EVITEMOS
QUE OTROS COMETAN EL MISMO ERROR
PACO, 8 de julio de 2004
A pesar de que cuando conocí la Web hacía quince
años que había dejado de ser numerario del Opus
Dei, tras serlo durante nueve, y creía tener olvidado
y superado el asunto, ahora pienso que haber conocido el contenido
de la Web me ha hecho bien, aunque al principio lo dudaba,
pues me hizo recordar muchas cosas que tenía olvidadas
y que pensaba que era mejor no remover. Había olvidado
muchas cosas (nombres, costumbres, etc.) que durante nueve
años me fueron muy familiares. Algunas ni después
de leerlas las recuerdo, pienso que puede deberse a que algunas
de esas costumbres habían cambiado y habían
dejado de serlo. En este sentido, no recuerdo la costumbre
que se cita de dormir un día de la semana en el suelo.
Sí me suena lo de dormir sin almohada un día
a la semana. Ahora pienso que conocer la Web me ha hecho mucho
bien, pues en el fondo creía lo que a través
de los testimonios leídos parece que es bastante común
pensar en esos momentos: que la institución era perfecta
y que era yo el que había fallado. Ello creo que ha
sido determinante para que poco a poco fuese abandonando la
práctica religiosa.
Ahora creo que no fui más que uno más de los
hijos de supernumerarios víctimas de las tácticas
proselitistas de la institución, que impone a sus miembros
que "vean" la vocación de todo aquel que
estimen que les puede ser de utilidad. Igualmente creo que
cuando decidí irme no fallé sino que, gracias
a Dios, reaccioné -con cierto retraso, sin duda, y
por instinto de supervivencia- y corregí la equivocación
que cometí nueve años antes con dieciseis años
apenas cumplidos. Equivocación que fue posible, entre
otros motivos, por el desconocimiento que tenía sobre
la realidad del Opus Dei. Por esto es por lo que esta Web
es tan necesaria, porque es un instrumento utilísimo
para evitar que otros cometan el error que tantos de nosotros
cometimos: creer que Dios quería que fuésemos
del Opus Dei para darle la vuelta al mundo como un calcetín
y poner a Dios en la cumbre de todas las actividades humanas,
a pesar de que intuíamos de alguna manera que esa forma
de vivir la vida no era lo nuestro, motivo por el que, a pesar
de lo atractivo que es el ambiente creado en los centros de
la labor de S. Rafael, en el fondo pitamos por la convicción
que nos indujeron de que eso era lo que Dios nos pedía
y por nuestra generosidad en la respuesta a dicha petición
divina.
A pesar de todo lo dicho tengo que reconocer que durante ocho
de los nueve años que permanecí en el Opus Dei
fui bastante feliz, a pesar de tantas cosas absurdas y tantos
sacrificios. Creo que lo fui por la buena intención
con la que hacía todo y porque creo que darse a los
demás agrada tanto a Dios que Éste lo premia
con una humildad llena de ALEGRÍA. También es
verdad que es normal ser feliz con 16, 17, 18 ... 24 años.
Precisamente lo que me dio el penúltimo empujón
para irme fue vivir en un centro de mayores y ver que los
numerarios ancianos y no tan ancianos no son tan felices.
El último empujón me lo dio el Prelaturietor
Director de San Miguel de la Delegación que me dijo
que no podía irme, pues me unía con la Prelatura
un contrato bilateral que yo no podía rescindir unilateralmente.
La verdad es que a esas alturas estaba casi decidido a marcharme,
pero por si me quedaba alguna duda el que en tales momentos
se me hiciese sentir como una simple parte contratante carente
de libertad fue la gota que colmó el vaso y que me
hizo comenzar a hacer la maleta.
Para ser justo y hacer honor a la verdad, frente a la actitud
oficial de la Prelatura encarnada en el director de San Miguel
de la Delegación (que además de lo del contrato
bilateral me llamó Judas, traidor, etc., todo un compendio
de caridad en unos momentos en los que yo estaba hecho polvo)
tengo que reconocer y agradecer que un sacerdote (don D.)
bastante mayor del centro en el que vivía, el cual
no formaba parte del Consejo Local, me dijo que si con veinticuatro
años tenía tantas dudas lo mejor que podía
hacer era irme y empezar una nueva vida para la que tenía
un edad estupenda y que no esperara a ser mayor, como otros
muchos, para abandonar el Opus Dei. Incluso me dijo que los
cuatro últimos subdirectores de ese centro se habían
marchado del OD. Era lo que yo quería oír y
me faltó tiempo para comentarlo con el director (M.A.),
todo un pequeño gran hombre que me trató en
esos malos momentos que precedieron a mi marcha del OD con
toda la caridad y más- que le faltó al
Director de San Miguel de la Delegación. M.A. me dijo
que don D. no podía haberme dicho eso y que volviera
a hablar con él. El pobre y santo- don D. cumplió
con lo que le habían ordenado y me dijo que no me había
dicho lo que me había dicho pero de forma que yo supiera
que me había dicho lo que me había dicho.
Gracias a la página Web he vuelto a saber de algunos
a los que, al menos superficialmente, conocí, como
Fede. Conocí más a su hermano F., por lo que
me dejó disgustado y preocupado la lectura de lo escrito
por Fede acerca de su situación actual.
No quiero terminar sin animar a Lapso para que siga escribiendo
su BLUF STORY, pues
su cuarta entrega se está retrasando. Su historia me
estaba gustando mucho. Creo que, como Satur, está especialmente
dotado para la literatura.
Me gustaría saber de personas que conocí durante
mis años de pertenencia al Opus Dei y de las que no
he vuelto a saber nada. Quizás en la Web se podría
idear algo que lo hiciese posible. Pienso que podría
tomarse como modelo lo que existe en MSN para contactar con
antiguos compañeros de colegio y que llaman mipasado.com
(http://mipasado.msn.es/).
Se trataría de registrarse con algunos datos por ciudades/centros
y año/s.
Gracias a todos lo que han dado testimonio de su paso por
el Opus Dei en la Web.
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