Nota de Agustina. Querida Pacífica, tu entusiasmo me ha hecho sonreír, por lo contrapuestos que son tu punto de vista y el mío. Yo estoy intoxicada de escanear y, por lo tanto, de tener que leer a la fuerza, lo que ahí se escribe. No sé si tendrán plaza para mí en la planta de psiquiatría de la Clínica Universitaria de Pamplona, aunque me temo que sería peor el remedio que la enfermedad. He alucinado con todos los capítulos, pero ha habido uno, “El cariño a nuestras familias”, que supera a todo lo que se haya escrito en el mundo a favor del maltrato a los padres y en contra del sentimiento natural, noble y hermoso, inevitble!!, hacia ellos. Lo estropea Álvaro del Portillo y “lo arregla” el fundador, diciendo lo contrario de su sucesor: “he dispuesto que mis hijos estén junto a sus padres cuando dejen la tierra”... ¿Cual de los dos miente? Los dos. Y para rematar dicen que la obra ayuda económicamente a los padres cuando lo necesitan. No hay más que ver los sencillo que son los trámites, en “Datos para el estudio de concesión de ayudas familiares”, dentro del documento interno “Glosas sobre la obra de San Miguel”.

No quiero dejar de recordar algo que atañe de manera importante a la legalidad doctrinal de las publicaciones internas del Opusdei: “Los fieles cristianos, en la formación de su conciencia, deben atender diligentemente a la sagrada y segura doctrina de la Iglesia” (Vaticano II Dignitate humane, Io. 12, 32). Ninguna de las publicaciones internas del Opus Dei han sido examinadas por un censor eclesiástico (no tienen el ‘Nihil Obstat’), son extra eclesiales puesto que la Iglesia no las conoce, su autor es desconocido y su existencia, secreta. No ofrecen ninguna garantía de que estén libres de errores doctrinales y/o morales.

Un abrazo y perdón por el desahogo. Agustina.