Querido Gonzalo:
Se ve que estás contento de tu estancia en la Obra. Fuiste un agregado con suerte que estuvo ocho años y hace ocho años desde tu salida. Yo estuve 34 años y hace 6 que lo dejé. Fuiste un agregado con suerte. El balance mio no coincide con el tuyo. Muchos detalles de mi vida los he explicado en mis series tituladas "El Buen Pastor" y "La ropa sucia se lava en casa". Ya he escrito cerca de 90 artículos. ¡Qué barbaridad! No son circunstancias de un día. Son muchas y algunas de ellas absolutamene sangrantes, como cuando me echaron de la sala de estar del centro Lima, en las proximidades del estadio Santiago Bernabeu, por hacer un comentario en la sala de estar mientras un sacerdote, don Rafael (tenía una hermana agregada que es periodista) contemplaba por televisión un partido de tenis. ¿Te parece bien? Pues al poco tiempo, volvió a repetirse el hecho. Y entonces fue el director, Chema (hoy don José María, en el vocabulario interno del Opus Dei), quien me echó, porque se chivó don Rafael (que Dios le perdone). Quedé tocado, palabra. Yo tambien doy nombres, como ves. ¿Por qué te fuiste si estabas tan a gusto?
Por tu escrito deduzco que perteneciste a alguno de los centros que existen en torno al Colegio Tajamar. El nombre de Benigno pertenece a esa zona y no es corriente. De Tajamar sí guardo un buen recuerdo. Yo pité de numerario en 1965, pero en el verano de 1966 pasé a ser agregado. Hasta que no fui al curso de estudios en Tajamar en los veranos de 1971 y 1972 no tuve la oportunidad de que me invitaran a comer a un centro de la obra. Fui a la residencia de profesores. Lo recuerdo como algo entrañable. ¿Es realmente la obra una familia? Hechos como éste lo desmienten.
En el curso de estudios de Tajamar había calor entre nosotros. Esa no era la circunstancia en el centro Recoletos, 5 donde yo me encontraba. En 1966, 1967, 1968 y 1969, me llegaban al alma todas las broncas que nos echaba Paco, el director. Y lo mismo sucedía con Oscar, al que le gustaba mucho decir que éramos "como novicias", que gastábamos bromas. Esto era insultar. Éramos un centro en el que estábamos apelotonados 80 agregados (parte de ese tiempo nos llamamos oblatos). Cuando estos días he contado lo de los chalés de numerarios y lo del coche Mercedes del Santo Marqués de Peralta he visto la realidad. ¡Qué suerte tuviste! A mi no me sucedió lo mismo.
Después he descubierto que el calor de familia no estaba en la Obra, sino fuera. Aquí en Opuslibros estoy muy a gusto. Tengo más cariño que cuando era agregado del Opus Dei. Y eso que llegué a estar 34 años. Bendita la hora en que me fui con 53 años. Le eché agallas. Ya no aguantaba más.
Nacho
