NO
NOS ARREPENTIMOS DE HABERNOS IDO
DEL OPUS DEI
SONSOLES, 22 de octubre de 2004
Me gustaría dirigirme a las personas del Opus Dei
que leen esta Web. No a las que casualmente han caído
por aquí y son muy felices en la Obra. Tampoco a los
que por obligación nos leen. A todos ellos un saludo
pero esto no es para ellos. Es para aquellos que no están
bien siendo del Opus Dei y en un intento de aclarar los motivos
y buscando una salida han recurrido a la red de redes y han
encontrado, o les han recomendado, opuslibros. En realidad
está dedicado a una persona en concreto pero espero
que le sirva a alguna más.
Seguramente llevas tiempo en esta situación. En eso
que vulgarmente se llama dentro "crisis de vocación".
Esta vez es algo más que una crisis. Incluso tu cuerpo
empieza a dar muestras de lo que está pasando en tu
interior: no duermes bien, estás irritable, úlcera
de estómago, presión arterial alta, dolores
de cabeza
Tienes que tomar una decisión ya. La
que sea, pero ya. El estado de crisis perpetua no es bueno.
En estos años has visto que no siempre haces lo que
te dicta tu conciencia. Obedecer o marcharse. Estás
obedeciendo. Haces cosas con las que nunca estuviste de acuerdo
o que últimamente ves que no son buenas. Lo que al
principio de tu vocación era algo ilusionante, ahora
es un lastre pesado; no es que no puedas con ello porque te
vas haciendo mayor, que nos hacemos todos, mas bien te has
dado cuenta de lo que significa en realidad. Ya no entiendes
el proselitismo feroz, el lanzarse a por vocaciones sin tener
en cuenta las consecuencias para cada alma. Empiezas a pensar
que llevas años manipulando a personas en la charla.
Ves que las indicaciones de las directoras no son la voluntad
de Dios para ti, son un montón de arbitrariedades una
tras otra. Notas que la Obra se interfiere demasiado en tu
trabajo profesional; que hoy mismo te han sugerido que despidas
a una persona de la obra corporativa, fundación
que diriges, porque ha tenido un hijo fuera del matrimonio
o porque se ha liado con la vecina del quinto o porque ha
dejado el Opus Dei.
Tú conoces las circunstancias concretas de esa persona,
la situación en la que la dejarás si lo haces.
Y vuelve el soniquete: obedecer o marcharse.
Yo me imagino tu llegada a casa esta tarde. Saludar, dejar
tus cosas, coger la última carta del padre y
al oratorio. Agua bendita, genuflexión, por la señal
"Señor mío y Dios mío, creo firmemente
que estás aquí, que me ves, que me oyes
."
¿Y después qué? ¿Eres capaz de
mirar fijamente a ese Sagrario 29 minutos más?
Y por la noche, al examinar tu conciencia ¿puedes
decir "lo he hecho por Ti"?
Y la mañana siguiente, rodillas y beso al suelo Serviam!
Y en ese ofrecimiento de obras ¿eres capaz de volver
a decir "va por Ti, Maestro" referido a ese despido,
por ejemplo?
Y vuelta al oratorio, agua bendita, genuflexión, por
la señal
"Señor mío y Dios
mío, creo firmemente que estás aquí,
que me ves, que me oyes
." Y así dos veces
al día, todos los días del año, todos
los años de tu vida. Sé que en el Opus Dei la
unidad de vida es algo que, como los jazmines en el ojal,
no se estila pero creo que para ti es algo importante.
Empiezas a entender que el Opus Dei es realmente esa marca
comercial que han registrado y notas que cada vez Dios hace
menos su obra a través tuyo cuando eres Opus Dei.
Obedecer o marcharse. Como ves es una disyuntiva. Puedes
elegir. Tienes que elegir. Elegir para siempre, no puedes
seguir dudando. ¿Puedes ser feliz en el Opus Dei? Pues
sí, pero te lo tienes que creer. Tienes que volver
a hacer tuyo el ideal e intentar cambiar las cosas que ves
que no van.
Recuerdo algunas de las frases que tanto oía cuando
era de la Obra. Al principio sobre todo me insistían
en una idea: Si has entregado la vida a Dios en el Opus Dei
¿vas a dejar de hacerlo por unos votos más o
menos, vivir en una ciudad o en otra, trabajar en una cosa
o en otra
? Pues yo ahora insisto a las personas del
Opus Dei: Si has entregado tu vida a Dios en el Opus Dei,
sé valiente. No eres numeraria del Opus Dei para estar
de acuerdo con la mentira, para permitir que delante de ti
se calumnie a personas sin defenderlas, para no sacar la cara,
a riesgo de que te la partan, por temas y personas que para
ti son importantes. Para eso no has renunciado a tanto. Y
si eso te lleva a enfrentarte a los directores o al mismo
prelado, pues bien. Si quieres seguir siendo Opus Dei tendrá
que ser así. El seguir sin plantearte nada parece que
para ti ya no tiene sentido.
En la disyuntiva tenemos la segunda opción: marcharse.
Es aquí donde quería llegar. Sé que tienes
dudas. No te las voy a resolver yo. Eres tú quien decide.
Seguramente después de mucho tiempo es la primera decisión
que vas a tomar libremente.
Lo único que yo te digo es que no tengas miedo. No
es verdad que después del Opus Dei no hay vida. En
la obra te han prometido el ciento por uno en la tierra y
la vida eterna. Para mí no está claro lo del
Paraíso asegurado por ser del opus. Me parece simplificar
mucho. Casi me creo más lo del escapulario del Carmen.
Tengo mis dudas de quien cogerá el Ferrari camino del
Cielo si algunos del opus o algunos de los que escriben aquí
por ejemplo. Pero es algo que no nos compete a nosotros y
esperemos en la bondad del que decide.
En cuanto al ciento por uno que es lo que tenemos entre manos
ahora mismo, creo que ya te has dado cuenta que en el Opus
Dei no lo tienes garantizado. Por ser del opus no tienes garantizada
la salud, el trabajo, el cuponazo de los viernes, la felicidad
en definitiva. Si te vas tampoco. Nadie te va a salvar de
contratiempos, de dificultades o equivocaciones. Pero tampoco
de buenos ratos, alegrías o satisfacciones. Es la vida
que es igual para todos. Merece la pena vivirla.
Los que nos hemos ido del Opus Dei no somos mejores por ello.
Es cierto que es uno de esos puntos de inflexión que
en la curva de nuestra vida aparecen. Esos que sabemos que
lo son porque, como en las matemáticas, la derivada
es cero, son momentos en que no estamos para nada ni para
nadie. Hay otros muchos puntos de inflexión posibles:
una enfermedad grave, una quiebra económica, un fracaso
sentimental, la muerte de un ser querido
y esos puntos
de inflexión suelen dar un cambio al discurrir de nuestra
existencia. Después de algo así no somos los
mismos. Aunque podemos pensar que seremos mejores, no siempre
es así. Necesitamos, como en el caso matemático,
un análisis más fino, estudiar esa segunda derivada
que con su signo nos indicará hacia donde hemos ido.
Esos momentos son muy duros, sufrimos como nunca y es ese
sufrimiento el que nos cambia. Puede que nos hagan más
egoístas, nos encoja el corazón para siempre,
que para no sufrir de nuevo no volvamos a ilusionarnos con
nada ni con nadie. O también puede hacernos mejores.
Más comprensivos con los demás, más dispuestos
a ayudar, más valientes y fuertes ante las dificultades,
personas capaces de disfrutar con todo y con todos, más
comprometidos con ideales y personas
También he de decirte que esos puntos de inflexión
no son excluyentes. El que pases por uno, por el que hemos
pasado todos al irnos del Opus Dei, no quiere decir que te
inmunice de los otros, son sucesos estocásticos independientes.
Y de cada uno de ellos salimos mejores o peores.
Esto depende en parte del corazón de cada uno. En
el Opus Dei no te han dejado hacer mucho uso del corazón
y ahora tienes que recuperarlo. Es mi teoría de la
esponja rosa. Tengo una esponja (rosa como has imaginado)
que cuando está húmeda es una delicia para la
piel, suavecita como ninguna, en cuanto se seca es como la
piedra pómez, dura, áspera y mucho más
pequeña, si la mojamos recupera su esplendor y su utilidad.
Pues es lo que opino de nuestros corazones mientras estuvimos
en el opus, a la salida los tenemos empequeñecidos
por falta de riego y hay que hidratarlos y veremos de qué
son capaces. Yo soy muy optimista sobre los corazones de los
que son o han sido del Opus Dei, si un día fueron capaces
de semejante entrega son muy, pero que muy grandes. Solo es
necesario conocer los estragos que el mal uso dentro de la
prelatura ha causado en los mismos.
No tengas miedo. Tienes capacidad de sobra para resolver
tu vida a partir de tu salida. Recuerda que por eso te eligieron
para ser de la Obra. Tu preocupación puede ser cómo
nos va a los que nos hemos ido. Te han dicho que no volvemos
a ser felices, que si nos dejaran volveríamos a ser
del Opus Dei sin pensarlo.
No somos ni más ni menos felices que los que siguen
dentro o los que nunca han sido. Pero sí somos más
felices que nosotros mismos dentro del Opus Dei. Si has leído
los testimonios de las
casi 500 personas que han escrito en esta Web ninguno se arrepiente
de haber dejado el Opus Dei. La inmensa mayoría de
nosotros coincidimos con el sub-lema del sitio "¡Gracias
a Dios nos fuimos!". Incluso los que siguen diciendo
lo fenomenal que es el opus, a los que echaron del opus y
en un primer momento no lo entendieron, ninguno de ellos ha
dicho aquí que se equivocó al irse y que le
encantaría volver. Te puedo asegurar que si alguno
lo hubiese escrito, se hubiese publicado. Por tanto insisto,
no temas. El haber sido del Opus Dei es algo que, como el
hombre con el que conversaba Machado, siempre va a ir con
nosotros, pero podemos vivir con ello. Y además muy
bien. Mucho ánimo.
Termino con una interesante definición de nuestro
viejo amigo Pitágoras: "la felicidad consiste
en saber unir el final con el principio".
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