Los actos sexuales contra natura son pecado. Para Daniel.- Jose A. Botella
Fecha Wednesday, 04 August 2004
Tema 900. Sin clasificar


Querido Daniel, no es el Opus Dei el que ha definido lo que es pecado o no en este tema. Puedes consultar el catecismo de la Iglesia Católica y te aconsejo releer la Biblia (antiguo y Nuevo Testamento). Ahí encontrarás que la homosexualidad, perdón, no, el ser homosexual no es pecado, corrijo y matizo: que los actos sexuales contra natura son pecado.

Tu argumento contra la pecaminosidad de estos actos no se sostiene, simplemente porque no todo lo que nos apetece, por el simple hecho de apetecernos y aliviar una tensión fisiológica o producir satisfacción tiene por que ser bueno. Entiendo tu punto de vista pero no comparto las razones que aduces.

Pecado no es solamente aquella acción que produce un mal a otros directa o indirectamente. Existen acciones que no hacen mal al prójimo pero nos dañan a nosotros mismos. Así lo entendemos por la Escritura y la Iglesia lo enseña, aunque a veces no alcancemos a ver la razón última. Lo aceptamos o lo dejamos.

En el Nuevo Testamento encontramos también que no sólo los actos homosexuales sino el concubinato, el adulterio… son pecado. Si me acuesto con una “chati” (soltera) que me gusta y que le gusto, no dañamos al prójimo, en principio. Pero el concubinato es pecado porque nos hacemos daño mutuamente aunque lo estemos pasando “supercalifragilísticoespialidoso”. Eso es lo que nos dice el cristianismo desde el siglo I. Recuerda que Jesucristo lo puso todavía más difícil cuando matizó el adulterio de pensamiento.

Creo que si se decide ser cristiano se debe aceptar la doctrina de Jesucristo y pasar por el aro, aunque a veces no se entienda. La doctrina cristiana sobre la homosexualidad, o sobre el adulterio o concubinato no es algo inventado por la Iglesia en el siglo XXI, como he dicho antes, existe ya en el Antiguo Testamento y Jesús no les quitó importancia, como hizo en el caso de algunas “reglas” inventadas por los hombres. Querido Daniel, si no quieres imponerte esa “obligación” simplemente no la aceptes, pero deja que los que queremos seguir a Jesucristo sigamos su doctrina, no nos la cambies.

Me cansa el oír el mismo tipo de argumentos una vez y otra, como si la Iglesia se hubiera dedicado a “prohibir placeres” sólo por fastidiar. En otra parte he escrito un artículo sobre la homosexualidad desde el punto de vista biológico (soy biólogo) y creo que con interesantes conclusiones, pide mi correo a los Orejas y te lo mando.

Orejas: podéis facilitar mi e-mail a todo el que quiera contactar conmigo directamente.

Un abrazo.
Jose A. Botella







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