡LE
HICEEEEEEEEE!!!
Y me huelo que cuando me muera, que es otra manera de nacer,
me sucederá lo mismo: que estaré solo. Solo.
Sin mis hermanos, sin velas, sin tanto rollo y sin nadie que
pueda decirme "mira, ahora te vas encontrar con esto,
con lo otro y con lo de más allá, y no hagas
esto, di que tal y sé bueno". Nada. Solo.
Y la Piedra me cogerá la mano, putrefacta y descompuesta,
y me pondrá cuatro velas -espero que ya "palmao-",
y antes me habrá dicho mil veces que me quiere. Yo
le diré que sí, que yo también. Pero
estaré solo.
Y estoy casi seguro, casi... de que todo saldrá muy
bien.
Aunque a ti, querida opus, esto no te gusta leerlo. Pero
sí: esos "nacimientos" también salen
naturalmente bien.
Y, como es Navidad, te voy a dar un consejo: vas a acojonar
a tu Padre.
Por cierto, murió gritando ¡¡¡Javiiiiii!!!.
Querida Opus:
Puedes llegar a ser estructura de pecado
Lo más fuerte que se ha escrito de ti en Orejas es
de Antonio Ruiz Retegui: que puedes
llegar a ser una estructura de pecado. Exactamente
no lo predica de ti aunque sí afirma que se puede
dar en instituciones eclesiásticas
No lo afirma
de ti, pero deja caer que podría ser que sí,
que a ti también te puede suceder.
Quería decir que hay formas de organización
de la vida humana que inducen a todos los que forman parte
de ella al pecado anulando su conciencia moral. Un caso muy
claro sería la administración y culturas nazis,
pero hay más ejemplos. Una cultura como la nuestra
donde se practican cerca de ochenta mil abortos al año
con una insensibilidad extraordinaria está inmersa
en esas estructuras de pecado. No hay conciencia moral y por
esa razón, en muchos casos, no hay remordimiento alguno.
Se aborta como se escupe, o como se tose, o como se suena
uno los churretes.
A ti también te puede suceder, y te sucede: se anulan
muchas conciencias.
¿Cómo se llega a esa situación? Pues,
supongo, que al final de ese camino se termina en la disolución
del individuo en la sopa institucional. Tú misma provocas
que, por encima de la libertad personal y de limitarte a acompañar
y asesorar buscando la felicidad y el bien hacer de cada uno,
ir a lo más fácil: minar el campo de la conciencia
de infinidad de normas, criterios y costumbres cada vez más
complejas y marcar con ellas el termómetro de la bondad
y felicidad de cada cual. Bondad y felicidad no siempre van
cogidas de la mano
Se puede ser muy bueno y muy desgraciado.
¿Quién te ha dicho a ti que toda esa tupida
red de normas, costumbres y criterios que año a año,
mes a mes, copilas y tejes significan la bondad y la felicidad?.
Por más que lo repitas - ¡cumplidme las normas
y os aseguro la felicidad terrena y la eterna!-, o por más
que te apropies de la omnipotencia divina como señal
de la eficacia de tus palabras: este espíritu me lo
dio Dios.
La verdad es que a uno cada vez más le cuesta creer
en los milagros, en las teofanías y en pretendidas
actuaciones extraordinarias de la divina Providencia. No sé,
quizás es falta de fe, pero se intuye que Dios no es
tan mecanicista como algunos tratan de hacernos creer. El
beso sobre la reliquia de un santo está más
cerca del que se repasa el cuerpo con la pata de un conejo
que de Dios. Los quinientos días de indulgencia de
la cruz de palo se puede parece mucho a la superchería
del que se santigua tres veces y se besa los dedos antes de
un partido.
Cuando afirmas que en tu fundación Josemaría
vio la opus dei y que Dios se la insufló
pues, qué quieres que te diga. También podría
ser que ese hombre, que se mortificaba de una manera exagerada,
no sin cierto espectáculo (lo de dejar manchitas de
sangre esparcidas por el lavabo es de traca. Si, vamos, cuando
dejo una gotica de pis en la taza me caen los paquetes que
me caen por La Piedra, no quiero de pensar que sería
si le dejo todo el lavabo como una explosión de lentejas
rojas), realizaba unos ayunos extraordinarios, tomaba un poquito
de rejalgar, o ceniza, que tenía en una cajetilla en
su despacho, pasaba sed hasta que la lengua se le cuarteaba
da que pensar si con veintiséis años, y ese
tipo de vida tan tan, no sólo viera imágenes
de la Virgen que le sonreían, niños Jesuses
que cobraban vida, mensajes de lo Alto. Lo extraño
es que no viera también a Amenhotep III saltando una
comba que balancean Pío XI y el mismísimo Abraham
Linconl mientras la cabra de la legión canta eso de
salta, salta,salta, pequeña langosta.
Me contaron una anécdota hace unos días. Una
numeraria que fue durante muchísimos años Majorete
Mayor en Villa de la Rose -pongamos que se llama Chus Bermeo
Toda- y que ahora han enviado a una ciudad de provincias,
tuvo que ir a la consuta de una dentista que no es de la prelatura.
Y estando en la sala de espera ojeando una revista, derrepenete,
depronoto, patapám, le da un puntazo y arranca dos
páginas . Y se dirige a la pobre chica de recepción
y le dice que muy de mal, que esas publicaciones no son para
ser exhibidas allí.
La pobre auxiliar la miró como mi madre cuando una
tarde entró en su habitación y me vio en calzoncillos
lanzándome desde su armario hasta su cama gritando
a lo Tarzán (quede claro que no sabía que ella
andaba por casa).
La revista era Telva.
Días después tuve un Telva en mis manos y por
más que miré y remiré, no observé
nada censurable para una mente conservadora. Lo único
que hubiese arrancado con los dientes es la afoto de Covadonga
Oh Shí, pero no por nada, es que esa chica se presenta
al Cuerpo de Correos y le dan la plaza de buzón. Creo
que Julio Iglesias se inspiró en ella para componer
"A veces llegan cartas....".
Y uno piensa que con ese ladrillo de cabeza de Chus Bermeo
Toda, que dirigió cienes y cienes de almas a través
de escritos, criterios, charlas, que tuvo que aconsejar y
asesorar, la cantidad de líos y de madejas de conciencia
que debió de armar. Con toda su buena intención.
Y es que a lo mejor la moral no es algo que estorba, que
impide vivir, y que encorseta las conciencias, a veces hasta
el escrúpulo, la neurosis, el miedo y la enfermedad,
y es algo más sencillo: conocerse mejor, conocer mejor
a la gente, mejorar poco a poco, amar dándose como
uno es -con sus problemas, y sus complicaciones personales-
hablar con un Dios que no cumple las normas que unos julapis
le dicen que tiene que cumplir. Como la anécdota del
Padre Zalba, uno de los consultores que nombró Pablo
VI para revisar la Casti Connubi, tenida por casi dogmática.
Cuando la comisión vio que había que rectificar
algunas cuestiones, Zalba preguntó "¿y
qué hacemos con todas las almas que hemos llevado al
infierno por la Casti Connubi?". Buen ladrillo llevaba
ese también. A lo que le contestó la fundadora
del Movimiento Familiar Cristiano " Zalba, esperemos
que Dios no haga caso de nuestras órdenes".
Pues eso. Que no haga caso de las Bermeo Toda de turno, porque
entonces lo tenemos clairo.
Como el chiste.
- Mamá, ¿er pááápa tiene
peine?.
- Pos CLAIIIIRO, hija
Querida Opus:
Ana Botieso
Esta tarde de sábado nos ha visitado Ana Botieso,
una amiga de la Piedra. Es una de esas personas que tienen
el don de la oportunidad. Se presenta justo en el momento
más mejor: a la hora de la siesta. Y no cuando uno
está inmerso en ella -que entonces no hay quien pueda
conmigo- sino al inicio, cuando empiezas a chuparte el dedico
gordo. El de la mano.
Ana es buena chica, pero muy brasas. Me admiran sus monólogos,
es capaz de estar hablando ella sola durante minutos sobre
los temas más absurdos que imaginarse pueda. Se tiene
la impresión, escuchándola, de oír las
instrucciones de Bisolbón Compositum, por ejemplo,
o la tabla de multiplicar del 7513. Una fiera. Muchas veces
la recuerdo cuando voy a confesarme a una iglesia y veo que
una ancianita de miles y miles de años se me adelanta,
"que no sea una Ana Botieso, Señor", rezo.
Pero, quiá, la mayoría de las ocasiones sí
que lo es, o la es, o le es, y desde el inicio de la Misa
hasta el Podéis ir en Paz allí está la
buena señora, con su reúma pertinaz, su artrosis
hiperanquilosante, de rodillas, raca raca raca. Y uno se pregunta
qué clase de bestia parda debe de ser esa anciana,
qué perversiones le acechan, qué cúmulos
de graves culpas le maquillan
asesinatos, envenenamientos,
adulterios, robos.
En esto, todo hay que decirlo, lo tuyo era un chollo. Te
confesabas sin esperar a mujer alguna. Ibas y, pimba, en dos
minutos a la puta calle. Sí señor, como tiene
que ser. Y, además aconsejabas "las confesiones
tienen que ser completas, concretas, concisas y breves".
Muy bien, campeona.
No han cambiado las cosas en 27 años, que ya son años.
Recuerdo de chaval que sucedía exactamente lo mismo.
Te ibas a confesar a la parroquia y si se te adelantaba una
de esas señora que conocieron el Mar Muerto cuando
estaba Enfermo, lo tenías claro
Después,
ya viviendo contigo, me olvidé de aquello. Y ahora
que he regresado al mundo de los vivos me encuentro, para
mi sorpresa, que allí siguen. No sé si son las
mismas, pero se parecen muchísimo.
Bueno, que me voy de tema. Pues a la que Anita ha empezado
a darle a la sin hueso hice mutis por el foro y me fui a visitarte
en Intelnés. Paseé por los colegios donde anduve
y, chica, tengo que decirte -otra vez- que alguna cosa me
llamó la atención. Y es que eres muy pija, muy
distinguida toda tú, muy clasista y también
un poco paleta.
En todos los colegios, con más o menos gracia en el
diseño, tienen una pestaña dedicada a la Asociación
de Antiguos Alumnos
en alguno les llaman "Seniors".
Entenderás que navegue por allí, pues son los
que más conocí. Uno es sentimental y le gusta
recordar, ver afotos de las promociones en los distintos aniversarios
de promoción, eventos deportivos, aceitera, aceitera.
Se dedica un apartado a Noticias y se trata de antiguos alumnos
que se han casado -con nombre y apellidos de los contrayentes,
como en el Hola-, si han tenido una niña, en qué
trabajan, o si han tenido un cambio profesional. En estos
casos todos son tipos que triunfan: directores ejecutivos,
directores generales, socios de afamados despachos de abogados,
financieros cracks, empresarios que ascienden en su vida profesional
como pedo de buzo
No lées que Juan Martínez
trabaja en el Banco de Zamora en la sucursal de Villafáfila,
o que Felipe Lotas es comercial de vídeos Beta Max
en Cibeles Noconduzcas, o que Alfredo Santos tiene una tienda
de Tarot y libros de esoterismo en Aldehuela de En medio.
Nada. Allí todos los alumnos son planetarios. Rompen
la capa del ozono.
Una pena. Además, que algunos bastantes de esos que
van de chiunfo en chiunfo resulta que el despacho de abogados
donde le nombraron socio -oh casualidad- pertenece al padre
de la niña con la que se casó -al queridísimo
suegro-; que la empresa donde es director gerente tiene como
nombre su apellido: Carlos Chistorra ha sido nombrado director
gerente del Grupo Muebles Chistorra
Así cualquiera.
Y es que eres asín. Te gustan mucho las apariencias,
los disfraces, los títulos, los honores, las distinciones,
todos esos juguetes de vistosa apariencia que mucha gente
estrecha contra su corazón incluso aunque se hallen
al borde de la muerte. Hay que ver como disfrutas, y así
se refleja en tus revistas, en tus páginas wells, en
tus eventos, de toda esa inmensa fascinación de lo
inútil. Da risa, aunque debería de dar pena.
Parece que toda tu formación -pelín calvinista-
fuese encaminada a eso: a salir en una foto preciosa de burgueses
adinerados, donde se confunden felicidad, pelas, bienestar
y posición social. ¡Cómo si nuestro corazón
no tuviera capacidad para entregarse más que a juguetes,
tonterías y apariencias!
Te encanta distinguirte con ese tipo de ex alumnos que son
de lo más chachi, de los que pisan moqueta y molan
mazo. Y a los otros, que les zurzan.
En fin, que no tienes remedio.
Repasando fotografías y curriculums de chiunfadores
en esas páginas me topé con un rostro y me vino
un flash a la memoria que tenía olvidado. Fue como
cuando abres un armario desordenado y comienzan a caer sobre
ti todo tipo de prendas de vestir, juguetes, libros
algo así: vi la afoto y fue como abrir el armario de
la memoria y caérseme encima todo tipo de anécdotas
de aquellos años cayendo todo tipo de recuerdos sobre
mi. Leí que "Juan Dubidú ha sido nombrado
Director de Marketing del Corporation Group Dubidú".
El señor Dubidú es el papá de Juanito
Dubidú
¡difícil olvidar a Juanito!.
Estábamos en clase de Religión en 4º de
la entonces EGB. Criaturas que acaban de salir tan sólo
ocho años antes del líquido semionilitico, o
como se diga eso. En esto que Juanito levanta la mano mientras
mueve con fruicción las piernas como Marta Sánchez
cuando canta eso de "Soy yoooo
". Se estaba
haciendo pipí la criatura. Le doy permiso para salir
al lavabo y el chaval sale zingado Y a los dos minutos entra
dando unos alaridos inenarrables. Recordaba el final de Hey
Jude. Algo escalofriante. Y observo, alucinado y desorientado,
a Juanito con el ciruelito engachado a la cremallera del pantalón.
Bueno, lo de ciruelito es un decir. Toda la clase se puso
a gritar con Juanito, como si ellos mismos fuesen presa de
la misma cremallera en su mismo nabo. Espeluznante.
No sabía qué hacer. Conozco rudimentos de primeros
auxilios, pero ninguno de ellos trataba sobre "cuando
la minga queda atrapada en una cremallera". Y el niño
no paraba de dar saltos delante de mí y emitir unos
gritos que, viendo el color que iba tomando el varonil miembro,
me parecían sinceros. Muy sinceros. Lo llevé
a la única persona que podía saber algo de eso:
un colega que, además de ser padre de nueve criaturas,
era profesor. "Éste tiene que saber de esto",
pensé. Y allá me fui con Juanito, pasillo adentro,
entre unos bramidos que ponían los pelos de punta,
incluso el de las espaldas. Llamo a la puerta del aula donde
estaba el "Preñón de Gibraltar" y
le pido que salga con urgencia.
-¡¡¡JOOOOOOODEEEEEEEERRRRRR!!! -dijo el
baranda cuando vio al chaval con el pimiento del Padrón
apunto de explotar. ¡¡¡A URGENCIAAAAASSSSS!!!
Y allí se lo llevó.
Felizmente todo salió bien. Estuvimos unos días
sin verle, pero salió bien.
Y, mira, ahora es Director de Marketing. Y me debe la vida
el tío.
Me dicen que todavía hoy, en las noches de luna llena,
se escuchan los alaridos de Juanito por los pasillos y aulas
de ese colegio.
Querida Opus:
Estatua de sal
Se dice que la mujer de Lot quedó convertida en estatua
de sal no porque fuese una cotilla paleta y de pueblo que
no pudo resistir la curiosidad de contemplar aquel dramático
espectáculo, sino porque en esa ciudad ardía
el corazón que ella amaba
También cuentan que no fue exactamente por esa razón,
sino porque al girarse comenzó a gritar: "¡hala,guarros
de mieeeerda, os lo tenéis bien ganado, cochinos, más
que cochinos, piernas y sinvergüenzas! ¡¡¡Maricas!!!,
que os lo tenéis bien merecido y que os den pol
".
No pudo terminar la frase
pimba, estatua de sal que
se quedó.
A ti te va a pasar lo mismo. Con esa visión rancia
y negativa que profetizas a todo el que te deja, con esa formación
cristalizada, lejos de la caridad más elemental, que
desea -y así lo dejas escrito- una vida llena de miedo,
de inseguridad, de tristeza a quien un día te dijo
"oye, que no puedo, que esto no es lo mío",
te mereces convertirte en estatua de sal. ¡Qué
deplorables son las instituciones -y las personas- cuando
intentan ser como Dios, cuando tratan a su peña como
si los hubiera sacado de la nada, ejerciendo sobre ellos los
derechos del creador!.
Algo de estatua de sal ya comienzas a tener. Debe de ser
que la cosa se cristaliza poco a poco. Te estás volviendo
como muy seca, muy institucionalizada y muy aburrida. Uno
se pasea por Romana
y aquello parece un "Manual de Buenas Maneras Vaticanas:
usos y decoros". No sé. San Josema cuando escribía
sus cartas no andaba con citas de Pablo VI, ni de Juan XXIII,
ni del Acetato, ni glosaba la Populorum Progresio, o la Rerum
Novarum, o la carta de Pío XII a los prelados Arapajoes
de la diócesis de Dakota "Acascala totum".
Escrivá no era nada institucional y le iba mucho el
darle a la pluma y, venga, lo que saliera. Así le ha
ido, que hay varias cartas bien guardadas porque con el paso
del tiempo suenan como muy fuertes y no se las lee ni Magoo.
Pero era un tipo nada institucional. Iba directo a lo que
le interesaba. Era, por decirlo de algún modo, ciento
por ciento vocacional. Y, aviso a navegantes, muy crítico
con la Iglesia de su tiempo, con el Papa de su tiempo y con
bastantes obispos. No faltan testimonios que avalen lo escrito.
Y algunas de sus frases hoy a más de un lector/a
de orejas le dejarían muy dolidos. Pero, claro, Pablo
VI no era Juan Pablo II
ni, por poner un ejemplo, el
cardenal Bueno Monreal, gran amigo de Escrivá, pero
"pobrín, al final de su vida perdió la
cabeza y está haciendo muchas tonterías",
no era Rouco.
Todo eso ha cambiado y te has vuelto muy Prelatura. Lees
los textos del Prelado y son como el Chiti chiti bang bang.
Todo tan potito, tan acaramelado, tan de escaparate, tan oficialmente
correcto. Tienes un doble código: el interno y el externo.
Todos los textos del prelado en Romana son de una doctrina
muy poco arriesgada, muy poco comprometida: frases hechas,
lugares comunes mezclados, eso sí, de cientos de referencias
a San Josemaría y citas a mayor gloria de Juan Pablo
II a quien, por cierto, amo, respeto, admiro.
Lo que me joroba es la sutil adulación. Lo que me
deja absolutamente frús es comprobar lo que Compaq
y Brian demostraron con los cambios
en la redacción del punto 115 de Camino, "Minutos
de silencio- Quédese eso para los ateos, masones y
protestantes que tienen el corazón seco
",
y años después "minutos de silencio
-quédese para los que tienen el corazón seco
".
Eres una pelota de mil pares. ¿Qué harás
ahora cuando el Papa advierte del resurgir de un laicismo
agresivo en España?, ¿ponemos a los ateos de
nuevo en el punto 115 para que vea el Papa que ya lo advirtió
el santo hace años?. O cuando se vuelve a denunciar
en algunos ámbitos eclesiásticos la influencia
masónica en la sociedad, qué, ¿te apuntas
a volver a colocar a los masones
¡¡¡Mira
que eres pelota!!! Y si eso te atreves a hacerlo con un texto
del santo -que mira que eres rígida con las cosas del
Fundador -, qué no harás por mayor gloria de
la Prelatura. Pelota.
En los comentarios a la Semana Santa que Echevarría
escribió y que emitió la cadena de radio EWTN
de Miami se dicen cosas realmente preciosas
muy distintas
del tono que se refleja en los vademecums, en las glosas y
las cartas. Cuando se refiere a la entrada triunfante de Jesús
en Jerusalem glosa el texto del burrito y dice "¡Qué
pobre cabalgadura elige Nuestro Señor! Quizá
nosotros, engreídos, habríamos escogido un brioso
corcel. Pero Jesús no se guía por razones meramente
humanas, sino por criterios divinos".
Muy bonito, sí señor. Ahora no sé qué
"brioso corcel" usa el Prelado
Pero dudo mucho
que sea un burrito SEAT Ibiza, por ejemplo. Y ya no digamos
del nivel de vida de los numerarios de la prelatura, burritos
ellos que sobreviven en pajares cinco espigas.
Y añade, "hay cientos de animales más
hermosos, más hábiles y más crueles.
Pero Cristo se fijó en él, para presentarse
como rey ante el pueblo que lo aclamaba. Porque Jesús
no sabe qué hacer con la astucia calculadora, con la
crueldad de corazones fríos, con la hermosura vistosa
pero hueca. Nuestro Señor estima la alegría
de un corazón mozo, el paso sencillo, la voz sin falsete,
los ojos limpios, el oído atento a su palabra de cariño.
Así reina en el alma".
Muy bien dicho, y a ver si te aplicas el cuento, porque exactamente
esa es la imagen que comienza a esculpirte el paso del tiempo
y el tono que te das: astucia calculadora, peloteo, crueldad
de corazones -a los textos me remito-, hermosura vistosa,
pero hueca
y no es fácil encontrar en ti, a nivel
institucional, la alegría de un corazón mozo,
el paso sencillo, los ojos limpios y el oído atento
no sólo a las palabras de cariño de Dios sino,
también, a las palabras de auxilio de aquellos que
te amaron y te necesitaron, que también son Dios que
llora, que está solo, que está triste o enfermo.
Y es que eres como eres.
Nos ha escrito Gema
y uno quisiera saber, ya que parece que ella lo tiene muy
claro, que nos explique qué es exactamente Fomento,
por fa, ¡¡¡supersocorro que me ataca un
Lacoste!!!. Venga, por fa, dineslo, o dinesle, o dinesla.
Y, ya que eres profesora de "Fomento No se Hunde, Fomento
Bucea" te voy a dar una herramienta educativa que motiva
mucho a las niñas y que a mí me fue de maravilla
en mis años de docencia en esos
colegios. Me lo agradecerás. Para que veas
que no soy rencoroso y te hago participe -seas quien seas-
de mis pequeñas estrategias.
No tengo mucho más que escribirte
Querida opus:
No tengo mucho más que escribirte. Es cierto que compartimos
muchos años y eso hace que nos conozcamos muy bien.
Para lo bueno y para lo malo. Los dos tenemos nuestras cosas
buenas y nuestras cosas malas, aunque tengo para mi que tú
no es que seas mala, es que eres muy rara. Ser raro no es
nada malo, ni siquiera infrecuente. La Piedra dice de mi que
a veces soy muy raro y no le falta razón: por
ejemplo, tengo la manía de estirarme todo yo para desentumecer
los huesos (huesos he escrito) y gritar a la vez
¡¡¡HALA, MAJA, BAJA LA FAJAAAAA!!!.
Es algo que viene de nacimiento y que, la verdad, nunca me
preocupó porque contigo esas cosas las hacía
a solas...
Bueno, son rarezas. De pequeño tenía otras
rarezas más raras: hurgarme la nariz hasta profundidades
insospechadas, asearme en una bañera que había
sido usada anteriormente por cinco hermanos, con la misma
agua, el mismo jabón y la misma roña una
poza hedionda a su lado era un cendal flotante de leve bruma-,
y allí me pasaba horas buceando y jugando al submarino
(¡¡¡auúa, aúaa, arriba periscopio!!!).
Todo eso, gracias a Dios, ya pasó y ahora soy el primero
en bañarme y los demás que arreen. Lo del dedo
en la nariz, nada, superado. Un campeón.
Algo de esa formación ruda y elemental me quedó
para siempre porque aguanto cosas que a otros les hace potar
hasta el wacawaca. Recuerdo que nos invitaron a otro y a muá
a una tertulia en una convivencia de supernumerarios. Se celebraba
al aire libre, de noche, y antes se hizo una costillada de
esas de quitar el hipo. Llegamos tarde el baranda, un tipo
así como muy estirado y que sabía mucho del
AOP, y yo; gentilmente, uno nos ofreció una bandeja
repleta de costillas, chorizos fritos, butifarras
en
la oscuridad aquello parecía lo más de lo más.
Nos pusimos literalmente hasta el culo de chupar y comer aquello.
Ciertamente parecía que había poca carne y mucho
hueso pero, en fin, el sabor era estupendo. Veinte minutos
después comprobamos aterrorizados que nos habíamos
cepillado las sobras que aquella piadosa panda de cochinos
habían depositado en una inmensa bandeja. Y lo peor
es que no supimos identificar al grandísimo hijo de
la madre que le parió que nos ofreció la bandeja.
Ya digo, era de noche. El descubrimiento fue letal para el
del AOP. Y la potada llegó hasta el aparcamiento. No
pudo estar en la tertulia, que di yo sin ningún problema,
pues estaba acostumbrado a eso y cosas peores gracias a un
entrenamiento en la vida primitiva. Años después,
algún día que la administración ponía
costillas, se lo recordaba y el tío, invariablemente,
se levantaba con un ¡¡¡ calla, guarrrooo,
no me lo recuerdes!!!, y salía zingando del comedor.
Tú también eres un poco rara. Me recuerdas
a un jambo que sale en la película Atrapado en
el tiempo. En el flim al protagonista se le repite el
mismo día. El día de la Marmota. El pobre, al
principio, vive esa experiencia de un modo aprovechado, divertido,
pícaro sabe lo que va a suceder, y eso le permite
jugar con la gente y disfrutar de lo lindo. Poco a poco cae
en la cuenta que ese modo de vivir no llena su vida. Lo tiene
todo: mujeres, dinero y tiempo.
Nada le interesa y nada tiene sentido. Se abandona, se desespera
e intenta suicidarse. Sin embargo, tampoco consigue su propósito
porque haga lo que haga al día siguiente vuelve a despertar
en la misma habitación, el mismo día de la Marmota,
con la misma música del despertador.
Sólo descubrir el amor le redime de esa pesadilla,
y de su egoísmo. Cuando descubre que puede ayudar a
los demás desinteresadamente en sus problemas, en sus
enfermedades, en su carácter.
En la película hay una escena que se repite con frecuencia:
se le presenta todos los días, a la misma hora, en
la misma esquina y con los mismos gestos, un tipo con gafas,
sombrero y que afirma que es vendedor de seguros. Reconoce
al protagonista como antiguo compañero de colegio.
Le ve y grita.
- ¡¡¡¿BILLL?!!!... ¿Eres
Bill?
Bill pone cara de no saber quién le saluda tan efusivamente.
- ¡BILLL! insiste el brasas- , soy zutanito,
estudiamos juntos
Poco después le intenta colocar un seguro, y su estrategia
es acercarse mucho al rostro de Bill mientras le dice:
- ¿Necesitas un seguro, verdad, Bill?. ¿Tengo
razón, o tengo razón?. ¿Tengo razón
razón, razón, razón
Se le acerca hasta casi besarle y le repite ¿tengo
razón, razón, razón
?.
La escena se repite varias veces durante la película
y Bill no puede evitar encontrarse con ese tipo.
Pues así te veo. Alguien que su día se repite
siempre, y siempre con los mismos argumentos. ¿Tengo
razón, o tengo razón?... razón, razón,
razón
Y a mi ese seguro de vida no me interesa
para nada, ni esos argumentos, ni esas respuestas que ya conozco,
ni esos modos.
Creo que tienes cosas buenas, y sobretodo gente que confía
mucho en ti de un modo sincero, generoso y ejemplar. Gente
que se toma muy en serio lo que dices, ciegamente existiendo.
Algunos de ellos, con el tiempo, sufrirán sin merecerlo
algunas de las consecuencias de tu formación esas
que tantos testimonios comparte estas páginas-, y las
compadezco, A ti también te compadezco porque sé,
me ha sucedido alguna vez, que cuando dices lloré
por ti, lo dices de verdad. Llorar por alguien no significa
mucho. También llora la amante despechada cuando su
joven gigioló decide cambiar de carne y de perfume,
o el hombre maduro cuando descubre que su chica le pone más
cuernos que la sala de estar de Curro Romero. Se puede llorar
porque has perdido alguien que pensabas poseías para
siempre, mientras que la otra persona llora de alegría
por lo mismo. Se llora por histeria, buscando excusas tipo
es que abandonó a Jesucristo, y el otro
llora porque, por fin, va en busca de Jesucristo.
¿Quién necesita más el pan, el que lo
vomita porque está astragado de él, o el que
se muere de hambre?, ¿quién necesita más
amor, la pobre chica que anda buscando su príncipe
azul o el disoluto que todo lo que toca lo prostituye?...
¡qué sabemos!.
Ojalá lloraras algún día por tus errores
y equivocaciones, que las tienes. Lloraras también,
un poquito, por ti. Te iría muy bien. Probablemente,
se te desencaje un poco el gesto, y pierdas pose y algo de
esa arrogancia aristocrática
¡¡¡pero
qué bien te iría, maja!!!
Satur
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