DIRECTORES.- Raúl López
Fecha Friday, 24 April 2009
Tema 010. Testimonios


DIRECTORES
Raúl López, 24 de abril de 2009

 

Iba a comenzar mi escrito: "una vez sedimentado el polvo de la batalla..." Sin embargo, he comprendido que aún queda mucho "polvo", aunque poca (o ninguna) "batalla".

Intento ponerme al día en muchos aspectos de mi nueva vida (como os comentaba en mi anterior escrito): retomar amistades de mi infancia y juventud (ya todos peinamos canas o no pasamos el peine); ver cine, mucho cine; leer lo que se me antoje, sin ningún cargo de conciencia; etc.

Ya he dicho que me fui con lo puesto y sin dar los buenos días. Aquél día, en la intimidad del oratorio, en la oración de la mañana, rendí cuentas al Único que tenía que hacerlo. Ante mi ausencia, me buscaron. Comprendieron la realidad cuando en mi trabajo les comunicaron que estaba excedente. Tampoco escribí la "carta", porque no es necesario y, como he dicho, lo sabía Quien tenía que saberlo...



También yo estuve en la famosa planta psiquiátrica de la Clínica Universitaria (entonces no era la cuarta, como se dice en algunos escritos) por una "gripe mental", como les gustaba decir (no existía tal problema mental, sino otro muy distinto, de difícil comprensión para quienes se enfrentan a situaciones que escapan a lo que no es una conducta gragaria), atendido por Salvador Cervera Engüix.

Dentro del Opus Dei he tenido puestos de responsabilidad (que nunca quise) allá donde me enviaban: desde vocal de consejo local, hasta director de Centro de Estudios.

Y voy al tema de hoy: directores.

Cuando estaba en el primer año del Centro de Estudios, se me encargó llevar un grupo de "amigos de Gabriel" (supernumerarios) jóvenes de una ciudad cercana que no contaba con centro y estaban adscritos al Centro de Estudios. Con diecisiete años recién cumplidos impartía círculos, recibía confidencias de personas mayores que yo (en edad y en permanencia en el Opus Dei). Estad seguros que mi verdadera intención era llevar lo mejor posible esa "carga", pero, en ocasiones, me sobrepasaba la responsabilidad. Con sinceridad, lo decía en mi charla personal y siempre recibía las mismas contestaciones: "no tengas preocupación, es el Señor quien está presente", o "tienes la necesaria formación para ello".

En el Opus Dei, los Numerari@s destinados a dirigir las labores apostólicas y a los fieles de la Prelatura tienen una amplia formación (de momento no me detengo en si es buena, menos buena o adecuada). No obstante, como en mi caso, se van tomando responsabilidades que copian el ejemplo de los directores superiores. No es de extrañar, por ello, que haya unos estereotipos nada saludables. Siempre los consejos son los mismos para todo y para todos, sin reparar que la persona que los recibe necesita de ellos o de otros más específicos. Os relataré una anécdota: en un curso de retiro para Numerarios "mayores", en una meditación sobre la fidelidad (la impartía quien en aquél momento era el Consiliario en España) comentó lo que le había llamado la atención cuando uno de los asistentes tocaba y tocaba su anillo, dándole vueltas, sacándolo e introcuciéndolo en su dedo. Curiosamente, esas palabras ya las había oído yo unos años antes en el mismo tema de meditación.

Entiendo, pues, que muchos de los directores del Opus Dei siguen una pauta predeterminada y se limitan a seguir las directrices "vox populi" y que están plasmada en los escritos de formación, como todos sabemos.

¿Cómo una Institución como el Opus Dei, después de ochenta años de existencia y el peso que supone para la Iglesia, no ha producido hombres y mujeres de categoría en filosofía, teología, etc.? Esta pregunta y esta preocupación se la trasladaba a don José Luís Múzquiz de Miguel (antes y después a otras personas), unos días antes de morir, junio de 1983. Toda su respuesta fue un gesto: brazos medio abiertos, encogimiento de hombros y leve sonrisa.

Se echa en falta en el Opus Dei una corrienta crítica (ya ha pasado la etapa fundacional) que ponga en discusión la praxis de la Prelatura. Pero, como sabemos, eso no sucederá. Alguien ha dicho (desde dentro) que sería necesaria una refundación.

Ser director en el Opus Dei conlleva una gran responsabilidad y precisa de una adecuada formación (humana y doctrinal); un  extenso conocimiento de tantos y tantos temas que circundan al hombre.

Personalmente, nunca quise ser director de nada, aunque las circunstancias fueran otras. Por ello, cuando en una enésma ocasión me negaba a las indicaciones (órdenes) de los directores, la salida era siempre la misma (como sucedía y sucederá a todos aquellos que "caen en desgracia"): trotar mundos (que me llevaron a Canadá, Francia, EEUU y muchos más). ¡Cuántos he conocido con cargos de importancia que ahora están desahuciados! Desahuciados cuando en otra Institución serían eméritos: recuerdo a Rafael Calvo Serer, Florencio Sanchez-Bella, Rafael Magán Terreros, Cormac Burke; Juan Manuel Martín Regalado, los nombrados en esta web: Fisac, Petit, etc.

Termino. Os prometo, para más adelante: "¿Qué vio san Josemaría". "La planta psiquiátrica para Numerari@s". Numerari@s, frustrados profesionales, disminuídos cognitivos". "Analfabetos emocionales".

Un abrazo para todos

Raúl







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