La inocencia del Fundador.- Rocaberti
Fecha Friday, 05 January 2007
Tema 100. Aspectos sociológicos


Hola y buen Año Nuevo a todos:

Al leer el escrito sobre la "Inocencia de los directores", tuve algunas ideas que voy a comentar: 

 La raíz sobrenatural de la Obra es algo muy discutible, ya que se apoya en la palabra del fundador, quien fue un maestro en la manipulación de las mentes y en saber llevar el agua a su molino. Yo no creo que la Obra surja de una inspiración divina, sino de la mente de Monseñor; la organización tuvo la ayuda incondicional de un buen ingeniero: Álvaro del Portillo.

Hay un hecho fundamental en la historia del Opus Dei: el cambio de nombre de su presidente. José Maria Escribá era un aragonés educado en Barbastro, Logroño y Zaragoza, lugares que en la primera mitad del siglo XX no eran un París, Roma o Londres. Su mente, aunque muy despierta, no podía alcanzar demasiado ya que se desarrolló aislada de las corrientes culturales de su época. Si teneis ocasión de ver alguna de sus tertulias, observaréis una expresividad y unas formas pueblerinas, incluso chabacanas, fruto de su escasa formación inicial.

Incardinado en la diócesis de Zaragoza, sus posibilidades eran muy pocas: ocuparse de algunas parroquias sin brillo y al cabo de los años, escalar algun carguillo en la curia aragonesa, lo máximo, llegar a ser obispo. Era ambicioso y no era tonto, así que el único camino que se le abría, ya que no tenía ni dinero ni posición,  era salir de Zaragoza y trasladarse a Madrid, a donde iban todos los provincianos que querían ser algo. En la capital cambió su vida: conoció ambientes aristocráticos con dinero y distinción y olió lo que significaba el poder. Se dio cuenta de su valía, de su carisma, de su capacidad de influir y conoció las corrientes de pensamiento exitosas en la capital, tanto religiosas como laicas. Allí se dio cuenta que para ser alguien tenía que tener una organización poderosa, al igual que el gran financiero necesita poseer un banco, y fundó la Obra, supongo que con buena intención; pero el éxito que tuvo, con los años, se le subió a la cabeza, y se vio como un nuevo Moisés o un San Pablo, y aquí, la fastidió. Como un nuevo don Quijote, ya no quiso ser José María Escribá, sino que se hizo llamar con un nombre imaginario Josémaria Escrivà de Balaguer, y este detalle tan pequeño señala un camino de falsificación, de enoblecimiento fingido y de engaño, que es en lo que se ha convertido la Obra, en un engaño, que bajo apariencias de espiritualidad, lo único que busca es poder y dinero.

Fue una pena, porque si hubiera tenido un poco de corazón y no se hubiera dejado llevar por su ambición, hoy no existiría  Opuslibros, y yo estaría muy satisfecho de haber pertenecido al Opus Dei, por lo que colaboré en su desarrollo y por la ayuda recibida en los buenos y en los malos momentos, y no diría pestes de unos directores que me trataron "como a un perro sarnoso" y que después de pasar veinte años allí, entregando mi sueldo y mi vida, no tienen ni la amabilidad de felicitarte las navidades.

Yo no creo en la inocencia de los directores. Yo creo que el Opus Dei es el mejor sitio para perder la fe y la vergüenza, y que, al cabo de los años, los numerarios o se van si tienen un poco de dignidad, o se convierten en unos ateos desvergonzados al servicio del Opus Dei.

Un saludo.

Rocaberti









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