CONTABILIDAD
APOSTÓLICA
LALA, 27 de abril de 2004
Mi historia supongo que es como la de cualquier otro/a que
ha dejado la obra. De hecho llevo tanto tiempo queriendo olvidarlo
que a veces me parece casi un sueño que pasó.
En realidad es una época pasada y de la que no me gusta
mucho hablar, entre otras cosas porque conmigo no hicieron
las cosas muy bien. Supongo que con los demas tampoco, pero
conmigo no lo hicieron especialmente bien.
Estuve casi 7 años en la obra. Ahora tengo 26 y estoy
a punto de casarme despues de casi 5 años que dejé
la obra. Estoy feliz y despues de pasar el calvario que creo
que hemos pasado todos, me he dado cuenta de que si todos
lo pasamos tan mal al dejarlo es porque pensamos que todo
es malo, que todo lo hacemos mal, (bueno eso es lo que querían
hacernos pensar) y en realidad es que todo era tabú
en la vida que llevabamos.
Hasta que aprendemos a quitarnos realmente las vendas de
los ojos y esos miedos a fantasmas que no existen es cuando
empezamos a vivir. Hemos vivido "acojonados" pensando
si habrá cielo para nosotros, si Dios nos castigará
por ello, aunque suene así de raro, creo que todos
lo hemos pensado alguna vez. Es lógico que siempre
llevemos dentro parte de esos recuerdos porque son simplemente
eso, recuerdos de una experiencia vivida. Bueno, recuerdos
y formación. Pero por tener formación de algo
no significa que lo utilicemos ni que la formación
sea correcta, así que cada uno sabrá lo qué
tiene que pillar de su formación. Lo importante es
saber asimilar esos tabus, recuerdos, poniendo siempre la
cabeza y no pasarnos toda la vida dándonos pena a nosotros
mismos de lo que fuimos o seremos.
Pité como agregada en un centro que se dedicaba especialmente
a la administración. Es decir todo lo que había
eran numerarias, las menos, y numerarias auxiliares sobre
todo. Aunque vivía en un piso de estudiantes, o residencia
llevada por la obra. Pasaron años hasta que pude ir
a un centro de agregadas y para mi suerte o desgracia yo era
una cría y en ese centro la media de edad era... en
fin creo que ninguna bajaba de los 50. A lo mejor habia alguna
de 30 y 40 y tantos pero la mayoria eran señoras con
todas las letras.
La verdad es que los años que estuve con la administración
fueron los mejores porque no me enteraba del mundo real y
mientras eso fuera asi estaba a gusto, viviendo en una nube,
en la nube de la obra. Pero ¿qué pinta una agregada
en una administración? En mi caso es algo que tendría
que aclararos otro día. Como siempre interés
de las directoras. Supongo que necesitaban que me formara
rápido para poder hacerme cargo de un piso de estudiantes
con tan solo 18 años. (La realidad vendría cuando
fui a la universidad, ahí me caí de la nube).
Eso sí, yo tenía que estar al cargo pero, para
dar la cara a los padres de las residentes siempre había
una persona mayor, que no se enteraba de la misa a la media
pero para aparentar que sus hijas estaban controladísimas
por alguien con dotes de mando, servía.
Hacía tambien mis pinitos en un club de esos clandestinos
que os comentaba la otra vez. De los que no estaban del todo
legales. Ahi fue cuando me empecé a enterar que se
contabilizaban "todas las almas", es decir, cuántas
confesiones había al mes, cuánta gente iba a
charlas, círculo...
Yo siempre he sido una defensora incondicional de la amistad,
por eso creo que tenía tantas amigas. Realmente yo
tenía amistad, no interés. A mí me daba
igual que mis amigas viniesen o no a meditaciones, convivencias,
confesiones... etc. Simplemente eran mis amigas. Y sobre esto
hubo una gota que colmó el vaso. Una cosa es que cada
uno cuente en su charla o donde tenga que hacerlo, sus planes
apostolicos etc... pero lo que me pasó no creo que
se haga habitualmente.
Nos juntaron al centro al que mas ayudaba yo, apostolicamente
hablando, que era el de la administración, porque el
de señoras... como que no. Nos reunieron para hacer
una tertulia... reunión,... no sé cómo
llamarlo, el caso es que la directora empezó con una
libreta en la mano a preguntar: a ver fulanita, ¿a
cuántas amigas vas a traer tú a la meditación
esta semana? y cuantas crees que podrán venir a tal
convivencia? y ... yo no daba credito. ¡Estábamos
hablando de nuestras amigas, de las almas de nuestras amigas
en plena tertulia!. Ellas desde luego no se qué concepto
tendrían de la amistad. Pero cuando llegó a
mí le dije que no hablaría ni daría explicaciones
a nadie, delante de todo el mundo de la vida de mis amigas
ni de la mia. Desde luego no tenía que darles explicaciones.
Ni tenía ni me apetecía. Asi que me marché.
Esa fue una de las mayores razones que me abrieron los ojos.
De cien almas ¿interesan cien? o más bien interesa
el número y no las almas?
Desde luego a otras personas no sé, a mí casi
me acosaban con mis amigas. Porque estaba en contacto con
mucha gente, para empezar por mi forma de ser, y por no vivir
en una administración, aunque me criara prácticamente
allí. asi que actualmente sigo teniendo gracias a Dios
muchas amigas.
Como digo está fue la gota que colmó el vaso,
pero no fue lo uúnico. Mi pregunta desde que salí
es si realmente les interesan las almas. La primera razón
se llamaba "pi". (digamoslo así por no utilizar
el nombre de la persona) pi, era una chica de la residencia,
del piso, con muchos problemas en su vida como para que encima
le hicieran lo que le hicieron. Una chica alegre, ordenada,
amiga de las demás y con problemas en su familia. El
caso es que estaba allí, con un montón de chicas,
como yo, y nos lo pasabamos genial con ella, creo que éramos
lo mejor que tenía en ese momento. Tenía un
"defectillo": que pasaba olímpicamente de
la obra y de la religión en general, pero ella aun
así todos los dias, por obligación, rezaba el
rosario con todas, oraciones varias, meditación semanal,
pero lo hacia porque lo tenia que hacer. El caso es que como
a las directoras les pareció que hacía mal ambiente,
cosa que no era verdad, la echaron. Y la pregunta del millón
es: ¿les importaba su alma?, no, para nada. Si les
hubiera importado no la habrían echado a la calle.
especialmente con el problemón familiar que tenia.
Yo acababa de pitar y nunca lo entendí, sobre todo
porque yo vivía con ella y fue quien me enseñó
a ordenar mi armario, entre otras cosas. Creo que le hicieron
más mal que bien a su alma. Sin embargo "pi"
a mí me hizo más bien que mal.
Desde que yo dejé la obra, que sepa lo han dejado muchisimas.
No por dejarlo yo, sino porque más o menos lo dejamos
a la vez, un poco antes o después.
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